CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO.
POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
El viernes 16 de septiembre de 1864, y con objeto de “solemnizar este día de grato recuerdo para los mexicanos, S.M. el emperador Maximiliano I se ha servido disponer diversos regocijos públicos y entre ellos se verificará el de una sobresaliente Corrida de Toros de la acreditada raza de Atenco, y dirigida la cuadrilla de gladiadores por el bien conocido Bernardo Gaviño”.
El nuevo gobernante, siguió siendo motivo de fastos y homenajes, por lo que al dirigirse hacia la ciudad de León, Guanajuato, las autoridades de aquella población organizaron otro festejo que quedó registrado en el siguiente cartel:
Cartel del festejo celebrado en la ciudad de León, Guanajuato el 20 de septiembre de 1864 donde participó la cuadrilla de Ignacio Núñez que “hará la lid de cinco hermosos toros, tres a muerte, los que se jugarán a CUERNO LIMPIO para hacer más meritoria la función, y asimismo se ha dispuesto echar unas lleguas para que sean manganeadas; lo que podrán hacer los aficionados que gusten”. Cartel perteneciente a la Colección. Marco Antonio Ramírez.
No conformes con aquellas circunstancias, y ya en diciembre de aquel mismo año volvieron a organizarse en la ciudad de México una serie de festejos con motivo de reafirmar la presencia del emperador Maximiliano de Habsburgo junto con su esposa, la Emperatriz Carlota. De ese modo se inauguraba para bien o para mal el capítulo de un “Segundo Imperio”, en esta ocasión, encabezado por un monarca extranjero, cuyo “reinado” tuvo una duración que puede entenderse desde su proclamación en 1863 y hasta ocurrida la derrota de las tropas imperiales en Querétaro, así como la ejecución en el cerro de las Campanas el 19 de junio de 1867 como la de un periodo efímero. Dicho episodio quedó sujeto a una serie de incertidumbres, tanto para el propio país como para los gobernantes mismos.
Pues bien, el empresario o asentista de la plaza de toros del “Paseo Nuevo”, quien era a la sazón el Sr. D. José Jorge Arellano, no dudó en presentar una serie de atractivos carteles, para lo cual concedió el privilegio de que el Sr. D. José Juan Cervantes, entonces propietario de la hacienda de Atenco, fuese el indicado en enviar varios encierros a la capital del país. Sin embargo, como el asunto traía consigo alguna carga de honor, convenía poner en suerte el destino y reputación de los personajes, quien si por alguna circunstancia José Juan Cervantes no hubiese corrido con la suerte de que como propietario de Atenco los toros enviados no hubiesen sido aptos para la lidia, tal compromiso propiciaba en él la elaboración no solo de una especie de “Contrato” sino de compromisos morales que dignificaran y restauraran la buena imagen, ya fuese para el hacendado, ya para el empresario. En ese sentido, redactaron, como ya he apuntado el siguiente acuerdo que hoy al conocerlo en detalle, nos permite ver hasta qué punto llevaron sus pretensiones como las de un par de “auténticos caballeros”. Veamos.
El Sr. D. José Juan Cervantes, se compromete bajo las bases siguientes á dar a D. José Jorge Arellano, los mejores toros del ganado de la Hacienda de Atenco para que se jueguen en las corridas que el Sr. Arellano tenga a bien dar en esta capital.
1ª El Sr. Cervantes dará a Arellano los toros que este señor le pida para que se jueguen en esta capital.
2ª El Sr. Cervantes se obliga a que por su cuenta y riesgo sean conducidos los toros hasta ponerlos en la Plaza, mandando para cada corrida uno más del número que se le tenga pedido, por si acaso no agradara al público alguno de los toros de la corrida y tenga que dejarse de lidiar. Sin embargo Cervantes no queda obligado al cumplimiento de esta cláusula siempre que por algún caso fortuito los toros se huyesen o murieren (sic) en parte o en todo.
3ª El Sr. José Jorge Arellano pagará al Sr. Cervantes 60 pesos por cada toro de los que fueren muertos en la plaza.
4ª El Sr. Arellano pagará al Sr. Cervantes, quince pesos por el toro que el público devolviese quedando además en ese supuesto, el toro a favor del Sr. Cervantes.
5ª El Sr. Arellano pagará al Sr. Cervantes 30 pesos por cada uno de los toros que hubiese servido para mojiganga, o como embolados o si habiéndose picado, se hubiese indultado a petición del público. Si algún toro embolado o de mojiganga muriere o fuere matado queda la carne a beneficio de Cervantes.
6ª El Sr. Arellano pagará al Sr. Cervantes 15 pesos por cada uno de los toros que de otra raza proporcione para jugar los embolados.
7ª El Sr. Arellano pagará al Sr. Cervantes el valor de los toros que hayan jugado en una corrida, al día siguiente de esta, y el mismo día de la corrida se hará el pedido para la corrida siguiente.
8ª El Sr. Cervantes disfrutará de una lumbrera gratuitamente en cada función para que la ocupe, y al efecto se le mandará a su casa la víspera la planilla correspondiente.
9ª Cuando S.S.M.M.Y.Y. asistan el regalo de moñas será hecho y por cuenta del Sr. Cervantes como dueño del ganado.
10ª Si el Sr. Arellano desgraciadamente perdiera en la primera o siguientes corridas que ha de dar, queda rescindido este contrato y no tiene el Sr. Cervantes derecho a demandar a Arellano daños, perjuicios ni a deducir acción alguna.
México, Diciembre 19 de 1864.
José Jorge Arellano (Rúbrica)
Este valioso documento, localizado en el fondo “Condes Santiago-Calimaya”, que a su vez se ubica físicamente en el “Fondo Reservado” de la Biblioteca Nacional, nos deja entender la importancia que representaba para estos dos personajes la organización de espectáculos cubiertos por el manto de la seriedad más notoria. Por lo tanto, al día siguiente lunes 26, y en la misma plaza se presentó de nuevo la cuadrilla de Bernardo Gaviño lidiando 5 toros de Atenco, según podemos apreciarlo en el cartel anunciador, publicado en la prensa por aquellos días, mismo que daba razón en estos términos:
De estas dos últimas corridas, La Orquesta, 2ª época, México, 28 de diciembre de 1864, T. I, N° 8, comentó:
“Fueron magníficas las que en la plaza del Paseo Nuevo se verificaron las tardes del domingo y lunes últimos. Todos cumplieron con su deber; los bichos eran feroces, y los gladiadores arrojados; pero quien llamó más la atención del público por su destreza y habilidad sorprendentes, fue Andrés (¿Chávez?), que banderilleó como nunca, y eso que siempre lo ha hecho bien”.
Además, en LA TOS DE MI MAMÁ, se publicaron los siguientes versos:
PARTE FILOSÓFICA.
LOS TOROS.
Ved al bicho en la liza;
¡Eh, picadores!
Caña en ristre, y cuidado
Con algún tope.
Fierro y cachaza,
No jalen los demonios
Con vuestras almas.
¡Cómo se carga el toro
Sobre la pica,
Para ver si al caballo
Deja sin tripas!
¡Pues no lo dije!
Cayó redondo. ¡Pobre
Del mextlapique!
Un par de banderillas
Pide la jente (sic):
Corre, muchacho, pónlas
Como se debe.
Bravo! Bien! Bravo!
Otro par; mas no tuerzas
Así los brazos.
Gaviño, vete al hosco,
Dale una vuelta,
Y métele la espada
Donde le duela.
Anda, Gaviño,
Acércate a ese gacho
Y hazle un cariño.
Senda estocada diste
Al corniabierto;
Ha caído sin fuerzas
Y sin resuello.
Eso me gusta.
Otro toro, otro toro,
Siga la bulla.
-No sirve ese bermejo.
-Fuera garrochas.
-Toro. –Sí.- Que lo lazen.
-No, cola, cola.
-Que monte el loco,
A ver qué tal se tiene
Sobre del lomo.
Toca, Simón, que suelten
El embolado,
El toro favorito
Del populacho.
Buena zandunga!
Huy! qué toro tan penco
Para la chusma!
Pero basta de gresca,
Basta de golpes,
Cada cual a su nicho
Que ya es de noche.
Pues otro día
Veremos a Bernardo
Y a su cuadrilla.
Anónimo.[1]
Como puede percibirse, todo salió a “pedir de boca” y lo dispuesto por los señores Arellano y Cervantes no pasó de ser una especie de protocolo tocado de cierto dramatismo y sus respectivas escaramuzas, con lo que intentaban en todo momento, dignificar las corridas de toros.
[1] LA TOS DE MI MAMÁ. PERIÓDICO ESCRITO EN BURRO POR CUATRO IDEM. Tomo I, México, Diciembre 29 de 1864, Nº 8, p. 3. El autor de estos versos, cercanos a la composición de un corrido, debe estarse refiriendo al festejo del mencionado lunes 26 de diciembre, en la Plaza de Toros del Paseo Nuevo, en que se lidiaron cinco toros de Atenco y con toda seguridad, como fin de fiesta, el “embolado”. Días atrás, y en la misma publicación, el Nº 6, del 22 de diciembre, se incluyó la siguiente nota: DIVERSIONES PÚBLICAS. Plaza de Toros del Paseo Nuevo. Filosóficas corridas de toros para los días 25 y 26 del presente, en las que tomarán parte los afamados Bernardo Gaviño y sus compañeros; de las que disfrutará el público por el módico precio de un peso entrada a sombra y tres reales entrada a sol.