Archivo mensual: diciembre 2013

PROYECTO EDITORIAL PARA 2014.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

Habiendo pasado poco más de tres años de que este blog: APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS se puso en marcha, y cumpliendo poco a poco con sus propósitos que le dieron origen, es preciso desplegar a continuación, el proyecto editorial que se tiene previsto para este 2014 que comienza.

En el trabajo general de investigación que administro desde hace 37 años, incluyendo lo que se produce en dicha propuesta virtual, existen tres líneas perfectamente definidas que son, a saber:

-APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS

-ANTOLOGÍAS, y

-REGISTRO GENERAL DE OBRA.

En un apretado resumen, existen 211 carpetas, algunas de las cuales ya están convertidas en libros o discos, mismas que comprenden dos líneas de investigación (la tauromaquia y la historia de la electricidad en México), así como literatura en general. De todo lo anterior, y ya desglosadas dichas carpetas, se pueden contabilizar poco más de 1850 materiales de distinta manufactura y extensión.

De un primer balance, puedo afirmar que para 2014, podré contar con alrededor de 50 a 75 libros por publicar, mismos que propongo como un híbrido, combinando el papel y lo digital. Se trata también de una edición que, en su economía de papel, es y será ecológica.

La colección o colecciones se integrarán por “Obra de autor”.

Cada ejemplar estará firmado y numerado por el autor.

Más adelante, y ya garantizada o posicionada la editorial que se pretende, podrán participar escritores, pintores, fotógrafos, videoastas, músicos y otros creadores cuya obra se encuentra ligada con la difusión cultural de la tauromaquia, así como en el tema de la historia de la electricidad en México.

Por ahora, la edición consistirá en la impresión de un cuadernillo donde aparezca la presentación o justificación de la obra en paginación suficiente para que se acomode en el estuche que contendrá además el disco (CD-ROM o DVD), en el que se desplegará la obra en su conjunto, garantizando derechos de autor por medio de la paquetería que más convenga al efecto, evitando de ese modo cualquier acto de “piratería”, ya que en lo fundamental, las obras se ofrecerán a precios muy accesibles.

El estuche irá revestido con una propuesta más, con objeto de que eleve la calidad del mismo.

En caso de que forme serie, con vistas a convertirse en colección, se numerará la obra en forma consecutiva.

Su venta se realizará en los sitios de costumbre, procurando hacer para cada uno rigurosa presentación. Para pedidos en el resto del país o el extranjero, se realizará estableciendo los mecanismos de costumbre, aprovechando las bondades que ofrece la internet y otros recursos convencionales, como el correo postal ordinario, por ejemplo.

Para su realización se requiere un capitalista, la activa participación de creadores y hacedores, un editor, un corrector de estilo, un especialista en computación y paqueterías diversas así como un responsable en mercadotecnia.

¿Se trata de un proyecto marginal?

Es probable, hasta en tanto no se produzcan los efectos de penetración y comercialización que lo afirmen como tal.

El proyecto es viable y abriría mercado, posicionándose gracias a su novedosa propuesta. Estoy convencido de él.

Un primer despliegue de 52 títulos que, como autor pretendo poner a la consideración de los interesados es el siguiente:

APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 1: CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO Y OTRAS NOTAS DE NUESTROS DÍAS Nº 1

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 13 SERIE: BIOGRAFÍAS TAURINAS, Nº 2. PONCIANO DÍAZ SALINAS, TORERO DEL XIX, A LA LUZ DEL XXI. PRÓLOGO DE D. ROQUE ARMANDO SOSA FERREYRO. CON TRES APÉNDICES DOCUMENTALES DE: DANIEL MEDINA DE LA SERNA, ISAAC VELÁZQUEZ MORALES Y JORGE BARBABOSA TORRES.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 15: CUANDO EL CURSO DE LA FIESTA DE TOROS EN MÉXICO, FUE ALTERADO EN 1867 POR UNA PROHIBICIÓN. SENTIDO DEL ESPECTÁCULO ENTRE LO HISTÓRICO, ESTÉTICO Y SOCIAL DURANTE EL SIGLO XIX.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 16. ATENCO: LA GANADERÍA DE TOROS BRAVOS MÁS IMPORTANTE DEL SIGLO XIX. ESPLENDOR Y PERMANENCIA.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 24. COLECCIÓN DE IMÁGENES ALREDEDOR DEL TOREO, DESDE EL SIGLO XVI Y HASTA NUESTROS DÍAS. VOLUMEN Nº 1.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 24. COLECCIÓN DE IMÁGENES ALREDEDOR DEL TOREO, DESDE EL SIGLO XVI Y HASTA NUESTROS DÍAS. VOLUMEN Nº 2.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 25. HISTORIA SOBRE LA RAZA BRAVA DE SANTÍN.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 29. LAS MOJIGANGAS: ADEREZOS IMPRESCINDIBLES Y OTROS DIVERTIMENTOS…

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 31.TRATADO DE LA POESÍA MEXICANA EN LOS TOROS. SIGLOS XVI-XXI. 2ª EDICIÓN, CORREGIDA Y AUMENTADA.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 31. ANTOLOGÍA DE LA POESÍA MEXICANA EN LOS TOROS. SIGLOS XVI-XXI.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 31. (ANEXO 12). NUEVOS COMPENDIOS PARA EL TRATADO DE LA POESÍA MEXICANA EN LOS TOROS. SIGLOS XVI-XXI. “CALAVERAS TAURINAS”.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 35. RESCATE Y RECREACIÓN DE LAS CORRIDAS DE TOROS A LA USANZA ANTIGUA EN MÉXICO. PROYECTO PARA UNA PRODUCCIÓN COREOGRÁFICA o PUESTA EN ESCENA.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 61. ILUSTRADOR TAURINO MEXICANO (Primera parte).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 62. ARTEMIO DE VALLE-ARIZPE Y LOS TOROS.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 74. CELAYA: RINCÓN DE LA PROVINCIA Y SU FIESTA DE TOROS DURANTE CUATRO SIGLOS. 2ª EDICIÓN CORREGIDA Y AUMENTADA.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 77, 2. CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO Y OTRAS NOTAS DE NUESTROS DÍAS Nº 28 LAS NUESTRAS. TAUROMAQUIA MEXICANA CON TOQUE FEMENINO. (Desde los siglos virreinales y hasta nuestros días).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 89. CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO Y OTRAS NOTAS DE NUESTROS DÍAS Nº 37. FIESTAS DE TOROS DURANTE EL GOBIERNO DE D. JUAN DE ACUÑA, MARQUÉS DE CASA-FUERTE. 1722-1734.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 92. INTRODUCCIÓN, ESTUDIO Y REPRODUCCIÓN FACSIMILAR A LAS FIESTAS DE TOROS, JUEGO DE CAÑAS, y alcancías, que celebró la Nobilísima Ciudad de México, a veinte y siete de Noviembre de este Año de 1640 EN CELEBRACIÓN DE LA venida a este Reino, el Excelentísimo Señor Don Diego López Pacheco, Marques de Villena, Duque de Escalona, Virrey y Capitán General de esta Nueva España, &c. Por Doña María de Estrada / Medinilla.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 100. CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO Y OTRAS NOTAS DE NUESTROS DÍAS Nº 47. LAS CORRIDAS DE TOROS ENTRE INDEPENDENCIAS Y REVOLUCIONES. UNA REVISIÓN HISTÓRICA.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 103. PARTICIPACIÓN DEL GANADO BRAVO DE ATENCO DURANTE EL SIGLO XIX MEXICANO Y LOS PRIMEROS AÑOS DEL XX. (1815 – 1915).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 104. EFEMÉRIDES TAURINAS NOVOHISPANAS. (PRIMERA SERIE QUE CONSTA DE 54 CAPÍTULOS).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 110. JOSÉ GUADALUPE POSADA EN LOS TOROS. (CRONISTA DE LA IMAGEN).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 111. GLOSARIO y DICCIONARIO TAURINOS.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 112. REVELANDO IMÁGENES TAURINAS MEXICANAS. (PRIMERA SERIE 2010-2012).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 113. EDITORIALES PUBLICADAS EN EL BLOG: APORTACIONES HISTÓRICO-TAURINAS MEXICANAS (2010-2011).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 113. EDITORIALES PUBLICADAS EN EL BLOG: APORTACIONES HISTÓRICO-TAURINAS MEXICANAS (2012).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 113. EDITORIALES PUBLICADAS EN EL BLOG: APORTACIONES HISTÓRICO-TAURINAS MEXICANAS (2013).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 114 AHTM114. DEL ANECDOTARIO TAURINO MEXICANO. (PRIMERA SERIE, 2010-2013).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 115. DE FIGURAS, FIGURITAS y FIGURONES. (PRIMERA SERIE, 2010-2012).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 116. EL ARTE… ¡POR EL ARTE! (PRIMERA SERIE, 2010-2013).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 117. MUSEO-GALERÍA TAURINO MEXICANO (PRIMERA SERIE, 2010-2012).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 119. CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO (PRIMERA SERIE, 2012).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 125. CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO Y OTRAS NOTAS DE NUESTROS DÍAS Nº 50.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 126. CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO Y OTRAS NOTAS DE NUESTROS DÍAS Nº 51. ORIGEN, DESARROLLO y CONSOLIDACIÓN DE LA PRENSA TAURINA EN MÉXICO. DEL SIGLO XVI A NUESTROS DÍAS.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 127. CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO Y OTRAS NOTAS DE NUESTROS DÍAS Nº 52. “a toro pasado”.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 130. CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO Y OTRAS NOTAS DE NUESTROS DÍAS Nº 55.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 132. NUEVOS COMPENDIOS PARA EL TRATADO DE LA POESÍA MEXICANA EN LOS TOROS. SIGLOS XVI-XXI. PONCIANO DÍAZ ÍNTIMO.(73 POEMAS y CORRIDOS DEDICADOS A PONCIANO DÍAZ).

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 133. CARTELERÍA TAURINA EN GUANAJUATO. (1873-1923). CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO Y OTRAS NOTAS DE NUESTROS DÍAS Nº 57.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 134. CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO Y OTRAS NOTAS DE NUESTROS DÍAS Nº 58.

 –APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 135. CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO Y OTRAS NOTAS DE NUESTROS DÍAS Nº 59. Un día en la vida de… Ponciano Díaz, torero del XIX mexicano. 

ANTOLOGÍAS

 –ANTOLOGÍA Nº 4: “EL PANTEÓN RECREADO” O LA FASCINACIÓN TOCADA DE DELIRIO. (PRIMERA VERSIÓN)

 –ANTOLOGÍA Nº 11: CONFERENCIAS DICTADAS POR JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE DE 1984 A 2010. (1)

 –ANTOLOGÍA Nº 12: CONFERENCIAS DICTADAS POR JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE DE 1984 A 2010. (2)

 –ANTOLOGÍA Nº 13: CONFERENCIAS DICTADAS POR JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE DE 1984 A 2010. (3)

 –ANTOLOGÍA Nº 14: CONFERENCIAS DICTADAS POR JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE DE 1984 A 2010. (4)

 –ANTOLOGÍA Nº 15: CONFERENCIAS DICTADAS POR JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE DE 1984 A 2010. (5)

 –ANTOLOGÍA Nº 16: CONFERENCIAS DICTADAS POR JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE DE 2010 A 2012. (6) 

REGISTRO GENERAL DE OBRAS

 –REGISTRO GENERAL DE OBRA Nº 5: HISTORIAS SOTERRADAS.

 –REGISTRO GENERAL DE OBRA Nº 34. ELECTROCARDIORISAS: 71 CARICATURAS INÉDITAS DE ALBERTO ISAAC AHUMADA. BREVE ESTUDIO Y BREVE INTRODUCCIÓN DE JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE. ARCHIVO HISTÓRICO DE LUZ Y FUERZA DEL CENTRO.

 –REGISTRO GENERAL DE OBRA Nº 36. EFEMÉRIDES DE LUZ y FUERZA DEL CENTRO (1903-2013). PRIMERA SERIE QUE CONSTA DE 50 CAPÍTULOS.

 –REGISTRO GENERAL DE OBRA Nº 54. PONENCIAS, CONFERENCIAS y DISERTACIONES EN TORNO AL TEMA DE LA ELECTRICIDAD EN MÉXICO. (2007-2013).

Espero contar en su momento, con la anuencia y disposición de otros autores, creadores y hacedores para consolidar –con todas sus propuestas-, este primero paso en la aspiración por un proyecto que, a lo que se ve, tiene enormes posibilidades de materializarse.

De igual forma y esto es lo más importante, se requiere la presencia de un capitalista. No es un proyecto costoso. Es importante en todo caso, que las partes coincidan en la creación de una microempresa, con vistas a estimular la lectura, al menos en esta etapa, con dos temas bien definidos. En la medida en que vaya en aumento su cobertura, en esa medida permitirá que el abanico de posibilidades se incremente notoriamente, ampliándose en dicho sentido el marco de referencia de una editorial que se pretende plenamente consolidada y partícipe en alentar la difusión de la cultura en nuestro país.

Queda como pendiente la denominación de origen. Es decir, darle un nombre preciso y puntual a este proyecto, mismo que servirá como identificación, como referente en un medio que requiere incentivar la dimensión de todos estos patrimonios culturales.

31 de diciembre de 2013.

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ANTONIO NAVARRETE, DE UN RETRATO AL AUTORRETRATO.

EL ARTE… ¡POR EL ARTE!

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

    Faltaban pocos años para que Juan Belmonte acabara con su vida en Gómez Cardeña, su finca sevillana en aquel fatídico 8 de abril de 1962. Transcurría 1957, y durante esos días, circuló una revista, de las que se ocupaban entonces del tema taurino, aunque no en su totalidad, pero que seguía siendo asunto de conversación y de contenido. Se trata de Reseña. Deportes y Toros. El número 10, del 6 de marzo publicó en su portada este retrato de un joven pintor, ya maduro en sus afirmaciones estéticas, alumno sobresaliente del valenciano Carlos Ruano Llópis y con muy frescas nociones gracias a las recientes clases en l´Académie de Beaux Arts en París.

JUAN BELMONTE_A. NAVARRETE

 Me refiero a Antonio Navarrete, que por aquellos tiempos ya daba de qué hablar, llevando a sus espaldas el estigma de su maestro, tuvo que definir su propia línea. Y esta llegó a buena hora, con lo que en obras como la presente, decide seguir los pasos de otros tantos retratistas, que en tanto maestros de la pintura, se ocuparon en diversas épocas de realizar tales empeños. Desde antiguos retratos funerarios ubicados en Egipto hasta las más recientes obras de creadores conceptuales o de instalaciones, el retrato se ha convertido, cuando es un ejercicio que refleje calidad y definición de estilo en el artista, en una manifestación más que no escapa a la producción, en este caso de pintores que, como Antonio Navarrete se encontró y se reencontró multitud de ocasiones con el tema taurino, que hizo suyo, hasta el punto de que hoy día, tal cual sucediera en su momento con Francisco de Goya, también nuestro creador es, a su vez el hacedor de la “Tauromaquia de Antonio Navarrete”, misma que se materializa, entre 1996 y 2005 en dos obras concretas, que son:

 La tauromaquia en México por Antonio Navarrete, con textos de Manuel Navarrete y la más reciente: 

 TRAZOS DE VIDA y MUERTE1

Antonio Navarrete Tejero: Trazos de vida y muerte. Por (…). Textos: Manuel Navarrete T., Prólogo del Dr. Juan Ramón de la Fuente y un “Paseíllo” de Rafael Loret de Mola. México, Prisma Editorial, S.A. de C.V., 2005. 330 p. ils., retrs.

    Quiso el destino, y también como ocurre y ha ocurrido con infinidad de pintores y artistas, que el propio Antonio Navarrete dejara plasmado un óleo en el que queda para la posteridad su propio autorretrato, que aparece en la solapa izquierda de esta misma edición, la cual encierra, en buena medida lo mejor de su producción pictórica. Vaya desde aquí, el merecido homenaje a don Antonio, el de los toros.

 TRAZOS DE VIDA y MUERTE3

Loor al maestro…

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LA ARROGANCIA EN LAS FIGURAS.

REVELANDO IMÁGENES TAURINAS MEXICANAS.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

    Observen estas dos fotografías: Hay en ellas fuerte carga de arrogancia, de aplomo, de profundos significados por lo ya hecho, y de que no habrá nada ni nadie que lo destruya. Es como aquella vieja sentencia gitana que le he oído recitar a la “señá” Gabriela Ortega, cuando dice: “Los besos que yo te di, esos nadie te los quita…” Y es que así es, justo cuando al final de la vida del hombre parecen marcarse con huellas definitivas un cierto conjunto de compromisos ya construidos con los que cada uno de esos seres sentirán haber llegado al final del camino, superando uno de los entrañables poemas de Gabriel Celaya cuando en su parte central se eleva el siguiente verso: “Nunca digas no puedo mas / y aquí me quedo…”

   David Alfaro Siqueiros, uno de los tres grandes muralistas que dio el siglo XX mexicano, junto a Diego Rivera y José Clemente Orozco… Juan Silveti Reynoso otro de los enormes toreros que hizo época al lado de Rodolfo Gaona o de Luis Freg y Vicente Segura hace un siglo cabal. Su presencia vital, rotunda, imponente nos deja apreciar a estos dos “señorones” que se sabían actores principales en las diversas obras que representaron a lo largo de sendas trayectorias plagadas de capítulos oscuros y anecdóticos. A cada uno se le estimó y se le respetó en la dimensión que concibieron, al punto de que en nuestros días ambos siguen siendo tema de conversación, manteniéndose así su vigencia como si David protagonizara otra de sus escandalosas escenas, o “Juan sin miedo” aterrorizara a más de dos con sus alardes y envalentonamientos de torero bragado, altivo, provocador.

   De esos personajes en extinción sólo queda el remedio de encontrarlos en algún momento del día andando por la calle, serenos, pero sin olvidar que son David y Juan, de que van en actitud alerta listos a enfrentar o retar a cualquiera que los encare sin saber que son David y Juan, ni más ni menos.

 ARROGANCIA_DAVID ALFARO SIQUEIROS

La arrogancia de David…

 A SIQUEIROS_PABLO NERUDA

SIQUEIROS-AL-PARTIR2

   Y así como Pablo Neruda dedicara a la partida del genial David estos versos maravillosos, así también dos viejos intérpretes del corrido, Ricardo Jiménez Sánchez y Anselmo Castro Cabada, ofrendan una “Despedida de Silveti” en un corrido que encontré en esas viejas revistas que, como la denominada Reseña. Deportes y toros, N° 9, del 27 de febrero de 1957 registró el siguiente testimonio:

 img268

La arrogancia de Juan…

   El corrido va así:

DESPEDIDA DE SILVETI

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LOS TOROS DE HARO EN LA «MÉXICO».

CRÓNICA DE ALGUNAS COSAS VISTAS y NO VISTAS. LA SÉPTIMA.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

    Especie de “Guerra Florida” fue la que se libró ayer, entre varilargueros (mexicas) y toros (tlaxcaltecas) en el ruedo de batalla de la plaza “México”. Conviene recordar que dicha denominación se dio a partir de las cruentas batallas habidas entre mexicas y tlaxcaltecas desde fechas tan remotas como las del imperio del tlatoani Moctezuma Ilhuicamina (1440-1458) hasta el de Moctezuma Xocoyotzin (1502-1519). Fueron enfrentamientos muy sangrientos que llegaron a extremos de confrontar el sentido religioso, lo que permitió a los conquistadores españoles que ya estaban en estas tierras desde 1519 quienes interpretaron tal circunstancia desde su propia mirada, aunque parte de dichas interpretaciones ya cedieron ante nuevos y valiosos estudios, como el de José Eduardo Contreras Martínez[1] el cual concluye argumentando “que las guerras entabladas entre mexicas y tlaxcaltecas una vez iniciado el siglo XVI tienen más el carácter de guerras de conquista, debido a la inquietante oposición política que Tlaxcala representaba para los mexicas. Tlaxcala era un pueblo que impedía la completa estabilidad de las provincias tributarias de Tenochtitlan, y que además se había constituido en la principal fuerza política del valle poblano-tlaxcalteca en el momento en que (Hernán) Cortés arribó a los valles centrales de Mesoamérica (…)

   Sirva lo anterior como el contexto suficiente, como el telón de fondo para entender que esa otra “Guerra Florida”, la que presenciamos ayer en la plaza de toros capitalina, fue la representación de combate entre los toros tlaxcaltecas de de Haro y los lanceros mexicas, quienes –y aquí mi sospecha-, hicieron uso de armas indebidas, como la famosa “leona”, que es una puya antireglamentaria por poseer mayores dimensiones que las permitidas, mismas que ocasionan un daño elevado, como el que se produjo además, en forma masiva, dado el número de puyazos que recibió la mayoría de los ocho toros que se lidiaron ayer, que chorreaban sangre desde el morrillo y hasta la pezuña. El artículo 45 del reglamento taurino vigente dice lo siguiente, al respecto de la observación que aquí se hace:

 ARTÍCULO 45. Las puyas empleadas para picar reses en corridas de toros, tendrán forma de pirámide triangular, cortante y punzante, de veintinueve milímetros de extensión en sus aristas y de diecisiete milímetros por lado en su base. Para novilladas, estas puyas serán de veintiséis milímetros de extensión por quince milímetros de base.

El tope será de ochenta milímetros; de la base al borde del tope habrá siete milímetros, y del centro de cada una de las caras en su base al tope, nueve milímetros. Lo anterior para las corridas de toros y novilladas, salvo que para éstas la longitud del tope será de setenta y cinco milímetros. Remachadas al casquillo donde entra la vara, las puyas serán de acero, afiladas en piedra de agua y con los tres filos rectos. Tendrán un casquillo de hierro para fijarlas en la garrocha. La cruceta medirá seis centímetros por lado. En novilladas se podrá autorizar el uso de puyas de veintinueve milímetros cuando el tamaño y la fuerza del ganado a lidiar así lo ameriten.

Cuando en una novillada se anuncien novillos que alcanzan la edad de toro, previo consentimiento del ganadero, podrán ser picados con puyas utilizadas para toros.

Los topes podrán ser de madera, hierro o aluminio en su base y estarán cubiertos con cordel de cáñamo, fuertemente enredado.[2]

    Y es que muy en el estilo de la casa, se impuso lo “viejo”, lo que viejos ganaderos de este linaje tlaxcalteca dieron a sus toros, los que proceden concretamente de La Laguna, ganadería que detentaron Lubín y Romárico González, y que luego don Manuel de Haro supo continuar con las nuevas cruzas, que hoy está bajo la égida de Antonio de Haro González. Fueron toros, ni más ni menos, y creo que tal circunstancia debe haber puesto en alerta a más de uno por el hecho de tan severo castigo que se impuso al conjunto de ejemplares, varios de ellos muestra de bravura y nobleza que fue celebrada al final de sus lidias, con el tributo glorioso de la ovación de un público que supo entender lo que significa haber visto aquella cabal demostración de que en México sí hay toros, y que son bravos.

   A punto de comenzar el festejo, sorprendió la actitud generosa, seguramente previa autorización, pues de pronto los “cadeneros” que ha impuesto la empresa para evitar que quienes compramos un boleto de primero o segundo tendido de pronto nos coloquemos en barrera, ante las más recientes evidencias de desolación que imperan en los tendidos del coso de la colonia Nochebuena, el caso es que se nos “invitó” cordialmente a ocupar dichas localidades, lo que vino a componer un poco la entrada, la cual fue nutrida en tales localidades al punto de que en la transmisión que, por televisión se desarrolla cada ocho días, ello pudo ser un punto aparente de que la gente responde y los tendidos se “llenan”. Cosas de la mercadotecnia pero también de ese empeño en no querer impulsar un espectáculo al que se deben esas empresas que juegan un papel determinante en su desarrollo y difusión.

   Pues bien, con esos toros, hubo en el ruedo tres alternantes a los que, aplicando el beneficio de la duda por su minoritaria acumulación de actuaciones en este 2013, se las entendieron en una oportunidad de oro, pues salirle a toros como los de Haro significaba encumbrarse. Si le pueden a esos toros, podrán con otros, en definitiva, así lo pensamos muchos. Sin embargo, Federico Pizarro, Pepe López y Ricardo Rivera consiguieron, a cuentagotas cubrir el expediente en forma honrosa, aunque no definitiva ni contundente, a pesar de que Pizarro obtuviese una muy bien ganada oreja de su primero, al que le faltó un “pelín” para que cuajara la faena en términos de redondeo y conexión con el público, el que seguramente esperaba más del diestro capitalino. En efecto, selló varias series con firmeza pero faltas de solidez que no lograron coquetear con la gloria. Y es que con esos toros, aún y cuando su lidia no significó que permaneciéramos al filo de nuestros asientos, sí contemplamos la nobleza, la enjundia, en unos; la codicia y la raza en otros. No fueron toros para “monerías” sino para desplegar conocimiento en varias lidias, el cual estuvo ausente. Ante esa notoria estandarización materializada en la faena moderna, venida de un mismo molde, los tres espadas no apostaron, o quizá ni se dieron cuenta que lo que hizo falta en su labor fue dominar, “castigar”, “someter” y después hacer suyo a sus ejemplares para encumbrarse.

   En el primero de la tarde sí que nos frotamos las manos con los lances de recibo a la Verónica del colombiano, rematados con sendas y cadenciosas “medias” que parecían echar a volar las campanas… Después, como en una depresión económica, vino el declive y las esperanzas forjadas en Rivera se diluyeron en el patético remate de su segundo toro, que se fue al destazadero con un abundante manojo de descabellos, todo ello como resultado de que o no practican, o no ensayan ni la estocada ni el descabello, ya sea con la carretilla y hasta el cansancio. O también que estén metidos en los rastros, aguzando sus quehaceres y habilidades como “matadores de toros” que son.

   Pepe López debe afinar todo empeño para combatir sus defectos, si no, está condenado a ser uno de los del montón. Con la capa no se define, y con la muleta cumple, por equivocación, pero la cumple, aquella vieja sentencia que tanto combatió Gregorio Corrochano al respecto de que hay ciertos toreros que dan pasos entre los pases y ese proceder es indebido. Va contra los principios que la tauromaquia ha ganado en medio de su evolución a contracorriente, evolución que ha afinado los viejos procederes de un toreo guerrero, bélico, hasta alcanzar lo que hoy día ha logrado: ser un toreo de cadencia y armonía, toreo estético, que se encuentra en grave riesgo también de ser una reiteración, de caer en el minimalismo de verónicas, chicuelinas, naturales y derechazos, punto. Y esto lo vienen haciendo reiteradamente muchos toreros, en forma sistemática la cual, por su sola intrascendencia, no está alcanzando las cotas de obras magníficas, sino de simples entregas de líneas comerciales que por más que muchos se empeñen en decirnos que son “obras de arte”, no lo serán hasta en tanto el público eleve al nivel de figura al torero que quieran. Y de figura a “mandón” todavía ha de pasar un rato, que por eso Manolo Martínez, uno de los últimos, o quizá el último, contra viento y marea, se impuso desde esa categoría.

   Dio gusto ver toros, pero incomoda saber que en breve, volveremos a las imágenes de fantasía, y más cuando se acercan fechas conmemorativas como las que rodean un nuevo aniversario de la plaza de toros “México”, en que se impondrán “toros” comerciales y toreros que, a decir de la publicidad son “figuras”. Lamento que ninguno de esos protagonistas, por ahora, se haya dado el gusto de enfrentar ejemplares como los de Haro que, como ya vimos o supusimos, crearon incomodidad entre las cuadrillas. Al final, y en ese necesario balance, pudimos apreciar al toro, donde por cierto más de uno al rematar en tablas o burladeros luego de fuertes muestras de casta, las puntas, el diamante quedaban casualmente intactas, o de que los pitones se astillaran o escobillaran. Nada casual en el asunto. No eran tampoco toros de imponente cornamenta, pero en el equilibrio que da la edad, con aquellas cabezas bien rematadas se tenía la certeza de que eran toros, sin más.

30 de diciembre de 2013.


[1] Disponible diciembre 30, 2013 en: http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=1537 José Eduardo Contreras Martínez: “En torno al concepto de guerra florida entre tlaxcaltecas y mexicas”.

[2] REGLAMENTO TAURINO PARA EL DISTRITO FEDERAL, Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 21 de mayo de 1997. Ultima reforma publicada en la Gaceta Oficial el 25 de octubre de 2004., 39 p., p. 21.

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MADAME CALDERÓN DE LA BARCA OPINA SOBRE LAS CORRIDAS DE TOROS.

MUSEO GALERÍA TAURINO MEXICANO. 

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   La Marquesa Calderón de la Barca en la novena carta de La vida en México deja amplísima relación de una corrida presenciada a principios de 1840.

 En aquella ocasión, a pesar de quedar deslumbrada por el brillo de un espectáculo cuya «gran belleza» no pudo dejar de reconocer, todavía sintió ciertos remordimientos por haber gustado sin excesivas náuseas de esa repugnante forma de atormentar a un animal hacia el cual, sobre todo atendiendo a que su peligrosidad la rebajaba el hecho de que las puntas de sus pitones se hallaran embotadas sentía mayor simpatía «que por sus adversarios del género humano».

 

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Frances Eskirne Inglis, mejor conocida como Madame CALDERÓN DE LA BARCA, autora de La vida en México, durante una residencia de dos años en ese país, debe haber conocido perfectamente a Bernardo Gaviño, del que relata algunas hazañas en su “diario”.

En La vida en México, durante una residencia de dos años en ese país. Editorial Porrúa, S.A., 1981.

    Esta mujer, Frances Erskine Inglis, escocesa de nacimiento, con unas ideas avanzadas y liberales en la cabeza acepta el espectáculo, se deslumbra de él y hasta construye una famosísima frase que nos da idea precisa de cómo, sin demasiados aspavientos como los demostrados por otros europeos y anglosajones, comulga con la fiesta. La frase va así: «Los toros son como el pulque. Al principio les tuerce uno el gesto, luego les toma uno el gusto.

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SOBRE SUERTES TAURINAS MEXICANAS EN DESUSO.

ILUSTRADOR TAURINO.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

  PRIMEROS TOREROS NOVOHISPANOS QUE A PIE O A CABALLO ENFRENTARON LEGALIDAD Y TRADICIÓN.[1]

    El torneo y la fiesta caballeresca primero se los apropiaron conquistadores y después señores de rancio abolengo. Personajes de otra escala social, españoles nacidos en América, mestizos, criollos o indios, estaban limitados a participar en la fiesta taurina novohispana; pero ellos también deseaban intervenir. Esas primeras manifestaciones estuvieron abanderadas por la rebeldía. Dicha experiencia tomará forma durante buena parte del siglo XVI, pero alcanzará su  dimensión profesional durante el XVIII.

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 Este biombo, fruto de manos anónimas, representa las fiestas con que se celebró la recepción del virrey don Francisco Fernández de la Cueva Enríquez, Duque de Alburquerque en 1702 en el fantástico bosque de Chapultepec.

   Tríptico anónimo que representa diversas vistas del recibimiento que hizo la ciudad de México a su virrey don Francisco Fernández de la Cueva, duque de Alburquerque, en el Alcázar de Chapultepec, en 1702. Perteneció a los duques de Castro-Terreño.

Fuente: Banco Nacional de México. Colección de arte.

    El padre Motolinía señala que “ya muchos indios usaran caballos y sugiere al rey que no se les diese licencia para tener animales de silla sino a los principales señores, porque si se hacen los indios a los caballos, muchos se van haciendo jinetes, y querranse igualar por tiempo a los españoles”.

   Lo anterior no fue impedimento para que naturales y criollos saciaran su curiosidad. Así enfrentaron la hostilidad básicamente en las ciudades, pero en el campo aprendieron a esquivar embestidas de todo tipo, obteniendo con tal experiencia, la posibilidad de una preparación que se depuró al cabo de los años. Esto debe haber ocurrido gracias a que comenzó a darse un inusual crecimiento del ganado vacuno en gran parte de nuestro territorio, el cual necesitaba del control no sólo del propietario, sino de sus empleados, entre los cuales había gente de a pie y de a caballo. Ejemplo evidente de estas representaciones, son los relieves de la fuente de Acámbaro (Guanajuato), que nos presentan tres pasajes, uno de los cuales muestra el empeño de a pie, común en aquella época, forma típica que consistía en un enfrentamiento donde el caballero se apeaba de su caballo para, en el momento más adecuado, descargar su espada en el cuerpo del toro ayudándose de su capa, misma que arrojaba al toro con objeto de “engañarlo”. Dicha suerte se tornaba distinta a la que frecuentó la plebe que echaba mano de puñales. Sin embargo esto ya es señal de que el toreo de a pie comenzará a tomar fuerza. Otra escena de la fuente de Acámbaro nos presenta el uso de la «desjarretadera», instrumento de corte dirigido a los tendones de los toros. En el “desjarrete” se lucían principalmente los toreros cimarrones, que habían aprendido tal ejercicio de los conquistadores españoles. Otra escena nos representa el momento en que un infortunado diestro está siendo auxiliado por otro quien lleva una capa, dispuesto a hacer el «quite».

   Pero durante los siglos XVII y XVIII se dieron las condiciones para que el toreo de a pie apareciera con todo su vigor y fuerza. Un rey como Felipe V (1700-1746) de origen y formación francesa, comenzó a gobernar apenas despierto el también llamado «siglo de las luces». El borbón fue contrario al espectáculo que detentaba la nobleza española y se extendía en la novohispana. En la transición, el pueblo se benefició directamente del desprecio aristocrático, incorporándose al espectáculo desde un punto de vista primitivo, sin las reglas con que hoy cuenta la fiesta. Un ejemplo de lo anterior se encuentra ilustrado en el biombo que relata la recepción del duque de Alburquerque (don Francisco Fernández de la Cueva Enríquez) en 1702, cuya escena central es precisamente una fiesta taurina.

   Para ese año el toreo todavía sigue siendo a caballo pero con la presencia de pajes atentos a cualquier señal de peligro, quienes se aprestaban a cuidar la vida de sus señores, ostentosa y ricamente vestidos.

   He allí un indicio de lo que pudo haber sido el origen del toreo de a pie en México, el cual fue capaz de mostrar el talento de los que lo ejecutaban, en medio de sus naturales imperfecciones.

PARTE CENTRAL DEL BIOMBO

Detalle de la parte central del biombo ya reseñado.

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La artesana mano interpreta la forma de ser del toreo encabezado por los estamentos en el inicio del siglo XVIII mexicano.

Fuente: Archivo General de la Nación [A.G.N.] Ramo: Tierras, vol. 1783, exp. 1, f. 21v. Códice “Chapa de Mota”.

    Para separar a los animales surge el vaquero quien, en el siglo XVI creó el rodeo, forma puramente mexicana legalizada incluso por el virrey Martín Enríquez de Almanza en 1574. Consistía en una batida circular sobre un territorio amplio en extensión cuyo propósito era concentrar al ganado en un punto “donde con la ayuda de una especie de garrochas, muy parecidas a las andaluzas, se apartaba el ganado que deseaban seleccionar”. Surgió con este nuevo personaje una expresión que acabó siendo nacional, mediando para ello una necesidad de un lucimiento no solamente limitado al campo, sino que además, era la plaza pública, la plaza de toros, el otro sitio para obtener el privilegio del aplauso. Y entre el ruedo y el campo la expresión acabó transformada en una manifestación artística.

   La necesidad que tiene el indio por equipararse a las capacidades del español, en los ejercicios ecuestres y campiranos produce reacciones que seguramente se manifestaron a espaldas de quien lo conquistó y le negó la posibilidad de realizar labores comunes en la plaza. El campo fue más bondadoso en ese sentido y concedió al natural de estas tierras, encontrarse con un ambiente al que imprimió su propio carácter, su “ser” en consecuencia. Bajo esas condiciones es muy probable que los indígenas hayan efectuado los primeros intentos por acercarse al toreo de a caballo, y por ende, al de a pie, con el que ganaron terreno sobre los españoles.


[1] José Francisco Coello Ugalde: Novísima grandeza de la tauromaquia mexicana (Desde el siglo XVI hasta nuestros días). Madrid, Anex, S.A., Editorial “Campo Bravo”, 1999. 204 p. Ils, retrs., facs.

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“P.DRÍN” y “TRESPICOS”, PERIODISTAS TAURINOS DE FINALES DEL SIGLO XIX MEXICANO.

MUSEO GALERÍA TAURINO MEXICANO. 

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

    Es a partir de 1884 en que aparece el primer periódico taurino en México: El Arte de la Lidia, dirigido por Julio Bonilla, quien toma partido por el toreo “nacionalista”, puesto que Bonilla es nada menos que el representante de Ponciano Díaz. Dicha publicación ejemplifica una crítica al toreo español que en esos momentos están abanderando diestros como José Machío; pero también por Luis Mazzantini, Diego Prieto, Ramón López o Saturnino Frutos.

   La participación directa de una tribuna periodística diferente y a partir de 1887, fue la encabezada por Eduardo Noriega quien estaba decidido a “fomentar el buen gusto por el toreo”. La Muleta planteó una línea peculiar, sustentada en promover y exaltar la expresión taurina recién instalada en México, convencida de que era el mejor procedimiento técnico y estético, por encima de la anarquía sostenida por todos los diestros mexicanos, la mayoría de los cuales entendió que seguir por ese camino era imposible; por lo tanto procuraron asimilar y hacer suyos todos los novedosos esquemas. Eso les tomó algún tiempo. Sin embargo pocos fueron los que se pudieron adaptar al nuevo orden de ideas, en tanto que el resto tuvo que dispersarse, dejando lugar a los convenientes reacomodos. Solo hubo uno que asumió la rebeldía: Ponciano Díaz Salinas, torero híbrido, lo mismo a pie que a caballo, cuya declaración de principios no se vio alterada, porque no lo permitió ni se permitió tampoco la valiosa oportunidad de incorporarse a ese nuevo panorama. Y La Muleta, al percibir en él esa actitud lo combatió ferozmente. Y si ya no fue La Muleta, periódico de vida muy corta (1887-1889), siguieron esa línea El Toreo Ilustrado, El Noticioso y algunos otros más, que totalizan, por ahora un número cercano a los 120 títulos.

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Pedro Pablo Rangel “P.DRIN”, miembro del grupo taurino “PEDRO ROMERO”, auténtico cenáculo, hizo gran labor por la fiesta, reforzándola desde sus cimientos ideológicos, para valorar después el sentido estético y técnico de la fiesta.

Fuente: LECTURAS TAURINAS DEL SIGLO XIX, p. 147.

    A todo este conjunto de datos, no puede faltar una pieza importante, alma fundamental de aquel movimiento, que se concentró en un solo núcleo: el centro taurino “Espada Pedro Romero”, consolidado hacia los últimos diez años del siglo XIX, gracias a la integración de varios de los más representativos elementos de aquella generación emanada de las tribunas periodísticas, y en las que no fungieron con ese oficio, puesto que se trataba –en todo caso- de aficionados que se formaron gracias a las lecturas de obras fundamentales como el “Sánchez de Neira”, o la de Leopoldo Vázquez. Me refiero a personajes de la talla de Eduardo Noriega, Carlos Cuesta Baquero, Pedro Pablo Rangel, Rafael Medina y Antonio Hoffmann, quienes, en aquel cenáculo sumaron esfuerzos y proyectaron toda la enseñanza taurina de la época. Su función esencial fue orientar a los aficionados indicándoles lo necesario que era el nuevo amanecer que se presentaba con el arribo del toreo de a pie, a la usanza española en versión moderna, el cual desplazó cualquier vestigio o evidencia del toreo a la “mexicana”, reiterándoles esa necesidad a partir de los principios técnicos y estéticos que emanaban vigorosos de aquel nuevo capítulo, mismo que en pocos años se consolidó, siendo en consecuencia la estructura con la cual arribó el siglo XX en nuestro país.

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Eduardo Noriega “TRESPICOS” fue uno de los más entusiastas dirigentes en aquel centro de operaciones llamado “ESPADA PEDRO ROMERO”.

Fuente: LECTURAS TAURINAS DEL SIGLO XIX, p. 213.

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SOBRE SUERTES TAURINAS MEXICANAS EN DESUSO.

ILUSTRADOR TAURINO.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

  DE COMO EL TOREO DE A CABALLO SE REPRESENTÓ POR PRIMERA VEZ EN LA NUEVA ESPAÑA.[1]

    Entre el 20 de abril de 1519 y el 13 de agosto de 1521 se desarrollaron los momentos más intensos de la conquista española sobre el poderoso Imperio Mexica, fundado en la ciudad de Tenochtitlan. Los mexicas aplicaron un control férreo sobre pueblos que terminaron siendo sometidos por la vía del tributo; no cumplirlo significaba la guerra. Los cempoaltecas, chalcas, totonacas y los tlaxcaltecas, entre otros, contribuyeron a su decadencia cuando hicieron alianza con los españoles.

   La capitulación de la gran ciudad de México-Tenochtitlan ocurrió el día de san Hipólito del año del señor de 1521, y a partir de ese momento comenzó el periodo colonial que abarcaría tres siglos de esplendor.

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La suerte de alancear toros fue escena común en la Nueva España, tan luego se dio paso a la colonización. En Antonio Navarrete. TAUROMAQUIA MEXICANA, Lám. Nº 5. “El alanceo de toros”.

    Las fiestas y torneos caballerescos nos muestran uno de los múltiples aspectos que  conforman la vida cotidiana de una sociedad, en este caso, la novohispana. “Correr toros” se decía comúnmente y es ahí donde las historias nos hablan de un primer festejo celebrado en lo que hoy día son los terrenos del convento de San Francisco, justo el 24 de junio de 1526, noticia que entre otros, registró el propio conquistador Hernán Cortés, en estos términos: “Otro día, que fue de San Juan, como despaché este mensajero, [para dar la bienvenida al visitador Luis Ponce de León] estando corriendo ciertos toros y en regocijo de cañas y otras fiestas…”; todo ello en su quinta Carta-Relación, que conoció al detalle el Rey Carlos V en España.

   Aunque nos asalta la duda sobre los “ciertos toros” que menciona el propio Cortés. ¿Acaso no serían los “extraños toros mexicanos con pelaje de león y joroba parecida a la de los camellos” que asimismo los describe Cortés y cuya similitud es igual al bisonte que tenía Moctezuma en su maravilloso zoológico?

   Poco a poco fueron llegando diferentes variedades de ganado no sólo de España, también de islas como La Española, las Antillas o de Cuba, al grado de que el mismo Cortés envió al valle de Toluca un buen número de ellas.

   Por cierto, era común en aquellos tiempos el juego de cañas. “Correr cañas” eran una antigua forma de destreza hípica en la que los contendientes se arrojaban mutuamente lanzas, el fin de este simulacro de guerra era derribar a los adversarios o desarmarlos.

   Torneos y justas son las primeras demostraciones deportivas de los españoles en tierras nuevas. Para ello fue necesario el elemento material que era suprema condición: el caballo. La moda caballeresca de los siglos XV y XVI estaba aquí. El español buscó defender la tradición medieval. Toros y cañas iban juntos, como espectáculos suntuosos y brillantes en la conmemoración de toda solemnidad.


[1] José Francisco Coello Ugalde: Novísima grandeza de la tauromaquia mexicana (Desde el siglo XVI hasta nuestros días). Madrid, Anex, S.A., Editorial “Campo Bravo”, 1999. 204 p. Ils, retrs., facs.

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SOBRE SUERTES TAURINAS MEXICANAS EN DESUSO.

ILUSTRADOR TAURINO.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   A partir de la presente colaboración, integraré a dicha serie un conjunto de suertes taurinas mexicanas que ya no se practican o quedaron en desuso o el olvido. He aquí la primera:

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“El Loco” figura que condimentó los espectáculos durante buena parte del siglo XIX.

   Durante el virreinato del Marqués de Croix, sobre 1769, los espectáculos taurinos empezaron a ser invadidos por diversiones ajenas al mismo que se ejecutaban en los intermedios de la lidia, y que mucho entusiasmaron a los taurómacos de aquella época, como una que consistía en que un torero, el precursor del payaso o loco de los toros, llevando el traje que usaban los pobres dementes del Hospital de San Hipólito, provocaba a la fiera y se metía violentamente en una pipa vacía, recibiendo ésta la embestida del bravo animal. Julio Figueroa se llamaba el loco que por aquellos años era principalísima figura en la cuadrilla de que era capitán y primer espada, Tomás Venegas, “El Gachupín Toreador”.

En Antonio Navarrete: TAUROMAQUIA MEXICANA, Lám. Nº 11 “El loco toreador”.

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ARCADIO REYES “EL ZARCO”.

MUSEO GALERÍA TAURINO MEXICANO. 

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

    A partir de la presente colaboración, integraré a dicha serie un conjunto de personajes que participaron en el toreo mexicano de otros tiempos. Hoy toca el turno a Arcadio Reyes “El Zarco”, que seguramente podría confundirse con el personaje del que hizo célebre novela Ignacio Manuel Altamirano, la cual, casualmente lleva el mismo nombre. Sin embargo, Arcadio era un hombre que complementó sus conocimientos y habilidades aprendidas y aprehendidas en el ámbito rural para expresarlas en términos de una excelente puesta en escena, en el ámbito urbano, pero sobre todo en las plazas de toros, donde lo mismo colocaba pares de banderillas desde el caballo que picaba a los toros con mucha habilidad y donaire. Nacido en Zamora, Michoacán en 1860. Para 1884 se presentó en la plaza de Morelia y se mantuvo vigente en la profesión hasta 1912, año en que por motivos de la revolución, se unió a las filas del general Pablo González, y hasta obtuvo el grado de Capitán Primero, como nos lo dice Heriberto Lanfranchi, en su célebre obra “El Lanfranchi”[1] donde aparece un dato más en la pequeña ficha elaborada sobre nuestro personaje en la cual se apunta que en 1887 fue el primer picador mexicano que salió al ruedo con el típico traje español de los varilargueros en la Península española.

 VARILARGUERO MEXICANO EN 1887

La presente, es una ilustración que recreó en hermosa cromolitografía P. P. García en el semanario La Muleta, que apareció en el D.F. entre septiembre de 1887 y enero de 1889, dirigido por Eduardo Noriega Trespicos”. Aquí podemos apreciar a un picador que combina los dos tipos de traje: el mexicano y el español. Predomina la “mona”[2] y el sombrero de ala ancha, de “piloncillo y cuatro piedras”. Col. del autor.

    Sin embargo, Arcadio nunca negó sus raíces y puede observarse en la siguiente y curiosa fotografía, posando con orgullo, sentado a caballo, para lo cual el alarde consiste en mostrar un par de banderillas que más tarde habría de colocar en el ruedo, seguramente al estilo que impusieron Ignacio Gadea y Ponciano Díaz. El traje que lleva puesto es de buena presentación, aunque es el usual que se lleva en las competencias. El sombrero de ala ancha, con copa de las conocidas como de “piloncillo”, de cuatro piedras lleva sendos bordados. Chaqueta de gamuza, chaleco del mismo material, como también lo es el pantalón y estribos de cuero y madera rematados con una especie de clavos cabezones (que no son otra cosa que los «chapetones»), de esos que todavía hay en más de un pórtico colonial.

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Arcadio Reyes “El Zarco”, uno más de los compañeros de andanzas de Ponciano Díaz, llegó a picar toros y a dominar la suerte de banderillas a caballo como su contemporáneo, el espada de Atenco. Brilló “El Zarco” entre los últimos tres lustros del XIX y los dos primeros del XX. En La Fiesta Nº 192, del 25 de noviembre de 1948.

   Y claro, para que no falte información visual sobre tan curioso personaje, otro contemporáneo suyo, José Guadalupe Posada, lo ilustró de la siguiente manera:

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José Guadalupe Posada. Ahora es Arcadio Reyes, émulo de Ponciano Díaz en eso de poner banderillas a caballo. Cincografía. En Carlos Haces y Marco Antonio Pulido: LOS TOROS de JOSÉ GUADALUPE POSADA. México, SEP-CULTURA, Ediciones del Ermitaño, 1985.


[1] Heriberto Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España 1519-1969, 2 tomos, prólogo de Eleuterio Martínez. México, Editorial Siqueo, 1971-1978. Ils., fots., T. II., p. 661.

[2] Mona. Refuerzo que se ponen los picadores en la pierna derecha, por ser la más expuesta a los golpes del toro. Es de metal, y como el quijote de los arneses, recubre toda la pierna y está articulada por la rodilla. En Luis Nieto Manjón: DICCIONARIO ILUSTRADO DE TÉRMINOS TAURINOS. Prólogo de Camilo J. Cela. Madrid, Espasa-Calpe, 1987. 451 p. Ils., retrs., fots. (La Tauromaquia, 4)., p. 290.

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