500 AÑOS DE TAUROMAQUIA EN MÉXICO. (III). OBLIGADOS TEMAS DE NUESTROS DÍAS QUE GARANTICEN EL FUTURO DE ESTE ESPECTÁCULO.
POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
La profunda revisión que pretendo en 500 años de tauromaquia en México, no puede quedar exenta de una serie de aspectos que son, a su vez, ejes torales de las reflexiones o discusiones a que se somete este legado en nuestros tiempos y lo que podría ser de esto en el futuro inmediato. Por ahora, varios son los asuntos que, desde mi punto de vista, deben someterse a una rigurosa revisión.
1.-Sobre la necesaria puesta al día, adaptación y adecuación de la corrida de toros de conformidad con el ritmo de nuestros días.
He observado, a lo largo de varios años, que la “puesta en escena” del espectáculo taurino, al margen de su anacronismo y de que convive o cohabita con la modernidad, requiere unos cambios que permitan cambiar la forma, no el fondo, con lo que corregir diversos episodios que ocurren en el curso del festejo, podrían dar una mejor visión del ya de por sí cuestionado efecto que producen esas deficiencias. Recientemente Francis Wolff quien estuvo en México, notaba el hecho de lo atemporal en el espectáculo taurino, cosa bastante importante si entendemos que por dicha condición es necesario que se permita consolidar tal especificidad para que consiga su auténtica realidad como espectáculo, lo que por otro lado es posible por la sola razón de que en algunos años, alcanzará los 500 de permanecer entre nosotros, justo cuando se integró como consecuencia de esa compleja amalgama cultural, inmediatamente después de la conquista. Lamentablemente tal “amalgama” no ha llegado a ser del todo asimilada. Justo en 2021 cuando se cumplan cinco siglos de aquel episodio, será necesario un ejercicio serio y profundo sobre los significados que trajo consigo la conquista como un proceso bélico. Esperemos suceda, sobre todo porque es un asunto que deberemos discutir al margen de cegadoras pasiones. Es bueno pensar que un pueblo madura precisamente a partir de ejercicios como los que atrevidamente se proponen desde estas líneas.
2.-Entender y contener el “fundamentalismo evolucionista” que detentan, sostienen y defienden los contrarios. De hecho, entre sus acciones ya han logrado suprimir las funciones de circo y el “Sea World” aduciendo que la presencia de animales fue motivo de maltrato. Sin embargo, sus siguientes objetivos son o pueden ser los espectáculos taurinos, las peleas de gallos y no dudo que la charrería y hasta los jaripeos, que todas estas formas de expresión contenidas en el ámbito del patrimonio inmaterial se encuentran en su “lista de espera”. En conjunto, todas estas representaciones son consecuencia de un largo proceso de adaptación sumado al complejo sincretismo y al hecho de que dos grandes culturas se asimilaron entre sí, dando por resultado un mestizaje variopinto, dueño de múltiples contrastes. Así, perviven hasta hoy, luego de casi cinco siglos de aceptación y rechazo.
3.-Derivado de lo anterior, se encuentra otra línea que sea capaz de iluminar el viejo trauma que Miguel León Portilla entendió a la perfección, hasta convertirlo en un libro. Me refiero a la Visión de los vencidos, junto a otros títulos que han logrado comprender aspectos de nuestro pueblo. Allí están las Enfermedades políticas de la Nueva España, de Hipólito Villarroel, o Los mexicanos pintados por sí mismos, en el siglo XIX, junto con obras esenciales del XX, tales como: El perfil del hombre y la cultura en México de Samuel Ramos, México. El trauma de su historia de Edmundo O´Gorman o Las trampas de la fe, de Octavio Paz, entre otras muchas.
4.-Cómo conciben la fiesta de toros aficionados, neoaficionados y aquellas personas con actitud tolerante (e incluso intolerante) en nuestros días. Con ello, tendremos por separado cada opinión, pero con objeto de integrarlas en una gran estructura o superestructura, capaz de alternar las miradas y conseguir así la realidad misma.
La obra de Miguel León Portilla que la U.N.A.M. ha publicado en numerosas ocasiones.
5.-Abordar el polémico territorio en el que la infancia en los toros es sujeto de cuestionamiento. Hace relativamente poco tiempo, reseñaba una obra infantil pensada para dar un panorama sobre los posibles escenarios que se construyen en la mente del niño a partir de la vida de un toro, tanto en el campo como en la plaza. El resultado no puede ser más que evidente. Lo comparto con ustedes.
KERU. La historia de un torito.
Cada nuevo libro que aparece es como un aliento que se agradece. En este caso, acabo de adquirir uno que, dedicado a los niños se ocupa del tema taurino, aunque con algunas obligadas observaciones por hacer. KERU posee en su contenido el discurso destinado a dar una idea que lamentablemente no se corresponde con el contexto de la crianza y lidia del toro. Su autor, en cambio lo humaniza al grado de construir sentimientos y no sensaciones que en su significado animal o humano pueden o podrían tener notorias diferencias. Simón Potl que no siendo un hacedor con obligación de conocer el modus vivendi del campo o la plaza, pero sí con la idea de comunicar sus realidades, hace de esta obra un trabajo deliberadamente pensado para que los niños construyan o conciban una idea –por demás equivocada-, de los aspectos que rodean al toro de lidia en lo particular y de la fiesta en lo general. En KERU hay un conjunto de mensajes subliminales metidos allí para construir notorias y diversas razones que, una vez más, representan más sentimientos humanos que los propios códigos animales, sujetos en este caso a la necesaria domesticación.
Simón Potl: KERU. La historia de un torito. Ilustraciones: Antonio Castellanos. México, BBM Ediciones, S.A. de C.V. 54 p. Ils.
De parir la vaca a separar la cría pasados 9 o 10 meses (operación denominada “destete”) es tener un primer y necesario paso que los ganaderos aplican para integrar al potencial añojo a la manada. Por otro lado, se refiere intermitentemente la ausencia de un “padre”, integrante del que se tiene presencia y no, puesto que son los machos, con la edad apropiada que luego de una rigurosa y paciente selección, los que son enviados a la plaza. Sin embargo KERU lamenta esto y anhela encontrar algún día a quien lo procreó. Desde luego, y al paso de la lectura, se encuentra a un protagonista en edad apropiada para ser enviado a la plaza. Eso, a los ojos del autor sucede en una circunstancias que tampoco corresponden con la realidad, como también no lo es cuando plantea la presencia de diversos maltratos a que se somete a un toro previa su salida al ruedo. Nos consta a muchos aficionados que si bien, existen sospechas en la aplicación de métodos flagrantes y atentatorios en contra de la integridad del toro; no tenemos por otro lado, evidencias que así nos lo hagan confirmar. Y si como desliza el autor existen esos casos de tortura, esa será la visión que se concibe desde la especulación misma; distante y ajena del conjunto de significados que la tauromaquia ha acumulado en siglos de expresión. Por lo tanto KERU es un libro con el cual el niño debería concebir una visión general, pero no equivocada sobre la tauromaquia y sus diversos matices, si para ello depende una confirmación honesta y equilibrada de los padres.
En el fondo, si la idea es manipular la conciencia infantil para que los niños construyan falsos escenarios, esa me parece una mala labor, pero también un empeño didáctico sesgado que insisto, no es afín al universo que se ha concebido desde hace siglos en torno al espectáculos de los toros y que en este aquí y ahora, pretenden alterar desde visiones totalmente equivocadas, mismas que serían en el fondo, detonantes fundamentales de esa deliberada campaña que hoy fabrican personas e instituciones para argumentar que los toros generan un mal en la mentalidad infantil, dando ejemplos como aquel en que con la sola presencia del niño en la plaza se tiene a potenciales asesinos en potencia y otras aberraciones que debemos derribar en ese pleno ejercicio de la libertad primero. De la justificación de la tauromaquia después.
CONTINUARÁ.