REVELANDO IMÁGENES TAURINAS MEXICANAS. REVELADO Nº 22.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE

    Hermosa composición a la que parece no faltarle nada, aún incluso llevando como telón de fondo el emblema de la bandera nacional. Hay equilibrio en sus líneas, hay armonía en el propósito que persiguen todos y cada uno de los que ahí están reunidos, para perpetuarse en una imagen, sujeta de los viejos cánones del principio de la fotografía. Además, en ella aparecen personajes con nombre y apellido, a saber:

Picadores: Ramón Frontana, Luis Martínez, Cenobio Esparza y Arturo Frontana. Al centro: Manuel Rodríguez, Luis Frontana, José Ávila, Refugio Pérez, Macario Castelán, Mariano Rivera y Crescencio Torres. En la fila delantera: Manuel Martínez Feria, como director; Pedro López, Carlos Lombardini y Eduardo Margueli, comparecen como matadores.

Col. del autor.

   Se trata de la “Cuadrilla Juvenil Mexicana”, renovada presentación de las que fueron “Compañías de gladiadores” durante buena parte del siglo XIX para luego, al iniciar el XX, destacar la que encabezaba Saturnino Frutos “Ojitos” y de la que salió para darle lustre a la tauromaquia nacional, el célebre Rodolfo Gaona.

Cuadrilla juvenil mexicana, dirigida por Saturnino Frutos “Ojitos”. Entre los más destacados alumnos, Rodolfo Gaona sería la pieza más acabada, heredero de las formas técnicas impuestas por Salvador Sánchez “Frascuelo” y las de carácter refinado que legó Rafael Molina “Lagartijo”. Al centro mírase al maestro “Ojitos”, y de izquierda a derecha aparecen Manuel Rodríguez, Blas Hernández, Antonio Conde, Rodolfo Gaona, Eustolio Martínez, Antonio Rivera, Pascual Bueno, Daniel Morán, Prócoro Rodríguez, Rosendo Trejo y Fidel Díaz. Fotografía dela Galería Taurinade don Celerino Velásquez.

Fuente: La Lidia. Revista gráfica taurina, Nº 53, del 6 de noviembre de 1943. Col. del autor.

    La primera de las imágenes fue registrada en 1909. La segunda, debe haber sido tomada más o menos en 1906. En ambas, se adopta la influencia española en toda su dimensión. Una presencia como la de Saturnino Frutos, torero y banderillero que supo de las andanzas y picardías de la última etapa del toreo a la mexicana a finales del siglo XIX. O la de Martínez Feria, que ya junto a Margueli y su cuadrilla se presentaban en diversos ruedos desde 1908, como nos lo dice una nota en El Popular del 7 de julio de 1908:

La novillada próxima. Presentación de la cuadrilla juvenil Margeli-Feria.

   En grandes cartelones, fijados en los sitios de costumbre, se anuncia para el próximo domingo 12, la presentación de la notable Cuadrilla Juvenil de que son empresarios los señores Margeli y Martínez, y en la que figuran los matadores Lombardini y Pedro López, y de los cuales se cuentan infinidad de proezas.

   La empresa que explota hoy el coso de El Toreo, ha firmado escritura, por cuatro corridas, habiendo escogido toros de casta para todas ellas, siendo de Atenco los de la primera, que como decimos se verificará el próximo domingo.

   Ya en esos primeros años del XX, hace poco más de un siglo, Frutos, Feria, pero también Ramón López o Diego Prieto, estaban más que convencidos de que en nuestro país existían condiciones para poner en marcha un buen caldo de cultivo que aceleraría el principio de la puesta en escena para materializar el toreo de a pie, a la usanza española en versión moderna. Esos tiempos en los que si bien Arcadio Ramírez “Reverte Mexicano” o Alfredo Zayas “Zayitas” hacían su mejor esfuerzo, pero sin remontar las expectativas planteadas, sería Rodolfo Gaona el que se posicionaría en lugar de privilegio, hasta lograr una de las más caras condiciones: trascender y universalizar el toreo. Tal es una apreciación hecha a tiempo y en perspectiva por el recordado José Alameda, considerando para ello todas las condiciones que debían reunirse en un auténtico frente de guerra donde luchaban personajes como José Gómez Ortega, Juan Belmonte, Rafael Gómez Ortega, Rafael González, Ricardo Torres, Castor Jaureguibeitia, Vicente Pastor, Juan Silveti, Vicente Segura y otra pléyade de diestros más extranjeros que nacionales. Pero con Rodolfo bastaba para convertir todos esos propósitos en una realidad tangible. A su lado, marcharían otros personajes claves como Pedro López y Carlos Lombardini, aunque sin correr con la suerte del leonés.

   En justa como obligada recuperación de la memoria, estos nombres vuelven a ser aliento para recuperar a quienes se convirtieron en “héroes” e “ídolos” hace un siglo cabal.

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