POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
Regresa por aquí, con nuevas notas el cronista exclusivo de esta casa, don Antonio de Robles quien deja apuntes de lo apreciado durante 1701 en su Diario de Sucesos Notables:
-Fiesta en Santiago Tlatelolco. Asistió el virrey (16 de enero).
-Pregón de luto por el rey Carlos II (16 de marzo).
-Tarasca nueva de siete cabezas que anduvo dentro de la Catedral (26 de mayo).
-Auto en el Santo Oficio (22 de julio).
-Toros por el virreinato del señor arzobispo en la plazuela de San Diego (13-15 de diciembre).
Ahora bien, ese mismo año sucedieron otras tantas celebraciones, de las que comparto con ustedes sus diversos títulos y contenidoses. Por ejemplo, es hora de atender los esquemas poéticos como el de los Vuelos de la Imperial Águila Tezcucana, 1701, (…) descríbelos, con una pluma de la sobredicha Águila de su patrio nido, José de Isla:
Jura de D. Felipe V, en Texcoco, 1701.
(Del Cortejo y el Tocotín)
En un Melado bruto, en encarnada
silla de fondo carmesí lucido,
con hebillaje y clavazón dorada,
jaez amarillo y encarnado unido,
Juan de Vergara lleva en agraciada
color roja los cabos del vestido,
a que la plata dio bordadas haldas,
y el cintillo y la joya de esmeraldas…
Francisco de Bañuelos, una Aurora
por joya lleva, de oro en esplendores;
filigrana el cintillo le labora,
y en blanco, negros cabos superiores;
una trenza Morisca le mejora
a la Jineta silla las labores;
aderezos que viste su cuidado
a un veloz Alazán, bruto Tostado.
Juan Pérez, de diamantes una Rosa
por joya de su pecho va luciendo,
con el cintillo igual; tela costosa
cabos de encaje blanco guarneciendo;
de plata sobre azul, silla vistosa,
brida, luz Milanesa repartiendo;
y da de movimiento a un Moro bello
morisca trenza, que le adorna el cuello…[1]
La anterior expresión de octavas nos lleva de seguro a un juego de cañas o al alanceamiento de toros, o a la danza de moros y cristianos, que es un producto de la época medieval. Su origen puede precisarse, temporal y geográficamente, alrededor del siglo XII en alguna parte del oriente de España, posiblemente Aragón, ya libre de la dominación sarracena. El combate fingido, antecedente formal de la danza de moros y cristianos, es uno de los temas más antiguos de la historia de la danza en Occidente. Y por tanto, la danza de moros y cristianos fue seleccionada como parte de la cultura de la conquista. No lo fue por ser anónima ni por típica, sino porque desempeñaba un papel en el proceso de la conquista.
Pero –aun sin ditirambos-, resultan deleitosos, y miliunanochescos en su pueblerino teatro “Imperial”, sus gallardos jinetes, rigiendo sus “melados” o “alazanes”, con sus galas verdes y oro o plata y azul, fúlgidas de diamantes o esmeraldas.
Del mismo autor y del mismo año
El Alférez Real.
El Pegaso corrido
vuele veloz, pues queda deslucido
y su color nevado
de más cándida piel se ve burlado,
cuando Alpe se previene
aquél en que el Real Alférez viene:
¿con qué brío, qué gala, qué donaire
huella ligero, no la tierra, el aire!
A la Brida ensillado
de verde tela está, clavo pasado,
de oro a flores lucida
y de los mismos fluecos guarnecida;
a que le dio el cuidado
freno, estribera, hebillas de oro ahumado
jaez sobre espumilla
pajiza, verdes flores de bandilla;
y en la frente a los vientos arboladas,
un penacho de plumas encarnadas…
…de teletón vestido,
por de color de Príncipe escogido,
costosamente brilla
a la Española gala de golilla
que sobrepone hermosa
realzada de Milán franja curiosa,
a que dio peregrina
la hechura de fino oro y plata fina.
Al desgaire la capa
al brazo asida, casi nada tapa,
y en nevado decoro
los cabos le releva plata y oro.
Es la joya una Rosa
y de diamantes Flor de Lis costosa,
que sobre el noble pecho pone ufano
el signo de Filipo soberano;
y el cintillo no escaso
de esmeraldas ajusta con un lazo,
que da al sombrero francos
vuelos al aire, con penachos blancos…
…doradas las espuelas
son, del nevado Mar, no remos, velas;
y un espadín aseado
sobre plata también lleva dorado;
y en Armas de Castilla y de León muestra,
cogido el Real Pendón con mano diestra…[2]
El Pegaso (el caballo blanco)[3] del Alférez, se compara a un Alpe (a un picacho nevado), y luego (por su color, y la agitación, y las espumas con que tascaría el freno) a un nevado Mar… Y notar la rima de escaso y lazo… –la narración de la Jura, culmina con las salvas y regocijos, en que hay buenos rasgos:
El Alférez Real fauces desata
en monedas que son lenguas de plata…
De 1701 son las siguientes publicaciones:
1701. Montoya y Cárdenas, Ambrosio Francisco: Diseño festivo del amor. Obstentativa muestra de la lealtad, acclamacion alegre Con que la muy noble, Augufta Imperial Ciudad de la Puebla de los Ángeles en el dia diez de Abril del año de 1701. Juro por fu Rey, y Señor natural al Invinctiffimo Señor D. Phelipe V. de efte nombre, Monarcha Supremo de dos Mundos. Que efcrivia D. (…) Clérigo Presbytero defte Obifpado de la Puebla. Impresso: En la Puebla, poa (sic) los Herederos del Capitan Juan de Villa Real, en el Portal de las flores.[4]
1701. Amescua (Miguel de): RAMILLETE Compuefto de las mas hermofas fragantes flores, que en varias y diverfas eftaciones de tiempos llevó la antigüedad en fus mas floridos Heroes, Y EN NVESTRO TIEMPO En el Parayfo de Efpaña, y en los huertos de las Indias fe juntaron EN LAS ROSAS DE CASTILLA, Y FLORES DE LIS, QUE FORMAN La Amenifsima Persona, y Floridifsima Mageftad del Fuavifsimo Señor Rey de Europa, y Emperador de la America D. PHILIPO QUINTO, (QUE DIOS GUARDE) A quien con Real aparato y fumptuosa pompa el Lunes 25 de Iulio de efte año de 1701, aclamó por Rey en nombre de todo efte Reyno, Don Ivan Baptista Pandvro nuevamente electo por Alferes Real, con assistencia de la Real Audiencia, y Cavildos Ecclefiaftico, y Secular. Y autorifado del muy illuftre Señor DOR. DON ALONSO DE CEVALLOS Y VILLAFUTIERRE del Orden de Alcantara del Confejo de fu Mageftad, Fifcal que fue del Tribunal del Santo Oficio de la Inquifision de la Nueva Efpaña, Governador actual defte Reyno de la Nueva Galicia, y Prefidente de la Real Audiencia que en él refide. Sacada a Luz Por el Capitán DON MIGUEL DE AMESQUA Tehforero de la Santa Cruzada, quien por fi, y en nombre de etta Ciudad de Guadalaxara la dedica, y confagra como á fu dueño, y Señor A la Sacra Catholica, y Real Mageftad del Rey nueftro Señor. Con licencia: en México por los Herederos de la Viuda de Francifco Rodríguez Lupercio, en la puente de Palacio. Año de 1701.[5]
1701. MENDIETA REBOLLO (Gabriel): SVMPTUSO, Festivo Real Aparato, en que explica su lealtad la fiempre Noble, Illuftre Imperial, y Regia Ciudad de México, Metropoli de la America y Corte de fu Nueva-Efpaña. En la Aclamación del Mvy Alto, Mvy Poderoso, Mvy Soberano Principe. D. PHELIPE V su catholico dveño. Rey de las Españas. Emperador de las Indias (que Dios Guarde, quanto la Criftiandad ha menefter) Execvtada Lunes quatro de abril del año de 1701. Por D. Migvel de Cvevas Davalos y Lvna, Alferez Mayor en Turno Annual de México; Assistida de Sv Real Audiencia, y Tribunales. Auytorizada por el Exmo. Sr. D. Joseph Sarmiento Valladares, Cavallero del Orden de Santiago, Conde de Moctezuma y de Tula, Visconde de Ylucan, Señor de Monte-Rozano de la Pefa, Alguacil Mayor, propietario de la Inquificion Mexicana, Virrey, Governador, y Capitan General de la Nueva-Efpaña, y Prefidente de fu Real Audiencia. Escriviala Don Gabriel de Mendieta, Revollo, Hijo de efta Imperial Ciudad de México, y Efcrivano Mayor de fu Ayuntamiento. Impreso, en México, en la imprenta de Juan Joseph Guillena Carrafvofo. Año de 1701.[6] Citado en: ROMERO DE TERREROS, Manuel (C. De las Reales Academias Española, de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando).[7]
1701. Festivo y Real Aparato, conque explicó su lealtad, la muy Noble e Ilustre Ciudad de Pátzcuaro, Provincia de Michoacán, en la aclamación de la Católica Majestad de Felipe V, Rey de las Españas y de las Indias, que Dios guarde, como la Cristiandad ha menester, ejecutada el jueves 5 de mayo de 1701, por el Regidor, Don Antonio de Cabrera que hizo el oficio de Alférez Mayor, por Superior Secreto del Real Acuerdo, que dio la facultad al Ilustre Cabildo de esta Ciudad en caso de legítimo impedimento del Alférez Mayor de esta Ciudad que lo es Don Miguel de Peredo, Caballero de Orden de Calatrava. En Archivo General de Indias (Sevilla, España). Sección Audiencia de México, legajo 1116, Índice de cédulas que se hallan en los libros de Cámara de 1670 a 1719, folio 376.[8]
1701. Noticia de la Real acclamacion, que debió hazer, é hizo la muy noble, y muy leal Ciudad de los Ángeles en la Jura de la Cesarea, y Cathólica Magestad del Señor D. Philipo V. Rey de ambas Españas.[9]
Relación de las fiestas con que la ciudad del puerto de la Veracruz aclamó por su rey al señor don Felipe V, Puebla, 1701, y cuya fecha es tenida por lo menos hasta hoy, como la más antigua de las que corresponden a obras históricas veracruzanas, impresas en su tiempo. Aunque este documento no se ha podido localizar, JOAQUÍN DÍAZ MERCADO cita en su Bibliografía del Estado de Veracruz, México, 1937, p. 319, la referencia que, a su vez, hace de aquella obra ANTONIO RODRÍGUEZ DE LEÓN PINELO en su epítome, T. II, Col. 857, con el nombre de Carta de la Veracruz, en que se contienen las fiestas, i aclamación del Rei N. S., Don Felipe V, debiendo advertirse que en este último dato se asienta como fecha de publicación la de 1601, la cual se supone equivocada ya que el rey Felipe V ascendió al trono en el año de 1700.[10]
Reales preceptos ejecutados en Acreditadas observaciones de afectos, con que la muy Noble, Insigne, y Leal Ciudad de Tlaxcala manifestó desempeñó, assí en los sentimientos por la falta de nuestro Rey, y Señor DON CARLOS SEGUNDO de gloriosa memoria, como en el crecido júbilo a la Jura de la católica Magestad de nuestro Rey, y Señor DON PHELIPPE QUINTO, Que Dios guarde. Celebrada El Primero día de Mayo de este año de 1701. al cuydadoso desvelo del Capitán y Sargento mayor D. MARTÍN DE HERRERA Y SOTO MAYOR. Gobernador y Theniente de Capitán General de dicha Ciudad y Provincia por su Magestad A quien El capitán ANTONIO CARLOS DE CASTAÑEDA, originario de ella D.C.O. Impreso: En la Puebla en la Imprenta de los Herederos de el Capitán Juan de Villa-Real, en el Portal de las Flores.[11]
Noticia de la Real acclamación, que debió hazer e hizo la muy noble y muy leal Ciudad de los Angeles en la Jura de la Cesarea y Catholica Magestad del Señor D. Philipo V, Rey de ambas Españas, el día nuebe y diez de Abril de este año de 1701, siendo Alférez Mayor el Señor D. Bartolomé Antonio Joseph Ortíz de Casqueta, Cavallero del Orden de Santiago, Marqués de Altamira [13 hojas sin foliar y adornos tipográficos]. Texto publicado por José Toribio Medina en Adiciones a la Imprenta de la Puebla de los Ángeles, 1640-1821, Santiago de Chile, 1908, t. III, pp. 91-97 [Reprint series of J. T. Medina’s bibliographical works, Amsterdam, 1965].[12]
Puebla de los Ángeles
«Quejosa y con razón quedara nuestra república si la región del olvido sepultara la Real acclamación que hizo el año de 1701 ala Cathólica y Cesarea Magestad de N. Señor Philipo V (que Dios guarde) pues haviendo recevido la Cédula de su Magestad de la Señora Reyna y Governadores, combocó el Sr. D. Juan Joseph de Veytia Linaje, Caballero del Orden de Santiago, Contador mayor del Tribunal y Real Audiencia de quentas de esta Nueva España a los Regidores desta Ciudad que juntos el día veinte y siete de Marzo en la capitular sala de la Real Cédula se le hizo notoria al Señor D. Bartholomé Antonio Joseph Ortíz de Casqueta, Cavallero del Orden de Santiago, Marqués de Altamira, Alférez mayor de esta Ciudad, a cuyo exercicio pertenece privativamente la función, [y] respondió estaba promta a hazer luego función tan grave sin admitir, como no admitió, la ayuda de costa que le ofrecía la Ciudad.
Y designó Comissarios del mismo concurso de sus Capitulares. Fueron los primeros los dos Alcaldes Ordinarios, General D. García Fernández de Córdova Coronel y Benavides, Cavallero del Orden de Calatraba, el Dr. D. Diego de la Veguilla Chávez y Sandoval, Abogado de la Real Audiencia de México y dos Regidores, que lo fueron, D. Miguel Vázquez Mellado y D. Joseph de Urosa y Bárcena, a cuya diligencia se encomendó el combite de los Cavalleros no dexando la providencia desta Ciudad de nombrar otros dos Comissarios del cuerpo del mismo Cavildo, que lo fueron los Regidores D. Domingo de Ladeheza Verástegui y D. Antonio de Ribas y Servantes para que su cuydado desfogase el efecto que se precia tener a su Señor y Rey esta muy leal Ciudad en las imbenciones de fuegos.
En consecución de lo dispuesto el día siete de Abril los dos Alcaldes Ordinarios, y los dos Regidores Diputados salieron por las calles acostumbradas, y al son de tímpanos, atambores, clarines y demás músicos instrumentos que se acostumbran en pregones Reales, notificaron en todas las esquinas el que el día nuebe y diez de Abril adornasen las calles con tapices y banderolas, y entrambas noches ocupassen las calles con luminarias y ensendiessen hachas en los balcones.
Amaneció más temprano que nunca el día Sábado, porque aun antes que saliesse la Aurora ya havía dispertado a sus vezinos con la diversidad de acordes instrumentos que se oían con agradable concorde disonancia por todas las calles y azoteas. Entróse el Sol por la casa del Señor Marqués, que estuvo abierta desde antes del Alva, dando franca entrada todos estos tres días a diversidad de personas que venían a mirar y admirar lo bien compuesto de sus piezas. Túvose por milagro que el Sol no se parara a ver lo bien compuesto que estaba la casa por defuera con los gallardetes y banderolas, tapices y colgaduras, que llenaron sus azoteas, puertas y balcones; mas juzgó la discreción que el haver proseguido en su carrera la luz fue por entrarse en las salas del Señor Marqués pues siendo tantas las piezas que componen aquella gran casa, que es de las mayores que tiene esta Ciudad entre sus primorosos edificios, estaban todas ricamente aderesadas con tapices y colgaduras, sin que desde la escalera hasta la última sala diessen las telas ricas que encubrían las paredes lugar a otra cosa que a la admiración que ponderava las colgaduras, que alabava las finas alfombras que se estendieron por los corredores y por las salas y las piezas pendían llenas de cera de Venecia, tan costosa como inucitada. Mas donde se parara el Sol y se espantó la curiosidad fue en la principal sala, no por la espejería que como a todas las demás le adornaba, sino porque en ella estaba colocado el sitial de damasco carmesí con fluecos de oro fino levantado tres gradas en alto a quien le servía de alfombra una colgadura del riquíssimo brocato de oro y terciopelo, que fue presea estimada de nuestro Señor Philipo IIII (que Dios aya). En el medio del trono estaba una silla de tercipelo carmesí con clavos y remates de oro fino, superior a ésta el Retrato a el vivo de nuestro Philipo V (que Dios guarde) a su lado siniestro el Pendón Real con que esta muy noble Ciudad hizo las acclamaciones y juras del Señor Emperador Carlos V y demás Reyes succesores.
Llegó el feliz día que debe señalar con piedra blanca la Puebla, en sus azoteas y balcones, ventanas y portales, tablados y lonjas, no se encontraba aun muy temprano lugar, aunque a fuerza de reales lo quisiesse contrastar el interés, pues aun el largo espacio de la plaza (que es ancha y hermosa), le ocupó de tal suerte la plebe que ni el rigor de los ministros pudo desalojarlos de sus puestos, en cuyo medio se levantó un tablado de cinco baras en alto, diez de longitud y de latitud ocho, con gradas hermosas y barandas todas de oro y azul retocadas, superior a este otro en segundo asenso de bara de alto y dos de ancho, en cuyo medio se obstentaba un sitial magestuoso carmesí con fluecos de oro fino en él colgada la efigie de nuestro Señor Philipo V debajo de cortina, cuyo pavimento desde lo inferior del tablado hasta el asiento del trono se advertía alfombrado con coladuras de seda quanto pudo buscar la curiosidad y exagerar la estimación. En el superior asiento a los lados del trono magestuoso se encontraban veinte y cuatro sillas de fondo carmesí y clavasón dorada. Y quando divertida la multitud en ponderar con sus confusos rumores tanta Magestad, magnificencia tanta, les llevaron los ojos y las atenciones las compañías de el vatallón que empezaron a entrar con tanta diversidad de galas, con tanta hermosura de plumas, con tanta variedad de colores, que tendidas en la plaza, juzgó el menos advertido que o havía ídose en espíritu a los Pensiles de Chipre, o se havían pasado a la plaza de la Puebla las hermosuras de los Eliseos campos, y con razón, porque en una multitud de más de seiscientos hombres que entraron de marcha, ni huvo gala que no fuesse rica, ni persona que no fuera bizarra. Alabando estaban lo galante de la soldadesca y lleno de las compañías, quando las chirimías y tambores, tímpanos y clarines, dulzaynas y otros instrumentos dieron a entender que ya salían de Palacio, para ir por el Real Pendón, los Cavalleros y la muy noble Ciudad, debajo de sus Maceros, que llegó en forma a la casa del Señor Marqués de Altamira, y entrando en la principal sala destocada toda, hizo profunda reverencia al Retrato de la Magestad Cathólica, de cuyo sitial cogió el Señor Marqués, Alférez mayor, el Pendón Real, que puso al lado derecho del Señor Alcalde mayor, montando a caballo empezaron a caminar para la plaza en esta forma:
Ivan los ministriles y atambores vestidos con gualdrapas de el mismo género, flueco de oro y plata, seguíanse los Maceros con la misma gala, y Reyes de armas con vestiduras de terciopelo encarnado, sobrebordadas las armas de nuestro Cathólico Monarcha y las de esta Ciudad nobilíssima. Seguíanle las güellas sesenta y dos Cavalleros vestidos de negro con joyas al pecho, cadenas al cuello, cintillos y penachos en los sombreros, jaeses y aderezos de diversas telas y realzadas de sedas, todos con lacayos en copioso número cuya vizarría y gala no sólo competía, sino que excedía mucho a la de los Señores y Caballeros. En el lugar último, al lado dercho del Señor Alcalde Mayor, que iva vestido de terciopelo labrado con una venera de diamantes pendiente, cintillo y joya de la misma preciosidad en el sombrero.
Ocupaba su diestro lado el Señor Marqués de Altamira, Alférez mayor, llevando en la mano el Pendón Real, vestido de tela encarnada color de fuego, lleno todo de encajes lenseados, capa de gorgorán forrada toda en la misma tela, mangas de la tela misma con los encajes llenas todas de diamantes hermosos, la bota de rodillera con cañones de los mismos encajes y espuela dorada. Y quando guzgaron que no havía más que ver, ni que esperar, dieron los ojos en un golpe de brillos que despedían ocho lazos de diamantes que el principal de ellos cogía todo el pecho corriendo con disminución su fábrica hasta llegar a la cintura, en donde quedaba pendiente la venera. A esta bizarría, a esta gala, a esta magestad, a esta pompa, assistían veinte lacayos vestidos de paños de Inglaterra verde de primera suerte con forro y franjas de terciopelo verde y amarillo con fluecos de seda de los mismos colores, chupas de tela encarnada, espadines dorados y penachos de pluma fina. De esta manera caminaba el Señor Marqués llevando por detrás un forlón, tiro largo de cuatro brutos. Era la fábrica del forlón vestida de tercipelo verde amarillo por dentro y por fuera, con fluecos de seda de los mismos colores, maderas, clavasón y herramientas doradas. Le acompañaba la estufa del Señor Alcalde mayor con cuatro vidrieras, forrada de terciopelo encarnado y blanco, con un valiente tiro que sólo competía consigo propio. Y si [a] sus huellas seguía tanta riqueza, sus personas se llevaban los ojos de los que más distantes les iban contemplando los movimientos; hasta que llegando el passeo al tablado, desmontaron todos los de brutos y subiendo a lo alto, el Regimiento ocupando las sillas que estaban en el segundo asenso colocando debajo del sitial el Señor Marqués el Real Pendón, sentado a la diestra del dicho Señor Alcalde mayor y sentada de la misma manera toda la Ciudad, mandó el Señor Marqués a los Reyes de Armas que assistían en las esquinas del inferior tablado dixesen al pueblo en voz alta: Oyd, Oyd, Oyd, Silencio, Silencio, Silencio y por tres vezes dicho, bajó al medio del tablado inferior e hizo la primera acclamación de modo que la percibió todo el pueblo exaltando el Pendón Real dixo en esta forma: Castilla y Nueva España, por el Rey nuestro D. Phelipe V de este nombre, que Dios guarde muchos años. A voces tan deseadas de los nobles y plebeyos, repondió el pueblo con rumor festivo: Viva, Viva, Viva, e hizo eco la infantería con carga cerrada abatiendo las banderas. A cuyo movimiento soltó la Catedral sus esquilas, dando un solemne repique que duró toda la tarde. Pasó al lado diestro del tablado el Señor Marqués, a donde hizo en la misma forma la acclamación, exaltando el Pendón Real. De allí fue al lado siniestro, donde hizo la tercera acclamación y exaltación del Pendón Real del mismo modo, correspondiéndole la vocería del pueblo y la infantería con sus armas. Subióse al trono, donde colocando el Pendón Real en signo de posesión debajo del sitial, cogió su aiento y entonces se empezó a demostrar más gallardo, pues quando el pueblo estaba acclamando a su Príncipe soberano, y ponderando la circunstancia de ser la primera jura que Señor de Título hazía en este Reyno. Entonces se levantó de una silla que ocupaba en el tablado bajo D. Joseph Nicolás Antonio de Cazqueta, primogénito y heredero de el Señor Marqués de Altamira, que en el passeo salió tan galán como bizarro, cortándole el vestido el terciopelo negro con encajes lenceados, mangas de tela azul con los mismos encajes, joya de esmeraldas en el pecho, cadena de oro al cuello, cintillo de esmeraldas y joya en el sombrero, cavallo obscuro, silla de tela azul con fluecos de plata, jaéz de ricas ligas de colores y encajes blancos. Acompañabánle seis lacayos vestidos de paño de Inglaterra verde de primera fuerte con forros y franjas de terciopelo verde y amarillo, fluecos de los mismos colores, chupas de tela encarnada, espadines dorados y penachos de pluma fina. A quien administrándole una fuente de plata curiosamente sincelada, en cuyo fondo estaban gravadas las armas del Señor Marqués con más de ocho marcos de plata de peso, un gentilhombre le ofreció en ella diversidad de monedas que importarían más de quinientos pesos, que tirándolas al pueblo causó el rumor de la muchedumbre que cuando estaba más ofuscada en coger la moneda, vido que no sólo a ella se estendía la magnificencia quando la daba, sino que tirando también la fuente, se echó el resto a la bizarría. Esto se miraba y se hazía en el un lado del tablado, quando en el otro (por orden de dicho Señor Marqués de Altamira) estaba en el exercicio propio D. Juan Gómez Vasconcelos y Luna, primogénito del Señor Marqués de Monserrate, que salió en dicho passeo vestido de rico terciopelo con guarnición de oro y plata, mangas de tela encarnada con su guarnición misma, joya de diamantes en el sombrero, cavallo tordillo, silla de tela encarnada con flecos de oro y plata, jaéz de listonería y franxas de oro que de la misma manera que el otro primogénito del Señor Marqués de Altamira ministrándole un gentil hombre la fuente, esparció al pueblo otra cantidad de quinientos pesos, mostrando también en tirar la fuente la liberalidad y Real ánimo del Señor Marqués de Altamira, a cuya acción alborotado el pueblo y alegre con el interés de las monedas y fuentes ricas, en confusos ecos daba unas vezes a nuestro Rey y Señor acclamaciones y otras a la magnificencia de el Señor Marqués los victores. Y no era menos digna de nota la buena disposición del Señor Marqués de Altamira en haver escogido los Primogénitos de dos casas tituladas para que esparciessen las monedas. Cesó el rumor, y no el júbilo, pues montando a caballo los galanes Cavalleros del Passeo: el Señor Alcalde mayor y el Señor Marqués de Altamira en la misma forma que havían entrado en la plaza, salieron por las calles acostumbradas, en cuyas esquinas todas repitió la lealtad del Señor Marqués la acclamación y exaltación del Pendón Real. Entraron de buelta en la plaza desmontando los salió a recibir con Cruz alta el Cavildo Ecclesiástico y Cleresía [y] entrando en la Iglesia entonó el Te deum laudamus la música. [Termina la Noticia con un Soneto]»
[1] Alfonso Méndez Plancarte: Poetas novohispanos. Segundo siglo (1621-1721). Parte segunda. Estudio, selección y notas de (…). Universidad Nacional Autónoma de México, 1945. LXXIII-229 p.(Biblioteca del Estudiante Universitario, 54)., p. 151-152.
[2] Op. Cit., p. 153-154. Proviene de: 1701 Isla (José Francisco de): BUELOS de la Imperial Aguila Tetzcucana, A las radiantes Luzes, de el Luminar mayor de dos Efpheras. Nuestro Ínclito Monarca, el Catholico Rey N. Sr. D. Phelippe Qvinto [Que Dios guarde] Cuia fiempre Augufta Real Mageftad, aclamó jubilosa la Americana Ciudad de Tetzcuco, el día 26 de Junio de efte año de 1701. Siendo Alferes Real en ella El Cap. don Andrés de Bongoechea y Andvaga, Alcalde, que fue de la Santa Hermandad, por los Hijofdalgo de la Villa de Oñate, fu Patria en la Noble Provincia de Guipufca, en la Cantabria. Descrivelos [Con vna Pluma de fobredicha Aguila, de fu Patrio nido] Joseph Francisco de Isla: Dedicándolos Al Cap. Don Miguel Velez de la Rea, Cavallero del Orden Militar de Santiago, Diputado Mayor de la Contratación de la Flota de Efpaña, etc. De cargo del Almirante General D. Manuel de Velasco. Con licencia: En México, por los herederos de la viuda de Bernardo Calderón. Guillermo Tovar de Teresa: Bibliografía novohispana de arte (Segunda parte) Impresos mexicanos relativos al arte del XVIII. México, Fondo de Cultura Económica, 1988. 414 p. Ils., facs. (p. 11-16).
[3] Véase: Guillermo Tovar de Teresa: Pegaso o el mundo barroco novohispano en el siglo XVII. México, Editorial Vuelta-Ediciones Heliópolis, 1993. 99 p. Ils.
[4] José Toribio Medina: La imprenta en la Puebla…, op. Cit., p. 156-158.
[7] Manuel Romero de Terreros (C. De las Reales Academias Española, de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando): APOSTILLAS HISTÓRICAS. México, Editorial Hispano Mexicana, 1945. 236 p. Ils., retrs.
[8] Enrique Soto González: FIESTAS REALES Y PONTIFICIAS EN PATZCUARO. Pátzcuaro, Michoacán, Talleres Gráficos del CREFAL, 1991. 107 p. Ils., grabs.
[9] Felipe Teixidor: Adiciones a la imprenta en la Puebla de los Ángeles. Primera edición facsimilar. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1991. 620 p. Facs., p. 91.
[11] Alejandro González Acosta: Crespones y campanas tlaxcaltecas en 1701. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Seminario de Cultura Literaria Novohispana, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 2000. 241 p. Ils., facs. (Estudios de Cultura Literaria Novohispana, 14)., p. 9-10.
[12] En Internet, http: //maytediez.blogia.com/2007/040601-fiestas-en-honor-de-un-rey-lejano,-la-proclamacion-de-felipe-v-en-america.php: Marina Alfonso Mola: FIESTAS EN HONOR DE UN REY LEJANO. LA PROCLAMACIÓN DE FELIPE V EN AMÉRICA. Universidad Nacional de Educación a Distancia.UNED/España.