POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE
D. Amadeo Riva Castañeda:
Me parece que, para terminar dignamente esta serie de 10 pequeños capítulos dedicados a la presencia infantil en las corridas de toros, nada mejor que incluir la experiencia vivida por la Lic. Mary Carmen Chávez Rivadeneyra, ella es socióloga, madre de dos niños en cuya educación ha sido cultivada la cultura taurina como una manifestación que se extiende para ampliar los conocimientos que pueden inculcarse, sin afán de deformar la conciencia habida en un niño que se encuentra en proceso de formación con vistas a prepararse para la vida. Si la manera en que sucede este proceso se lleva a cabo en términos normales, me parece que cualquier niño puede asimilar entre muchas otras cosas, una serie de vivencias como la muy particular de entender lo que significan las corridas de toros. Por eso, cuanto afirman los que se oponen a este espectáculo es que se inclinan por los casos específicos, es lo que puede llegar a sus oídos en forma de una experiencia mal vista o mal interpretada. Muchos de nosotros fuimos de la mano de nuestros padres, tocaba a ellos infundirnos ese legado que luego, se sometía a la decisión personal de aceptar o no un gusto ajeno, porque era el que nuestros padres nos heredaban, convertido en la posibilidad de que por esa aceptación plena y consciente, pudiésemos ser nosotros, ya niños o adultos, los continuadores de esa representación y así, sucesivamente con el propósito de transmitirlo a las siguientes generaciones. Me parece que lo dicho hace más de 160 años por la Marquesa Calderón de la Barca, esposa del primer embajador español que tuvo México, y cuyo paso por este país se refleja en sus “Cartas…”, es la mejor forma de entender qué significa enfrentarse a este tipo de situaciones. Ella decía, palabras más, palabras menos:
Los toros, son como el pulque. Al principio les tuerce uno el gesto… Después les toma uno el gusto.
Pues bien, y agradeciendo desde aquí un texto especialmente escrito por mi amiga Mary Carmen Chávez Rivadeneyra, doy por terminada mi revisión al respecto de este tema, por demás curioso y alucinante en espera, D. Amadeo Riva Castañeda, que este trabajo deje ver con la mayor claridad posible un hecho en el que queda demostrada la posibilidad natural y espontánea del acercamiento entre la tauromaquia y los niños.
¿Estadio o Plaza de Toros?
Después de una visita escolar al Polyforum Cultural Siqueiros en la ciudad de México, un grupo de niños a bordo del autobús del colegio, pasaron por fuera de la plaza de toros. Frente a la enorme arquitectura que miraban, un chico se levantó del asiento y preguntó: ¿qué estadio de fútbol es ese? otros más cuestionaron con asombro lo mismo. Un alumno dijo entre sí, “pero que Villamelones”, tomó la palabra antes que la maestra, y contestó a todos: ¡Es la Monumental Plaza de Toros México, inaugurada el 5 de febrero de 1946, aquí torearon por primera vez, Manuel Rodríguez “Manolete”, Luis Procuna y Luis Castro “El Soldado”, con toros de la ganadería de San Mateo!
Todo el autobús y hasta el chofer se quedaron sorprendidos. Obviamente la referencia inmediata es que ese niño pertenece a una educación profundamente taurina, como dato curioso era el único que sabía la referencia de la plaza en un grupo de 32 alumnos.
Hoy en día, llegan a oídos de niños y jóvenes palabras terroristas en contra de las corridas de toros, no solo en algunos hogares, también por parte de varios medios de comunicación o grupos de taurófobos, lo que genera un mar de confusiones y una distancia infinita respecto al profundo y verdadero significado de lo que es el arte del toreo.
Falta enseñar a las nuevas generaciones la amplia gama de riqueza en cuanto a las tradiciones que ofrece la Ciudad de México, en este caso específico, el hecho de ir a los toros y conocer por cultura general un coso, y más aún teniendo la Monumental Plaza de Toros México la más grande del mundo en el Distrito Federal. Situación que en otras épocas los niños sabían lo que era el toreo incluso se podía salir a jugar en las calles a torear.

Aquí su vivencia en un salón de clases.
La tauromaquia es precisamente un espectáculo que se enseña paso a paso y para contrarrestar la desinformación taurina es necesario educar. La afición a los toros se aprende principalmente en casa, por parte de la familia de tradición taurina, y lógicamente asistiendo a las plazas, pero si no se tuvo esa suerte, y por el contrario se es totalmente ajeno al espectáculo, como se puede también serlo en otras ramas del arte o el deporte, es entonces momento de informar a los niños, y tratar de explicar un poco lo que es la fiesta de los toros en el sitio en donde nos encontremos.

Su explicación consistió, entre otras cosas, en detallar los diversos elementos que se hacen presentes en una corrida de toros.
Para este fin, es necesario preparar una conferencia y llevar al colegio, el video de cómo nace un toro, cómo se cría, crece y llega a la plaza, siendo parte de la vasta ecología que vive en el campo, que es finalmente su casa, en todo su enorme entorno con olor a hierba a la que se llama ganadería. Sitio de cuidados especiales para el ciclo de vida de los toros donde habitan y pastan a diario estos mitológicos animales que son toda una herencia transcultural asentada en México.
Para llegar a hablar de esto y más, hay que conseguir todos los objetos de torear que usan los toreros, capote, banderillas, palillo, muleta, ayudado, traje de luces, montera, zapatillas, carteles, divisas, pitones originales para que los niños puedan sentir el peso natural de la cornamenta, alimento para toros de lidia, y cuantos objetos se tengan a la mano; también un disco DVD con pasodoble, o flamenco como música de fondo.
Con todo el material, me presento en un salón de audiovisual y explico a los chicos la importancia del ganado bravo, platico un poco lo que es un traje de luces, pasan a tocarlo, incluso algunos se ponen la montera y algunas partes de terno; preguntan, se inquietan y comienzan a abrir los ojos cada vez más grandes ante los llamativos colores de los llamados avíos o trastos de torear, lo mismo ocurre ante los toros que ven en el video y llegan a la plaza a la edad adulta hechos grandes ejemplares de lidia.
Jugamos un poco con el lenguaje, que por cierto les causa gracia; les muestro los vuelos del capote el nombre de los pases, que inventaron los toreros a lo largo del tiempo, por ejemplo, si nunca escucharon en su vida el nombre de Manolete y las “manoletinas”, o de Manuel Jiménez “Chicuelo” y las “chicuelinas”, en esa cálida mañana lo oyeron por primera, vez y quizá jamás lo olvidarán.

Sin ningún tipo de prejuicios, fue desvelando “secretos” de la tauromaquia, ante un auditorio infantil, respetuoso y atento.
Llevar educación taurina a un salón de clases no es faena fácil, en primera instancia se tiene que tener el espacio y una vez obtenido gracias a la apertura ideológica de un colegio, los niños se acercan a mundos diferentes que incluso les atrae y quieren conocer más, o simplemente verlo como un tema más y expresar su rechazo, como más de alguno lo plasmó en su dibujo: “No a las corridas de toros”.
El reto para los niños interesados en el tema, es cómo aproximarse a la Fiesta, llegar por la tarde a sus casas, proponerlo a su familia, comentar a sus padres lo que aprendieron en el colegio y el deseo de ir a la plaza simplemente por conocerla; pueden incluso sorprenderse ante la propuesta los propios adultos, también puede resultar sui generis que en esta época un niño les platique de toros. Al mismo tiempo pueden decirles en casa un rotundo no, a ese espectáculo no iremos.
Como mencioné antes, después de la plática les pido que dibujen algo entorno a lo que escucharon, qué opinan, qué les dejó la experiencia de lo que aprendieron en una mañana de verano en el Colegio Madrid.
Como es normal, hay división de opiniones, pero ¿por qué matan al toro? ¿Por qué hay sangre y muerte para el toro? Aunque no les muestre faenas completas y me enfoque más a la vida del burel en el campo y el arte que el torero logra junto al astado, ellos ya lo saben, los toreros son “Matadores de toros”.
A unos les gusta mucho el tema por novedoso, y como es una introducción a la vida del toro los atrapan las imágenes, a otros les impresiona simplemente la temática. Una alumna se salió del salón en el momento en que en el video se ve como los ganaderos y caporales marcan el herraje de un becerro en la ganadería, poniéndole el número y el símbolo de la casa a la que pertenece; la chica ya no regresó a la sala, perdió toda la conferencia.
Lo más motivante de trabajar con niños y adolescentes es su apertura ante lo nuevo, como se sientan y se mueven en sus sillas, su inquietud crece, me gusta ver sus caras llenas de sorpresa; también algunos quieren ver un toro o varios ejemplares en vivo, un torero vestido de luces, o vivir la plaza un domingo soleado.
Este tipo de experiencias gratifican mucho, más aún, cuando un chiquillo se acercó y me dijo: maestra, ¿usted me puede llevar a la Plaza de Toros México el próximo domingo?
Mary Carmen Chávez Rivadeneyra
Nota: Las fotografías fueron proporcionadas por la Lic. Mary Carmen Chávez Rivadeneyra.