GABRIEL LÓPEZ “MATEÍTO” Y MANUEL MEJÍA “BIENVENIDA” RETRATADOS POR LOS VALLETO.

MUSEO GALERÍA-TAURINO MEXICANO.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   En ese trabajo permanente al que el historiador se ve sometido, suelen encontrarse diversas razones que poco a poco fortalecen o debilitan teorías al respecto de este o aquel asunto, con objeto siempre de integrar o asociar hechos con procesos históricos o viceversa, mismos que conforman, en su conjunto la gran historia nacional… o la historia, en este caso de la tauromaquia en México.

   Pues bien, sucede que al revisar el riquísimo legado con que cuenta la Hemeroteca Digital, sección perteneciente a la Biblioteca Nacional de España y encontrarse por ejemplo con la colección completa de La Fiesta Nacional (Barcelona 1904-1908) (véase: http://hemerotecadigital.bne.es/details.vm?o=&w=2171-6188&f=issn&l=500), comienzan a aparecer ante los ojos del interesado una serie de testimonios que dan idea del comportamiento de esta peculiar diversión pública no sólo en España. También en algunos países latinoamericanos y hasta de esa o aquella plaza ubicada al norte de África. Respecto a México, los registros son muy amplios. Sin embargo, al llegar a su número 205, del 7 de mayo de 1908, aparece a modo de obituario el retrato de cuerpo entero de Manuel Mejía “Bienvenida” que recién había fallecido, apenas el 21 de marzo y en Sevilla. Evidentemente se trata de un trabajo de los denominados “carte du visite” o tarjeta de visita, soporte con el que diversos gabinetes fotográficos trabajaban a finales del XIX. Sin embargo, y aunque iluminada a mano, lo que llama la atención no es sólo el hecho de la erguida figura del patriarca de la saga “Bienvenida”, sino el hecho de que se trata de una composición que sólo se había trabajado en México, y precisamente en el gabinete de los “Valleto” (Julio, Guillermo y Ricardo), conocidos fotógrafos que tenían su negocio en la antigua calle de los Plateros. Al comparar dicho retrato con el de otro torero, en este caso el de Gabriel López “Mateíto”, hermano de Ramón López y por ende, uno de los integrantes de aquel contingente torero que hizo acto de presencia en el año clave de 1887, se puede apreciar que la confección de la pintura en el telón de fondo es la misma. Incluso en ambos retratos hay alguna semejanza en la actitud, misma que sigue un código que también se encuentra en otros tantos retratos, como es el caso de León Prieto “El Señorito”, por ejemplo. Con ello, los Valleto lograron ir al ritmo de la modernidad impuesta por entonces

   Así que observar a “Mateíto” y a “Bienvenida” las semejanzas en cuanto a la disposición, colocación y elementos integrales que dan por resultado la imagen son enormes. Ojalá que los lectores me den la razón, al concluir que el retrato de cuerpo entero de don Manuel fue un elemento empleado por quienes formaron La Fiesta Nacional, y que perteneció al personaje aludido, quien tuvo oportunidad de ser otro integrante más del grupo que asimismo he denominado como el de aquellos que hicieron posible la materialización del toreo de a pie, a la usanza española y en versión moderna en México. Se trata de uno más de quienes encabezaron aquel capítulo que también he denominado como el de la “Reconquista vestida de luces”.

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Observemos primero a Gabriel López, quien asume una actitud de aplomo y desparpajo. Lleva el capote de paseo hacia el hombro izquierdo, mano derecha en “jarra” y pie izquierdo levemente flexionado, con lo que su figura resalta enfundada por la majestad del traje de luces mismo. Finalmente el toque de la montera, con el diseño propio de la época manifiesta en su conjunto la solemnidad y el “continente” del torero.

LA FIESTA NACIONAL_07.05.1908_p. 3

Toca el turno a “Bienvenida”, el cual asumió una actitud sobria, de pleno magisterio, que se impone en forma contundente al desplegar el capote de paseo sobre su hombro izquierdo, lo que da a su robusta figura el toque asumido por quienes se sabían no sólo actores en el ruedo, sino de todo aquel que también se sabía retratado, dejando en su rostro una especie de impronta para la eternidad.

MATEÍTO y BIENVENIDA POR VALLETO

Finalmente, compárense la condición del espacio en que ocurre la toma de ambos personajes. Todo parece indicar que, aun habiendo diferencias entre el primero, en blanco y negro (originalmente la mayoría de dichos retratos tomaban un color sepia) y el de “Bienvenida”, iluminado a mano, es que se concluye que uno y otro provienen de la hechura de un solo espacio fotográfico, el de los hermanos Valleto, conocidos y reconocidos como impulsores de la fotografía, que quedó entendida desde expresiones como estos retratos, pero también desde el paisaje o la estereoscopia. Con su trabajo, vamos a encontrarnos con ejemplos notables y caudalosos en el fotoperiodismo, la fotografía publicitaria y hasta científica, que para eso sirvieron sus amplios conocimientos.

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