RECOMENDACIONES y LITERATURA.
POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
Corrido (Romance) del Torero Marroquín.
LA INHUMANIDAD
DEL TORERO MARROQUÍN.
Quando el hombre a las pasiones
les concede franca rienda,
labra su propio destino
para una fortuna adversa.
La historia de Marroquín
ha sido bien manifiesta:
Tubo padres muy honrados…
¡Oxalá (sic) no sucediera
asi, puesto que a los mismos
que el ser le dieron, de afrenta,
de vituperio cubrió
con su conducta perversa!
Dotóle el cielo de aliento
¿Quién pensará revolviera
este favor contra el propio
que le concedió tal prenda?
Sirvió algún tiempo en las tropas
logrando ascensos en ellas,
Hasta que sus travesuras,
según comúnmente cuentan,
lo apartaron del servicio
consiguiendo la licencia.
Entonces tomó el oficio
de Torero, donde encuentra,
con peligro de la vida,
deshago a su soberbia
exercitando (sic) en las plazas
aquella índole sangrienta.
Ni persuasiones, ni ruegos
de los suyos, aprovechan
para desviarle del rumbo
de tan riesgosa carrera.
Los aplausos de la plebe,
admirando su destreza,
dieron a la vanidad
de este osado más vehemencia.
Montaba bien a caballo
en medio de la carrera
desensillaba, y volvía
a ensillar, sin que pudiera
haber quien le compitiese
con galopa a media rienda
sobre dos brutos parado
andaba; finalmente era
muy afamado en la lucha
de las irritadas fieras.
No contenta sus anvicion (sic)
con la franca subsistencia
que su habilidad le daba,
a los crímenes se alienta,
por caminar de los vicios
desenfrenado la senda.
Cometer solo el primero
delito, trabajo cuesta;
después de uno en otro forman
enlazados la cadena
de robos, asesinatos,
atrevimientos, violencias,
y quanto malo al precio
el hábito le acarrea.
Así sucedió a este iniquo:
Aunque la justicia recta
lo aprisionó, lo contuvo,
no hubo lugar a la enmienda.
por lástima, por piedad,
por indulto, o por clemencia
dos veces se libertó
de la sentencia postrera.
De Señores protegido
con inaudita franqueza
se miró, esperando que
otra vez no delinquiera;
pero quien hizo costumbre
la maldad, no le aprovechan
avisos ni beneficios,
y por todos atropellas.
Cayó preso últimamente
en Guadalaxara, excelsa
corte de la Tierra-adentro
en una prisión estrecha
guardó la víbora insana
que emponzoñara cruenta
la paz de sus moradores.
Apareció la tremenda
insurrección; los autores
buscaron para cabezas
de tan traydores designios
las personas más perversas
de Nueva España. Después
malogradas sus empresas
en las Cruzes, en Aculco,
Guanajuato, y otras tierras
de Michoacán, encontraron
ser vana la resistencia
contra las tropas del Rey.
Truxillo, Cruz, y Calleja
invencibles, defendiendo
la justa causa, los hechan
confundidos, a pesar
de su muchedumbre inmensa.
la inerme Nueva Galicia,
para vengarse proyectan
invadir… Entran furiosos
arrollando quanto encuentran,
del número desigual
validos en la sorpresa;
su Capital toman, donde
fue primera diligencia
del rebelde Hidalgo, dar
libertad, a quien pudiera
ayudarle en los proyectos
sanguinarios: encomienda
el mando de quatro mil
foragidos, al que hiciera
con el humo de venganza
la más horrible tragedia.
¡Oh Dios! Aquí al acordarse
el corazón duda y tiembla…
¡Horroriza esta memoria,
anudándose la lengua!
El instrumento feroz
de oprimir tanta inocencia,
destruir todo Gobierno,
y aún saquear a las Iglesias,
fue el infame Marroquín.
quando tiranos decretan
los tristes asesinatos
en personas tan exentas
de delito, como honrados
padres de la patria misma,
a la barranca lo envían,
Teatro de esta funesta
execución: allí hicieron
extremecerse las piedras.
Sacaban los infelices
en las lóbregas tinieblas,
resonando penetrantes
lamentos, llantos, y quexas:
Al impío tribunal
de un monstruo los encomiendan
cuya sed, sin respetar
la dulce naturaleza,
en efusiones de sangre
solamente se deleita.
ni lugar les concedía
a clamar en la tremenda
hora ante aquel Criador
benigno que los espera:
Martirios y soledad
su desventura acrecientan.
¡Noches de horror, de amargura!
¡Niños huérfanos, doncellas
Viudas honradas, sentían
con las voces lastimeras
despedirse sus maridos
y padres, hasta la eterna
vida, dexando las casas
asombradas y desiertas!
Córtase un eterno velo
a la posteridad nuestra
para que tales acciones
se olviden o se obscurezcan.
¿Pero quedó sin castigo
tanto número de ofensas?
Nó: pues milagrosamente
en la batalla se observa
de Calderón asistir
la divina Omnipotencia
desbaratando al tirano
Nembrot, sin que le valiera
el desmedido poder
de una muchedumbre inmensa.
En la prisión, el valiente
Elizondo hizo temieran
Inexorable justicia
de la sacra Providencia,
con cuyo auxilio logró
hacer tan heroica empresa,
que será inmortal su gloria
para la edad venidera.
El plomo lo respetó
burlando con ligereza
los tiros de Allende, quien
perdió al hijo en la refriega.
¡Cómo acobarda el delito!
Custodiando la defensa
del principal Jefe, aquel
Torero, cuya braveza
ponderaban, se rindió
a la intimación primera:
La voz del Rey convirtió
al cruel tigre, mansa oveja,
entregándose abatido
a arbitrio de la sentencia.
El impío en esto para,
sirva a todos de experiencia:
Quien mal anda mal acaba:
quien daño hace bien (ilegible) espera:
El temerario, que al cielo
arroja atrevido flechas,
en castigo de su culpa
es preciso que les hieran.
Ya se ha cumplido la suerte
que se buscó y le condena:
Mas pues con la vida paga
atrocidades diversas;
pidamos como Cristianos
en el instante que muera,
de satisfacción al mundo,
y Dios de su alma se duela.
Terencio Higareda e Íjar.[1]
CONTINUARÁ.
[1] Op. Cit.