POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
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Un espectáculo taurino durante el siglo XIX, y como consecuencia de acontecimientos que provienen del XVIII, concentraba valores del siguiente jaez:
-Lidia de toros «a muerte», como estructura básica, convencional o tradicional que pervivió a pesar del rompimiento con el esquema netamente español, luego de la independencia.
-Montes parnasos,[1] cucañas, coleadero, jaripeos, mojigangas, toros embolados, globos aerostáticos, fuegos artificiales, representaciones teatrales,[2] hombres montados en zancos, mujeres toreras. Agregado de animales como: liebres, cerdos, perros, burros y hasta la pelea de toros con osos y tigres. Benjamín Flores Hernández nos ofrece un rico panorama al respecto:
-Lidia de toros en el Coliseo de México, desde 1762
-lidias en el matadero;
-toros que se jugaron en el palenque de gallos;
-correr astados en algunos teatros;
-junto a las comedias de santos, peleas de gallos y corridas de novillos;
-ningún elenco se consideraba completo mientras no contara con un «loco»;
-otros personajes de la brega -estos sí, a los que parece, exclusivos dela Nueva Españao cuando menos de América- eran los lazadores;
-cuadrillas de mujeres toreras;
-picar montado en un burro;
-picar a un toro montado en otro toro;
-toros embolados;
-banderillas sui géneris. Por ejemplo, hacia 1815 y con motivo de la restauración del Deseado Fernando VII al trono español anunciaba el cartel que «…al quinto toro se pondrán dos mesas de merienda al medio de la plaza, para que sentados a ellas los toreros, banderilleen a un toro embolado»;
-locos y maromeros;
-asaetamiento de las reses, acoso y muerte por parte de una jauría de perros de presa;
-dominguejos (figuras de tamaño natural que puestas ex profeso en la plaza eran embestidas por el toro. Las dichas figuras recuperaban su posición original gracias al plomo o algún otro material pesado fijo en la base y que permitía el continuo balanceo);
-en los intermedios de las lidias de los toros se ofrecían regatas o, cuando menos, paseos de embarcaciones;
-diversión, no muy frecuente aunque sí muy regocijante, era la de soltar al ruedo varios cerdos que debían ser lazados por ciegos;
-la continua relación de lidia de toros en plazas de gallos;
-galgos perseguidores que podrían dar caza a algunas veloces liebres que previamente se habían soltado por el ruedo;
-persecuciones de venados acosados por perros sabuesos;
-globos aerostáticos;
-luces de artificio;
-monte carnaval, monte parnaso o pirámide;
-la cucaña, largo palo ensebado en cuyo extremo se ponía un importante premio que se llevaba quien pudiese llegar a él.
CONTINUARÁ
[2] Armando de María y Campos. Los toros en México en el siglo XIX, 1810-1863. Reportazgo retrospectivo de exploración y aventura. México, Acción moderna mercantil, S.A., 1938. 112 p. ils. Dicho libro está plagado de referencias y podemos ver ejemplos como los siguientes:
–Los hombres gordos de Europa;
-Los polvos de la madre Celestina;
-La Tarasca;
-El laberinto mexicano;
-El macetón variado;
-Los juegos de Sansón;
-Las Carreras de Grecia (sic);
-Sargento Marcos Bomba, todas ellas mojigangas.