ILUSTRADOR TAURINO MEXICANO.
POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
UN EQUIVOCADO CONCEPTO HISTÓRICO DE LA GANADERÍA DE “ATENCO” EN LA OBRA PERIODÍSTICA DE CARLOS QUIRÓZ “MONOSABIO” HACIA EL AÑO 1921.
Por otro lado, “Monosabio”, se ocupó de mencionar algunos datos al respecto de la ganadería de San Diego de los Padres
LA GANADERÍA DE SAN DIEGO.
“En realidad la existencia de la ganadería de San Diego de los Padres es metafísica. Los toros de San Diego pastan en la hacienda de Atenco, en franca camaradería con los de esta vacada. Sin embargo: unos y otros están perfectamente definidos y no se mezclan.
“Porque San Diego fue la ganadería que formó por sí mismo don Rafael Barbabosa. Atenco ya existía mientras que San Diego fue el producto de la entusiasta afición que animó al extinto don Rafael. El propietario de la hacienda de San Diego de los Padres quiso tener toros bravos. Y a ese fin procuró cuidadoso seleccionar entre las vacas mansas que tenía y aquellas que dieron muestra de bravura, y las cruzó con toros bravucones adquiridos en la hacienda del Salitre. Esto ocurrió en 1863.
“Del producto de esta simiente, fue separado lo que diera mejor “cala” y quedaba para propia diversión, hasta que llegó el día de la fiesta de la hacienda, en que se corrieron los toros ya en el redondel, por Epigmenio Moreno”.
Me parece oportuno incluir enseguida, las valiosas notas que escribiera en 1912, el señor Manuel Barbabosa, quien refiere con lujo de detalle algunos acontecimientos ocurridos en la hacienda y con los toros de San Diego de los Padres, para lo cual decidí adecuarlas al modo de una interviú, de tal forma que se tenga noción más clara sobre la actividad desarrollada en dicha hacienda mexiquense.
Toro de Atenco, sangre navarra, a principios del siglo XX.
Fuente: Fuente: LANFRANCHI, Heriberto: Historia del toro bravo mexicano. México, Asociación Nacional de criadores de toros de lidia, 1983. 352 pp. ils., grabs., p. 82
DATOS DE LA GANADERÍA DE SAN DIEGO DE LOS PADRES, propiedad de los SEÑORES RAFAEL BARBABOSA SUCESORES, vecinos de Toluca, Edo. De Méx.
-El Señor Rafael Barbabosa, por su gran afición a las corridas de toros, y deseoso de tener en su Hacienda de San Diego de los Padres toros bravos, tuvo un empeño grandísimo por formar una ganadería y para lograr sus fines seleccionaba entre sus vacas que tenía, para esquilmarlas en el producto de leche, aquellas que aunque mansas, tuvieran más brío y las acompañó de toros que fuesen más briosos y bravucones; con este objeto compró en la Hacienda del Salitre unos toros que caló él mismo, para hacerse de aquellos que se manifestaran más bravos.
-Me remontaré al año de 1863.
-Del producto de esta simiente iba seleccionando lo que daba mejor prueba en la CALA, que verificara en el patio de la Hacienda, con pieles secas de res que los utilizaba como dominguillos. Fueron pasando algunos años, durante los cuales el señor Barbabosa -mi padre- veía con gran gusto sus toros en un potrero, llamado de los Talayotes y como no se lidiaban sus toros, su diversión consistía en calarlos en el llano y verlos enojados desafiando.
-¿Tiene usted idea cómo se dieron los primeros pasos con los que se consolidó la hacienda de San Diego de los Padres?
-Llegó la vez en que con motivo de una fiesta verificada en la Hacienda, se corrieron unos toros, ya en el redondel que se había hecho, así como las oficinas necesarias y en esa corrida se lidiaron cuatro toros por la cuadrilla que capitaneaba Epigmenio Moreno, a la cual asistió numeroso público de Toluca. Como de esta corrida quedara el público muy contento se llegaron al Sr. Barbabosa los señores Epigmenio Moreno y José Acevedo para comprarle cuatro toros que deseaban lidiar en la plaza de Toluca, a lo que accedió el Sr. Barbabosa con la condición de que no fueran anunciados de San Diego de los Padres.
-¿Cómo fueron anunciados entonces?
La empresa los anunció como “Los únicos competidores de los de Atenco”. El resultado de la corrida fue brillante, quedando el público muy satisfecho del juego de los toros por lo duros que fueron para con los caballos y en dicha corrida se le perdonó la vida a uno volviendo a la Hacienda para semental. Esto ocurrió en 1869, debut de la ganadería.
-Y después, ¿qué siguió?
-El Sr. Barbabosa entusiasmado por el éxito obtenido siguió fomentando su ganadería y al año siguiente fueron solicitados por la Empresa de Puebla, donde se jugaron en diversas corridas ya con el nombre de la Hacienda; obteniendo buen éxito en relación con la lidia de aquel entonces de la cuadrilla Hernández que fueron los que los lidiaron, hasta que posteriormente se jugaron en las plazas de Tlalnepantla y Huizachal.
-Por cierto, déjeme comentar, que la mencionada cuadrilla Hernández, estaba formada por Felipe Hernández, que banderillaba a caballo. También por José María Hernández “El Toluqueño”, quien se anunciaba como capitán y primera espada. La “segunda espada” era Encarnación Escamilla y sus banderilleros: Telésforo Parra, Luis Resillas, Dario Maldonado y Luis Ávila, que nada tenía que ver con el otro Luis Ávila, quien tuvo destacadas actuaciones en la primera mitad del siglo XIX. Los picadores fueron: Antonio Hernández, Cosme Esquivel, Guillermo Reyes, Pedro Alva e Ireneo García.
-Sabemos de la gran amistad que tuvo Bernardo Gaviño con su señor padre…
-En efecto. Bernardo Gaviño se hizo amigo del Sr. Barbabosa y le hablaba de las ganaderías españolas, de sus hierros, divisas y entre las ganaderías que le ponderaba como notables, era la del Exmo. Sr. Duque de Veragua y por simpatía a las narraciones que le hacía de ella quiso que sus toros fueran distinguidos por los colores rojo y blanco, mismos que usaba el Sr. Duque y a instancias de un buen amigo del Sr. Barbabosa, don Manuel Rodríguez, sevillano, se picaron unas vacas en el año de 1885, con lo que adquirió mayores conocimientos del modo como en España se calificaban los toros; hasta que desgraciadamente murió el fundador de la ganadería en marzo de 1887 pasando a sus hijos que la han seguido fomentando con todo empeño y escrupulosidad.
-En el afán de aclarar un aspecto que podría resultar insignificante, apunto don Manuel, que los colores de la divisa, dicen algunas historias, se debe a que en San Diego se veneraba al Sagrado Corazón de Jesús, imagen de bulto que lleva los colores rojo y blanco y que en Atenco, por estar en la capilla la imagen de la Purísima Concepción, vestida con ropajes donde predominan los colores azul y blanco, por ese solo motivo, los toros de una y otra, ostentan los colores de sus divisas por esa razón.
-Bien, continuo. Estos señores, ya con la simiente habida así como con el trato de los toreros que fueron viniendo a la república, entre los que se cuentan Juan Ruiz “Lagartija”, Manuel Hermosilla, “El Tortero”, Diego Prieto “Cuatro Dedos”, mismos que dieron un impulso a la ganadería, pues ellos hacían algunas tientas y aún hacían la distribución del ganado. Más adelante, por los años de 1893 a 1897 Juan Jiménez “El Ecijano” dirigió la retienta de las vacas y el año de 1896 les vendió a los Sres. Barbabosa un toro de la ganadería de Ibarra que al ser lidiado en la plaza de Bucareli el año anterior se le perdonó la vida pero como el toro era ya viejo murió al poco tiempo habiéndose logrado poco de él. Los Sres. Barbabosa han seguido día a día fomentando su ganadería y para elevarla a mayor altura y quitarle defectos que aún conservan sus toros, han adquirido otros tantos de las ganaderías españolas de los Sres. D. Felipe de Pablo Romero y del Exmo. Marqués del Saltillo con objeto de cruzar la ganadería que hoy poseen. Estos sementales los recibieron en Octubre del año de 1910.
Un toro de San Diego de los Padres, tal como se lidió en los años cuarenta del siglo XX en México.
Sol y Sombra. El Semanario Taurino Nacional. Año I, México, D.F., lunes 25 de enero de 1943, N°. 11.
CONTINUARÁ.