CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO.
POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
El Hijo del Ahuizote (1885-1902), publicación en la cual tanto Daniel Cabrera como Jesús Martínez Carrión estuvieron al frente de dicho semanario cuyos propósitos fueron exhibir y ventilar las flaquezas de los “científicos”. En el cambio de estafeta, tomaron la misma en 1902 los hermanos Flores Magón, junto con Evaristo Guillén y Federico Pérez Hernández. Lamentablemente, al hacer uso de una libertad de expresión no acorde con los tiempos que corrían dicha publicación acabó siendo clausurada, incautada la imprenta y, desde luego, los redactores terminaron, como era habitual por entonces en la cárcel de Belen.

RUIZ CASTAÑEDA, María del Carmen (Coordinadora): LA PRENSA. PASADO Y PRESENTE DE MEXICO (Catálogo selectivo de publicaciones periódicas). Coordinadora: María del Carmen Ruiz Castañeda. Investigadoras: Irma Lombardo García y María Teresa Camarillo C. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1987. 237 p., p. 148.
Pues bien, en EL HIJO DEL AHUIZOTE. SEMANARIO FEROZ, AUNQUE DE NOBLES INSTINTOS, POLÍTICO Y SIN SUBVENCIÓN COMO SU PADRE, Y COMO SU PADRE, MATRERO Y CALAVERÓN (NO TIENE MADRE). T. I., Ciudad de México, Domingo 20 de diciembre de 1885, Nº 18, aparece al centro del ejemplar una caricatura firmada por “Fígaro” la cual dice: CORRIDAS DE TOROS. POR LA COMPAÑÍA TUXTEPECANA. PRESENTACIÓN DE LA CUADRILLA: El primer espada, “El Chiclanero”, “Cerito” el Capeador, “Frascuelo” el de acá, con otro nombre “Karakés el Banderillero”, “Cerote” el picador, primera garrocha, Carlos Rabia el Baldío, segunda garrocha y primera reata, “El Diplomático”. Al final del mismo número, hay otra caricatura, también firmada por el mismo “Fígaro” que representa “El Rasgadero”. Gran acto de sensación inventado por los capitanes gonzalistas. Corridas de toros por la compañía tuxtepecana.
EL TORO EN SUS GIROS GUAPOS…
El toro en sus giros guapos
Desgarra, y van los toreros
Agarrándose los trapos
De los que quedan en cueros.

María del Carmen Ruiz Castañeda, op. Cit., p. 149.
Es la representación de una suerte que podría ser la de montar el toro, mismo que ya embistió a un individuo, a la nación, y que lleva en el pitón derecho el gorro frigio que ya arrancó a alguien. Montado va uno de los integrantes de aquella “compañía tuxtepecana”.
Al centro del ejemplar una caricatura firmada por “Fígaro” la cual dice:
TRES SAINETES EN SEIS CUADROS (Suplemento a la pantomima de las corridas de toros).
1.-EL PLAN DE TUXTEPEC
Cómo llegó
Y como se transformó para el pueblo.
2.-LA DEUDA INGLESA
Man-ko-zafar la presentó y el pueblo le hizo una ovación a pedradas, los ingleses se quedaron chatos. Pero D. Porfi que lo entiende la tomó a cuestas; le dio una envueltita; inventó la psicología y… ¡a ver quién me tose a mí!
3.-LAS CUENTAS DEL COMPADRE
¡Quítenmelo que lo mato! fue el grito del Petatero.
-Compadre si no me agacho…, respondió Man-ko-zafar.
COMO ACABARON
Pero al fin como hermanitos encontraron que los tres cabían bajo la misma sábana… ¡qué tres!
Entre 1867 y 1880, aproximadamente –nos dice el Dr. Juan Felipe Leal-, la dependencia que vive el Estado mexicano opera a través de la deuda pública –que sirviera de pretexto a tantas presiones diplomáticas e intervenciones militares-, y por medio del comercio exterior, esencialmente. En aquel entonces México exporta moneda acuñada y metales preciosos, grana cochinilla, vainilla, tabaco, café y henequén; e importa tejidos de algodón, lino y lana, seda en rama, vinos y licores, loza y cristalería, azogue y alguna maquinaria. Las operaciones comerciales que permiten la introducción de esas mercancías están controladas por unas cuantas casas extranjeras –inglesas, francesas, norteamericanas-, que disponen de capitales, crédito y asistencia de sus respectivos consulados. Estas mismas casas frecuentemente monopolizan el comercio y la venta, en el interior del país, de los bienes importados; y ejercen funciones de cambio y de préstamo; por lo que se quedan con la mayor parte de la acumulación comercial.[1]
Dicha condición al prevalecer frente a un México dependiente en muchos sentidos, ocasiona el crecimiento de la inversión extranjera directa, para la extracción y exportación de productos primarios bajo la forma de enclaves imperialistas, lo que da en consecuencia con la generación de deudas, de ahí que este síntoma fuese común entre la séptima y octava década del siglo XIX, lo cual, y para decirlo de una vez, representó un fuerte dolor de cabeza en la economía nacional, misma que se vio comprometida a un pago de diversas deudas, por lo que fue común, entre otras cosas, realizar festejos taurinos con el fin de recabar fondos. Desde luego que el discurso caricaturesco aparecido en El Hijo del Ahuizote, no es otro asunto que el reflejo de la cosa pública, la cual se interpretaba hasta con mensajes taurinos, como fue el caso aquí reseñado.

Ibidem, p. 150.
En EL HIJO DEL AHUIZOTE. SEMANARIO FEROZ, AUNQUE DE NOBLES INSTINTOS, POLÍTICO Y SIN SUBVENCIÓN COMO SU PADRE, Y COMO SU PADRE, MATRERO Y CALAVERÓN (NO TIENE MADRE). T. I., Ciudad de México, Domingo 27 de diciembre de 1885, Nº 19, aparece al centro del ejemplar una caricatura firmada por “Fígaro” la cual dice:
CORRIDA DE TOROS POR… LOS AMIGOS AQUELLOS. EL COLEADERO (En este cuadro casi todas son vacas).
Acompañado de algunos versos, la caricatura se muestra en la siguiente forma:
LOS AMIGOS AQUELLOS.
EL COLEADERO.
…Ya no le suelto la cola…
Para aquestos coleaderos
Son buenos los chiclaneros
(Aplausos en la claque).
Montando buenos caballos
Se luce Pepe Ceballos
(Aplausos entre los amigos).
En jalones y en colear
No hay otro Man-ko-zafar
(Silbidos en la Nación).
Como no da alcance al toro
Dublancito pierde el oro
(Silbidos en el público).
La última página de este ejemplar, muestra otra caricatura, firmada por “Fígaro” que dice:
EL PALO ENCEBADO Y LOS TOROS EMBOLADOS. Juguete para presupuestívoros.
EL PALO ENCEBADO…
Decía Don Serafín (que es un empleado)
En triste confidencia estando a solas:
-De este juego no es grave lo encebado
Sino la caída entre las duras bolas.
Terminará la función con una pantomima.

María del Carmen Ruiz Castañeda, op. Cit., p. 151.
En EL HIJO DEL AHUIZOTE. SEMANARIO FEROZ, AUNQUE DE NOBLES INSTINTOS, POLÍTICO Y SIN SUBVENCIÓN COMO SU PADRE, Y COMO SU PADRE, MATRERO Y CALAVERÓN (NO TIENE MADRE). T. II., Ciudad de México, Domingo 17 de octubre de 1886, Nº 7, aparece al final del ejemplar una caricatura firmada por “Fígaro” la cual dice: A LOS TOROS DE TOLUCA.
La gente de la capital entusiasmada fue a tomar el tren de Toluca, en el cual se colocaron como sardinas aprensadas, porque el tren fue chiquito.
El tren partió como alma que lleva el Diablo!
Como Toluca es chico no había que comer y la gente ladraba de hambre y los perros ladraban a la gente.
La concurrencia no vio los toros porque la plaza también fue chiquita.
Y para remate de fiesta partió el tren de regreso dejando a la mitad de los pasajeros porque el tren fue chiquito, y durmieron a la luz de la blanca luna… para saborear el gregorito que les dio la empresa.
En EL HIJO DEL AHUIZOTE. SEMANARIO FEROZ, AUNQUE DE NOBLES INSTINTOS, POLÍTICO Y SIN SUBVENCIÓN COMO SU PADRE, Y COMO SU PADRE, MATRERO Y CALAVERÓN (NO TIENE MADRE). T. II., Ciudad de México, Domingo 12 de diciembre de 1886, Nº 15, p. 6 y 7 aparecen los siguientes versos:
¡¡TOROOOOO!!
¡Ahora Ponciano!
El Congreso quiere toros,
Quiere divertirse el niño
Y en la tumba de Gaviño
Una estatua se va a alzar,
Y se harán pronto las plazas
Porque el pueblo fatigado
Quiero luego el embolado,
Tiene ganas de torear.
Una ilustración lo ha dicho,
La diversión inocente
Hará al pueblo muy valiente
Como en Roma sucedió;
Vamos pues, a ver la fiera
Destripar a las sardinas,
Estas cosas son divinas
Y de mucha sensación.
Será cosa divertida
Ver a muchos diputados
Caballeros denodados
La garrocha manejar,
O provistos de su trenza
Defenderse las costillas
Al prender dos banderillas
Con destreza singular.
En esta época de sangre
Todo debe ser sangriento,
Porque nadie está contento
Sin matar o ver morir,
Y es preciso ver la muerte
Con la cara más risueña,
Porque el arte así lo enseña
Y en ello hay que convenir.
Cuando el caso lo requiera
Yo propongo por maestro
Al sublime y grande diestro
De la Estación de Guzmán;
No hay ninguno que lo iguale,
No hay seguro que lo venza
En su falta de vergüenza
Y en instintos de chacal.
Ya verá pues el Congreso
Que no faltan cacheteros
Y pro mulas y toreros
No hay tampoco que parar;
Vengan pues pronto las caras
Hagan todos valla y coro,
Saquen pronto el primer toro
Y a capear que es tarde ya.
NETZAHUALCÓYOTL.
En EL HIJO DEL AHUIZOTE. SEMANARIO FEROZ, AUNQUE DE NOBLES INSTINTOS, POLÍTICO Y SIN SUBVENCIÓN COMO SU PADRE, Y COMO SU PADRE, MATRERO Y CALAVERÓN (NO TIENE MADRE). T. II., Ciudad de México, Domingo 19 de diciembre de 1886, Nº 16, p. 2 y 3 aparecen los siguientes versos:
UNA CORRIDA DE TOROS TUXTEPECANA.
PRESENTACIÓN DE LA CUADRILLA.
El redondel está lleno
Y al comenzar la función,
Se presenta como bueno
Primeramente el Pelón;
Le sirve de muletilla
Un cabo de Palo Blanco
Y enseña luego una silla
En que ha de torear el Manco:
Este Manco, gran torero,
Viene seguido después
De Peña el famoso austero
Y de Yamond Karakés.
Todas son figuras raras,
Pero ya frente del toro,
Ninguno moja unas varas
Como lo hace Telésforo;
Y en los quiebros y el piquete
Con el bicho más matrero,
Ni Rebujina se mete
Como se mete Romero.
Todos son hombres de aguante,
Muy valientes y muy listos,
Muy echaos pa adelante
Y que pican a ojos vistos;
Mas para que nada falte
A tan famosa corrida,
Harán que en ella resalte,
Toda la prensa vendida,
Don Atenógenes Llamas,
Cachetero de ex profeso,
Unas bellas oriflamas
Y las mulas del Congreso.
El primer toro.
Sale luego el primer bicho
Y en su buen penco alazán
Le da una pica al capricho
Don Luis Mier y Terán;
Fue el picador más templado
De cuantos hubo después
Y el primero que montado
Miró caída a la res;
Lo aplaudió mucho la prensa,
Se dio su retrato a luz
Y le regaló una trenza
La ciudad de Veracruz.
A señal de banderillas,
Se alejan los picadores
Y vestidos de estampillas
Salen veinte capeadores;
Hubo muchos de entre ellos
Que les dio el toro cogidas
Pero fue por los cabellos
Y de pocas sacudidas;
El que, colgó los tres pares
Y cuarteando como él juega
Del bragado en los ijares,
Fue D. Remigio Noriega,
Y después de este dechado
En el arte del toreo,
Muere el bicho estando echado
Y entra luego el gonzaleo.
El segundo toro.
Manko-zafar es valiente,
No se le puede negar:
Es un torero que siente
Vocación para lidiar;
El bicho salió furioso
Pero el Manko se adelanta,
Saliendo a la pica airoso,
En cuantas varillas planta,
El Nikel lleva por mote
El bicho negro, albardado,
Y es listo para el capote
Como un gato enamorado;
Pero en las suertes de capa
Una austeridad sencilla
La cola del bicho atrapa
Y el Manco lo banderilla;
El Nikel cayó ferido
Con un mete y saca bajo
Y el puntillero concluido
Dejó por fin el trabajo;
Recibió mil ovaciones
Manko-zafar de la Empresa,
Y algunas ilustraciones
Anuncian la Deuda Inglesa.
El tercer toro.
Este toro, muy traqueado
Por la prensa y el gobierno,
Hay que pincharle de lado
Y con vueltas al trascuerno,
Todos lo esperan temblando
Y hasta el más bravo torero
Apenas vé al bicho, cuando
Se esconce en el burladero;
Para salir del apuro
Fue preciso una algazara,
Que el Diestro gritara duro
Y Pancho Bulnes hablara;
Y el tal toro no se lidia,
Sino después de una espera,
Porque hasta que habló la envidia
Ninguno pide que muera.
Con esto el terrible Diestro,
Lleno de rabia mohina,
A pesar de ser maestro
Hizo del bicho cecina;
Y las mulitas famosas
Arrastran al basurero
Las carnes aún temblorosas
Del cornúpeto tercero.
El cuarto toro.
El Sétimo Reformado
Es el animal postrero
Y es toro tan afamado
Que no hay para él un torero,
Llevaba moña dorada
Y en su frente se leía
Con letra muy bien marcada:
“La brava psicología”.
Todos huyen a la vista
De un bicho tan bien armado
Porque no hay quien lo resista
Ni se quede ante él parado.
Huyó a la valla Carrillo,
Ante tan bravo animal,
Y al arrimarle un zarcillo
Cogió al paso a Juvenal.
“El Hijo del Ahuizote”
Le quiso colgar los palos
Y se expuso en el mitote
Como bueno entre los malos;
Fue el único que no diera
Nunca la espalda al picar
Y que se armó a la postrera
Como los chismes de matar.
Mas el Señor Juez no quiso
Ver a este toro morir
Y lazarlo fue preciso
Y encerrarlo en el toril.
El Embolado.
El pueblo hizo del embolado
Y manso como un cordero
Lo dejaron bien toreado
Sin moñas y sin dinero.
La fiesta estuvo lucida,
Karakés siempre muy tranco
Y ganando en la corrida
Dinero y puros, el Manco.
Terán y el amigo Llamas
En terrible competencia,
Las reinas muy bellas damas
Y aplausos la concurrencia.
El Güero echando el cabestro
Al terminar la función
Y nadie en matar tan diestro
Como el famoso Pelón.
NETZAHUALCÓYOTL
[1] Juan Felipe Leal: México: estado, burocracia y sindicatos. México, Ediciones “El Caballito”, 1976. 146 p. Cuadros., p. 15.