URGE UNA “HOJA DE RUTA” EN FAVOR DE LA TAUROMAQUIA.

EDITORIAL. 

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE. 

   Recientes ferias desarrolladas en diversas partes del país, arrojaron una serie de balances que dejan ver, en toda su realidad el estado actual de la fiesta de toros en México. por un lado, era posible percibir tardes triunfales con cortes de orejas, rabos e indultos, cuando esto último –los indultos- han perdido su esencia original, e incluso se convierte en motivo de análisis para que los usos y costumbres así como la opinión calificada de autoridades y ganaderos generen un perfil actualizado de esta singular experiencia que supondría una importante y atractiva columna cuyos componentes sean capaces de cumplir, a cabalidad con la calidad total establecida en diversos requisitos, que terminan por hacer merecedores de esa distinción a toros o novillos que así lo merezcan.

   Pues bien, y luego de hacer notar la algarabía de optimismos en duda, viene una contraparte, la de infinidad de ocasiones donde plazas a medio llenar o menos, se convirtieron en el denominador común. Todo parece indicar que de un notable número de carteles, solo dos cumplieron con su propósito: la “encerrona” de “Joselito” Adame y el “mano a mano” de José Tomás y “El Zotoluco”, ambas en Aguascalientes.

   De esta visión previa conviene advertir sobre la urgente necesidad de una recomposición en todas las estructuras del espectáculo. Este, posee en muchos aspectos, mecanismos impuestos por la tradición, lo que como cimientos hace posible la estabilidad y permanencia del espectáculo, fuertemente confrontado con los dictados de la modernidad. Por tanto no se trata de llegar a este punto: modernidad vs. tradición. Más bien, se requiere que la modernidad, sin entrar en conflicto con la tradición haga suyos los principios identitarios no sólo de un espectáculo, sin más; sino de una industria cuya puesta en escena es la corrida de toros en cuanto tal.

   Abundando en lo anterior no solo es posible que dicho espectáculo resulte toda una experiencia, lo que es harto deseable, sino que todas y cada una de sus partes en el andamiaje que lo constituye, puedan unirse y trabajar como el perfecto mecanismo de relojería. Para eso es condición sine qua non que todas las partes se integren en un todo común.

   Si en verdad se busca que esto se materialice son necesarias ciertas condiciones. Eliminar los cotos y grupos de poder donde queden bien a las claras todos los factores que, en su conjunto afectan o benefician al espectáculo. En esto, son los empresarios responsables directos. Para ello, y de ser necesario puedo poner a su consideración diversos factores que han sido, a lo largo de muchos años los elementos fundamentales para su consideración y aplicación. De igual forma, está presente el caso de la ganadería, hoy enfrentada a nuevos y complicados escenarios lo mismo exacerbados por invasiones, delincuencia organizada o narcotráfico, que por los efectos del cambio climático, las cuales junto con sus propietarios seguramente no están pasando un buen momento. En lo anterior se requiere la revisión de todos y cada uno de los casos respecto a estas unidades de producción agrícola y ganadera, con objeto de poner al día sus particulares realidades. Esto es sano pues permitiría conocer el estado de salud real, así como las soluciones, mejorías o alternativas aplicadas directamente en ese sector.

   Las agrupaciones de matadores de toros, novillos, rejoneadores y similares tienen que sentarse a poner en balance lo positivo y negativo buscando armonía, no diferencias. Entiendo que en algunos aspectos habrá afinidades en otros, oposición; pero en términos diplomáticos o políticos esto debe funcionar. De otra forma, pierde la fiesta.

   Un elemento más es la prensa. Actualmente posicionada en pequeños espacios en diversas ediciones en papel, lo cual restringe su dimensión al solo informe pero no a la crítica, tan necesaria como orientadora, por otro lado se elevó su presencia en la expresión digital con alternativas en portales, blogs y nanoblogs. Quizá todos comparten un denominador común: la formación o el fomento del espectáculo. También se perciben muchos otros de carácter informativo donde su cobertura intenta cubrir acontecimientos nacionales, internacionales, enriqueciendo su bagaje con sanos intentos de crítica (sobre todo imparcial) que no prospera ni se consolida como sería deseable. Finalmente, existen un conjunto marginal de propuestas a nivel de blog o nanoblog, cuya labor va en armonía con la literatura o la historia, por ejemplo (este blog, luego de cinco años de difusión ininterrumpida parece ser, hasta ahora, el único dedicado en México a dicha labor… salvo que se demuestre lo contrario).

   De todo ello se esperaría un frente común lo suficiente sólido, propositivo, sinérgico. De ser necesario, conviene una exploración, un foro participativo y comprometido buscando, entre sus diversos balances y conclusiones, la cohesión a partir de una posible declaración de principios.

   De lo anterior es previsible que sus compromisos generen un necesario escudo en defensa del espectáculo, sobre todo porque la muy bien identificada labor de los contrarios encontraría la legítima defensa desde atalayas, trincheras y otras expresiones lógicas, equilibradas y congruentes que se necesitan –aquí y ahora-, para hacer posible la pervivencia de un patrimonio vulnerable. Y lo es, ante el embate de la modernidad, por lo que conviene un ejercicio de colosales magnitudes, evitando con ello la cercanía con la zona de riesgo, entre cuyos blancos se encuentra la tauromaquia.

 28 de mayo de 2015.

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