POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
Estos tres años tienen la peculiar virtud de mostrarse generosos en el número de publicaciones y noticias que aluden, por vía de las relaciones de sucesos, diversos acontecimientos donde las representaciones taurinas no fueron ajenas. Comparto con ustedes el presente ramillete, surgido después de haber hecho selección rigurosa que proviene de mi Tratado de la poesía mexicana en los toros. Siglos XVI-XXI.
Joachin Ignacio Ximénez de Bonilla,et. Al. El segundo quince de enero de la corte mexicana. Solemnes fiestas… a la canonización del mystico doctor san Juan de la Cruz… México: José Bernardo de Hogal, 1730.
Diego García Panes: Diario particular del camino que sigue un virrey de México. Desde su llegada a Veracruz hasta su entrada pública en la capital […] [1793], transcripción de Alberto Tamayo, estudio introductorio de Lourdes Díaz-Trechuelo, Madrid, CEHOPU / CEDEX (Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente), 1994.
Cayetano de Cabrera y Quintero. Aguila mística aparece, exaltada en los ápices del Carmelo: Arco triunfal que erigió, en la solemne procesión, con que la religión observantísima de los Carmelitas Descalzos de esta provincia de Nueva España, celebró en México la canonización de su reformador, y patriarca, San Juan de la Cruz, en nombre de todo el sagrado Orden de Predicadores el sapientísimo Colegio de Santo Domingo de Poerta Coeli, a esmeros del Rev. P. M. F. Francisco Xavier de Sousa, actual rector de dicho colegio. México, 1730, por José Bernardo de Hogal.
Antonio Díaz del Castillo. Mano religiosa del M.R.P. Fr. Joseph Cillero… guardián del Convento de la assumpcion de Toluca en la magnifica obra de la sacristía y tres primorosos altares que en dicho convento ideó, hizo y dedicó el dia 8 de diciembre de 1729… [con] los quatro sermones que se predicaron en su dedicacion con la descripción de la obra y las alegres fiestas de los doze días de su celebridad. México: Imprenta real del superior govierno, de los Herederos de la viuda de Miguel de Rivera Calderón, 1730. 4º [13] ff., 160 pp.
Cuenta de toros en la celebridad de la restauración de Orán y Mazaelquibir (Manuscrito)
Año: 1731-1734.
Descripción: [66] p. en 50 h. cosidas; 31 cm.
Nota: Ciudad de México.
34 hojas son de papel con sello real tercero de 1731-1732, y sello real de un cuarto de 1733-1734, de Felipe V.
Algunos ms. ológrafos del escribano real Pedro de Marchena.
Papel de trapo con marca de agua.
Deterioro y manchas en el papel.
Bernardino Salvatierra Garnica. 1732. Descripción de las fiestas y corridas de toros con que celebró México la reconquista de Orán por las armas católicas de Felipe V, por D (…), natural de México. México. Herederos Miguel de Ribera. Además: Entre otras, las obras dedicadas a la doble victoria de Brihuega y Villaviciosa de Tajuña sufragadas por la Catedral y la Universidad de México, Valladolid de Michoacán, Guadalupe, Querétaro, Guadalajara, Oaxaca, Zelaya, Durango o San Luis Potosí. La intervención en Ceuta (1721) o el combate contra la armada inglesa (1743), destacando la bellísima narración efectuada por Bernardino Salvatierra Garnica, natural de México, Descripción de las fiestas y corridas de toros con que celebró México la reconquista de Orán por las armas católicas de Felipe V, impresa por Herederos de Miguel Ribera, año de 1732 (evento que también recogió la Gaceta de México, nº 61, diciembre, 1732).
El siguiente caso corresponde a 1732.
En la Gazeta de México. Desde primero hasta fines de Diciembre de 1732 (Núm. 61), se notifica que han sido publicadas en un cuaderno las Quintillas, intituladas: Descripción segunda de las Fiestas, que celebró esta Nobilísima Ciudad de México, a la feliz Restauración de la Plaza de Orán, en África. Escrita por el Br. D. Bernardino de Salvatierra y Garnica; impresos donde esta Gazeta.
“…impresos donde esta Gazeta”, con “licencia, y privilegio del Exmo. Sr. Virrey. En México…, por el entonces célebre Joseph Bernardo de Hogal, Ministro, e Impresor del Real Tribunal de la Santa Cruzada. Hogal no sólo emprendió la labor editorial al contar con la infraestructura necesaria para publicar y divulgar las diversas obras que entonces salían de su imprenta, ubicada en la célebre calle del Puente del Espíritu Santo. Como ya quedó de manifiesto en el documento publicado en 1732 que se incluye para el siglo XVIII en el presente “Tratado…”, o sea la Descripción Poética / de las / Fiestas / con que la Nobilísima / Ciudad de México / celebró / el buen sucesso / de la empressa / contra los otomanos / en la restauración / de la plaza de Orán / Con Licencia de los Superiores. / En México por Joseph Bernardo de Hogal / Ministro, e Impreffor del Real, y Apostólico Tribunal / de la Santa Cruzada en todo este Reino. Año de 1734 (Debe decir 1732 N. del A.)
Sin embargo, entre los versos 129 a 140 aparece el que, a mi parecer es un mensaje cifrado que, a la letra dice:
Declamando el triunfo, el que
el laurel de Tulio ciñe,
quien con su humildad guarnece
cuanto piensa, y cuanto dice.
Que borre mi voz su fama,
mis respectos no permiten;
el mio cese, y hable solo,
su Magistral Panegyris.
Que para esto es bien sus letras,
las de las Prensas fatiguen;
pues tanto como en los moldes,
en sus Afectos se imprimen
Por ello, y bajo la sugerencia ya indicada me parece que detrás de tales conceptos se encuentra su propio autor: Joseph Bernardo de Hogal, cuyos versos –en su totalidad-, reproduzco a continuación:

México, segundo Globo…
México, segundo Globo
de aquel Español Alcides,
si a caso pudo el primero
aún el Nombre competirle:
México digo: segundo
Orbe, de el Quinto Felipe,
cuyos hombros, aún mayores
Mundos sus esfuerzos piden:
Luego que oyó, que la Iglesia,
en sus Sagrados Clarines,
de el eco de su salud,
El Viva feliz repite:
Como el Águila Real,
que es de sus escudos timbre,
es preciso, que a su sol,
El menor rayo registre:
O como Aruspice alado
De[l] más Esforzado Aquiles,
De las Lides que le esperan
los Laureles le predice:
Síno es que sea su lealtad
de más primoroso Lince,
que supuesto mira el triunfo
antes que se lo noticien.
A aquel laurel, que en Orán,
el de Monte. Muy insigne
le dio, en que viese la Luna
en su Oposición su Eclipse.
Celebró: ya aquí es forzoso
la justicia me precise
a describir de su afecto,
la demostración plausible.
Si sus reflejos a caso,
aunque la elocuencia avive
su pincel, pintarse pueden,
sin que se desautoricen.
Y si es que su discreción,
a la mía le permite,
Aunque torpe, que los lejos
de sus primeros delinee:
Diré, que luego que amante,
ordena, que se publiquen
las fiestas, en que a su dueño,
el triunfo le solemnicen;
Inquieto ya el corazón
de el Pueblo, por descubrirle
la llama, que de su centro,
le brota a la superficie.
En sus calles, y balcones,
tal raudal de ardor despide,
que parece que en sus cuadras
El Vesubio se derrite.
Si no es: y no será mucho,
que para que mejor brillen,
De las muchas que profiere
Luces su planeta embíe;
Y así como le hace el costo,
parece su ardor les dice:
Torrente de tantas luces,
vuelva al golfo de su origen.
Pero lo cierto es, que fue,
A todos más verosímil,
Que el Vespertino lucero,
que hizo su tarde felice:
De una sombra de sus rayos,
Dejó (para que iluminen
a tres sucesivas noches)
el átomo que dividen.
Que el lucero de la tarde,
le salió a México, dije:
dije mal: por que el sol fue;
para que ninguno admire,
Que en día que a México empieza
sobre tarde, no es posible,
ni que la noche comience,
ni que la tarde decline,
Y si es victoria de Orán,
no habrá quien se escandalice,
que el sol en memorias suyas,
sus lucimientos prosigue.
Aquí tocó la experiencia,
ser ya verdad infalible,
cuando que esta como una ascua
de oro, alguna cosa, dicen:
Pues el metal de el flamante
Luminar, llegó a subirse
a tantos quilates, que
ven que es oro, y oro virgen.
A este peregrino, hermoso
Astro precursor, le sigue
el bello curso, otro Sol
de luz más inaccesible,
En que el Pastor más Ilustre,
con espléndido combite,
en una cándida mesa,
dio en manjar incomprehensible.
Para que a los que las gracias
a su majestad le rinden,
ni otra cosa pueda darles,
ni tengan más que pedirle.
A darlas agradecido
A Dios, y a su Madre Virgen,
de nuestro príncipe excelso
la corta salud, no impide
Pues con su Senado, al Templo
gloriosamente dirige
los alientos, que es forzoso,
que en su pecho se eternicen.
La Ciudad, con sus Tribunos,
y Religiones, le siguen
los pasos; como que es ella
de tal sol la amante Clicie.
Valerosa Compañía,
Su capitán invencible,
al umbral de el Templo pone,
para que el aplauso avive;
Y así México, en sus salvas
con facilidad consigue,
cantar de nuevo en cada una,
el triunfo que le repite.
Su Ilustre Pastor Sagrado,
tan Vizarro, como humilde,
porque a más veneración,
la regia función excite;
Para dar a Dios las gracias,
donde mejor las admite,
sus Sacros Pontificales,
para el Sacrificio viste.
Declamando el triunfo, el que
el laurel de Tulio ciñe,
quien con su humildad guarnece
cuanto piensa, y cuanto dice.
Que borre mi voz su fama,
mis respectos no permiten;
el mio cese, y hable solo,
su Magistral Panegyris.
Que para esto es bien sus letras,
las de las Prensas fatiguen;
pues tanto como en los moldes,
en sus Afectos se imprimen.
De México en la opulencia,
fácilmente se colige,
que en tal función, fue forzoso,
que sus cuadras entapice:
Por eso no me detengo;
sino solo en la que pide,
por su riqueza, y adorno,
que de justicia, la pinte.
De plata, cristal, y seda
todas sus paredes viste
la suya la Platería
como que discreta dice.
Este solo es mote, en que
leerá el que bien lo registre,
si es muy fácil, que es su espera,
aún el más diestro averigüe
Su riqueza; puesto que
no es dable que se guarisme,
caudal, de que tanta fuente
es preciso se derribe.
De plata, una hermosa imagen
de María, al concebirse,
dio un balcón, en argentados,
cristalinos transportines.
No se, si porque la Calle,
ser su Patrona acredite,
o porque MARÍA ser Dueño
de tanta riqueza explique.
Y como el día veinte y nueve
de julio, empezó a rendirse
la plaza, que tanto tiempo
a su Señor le resiste,
Coloca al Príncipe apóstol,
Altares, en que recibe,
las gracias, de que es, por suyo,
para los nuestros, felice.
Cantároslo así en los metros
de emblemas, canoros cisnes:
para que así su caudal,
también pusiera Aganipe.
Al oriente de otro, ponen,
a su Nacional Felipe;
con tal copia de diamantes,
de esmeraldas, y rubíes;
Que entre la plata, y el oro,
en que centellean, permiten
a sus rayos, cara a cara
a los de el sol desafíen.
Y así en la región, la vista
más perspicaz, no distingue,
si ellos con los de el Sol, juzgan,
o el sol con los suyos, brille.
Más resolvió luego, luego
el sol, cuestión tan sublime,
retirándose corrido
al regazo de Amphitrite.
De ver, sea en México tanta
su multitud, que consigue
que los rayos diamantinos,
en los solaren dominen.
Y porque vean que no es bien,
que solo a lucir aspiren,
con variedad de invenciones,
procuró su luz vestirse.
No siendo la menos, una,
en la que el arte le erige,
soberbio un Castillo, a quien
cuatro galeras embisten.
Con el fuego tan medido,
que no hubo allí quien arbitre
si el artífice le estorba,
o es el mismo el que se impide.
Dos gallardetes de luces
al aire dio imperceptibles,
dejando dudas, si de ellas
tanto fuego se origine.
Y asi apagadas, no es mucho
las varillas de humo envíe,
a que con fuego más noble
su región las precipite.
En la plaza de los Toros,
del Sol pienso fue el despique,
dando en tantas hermosuras,
en cada deidad su efigie.
Para que si allá en los rayos
vencerle, no fue difícil,
lo sea aquí, cuando los Soles
en su esfera multiplique.
Lo cierto es que dudo, que
fuese tan hermosa Chipre,
cuando de Venus la planta
fecundaba sus jardines.
Pues si allí en honor de aquella
suprema Deidad, que sirve
festivo el terreno hermoso,
las flores brotaba a miles:
Que sería aquí, cuando Flora
para formar sus matices,
mil flores en cada Venus
desbrochaba sus pensiles?
Era el giro de la plaza
un ochavo, que al pulirle,
parece que hizo el cuidado,
que el arte se demasíe.
Pues en su círculo, el jaspe
pintó, con tales perfiles,
que no fue mucho que de él
la naturaleza fíe.
Ricos doceles, y bellos
tafetanes carmesíes,
eran del cóncavo hermoso
vistosísimos melindres.
De suerte, que al ver, que en campo
encarnado, se convinen
dan bien diamantes, y estrellas,
azucenas, y jazmines.
Sin duda corrido el campo
hoy está en la plaza, dije,
de ver, que en su tierra, el Cielo
viene a plantar sus Abriles.
No es hipérbole, que llame
Cielo, a espera que preside
el Luminar superior,
que con sus Astros le asiste.
Al interior, que es forzoso,
que como la Luna gire
el globo, que a sus influjos
en quietud serena vive.
Y los demás Tribunales,
que para que verifiquen
ser sus Planetas, les basta
que su esplendor les anime.
Con que Cielo es; pues su espacio,
para que mejor lo admiren,
su ámbito bello recaman,
su círculo hermoso visten.
Luminares, que le ilustren,
Planetas, que le iluminen,
Estrellas, que le hermoseen,
y Astros, que le vivifiquen.
A tal influjo, en Paseo
La Regia Guardia consigue,
que del vulgo impertinente
el circo todo se limpie.
Diestros algunos zagales
quedan, solo a que examinen
la heroica verdad, que al hombre
la más cruel fiera se rinde.
Unos con rejón en mano,
otros con la lanza en ristre,
aquellos que les enojen,
y aquellos porque les piquen.
Así quedó en siete tardes,
para que mejor se lidien
cien Toros, que ser vinieron
víctimas, que sacrifiquen.
Tan célebres, que parece,
que el dictamen los elige
sólo para que entretengan,
no para que perjudiquen.
Y con razón, pues no la hay
para que tal bruto quite
vida, al que es en arriesgarla
con lo que a tal dueño sirve.
Al fin, con graciosidad,
tal como el acto la pide,
en el centro de la plaza
el Castillo de Orán fingen.
En donde, aunque el Africano
se defiende; al oprimirle
el Cristiano, al Español
Augusto Nombre, se rinde.
Haciendo patente al vulgo,
que el verde Laurel se ciñe,
sin ser preciso, que en sangre
su valiente acero entinte.
El triunfo solemne cantan,
deseosos de competirle
al Sol la fama, los Gremios;
y en verdad que lo configuren.
Pues en sus Triunfales Carros
pareció a todos que riñen
cual mejor es el que a Phebo
los rubores le describe.
Uno en hermosa Galera
el Mar de México mide,
el que parece desata
para admirarla, sus diques.
Y como aviso del triunfo
vino a la América, escribe
a su Monarca en la Popa
a quien un Turco se rinde.
Otro, de tisú encarnado
regio Pabellón le viste,
bajo de cuyo dosel
el Rey vencedor se mire.
Garzones lleva gallardos,
que de Africanos se sirven,
o que el estribo les tengan,
ó los Bridones les tiren.
El tercero, en un Castillo
bien guarnecido, que erige,
posesión da de su fuerza,
ya de hostilidades libre.
Al Coronado León,
con cuya Diadema oprime
la cerviz, que ha tanto tiempo
que tenaz se le resiste.
El cuarto, de oro, y azul
no se si sabré decirme
si fue Cielo, o si fue Mar,
que da al Rey a que domine.
Porque si es Cielo, Sirenas
jamás ví que el Cielo habiten
ni en el Mar ví que los Astros
tan hermosamente brillen.
Sino es que del Mar, el Cielo
forjó un espejo, en que se mire,
que de Sirenas le vuelve
los que como Astros recibe;
No lo dudo; pues allí
la viveza no distingue
si son Nimphas las que lucen,
ó Planetas los que dicen.
A tal auge, en esta tarde
el Pindo llegó a subirse,
no es mucho, cuando el Hispano
Apolo, es quien le preside.
Del mundo las cuatro partes
es bien que diestro descifre,
para que el futuro Imperio
de todas; les pronostique,
Gloria, que desde ahora deben
de tener; pues en plausibles
danzas, al público atraen
a que su placer registre.
El quinto, en dorada esfera
dio un Zenith inmarcesible,
que los Soles daba a pares,
y los reflejos a miles.
Pues duplicándole el Solio
le dibujaba a Felipe
Cielo en el Trono que goza,
Trono en el Cielo que rige.
Sobre los muros de Orán,
con tal propiedad se finge,
que el Arte hizo a lo voluble
dorada esfera, que gire.
dos africanos tiraban
su Solio; porque acrediten,
que alguna vez, los Caballos
del Sol, han de ser Turquíes.
Los que al Augusto, Supremo,
Luminar heroico, asisten,
de todo el Osir, pudieran
decir, llegan a vestirse.
Pues las perlas, y diamantes
de los pechos, y cupiles,
si no a agotarle, pusieron
diligencias en destruirle.
A no haber dicho la Fama
lo que debe a sus sutiles
Ingenios, que en su artefacto
echan el resto de insignes,
Dijera: mas no dijera;
porque para que se expliquen
sus primores, solo pueden
con no alcanzar a decirse,
Mas por tener esa gloria
diré, por decir que dije:
Felice Poema, que tuyo
argumento tan felice.
En competencia la gala,
y riqueza, aunque se engríen
contra una, y otra, no advierten
que tengan en qué se envidien.
De algunos de los que salen,
los bellos Brutos que rigen
al gobierno de la rienda,
son los que las calles miden.
Estatuas bellas, parece
que la seriedad los finge,
o que la industria los pone
en cada paso, de firme.
Pues para que el pie, o la mano
la tierra que huellan, pisen,
es necesario que el dueño
las tardanzas las castigue.
Soberbio animal: Que así
su engreimiento nos doctrine,
que hasta a los brutos es fuerza
que el adorno los irrite!
A las noches de estos días
parece que las dirige
en el primor del empeño,
las atenciones del filis.
Nunca vi tan obediente
al fuego; porque los lindes
del arte no pasa, aunque
sus voracidades le insten.
Protheo de incendios, las formas
mudaba, sin distinguirse
de la invención, que se enciende,
la otra invención que se extingue.
La corona de festejo
tan majestuoso, y plausible,
fue, la ocasión en sus años
del Teatro en Palacio, el finis.
Duelos de ingenio, y fortuna
hizo en él, tan perceptible,
que en la propiedad, al verse,
estuvo de más el oírse.
Esta la demostración
fue, con que el Quinto FELIPE
en su amor siempre constante,
en su lealtad siempre firme
México noble, a sus aras
vota, ofrece, postra, y rinde,
para que así en holocausto
su obediencia sacrifique.
De este (Noble Ciudad) que en su fineza
Juzgo el índice ser, que al generoso
Objeto de sus ansias, victorioso
Solamente en los lejos nos expresa:
Es el que a la atención de tu grandeza,
Pone, el siempre rendido, temeroso
Haliento, que quisiera, un don precioso
Dedicarte en aquesta especie impresa.
Elevárase la Obra a tan felice
Holocausto en planta, si merece
Ofreciéndola a ti, que la eternice
Generoso tu amor; porque apetece,
Al menos aplaudir, no lo que dice:
Lo que intenta de que se le ofrece.
Existe un dato que no ha sido posible localizar, pero se da como referencia consultada por algunos otros bibliófilos. Se trata de la Descripción segunda de las fiestas que celebró esta nobilísima ciudad de México, a la feliz restauración de la Plaza de Orán, en África, escrita en quintillas por el bachiller don Bernardino de Salvatierra y Garnica.
Durante el siglo XVIII se siguió manteniendo una poesía erudita, basada en métodos inspiradores a partir de don Luis de Góngora (y no de sor Juana como se le ha atribuido, a pesar de su importantísima participación en las letras durante el siglo XVII). La poesía nacía y se alimentaba en las aulas; la cultivaban, en sus ocios, personas de prosapia universitaria y de bueno o mediado acomodo civil o eclesiástico. La circunstancia de inspiración fue entre otras, la de las entradas de los virreyes, conclusión de guerras, nacimientos de los herederos de la monarquía y otros motivos plausibles de mejor imbricación para lograr obras a propósito en donde pudiesen estar contenidos los sucesos de fiestas taurinas.
Una noticia más de ese 1732. Incluyo un adelanto de la mencionada relación en quintillas, atribuída a Cayetano de Cabrera y Quintero, de la que en otro trabajo aparte realizaré el estudio crítico correspondiente.
h.186f.
Fiestas de ¿Invierno?
Que hizo México a la Toma de Orán
Quintillas.
Con la Carga o Musa a Cuestas
échate a por el atajo
y en quintillas mal Compuestas
haz un día de trabajo
Cantando muchos de fiestas.
De Helicona la Corriente
beber tu afán no destase
hielo te brinde su fuente
y aún ruégate que se cuaje
para dar diente con diente.
Huye el caluroso estío
del Pindo y tórrida zona
y a templar el ardor mío
toda en nieve la helicona
se cuaje y vaya de frío.
A la Plaza que a tomar
se llegó por los cabellos
por que el Moro al caminar
con su riqueza y camellos
no se lo pudo llevar.
Al Orán donde estos y los otros
Se dieron golpes siniestros
Y donde (de saeta potros
por hacer algo de nosotros
h. 186v
A la plaza a que llegaron
las tropas con tal cachaza
que de los que la habitaron
con tanto pedirles Plaza
ni muerto ni Vivo hallaron.
Manda S.M. (Dios n. s. le guarde)
fiestas se hagan a su toma
y México haciendo alarde
para hacer dejó, una broma
mas vale nunca que tarde.
Entraron con brevedad
(y presto musa decidlo)
Pues la frase perdonado
a regir; digo a Cabildo
regidores y Ciudad,
entraron y a breves ratos
con lo regido Salieron
y aún con la nota de ingratos
lo singular que rigeron
ocultaron como gatos.
Cosa de fama de grato
Olor; dizque disponían
y por el mal aparato
aún ellos heder olían
lo dieron a oler a un Chato
En un Conde Titulado
Tratan de obrar, y el apara
de cualos ¿? Conde ovalado
que en obrar como su cara
es copia de Chavernado.
h.187f
Por el Mayor Camarero
metido de hombros te dan
estreñido Compañero?
que al obrar cual Moverán
dispara como Cohetero.
Uno y otro andaba listo
por disponer lo mejor?
e hizo su genio malquisto
en lo de siempre, y lo peor
cosa que no se haya visto.
De Clarines y Timbales
al trote; digo al Compás
por la Ciudad y arrabales
publican fiestas, nomas
y quedan deseando reales;
Medio pueblo que se mueve
a oir lo que el bando calla
de contra una Esquina aleve
y buscando el color halla,
que es el bando de la Nube?
Y es que en estos mismos días
Dando del chiste en el blanco
Teneis por las neverías
perder la nieve su estanco
Con dichas fiestas tan frías.
Mando el Superior desvelo
en decreto, igual tiempo hizo
no gastar nieve del cielo
pero si negó granizo
el tiempo concedió hielo
por eso en voces contrarias
el integérrimo ser?
de las bajas Comisarías
Viendo el frío que había de hacer
Manda poner luminarias
h.187v
Sol quiere; y en la que asombra
procesión por las esquinas
sin valla, rosas ni alfombra
mandó se pongan Cortinas
pero vamos, ni por sombra.
La platería no escasa
en su Colgada altarío
cuelga por donde no pasa
y al ver que hace tanto frío
no quiere salir de casa.
A todo esto, por respuesta
Da el regimiento y llámale
que en esta y cualquiera fiesta
quiere pompa que le vale
y no pompa que le cuesta.
Hambre canina en sus lloros
Ostentan y así parleros
Dicen aunque con desdoros
Tan a nuestra hambre y Carneros
no bastan? Pues vengan Toros.
Por toros su hambre se abraza
(que es cosa al fin de valor)
Y para que en esta traza
Lo coman todo mejor
Reparten ellos la plaza.
Nueve mil y más se atreve
A sacar de ella su resto
Todo a casa se nos lleve
Porque se ha de sacar esto
Y aquello; fuera ser nieve
h.188f
Y para que sea notoria
la Cantidad que se gasta
atiendan la Pepitoria
y pues la vista no basta?
Vaya un poco de memoria
Primero lo consumido
en remendar a hilo de oro
tal cual toreador vestido
que las ahujas de un toro
mejor habían cosido;
Y también en capas crujientes
media pieza que gastó
fe escarlata y adherentes
porque las guardadas, no
estaban ya para gentes.
Y también seda de coser
para con las viejas capas
remendar y componer
las mulas y sus gualdrapas
que no se podían tener.
Y también para guarnición
de las libreas abiertas
vaciadas a la función?
gastaron tan buenas fuerzas
Como ellos; dos de listón.
Y porque dizque hubo
medido todo, una el satre
el Conde que lo midió
entendiendo ya el de Sastre
de la obra se lo bajó.
h.188v
Ni una hebra desperdiciaron
aun las hilachas cogieron
mas por lo que publicaron
Vamos a ver lo que hicieron
después de lo que gastaron.
Toros: En cuya friolera
o plaza de Vista cara
al santo pastor de esta hera.
para que se calentara
dieron solo una lumbrera.
Rebatióla, como un maíz
y fue la acción asertada?
pues su urbano estilo ensayo
por no servir para nada?
se la embió con un lacayo.
Prosiguió el trato grosero
y en tan escasa fortuna
al grave Pastor del Clero
viendo que no le cuadra una
dieron tres; por su dinero
Toros; flacos y entablados
con quien más bravos y fuertes
fueron cuartones, parados
pues estos no hicieron muertes
e hiciéronlas los tablados?
Más; porque se consumiesen
menos toros, cuatro galgos
que aunque la plaza corriesen
para que liebres cogiesen
les habían de decir; galgos.
h.189f
Prendido en la carne el (ilegible)
jueves para viernes traza
Pescar (y dicen que a huevo)
mas por tomarse la plaza
la repartieron de nuevo.
en la otra semana afana
su hambre lo que regulado
a medio partir se gana
y toros por lo ganado
quisieran cada semana.
En esta en que se esmeraban
más, en lo que disponían.
Carreras, y toros traban;
pero los toros corrían
y los caballos golpeaban.
Castillo de tales mañas
arman de Oran al entrego
que en su fábricas extrañas
antes de ponerte fuego
mostraba que era de cañas.
fiestas disponen que creerse
de carrera bien pudieran
tal que sin llegar a hacerse
si tuvieran vergüenza, eran
las fiestas para correrse.
Despeados los moros hallo
aun no corriendo; porque
andaban (aquí entra andallo)
Seis moros hembras a pie
y doce hombres a caballo.
h.189v
Sus atavíos no alabo
pues los cristianos traperos
con listón en crin y razo
iban sin cabos, en cueros
y el gran turco con su cabo.
Galas dignas de que fiel
la pluma haga de ellas suma
Sirviendo a Oran. Cartel
Penachos, doce de a pluma.
Turbantes, seis de papel.
Al topetearse primero
que a mostrar su agilidad
se echaron como al carnero
por una como Ciudad
doce como caballeros
parten dos y yo al Mirallos
Viendo su juego perdido
dejo ya de murmurallos
pues les gana hasta el sentido
un topetón de caballos.
Al ver el lance fatal
del Castillo al lecho en tropa
llevan a uno por su mal
pues en oficio y en ropa
era cama de hospital
Al Conde o a el fierabrás
de carrera trujamante
Grita el pueblo; fiestas das
no empezadas por delante
y acabadas por detrás.
h.190f
Lo demás con que hace piernas
el Conde ya obscuro fía
porque codicia externas
pensando que algo tenía
abriesen tantas linternas
Carnaval vino un dislate
vino un toro en que se ve
Carne de puerco y zacate
tan poco y tan pobre que
todo estaba; en un petate.
Esto da, ya el agenciarlo
Sacando pesos a cientos
para el castillo y armarlo
de los que armaron; trescientos
dice que vale al quemarlo.
Con eso quedan vizarros
de cuernos; mostrando en suma
su economía y desgarros;
mas no larguemos la pluma
que van saliendo los carros.
Obra es suya y de la cola
de un Criollo que se trata
Gachupín de vino y ola
tan hambriento tras la plata
que es el Marqués de Guardiola.
Cinco dispone su ahinco
con artificios tan nuevos
que en su número lo finco
porque en Carros como expuestos
nos dice cuantas son cinco.
h.190v
Los primeros que en hedores
de sus pellejos podridos
Á influjo de estos señores
salen armas de ¿convidados?
Curtidos los curtidores
justo es moidar diente loa
la pompa que de heses surten
pues aun por carro a la loa
de sucia acequia es que curten
Tomaron una canoa.
De ella triunfal carro amiles
emprenden labrar resueltos
y no en su razón pueriles
que han de tirar aunque envueltos
Carro de acequia los juiles.
Pato es no cisne el que entona
la loa que se escuchaba
obra que turbia se abona
porque con la acequia estaba
Cenagosa la helicona?
Húmedos cual los primeros
por su gremio conocidos
se lanzaron los pulqueros
en su traje aún vestidos
Solo con salir en cueros
Por asentado prefiero?
que de cueras se vistiesen
a pagar de su dinero
porque ellos nunca apetecen
Cosa que no sea de cuero
h.191f
Por desmentir lo fríon
de su carro impertinente
al que llevan; mal garzón.
Como allá en tierra caliente
lo cubres de un pabellón
Pobre vena en mil congojas
por desempeñarlos pena
con un mil de coplas cojas
y muchas en una vena
se sangran por verse rojas
No tiren los mosqueteros
balas a la mojiganga
reparen en los terceros
y para la real guazanga
llamen a los panaderos.
Alegres no salen; antes
de la noche en los capuzes
azotando rocinantes;
de la parroquia y con luces
parecen disciplinantes.
Con la multitud crecida
de pajes y hachas enteras
alquilada y mal vestida
Muestra las asentaderas
y los cascos a la brida.
Al Dios Pan en la función
parece que obsequios dan
pues traen en un carretón
de carne; arrastrado el pan
y su carro en un cajón.
h.191v
Dentro de las Musas francas
Tienen flor de harina pura
y númen de pies; y aún zancas
con babas por levadura
amazaba tortas; blancas.
El dice y su vena pica
poniendo espuela al pegaso
de un gran Capitán la pica
porque también el parnaso
Tiene un salteador garnica.
Los cuartos (de puerco entero)
dentro de un carro o baúl
van del gremio tocinero
que es aunque de oro y azul
de estatuas puercas, chiquero.
Arca de Noe nueva
el carro en que van Cabales
de la Tierra, mar y esfera
Diluvios mil de Animales
mas van los marranos fuera.
Y fue que en no salir tercos
los que de un puerco oro estilan
a otros de oro echaron cercos
y hacer su papel alquilan
a los farsantes por puercos
Por las plazas a su tranza
poner teatros y tablados
h.192f
No al torneo ni a la danza
si a escuchar de los cebados
la chilladora matanza.
El puerco maestro que aborda?
a ensuciar la agua a Talía
los poemas compone y borda;
pero hizo una porquería
porque hasta su vena es gorda
Gorda es, y de ir al Parnaso
Chorreando poder (que pena)
A los trotes del pegaso
se le hinchó tanto la vena
que no pudo dar un paso.
Pero por el este día
tres gremios bien aunados
en su traje e idea fría
Salieron que ni pintados
pero de confitería.
De almpriones aunque obscuros
maestros de tinte y candelas
van campeando seguros
pues al son de las espuelas
se llevan tras sí los muros.
El mayor primor que tiene
y en su festejo se halla
es que rodando va y viene
Todo un lienzo de muralla
y encima por carro un (p) nene
h.192v
Del Sol; dizque es Carro pues
el Pánfilo que lo haría
de la Cabeza a los pies
en una noes (nuez) lo metía
pero le faltó un sies, noes
De Phaetón lo hacen atento
a que aún yendo poco a poco
cayendo el Rey de su asunto
Como si estuviera loco
lo amarran cada momento.
Poeta lego el ajuste
le dio con pies de plomo
y para que de ello guste
le mató al pegaso el lomo
Con un romanzón de fuste.
Al delirar ahora empieza
quando al parnaso se embarca
pues lego en fortuna aviesa
no pudiendo ya del Arca
se sangre de la cabeza.
Nombre a sus coplones da:
aquel que nada hace, Vi=
(en toda su vida hara)
pues siendo del lindo mi-
quiere de un cisne las a-
h.193f
De bronce tira las cuer-
Solo azota con su plu-
con que asi se llega a ver-
de poeta ahorcante gradu-
aún no pronunciado el er-
Y porque no haiga querella,
de aquel que las frases no entiende
sepa que se nombra en ella
al que las voces suspende
y los vocablos degüella
Al que en el diurno pañol
dibujando en densas nieblas
al gran Monarca Español
Con un capuz de tinieblas
Cubre cual verdugo al sol.
Para esto su vena ayuda?
ayuda a un lego ha pedido
y es bien que con ella cuida
que siendo tan estreñido
no puede obrar sin ayuda…
Estas son las fiestas frías
en que mostrando su testa
el Conde y sus granjerías
por saludarnos de fiesta,
nos daba muy buenos días
h.193v
Por calentarlas las da
fuegos de su tiempo ajenos
pues en ellos se vio ya
que para ser algo buenos
no hubieron de ser de acá.
Bien con errores tamaños
ordeno fiero vértigo
el fin de errores
que el fin de fiestas de un siglo
es el mejor festín de años.
El punto de sus vuelos
Señalo bien oportuna
Comedia a cuyos anhelos
Mostró que ingenio y fortuna
aquí anduvieron de duelos.
A los fines desabridos
se vido el principio junto
tal que en trabajos no leídos
el duelo quedó en su punto
y ambos duelistas vencidos
Canto de estas fiestas ha hecho
Poeta de escalera abajo
de los que haciendo el estrecho
Toman para sí el trabajo
y para hogal el provecho.
h.194f
Mas no es fiel su retrato
ni sus facciones compuestas
y solo doy de barato
que quiso hacer grandes fiestas
que quedó el Conde chato.
en cierta plaza por esta
acción, ver si se acomoda
quiere; y oir por V. E. puesta
que si es (para tragar) boda
y para (que gane) fiesta.
Esto el virrey le responde
cuando llega a presentarse
Salese y no sabe donde
y yo se vino a quedarse
aun en esto Chato el Conde.
(Una rúbrica o remate)