Archivo mensual: marzo 2018

“BONARILLO” EN EL PRIMER TORO.

REVELANDO IMÁGENES TAURINAS MEXICANAS.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE

 

   Es la tarde del 4 de noviembre de 1906. La plaza de toros “México” de la Piedad luce llena hasta la bandera, como puede predecirse en el enfoque que J. R. Foquero, el fotógrafo, logró en el preciso instante en que Francisco Bonal “Bonarillo” iniciaba un cite con la muleta que lleva en la diestra.

   Aquella ocasión, el diestro español y nacido en el barrio de Triana en Sevilla, alternó con otro paisano suyo: Antonio Montes, y ambos se las entendieron con un encierro de Santín.

   Y no era cualquier tarde, porque en esa ocasión se presentaba Montes, a quienes los aficionados esperaban repitiera el mismo tono triunfal que ya había tenido temporadas atrás.

   De acuerdo a lo que apuntó el cronista de El País un día después podemos saber que

Santín mandó unos toros bien presentados, pero con pitones microscópicos, “hormigones”, según el tecnicismo. Algunas cornamentas parecían recortadas y limadas. ¿Será posible?

   Todos los toros fueron tardos en picas, doliéndose al castigo, buscando la defensa, quedados en banderillas y en la muerte, con excepción de los corridos en primero, tercero y sexto lugares, reservones, entablerados y buscando pupa. Santín no se ha lucido en esta ocasión.

   Aún así, y con la mala labor de varios picadores, “sólo se registró un penquicidio, y los toros tomaron por total veinte varas, algunas no del todo buenas, sino refilonazos o marronazos”.

   No fue la tarde de Montes que, en apática presentación no hizo sino subir el tono de las protestas y la desilusión de sus “istas”

   Respecto a “Bonarillo”, las cosas tampoco resultaron favorables del todo.

   Con el capote no hizo nada digno de mención. Usa un telón de teatro, primer agravante, luego da la salida antes de que el toro esté en jurisdicción; quiso gallear a un toro quedado (¡!) no convenció. Se sabe, no obstante, que Bonarillo es un buen torero, que ha cosechado siempre aplausos, pero seguramente los del Perú, que siempre vienen a cuenta, le han trastornado y nos ha confundido con los villamelones de la América del Sur, que se desmayan en la suerte de picas.

   Puso en el quinto toro un buen par aprovechando, que le fue aplaudido.

   Con el estoque y muleta hizo lo siguiente: en el primero, con la izquierda, 1 alto, 1 de pecho, 2 redondos por bajo muy buenos, estando el torero cerca y consintiendo mucho. Con pequeño cuarteo media estocada en su sitio. Pases de pitón a pitón, muy aplaudidos, y termina con una honda en su sitio. Intenta descabellar y el toro dobla. Palmas, sin llegar al entusiasmo.

   En el tercero, que brinda a sol, uno con la izquierda, dos altos, uno de pitón a pitón. Iguala y entrando con el brazo muy alzado, media en su sitio. Más pases y una buena estocada. Que partió la herradura. Palmas, ovación y dianas. Hasta aquí no iba mal.

   En el quinto toro varió la decoración. Aun cuando toreó cerca y confiado, hizo una pésima faena, de altos y ayudados. Echándose fuera de una manera descarada, atiza un pinchazo; más pases, otro pinchazo en la misma; más pases y hasta tres pinchazos más, en tablas, es cierto, sin fijar, entrando con todas las agravantes posibles, una pasada sin herir por causa del toro, media pescuecera sin soltar. El matador se desanima, y por casualidad atiza un descabello a la primera. Pita morrocotuda. Bien es cierto que el toro se encontraba un poco difícil por un pésimo par de banderillas en el pescuezo, que clavó Bisoqui.

   Como podrá entenderse, “Palomo Chico”, el cronista en turno, tuvo a bien darnos “santo y seña” de aquella comparecencia, de diestros hispanos y que, por lo visto, ni uno ni otro cumplieron como esperaban los asistentes al coso en rumbos de la Piedad.

   En la nota que se dispuso como pie de foto, sabemos también que se trataba del segundo de la tarde. Con todo y eso, la imagen, fue separada y luego colocada en un marco que lució, ya lista en los pasillos de la casa “Barbabosa”, en Toluca. Don José Julio Barbabosa había mandado hacer ese sencillo trabajo al negocio de marcos y cuadros más cercano, con objeto de procurar un testimonio más sobre los muchos habidos –como recuerdo-, en aquella residencia, que era uno de los sitios donde el legado de Santín, como ganadería, fue quedando poco a poco traducido en un sólido recuerdo.

   Los ejemplares que mandó siempre bajo su orgullosa y siempre predecible idea de que, por ser los “toros nacionales” iban a causar sensación, esa tarde simple y sencillamente no pasaron a la historia.

Sin embargo, en todo estaba pendiente don José Julio, y aunque la nota fuese adversa, tuvo a bien no olvidarla conservando este simple testimonio fotográfico que, de algún modo, nos ha permitido conocer las incidencias de aquella soleada tarde.

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¡ASÍ LUCÍA EL CARRO ALEGÓRICO DE SANTÍN…!

EFEMÉRIDES TAURINAS DECIMONÓNICAS MEXICANAS.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

 Para Eduardo Campos, con mi admiración por su labor de salvamento.

Carro alegórico compuesto por varias cabezas de toros, y un toro completo –disecados todos-, que se movilizó en algún desfile cívico a principios del siglo XX. Toluca, edo. de Méx. Col. del autor.

   Don José Julio ordenó preparar el carro alegórico. Dispuestos, los empleados de la casa y algunos más expresamente traídos de la hacienda, atendieron la instrucción y se dieron a la tarea de hacer lo mejor posible… para presumir las piezas que allí se reunieron.

   Colocaron como se aprecia, la efigie de un toro de cuerpo entero disecado que, a su vez, estaba montado encima de una base de madera en la cual aparecía esta leyenda: “El Garlopo. Raza de Santín. Jugado por El primer espada Bernardo Gabiño (sic) y su gran cuadrilla compuesta de 14 personas. En Puebla, el 28 de marzo de 1880”.

   También se alcanzan a ver –por lo menos-, dos cabezas más y que correspondieron, con toda seguridad, a los toros “Camelio” y “Aguacate”, estoqueados en la plaza “Colón” de la ciudad de México el 3 de marzo y 24 de noviembre de 1889 en la plaza “Colón”, por Carlos Borrego “Zocato” y José Centeno, respectivamente. Quizá estaban también la de “Polvorín”, que Palomar Caro pasaportó en la de Puebla el 10 de abril de 1898 y la de “Cuco”, toro que se lidió el 11 de septiembre de 1898, a manos de Juan Jiménez “El Ecijano” en la de “Bucareli”.

   Todos esos toros pertenecieron a la célebre hacienda de Santín, ubicada en el valle de Toluca y administrada por D. José Julio Barbabosa (21 de mayo de 1858-octubre 3 de 1930).

   Sin embargo, la figura destacada en esa ocasión fue, evidentemente la de “El Garlopo”, uno de los toros que formaron parte del encierro que se envió para la inauguración de la plaza del Paseo Viejo de San Francisco.

   La pieza, acaba de recuperarse, y aún luce tan digna como en aquellos días que elevó la celebridad de Santín, por lo que hoy adquiere un valor muy preciado, lo que seguramente representará la mejor forma de que se conozca algo más sobre el ganado que se lidió durante el siglo XIX.

   En caso tan extraordinario, sólo se sabe de otro más, ocurrido en 1838, con un toro que perteneció a la hacienda de el Astillero, siendo motivo de una curiosa ceremonia, de la cual nos da “santo y seña” la nota de EL COSMOPOLITA, D.F., del 31 de octubre de 1838, p. 4:

AVISO.-Para el jueves 1º del próximo Noviembre, ha dispuesto el empresario una excelente corrida de seis escogidos Toros de los que acaban de llegar de la hacienda de Atenco, con los cuales los gladiadores de a pie y de a caballo, ofrecen jugar las más difíciles suertes que se conocen en su peligrosa profesión. Luego que pase la lid del primer toro, se presentará en la plaza sobre un carro triunfal, tirado por seis figurados tigres el cadáver disecado, pero con toda su forma, y la corona del triunfo del famoso toro del Astillero, que en el memorable día 29 de Abril de este año, después de un reñido combate venció gloriosamente al formidable tigre rey, con general aplauso de un inmenso concurso que sintió la muerte de tan lindo animal, acaecida a los dos días de su vencimiento, como resultado de las profundas heridas que recibió de la fiera; y a petición de una gran parte de los que presenciaron aquella tremenda lucha, así como de muchas personas que no se hallaron presentes, se le dedica esta justa memoria, por ser muy digna de su acreditado valor.

   Este célebre toro, adornado con todos los signos de la victoria y acompañado de los atletas, será paseado por la plaza al son de una brillante música militar, hasta colocarlo sobre un pedestal que estará fijado en su centro; cuyo ceremonial no deberá extrañarse, mayormente cuando saben muchos individuos de esta capital, que iguales o mayores demostraciones se practican con tales motivos en otros países, y que sin una causa tan noble, existe por curiosidad en el museo de Madrid la calavera del terrible toro de Peñaranda de Bracamonte, que en el día 11 de mayo de 1801 quitó la vida al insigne PEPE-HILLO, autor de la Tauromaquia.

   Volviendo a la imagen, puede afirmarse que ese carro sirvió para unirse al desfile que, con toda seguridad conmemoraba el Centenario de la Independencia, esto en septiembre de 1910. Había llovido el día anterior, por lo que el personaje que aparece en primer término, llevando tamaño sombrero de ala ancha, y muy previsor por cierto, cargó con el paraguas por si la ocasión lo requería. Se observa, entre las palmas, gallardetes y demás adornos, una bandera nacional que remata el carromato, lo que habrían significado dos razones: el espíritu patrio, por un lado, y resignificar el hecho de que se trataba de ensalzar a los “toros nacionales”, como llegó a conocerse a los “santines” por aquellas épocas.

   El transporte, a petición del fotógrafo, se detuvo nada más saliendo de la casa de los “Mártires” o casa “Barbabosa”, donde vivieron varios de los integrantes de aquella famosa familia toluquense para obtener la placa correspondiente. Llama la atención el tamaño portón de la casa del fondo, pero también la rotunda tranquilidad de los allí presentes, ajenos al hecho de que en cosa de unas semanas más, estallaría una guerra interna, que todos conocemos como el proceso de la Revolución mexicana.

   Ese conjunto de personas que estuvieron ante la cámara, se sabían fotografiadas, por lo que asumieron la mejor pose posible, con lo que sin imaginarlo, se obtuvo el propósito de perpetuarlos, de ahí que tengamos el privilegio de disfrutar este preciado testimonio gráfico con su peculiar tonalidad en sepia.

   Y así, con “El Garlopo” que remata altivamente la composición, recordamos la célebre efeméride con que hoy se cumplen 138 años de aquella famosa jornada inaugural ocurrida en la plaza poblana.

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UN NUEVO TEXTO TAURINO POR INTERNET.

RECOMENDACIONES y LITERATURA.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   Hago del conocimiento a toda la comunidad que amablemente se acerca a este blog, con objeto de informarles que el día de hoy 22 de marzo de 2018, ha sido dada a conocer la revista bibliographica, edición que difunde el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

   En el contenido del Vol. 1, núm. 1, primer semestre 2018, aparece publicado, en la sección “Bibliothecae” mi artículo “Colección taurina Javier Sánchez Gámiz, Biblioteca Nacional de México” el cual proporciona interesante información sobre este conjunto literario formado pacientemente por el reconocido abogado y taurino, Lic. Javier Sánchez Gámiz. Espero sea del agrado de los lectores, y que sirva como un registro más para conocer el desarrollo de la integración biblio y hemerográfica con tema taurino en este país.

   La liga a la que deben acudir es la siguiente:

(http://www.iib.unam.mx/index.php/instituto-de-investigaciones-bibliograficas/publicaciones/revista-bibliographica), o teclear directamente en su navegador http://bibliographica.iib.unam.mx.

   Esta es una publicación arbitrada, con lo que una vez más, el tema taurino se reconoce en los círculos académicos.

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RAFAEL BARBABOSA ARZATE (19.06.1833-21.03.1887). A 131 AÑOS DE SU PARTIDA.

EFEMÉRIDES TAURINAS DECIMONÓNICAS.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

Retrato de D. Rafael Barbabosa Arzate. Tarjeta de visita. Ca. 1880. Col. del autor.

   Es bueno recordar, en esta ocasión, el 131 aniversario de la muerte de don Rafael Barbabosa Arzate, dueño, en su momento, de la hacienda de Atenco, entre otras propiedades. Los siguientes datos, provienen, una vez más, de mi trabajo, inédito, dedicado a la biografía de Ponciano Díaz,[1] la cual contiene notas del Arq. Jorge Barbabosa Torres, complementadas por el autor de estas líneas.

En el año de 1878 don Rafael Barbabosa y Arzate compró la finca de la familia de los Condes de Santiago de Calimaya, la Hacienda de Atenco y la ganadería brava del mismo nombre, que fue fundada en el siglo XVI, por el Licenciado don Juan Gutiérrez Altamirano, primo, consejero y albacea del Conquistador Hernán Cortés, en la época en que el Emperador Carlos V decidió nombrar una audiencia para gobernar la Nueva España, hacia el año de 1528.

Para este efecto don Rafael hipotecó a favor de don Mariano Ulzarbe su Hacienda de San Diego de los Padres, esta hipoteca se renovó hasta el año de 1917, en que fue totalmente liquidada. En ese tiempo la hacienda de la Purísima Concepción de Atenco, como es originalmente su nombre y sus haciendas anexas de San Agustín, Santiaguito, Estancia de la Vaquería, Tepemajalco y Zazacuala, ya pertenecían a la “Sociedad Rafael Barbabosa Sucesores” que fue formada en el año de 1887, a la muerte de don Rafael por sus hijos don Aurelio, doña Herlinda, don Juan, don Antonio, don Rafael, doña Concepción y don Manuel, así como por su viuda doña María de la Luz Saldaña y Sánchez. En 1899, don Aurelio se separó de la Sociedad y por ese motivo se le adjudicó la Hacienda de San Agustín que como se dijo, era una de las anexas de Atenco.

La Hacienda de la Purísima Concepción de Atenco y sus anexas constituían una vasta y rica propiedad en virtud de la celosa, e incansable administración de sus propietarios, entre los que destacó por su personalidad, don de gentes y laboriosidad don Antonio Barbabosa y Saldaña, y por ello no obstante las vicisitudes y problemas en que cayó México con motivo de la Revolución de 1910, siempre mantuvo un destacado lugar entre las fincas agrícolas de la región, hasta que fue repartida a causa de la Reforma Agraria en la década de los años 30, terminando así con una fuente de producción que por muchos años fue modelo y que sirvió no sólo para que los que trabajaban en ella pudieran mantenerse, sino como un contribuyente eficaz y próspero para la economía de su estado. La extensión de la Hacienda superaba las tres mil hectáreas, y hoy día se ignora lo que abarcaba junto con sus haciendas anexas o si estas se incluían en esa superficie, pero cuando los señores Barbabosa eran sus propietarios y don Antonio iba a supervisar el ganado bravo, salía por las mañanas del casco de Atenco, teniendo que llevar consigo un refrigerio y regresaba por las tardes para tener así tiempo suficiente y hacer su trabajo convenientemente.

Como ganadería brava es considerada la más antigua de México y del mundo, pues se fundó en el siglo XVI y en España han desaparecido ya las que fueron sus contemporáneas y no hay ahí ninguna que conserve el mismo sitio como es el casco de Atenco. Se formó con unas cuantas vacas y toros de procedencia navarra, que al parecer hizo traer el mismo Conquistador Hernán Cortés y que fueron con los que su primo Altamirano inició la ganadería. Hacia fines del siglo XIX los señores Barbabosa cruzaron esta, con sementales de Zalduendo, y más adelante la aumentaron con otra punta de sementales, también españoles de la vacada de don Felipe de Pablo Romero. Aunque estas afirmaciones, por fortuna empiezan a ser superadas por el hecho preciso de que por aquellas primeras épocas de la etapa colonial, los ganados que se enviaban a la Nueva España estaban destinados, en su gran mayoría al abasto. Y por otro lado, al no tener el suficiente sustento documental sobre el traído y llevado pie de simiente que aquí se refiere, tiene mayor credibilidad el hecho de que, durante el último tercio del siglo XVIII, el condado de Santiago-Calimaya adquirió una punta de ganado navarro, con lo que así podría concebirse, en todo caso y con la credibilidad pertinente que fue, hasta entonces, cuando esa presencia e influencia tan específica se asentó en territorio atenqueño.

Atenco, quiere decir junto al río, en lengua náhuatl, pues precisamente el casco de la Hacienda se encuentra en las riberas donde nace el Lerma en el sur del Valle de Toluca.

Don Rafael Barbabosa nació el 19 de junio de 1833, en el Rancho de Arzate, propiedad de sus abuelos maternos, don José Arzate y doña Vicenta Vilchis, en el Valle de Toluca. Fueron sus padres el señor don José Julio Barbabosa y Cruz Manjarrez y la señora doña María Salomé Arzate y Vilchis.

El padre de don Rafael, don José Julio, había construido hacia 1827 una casa en la calle de la Federación Nº 2, hoy Avenida Independencia casi en la esquina de lo que fue la antigua Plaza de Armas, llamada en Toluca Jardín de los Mártires, así como otra en la calle de la Victoria Nº 11, también en Toluca, ambas las sufragó con la herencia que recibió, el citado don José Julio, de su padre el licenciado don José Antonio Barbabosa y Díaz de Tagle en 1824 y en ellas habitó sucesivamente don Rafael con su familia.

Don José Julio casó en Toluca en 1828 con doña María Salomé Arzate y Vilchis y de ella tuvo a don Jesús María Barbabosa y Arzate, quien era tres años mayor que don Rafael y que nació también en el mencionado Rancho de Arzate el 1º de abril de 1830. Doña María Salomé dejó viudo a su marido y huérfanos de madre a sus hijos a los siete días del nacimiento de don Rafael.

Sr. Dn. Jesús María Barbabosa y Arzate. Col. del autor.

   Don Rafael Barbabosa leyó la gramática a los 12 años, desde entonces continuó viviendo con la familia en la Hacienda de Santín y se dedicó a los trabajos de la casa. Se unió en matrimonio, a las 3 de la mañana del 26 de mayo de 1857 con doña María de la Luz Saldaña y Sánchez. Aquella hora tan poco común para casarse fue debido a la persecución religiosa y a la guerra que se desató por la imposición de las Leyes de Reforma.

Sra. Da María de la Luz Saldaña y Sánchez. Col. del autor.

   El multicitado don José Julio Barbabosa y Cruz Manjarrez, padre de don Jesús María y don Rafael, viudo de doña María Salomé Arzate, previa la dispensa respectiva, se casó en segundas nupcias con su cuñada doña María Teresa Arzate Vilchis de 22 años de edad, en Toluca, el 17 de noviembre de 1835. Don José Julio murió el 16 de marzo de 1837, de un pavoroso tifo. De su segunda esposa, doña María Teresa tuvo un hijo, llamado Agustín, quien murió de dos años de mal de garganta.

El matrimonio de doña María Teresa y don José Julio, fue un hecho verdaderamente trascendental en la vida de don Rafael y de su hermano el Lic. don Jesús María, pues esta señora por las virtudes que tuvo, su dedicación al trabajo y su hábito de ahorro, así como por su visión en los negocios en los que la ayudó eficazmente un caballero sumamente benéfico para esta familia, llamado don Ignacio Mañón, llegó con el tiempo a convertirse en una respetable y verdadera matriarca, no sólo de su casa, sino de buena parte de la familia Barbabosa existente en esos días.

Don Rafael y don Jesús María disolvieron la compañía de bienes que tenían el año de 1872 y que en esa época era muy próspera. Esto provocó disgusto en don Rafael que se vio relegado a segundo término principalmente por la circunstancia de que dejaba a su hermano la Hacienda de Santín y la ganadería brava del mismo nombre, en las que él consideraba haber puesto tanto de su trabajo y de sí mismo. El convenio de separación fue inspirado y dirigido por la autoridad que tenía su tía y madrastra doña Teresa Arzate, quien dio preeminencia y preferencia en todo a don Jesús María por ser el mayor de los hermanos cosa muy importante en esos tiempos.

Con toda seguridad, las descripciones que aquí vienen haciéndose, deben referirse a la casa que, a la derecha de esta fotografía panorámica, se tomó en Toluca, allá por 1905. Col. del autor.

   Don Rafael se quedó con la Hacienda y la Ganadería de San Diego de los Padres y la casa antigua y primera de las llamadas casas Barbabosa, la del Callejón del Carmen Nº 3, en la que había vivido desde antes en 1854, don Jesús, construyó en 1872, la Casa del Jardín de los Mártires, que fue la segunda casa Barbabosa y que superó en mucho, en señorío, situación, lujo y prestancia a la primera, ahí colocó los retratos de los fundadores y de la primera generación en México de el linaje de los Barbabosa que fueron el Contador Mayor don Pedro de Barbabosa, su esposa doña Ana de Quijano, el hijo de ambos don Felipe de Barbabosa y Quijano y su esposa doña Magdalena Díaz de Tagle que antes habían estado en la Hacienda de Santín y todo lo mejor de Pinturas religiosas, antigüedades y muebles que había conservado esta familia. Don Jesús también recibió otros bienes raíces en Toluca y en México, entre los que se encontraba espaciosa una casa en la calle de Guatemala Nº 52, casi esquina con el Zócalo, precisamente sobre las ruinas del Templo Mayor, por lo que hacía el año de 1962 tuvo que ser demolida por encargo de uno de los dueños, (el Arq. Jorge Barbabosa Torres), en virtud del mal estado en que se encontraba la residencia por los marcados desniveles que en el piso se habían formado al asentarse esta, al paso de los siglos sobre las primitivas construcciones prehispánicas, siendo posteriormente ahí donde se localizó la piedra indígena conocida como la Coyolxauqui.

Al morir don Rafael en 1887 se formó la “Sociedad Rafael Barbabosa Sucesores”, hacía cabeza de ella el mayor de los hijos don Aurelio Barbabosa y Saldaña. En 1899, don Aurelio se separó de la sociedad en virtud de los problemas que tuvo con sus hermanos, principalmente con doña Herlinda, quien no aceptó que don Aurelio casara con la que fue su esposa, la señora Consuelo Arias. Posteriormente la sociedad de los hermanos Barbabosa aumentó a sus siete haciendas originales la de San Francisco de Paula de Chincua una rica hacienda maderera en el estado de Michoacán y otra más de labor en el estado de México que llevó el nombre de Santa Lugarda de Caspi.

De la correspondencia utilizada por la sociedad “Rafael Barbabosa Sucesores”. Col. del autor.

   En 1905 se separó de la Sociedad, doña Concepción Barbabosa y Saldaña el motivo fue que sus hermanos no quisieron aceptar como socio a su futuro cuñado don José Sánchez Valdez. Doña Concepción entabló pleito legal con su familia, tras del cual recibió la parte que le correspondía y casó en Toluca en 1906 con el citado señor Sánchez, que era hijo de un asturiano de apellidos Sánchez Tuero y de una mexicana del linaje de los Varas de Valdez, uno de los más antiguos de Toluca que fue fundado hacia 1647 en Ixtlahuaca por otro asturiano que provenía de Llanes, llamado don Francisco Varas de Valdez.

Paisaje del hoy día considerado santuario de la Sierra Chincua (Angangueo, Michoacán).

   En los años 30, también por problemas familiares se separó don Antonio Barbabosa y Saldaña, pues este al quedar viudo de su primera esposa doña María de Jesús Lechuga comenzó a realizar fuertes gastos con los que los demás socios no estaban de acuerdo. El asunto terminó cuando a don Antonio le entregaron todo lo que él consideraba justo, entre otras cosas parte del ganado bravo de San Diego de los Padres que este señor trasladó a un rancho de su sobrino el ingeniero Agustín Cruz Barbabosa, a la sazón dueño de la vacada de Santín, así como de la Hacienda de ese nombre. Desde entonces el citado don Antonio Barbabosa empezó a dirigir las tientas de vacas bravas y toretes para sementales y por lo tanto a intervenir en la selección de las reses de esa ganadería, la cual terminó absorbiendo los lotes de ganado bravo propiedad del mencionado don Antonio, entrando así la sangre de San Diego de los Padres en la original de la vacada de Santín.

El Ing. Agustín Cruz Barbabosa dando la vuelta al ruedo en compañía de Manuel Gutiérrez “El Espartero” (Ca. 1941-1942). Col. del autor.

   La ganadería de Atenco, le tocó a don Manuel Barbabosa y Saldaña que falleció en 1958, heredándola a sus hijos. De ellos el arquitecto Luis Barbabosa Olascoaga vendió su parte a un toluqueño, de origen español, llamado Juan Pérez de la Fuente quien se asoció con don Gabriel Barbabosa hermano de don Luis, al que andando el tiempo, el señor Pérez le compró su parte, quedándose así con toda la vacada, misma que pasó a los hermanos de Pérez, cuando éste murió en 1988.

El casco de Atenco fue comprado paulatinamente por el mismo Juan Pérez. Doña Emma Barbabosa Ballesteros, le vendió la parte contigua a la iglesia, doña Antonia, le vendió el centro del casco, donde se localiza el comedor, la sala principal, la cocina y otras habitaciones, doña Refugio, el despacho, la sacristía de la iglesia y las caballerizas, el doctor Barbabosa, hermano de las antes citadas, le vendió la parte de la entrada a la derecha con el patio y dos recámaras. Don Manuel Barbabosa López primo hermano de los anteriores, le vendió la huerta de enfrente, la era y la tienda de raya. La mitad de la parte de atrás del casco, con sus construcciones ya en ruinas, las compró un señor Carretero, marido de la hija de doña Antonia Barbabosa Ballesteros, a don Ignacio Barbabosa Olascoaga.

Don Manuel Barbabosa Saldaña en su madurez. Col. del autor.

   Las fracciones de tierras, que habían quedado a las diferentes ramas de los hijos y nietos de don Rafael Barbabosa y Arzate, después de la repartición agraria y que sumaban poco más de cien hectáreas componiéndose de algunas milpas y potreros para el ganado, Pérez también las terminó adquiriendo, logrando así que hoy día, aun se asiente ahí la ganadería, que como antes se dijo es la más antigua de México y del mundo, porque en España no existía ninguna de ese tiempo que conserve el mismo nombre, el mismo fierro y que además permanezca en el mismo lugar de su fundación original.

El grueso de la vacada de San Diego de los Padres le tocó a otro de los hermanos don Juan de Dios Barbabosa y Saldaña, quien delegó la responsabilidad de esa ganadería en uno de sus hijos el doctor don Agustín R. Barbabosa Ballesteros, a quien finalmente se la heredó junto con sus hijas doña Luz, doña Refugio, doña Antonia, doña María Guadalupe y doña Emma Barbabosa Ballesteros. Posteriormente el doctor Barbabosa, quedó como único dueño de la ganadería, pues este compró a sus hermanas las partes que a estas habían correspondido como herencia.

El citado doctor don Agustín Barbabosa Ballesteros, mantuvo por algunos años la ganadería de San Diego de los Padres con la que tuvo señalados éxitos, por los bravos encierros que enviaba a las plazas de México y de su provincia, pero fundamentalmente por la falta de espacio suficiente en las tierras de Atenco que era donde pastaban sus toros, finalmente acabó vendiéndola, en 1962, a don Nicolás González Jáuregui, quien la trasladó de las tierras del valle de Toluca donde habían pastado esos animales por más de cien años, a su hacienda de Ajuchitlancito, Municipio de Pedro Escobedo, en Querétaro. El doctor Barbabosa vendió sus terrenos de Atenco a Juan Pérez, quedándose entonces como propietario de la ganadería de Zamarrero que era una fracción de San Diego de los Padres, que adquirió de sus primos hermanos los Barbabosa López, y a la que le pusieron ese nombre por ser el de un semental español de la ganadería del Marqués del Saltillo que se trajo en los tiempos de la “Sociedad Rafael Barbabosa Sucesores” junto con otros toros y vacas de esa ganadería para refrescar la sangre de las reses de San Diego de los Padres. La fracción de Zamarrero había sido trasladada por uno de sus propietarios, don Alfredo Barbabosa López, a un Rancho alquilado por don Luis Argüelles a don Enrique Pliego. El doctor Barbabosa una vez propietario de esta ganadería la asentó en un Rancho al que se denominó Zamarrero, situado en el Valle de Toluca, y la fue aumentando con lotes de terneras de la vacada de la Punta, propiedad del ganadero don José Madrazo. Más adelante, la heredó al menor de sus hijos, el licenciado y contador don Agustín Barbabosa Kubli, quien al poco tiempo le vendió a su hermano el también licenciado y contador don Juan de Dios, de los mismos apellidos, quien finalmente la vendió a otra persona hace poco más de 60 años.

Hacienda de San Diego de los Padres. (Vista general del casco, hacia 1967). En: ARTES DE MÉXICO. El toreo en México. N° 90/91, año XIV, 1967, 2a. época., p. 57.

   El casco de la hacienda y las fracciones de tierra que pudieron conservar los Barbabosa Ballesteros en la Hacienda de San Diego de los Padres, quedaron al final en manos del gobierno, el resto fue invadido desde 1933 por los agraristas.

Las otras haciendas como San Francisco de Paula de Chincua y Santa Lugarda de Caspi, fueron vendidas por los hermanos Barbabosa y posteriormente repartidas y entregadas a los agraristas y al gobierno.

En lo que toca a los bienes raíces como la casa Nº. 3 del Callejón del Carmen, conocida desde mediados del siglo XIX como la primera casa Barbabosa de Toluca, se vendió a fines de los años 40 en virtud de la quiebra de la “Sociedad Rafael Barbabosa Sucesores”, la que llegó a ese estado primeramente por los problemas causados por la revolución y por las diferencias familiares entre los herederos y que como consecuencia principal tuvieron el que estos no se solidarizaran en un esfuerzo común para salvar a la Sociedad, sino que mientras unos pocos se preocupaban por ella, los más solo vieron por sus intereses personales inmediatos. Más adelante el gobierno demolió esta casa prácticamente en su totalidad, para hacer una avenida paralela y al norte de la actual de Independencia, esto sucedió en los años 50. Dos balcones de esta casa se conservaron hasta el año de 1967 en que el gobernador en turno del Estado de México decidió hacer una gran plaza de armas del antiguo Jardín de los Mártires, en esas fechas, estos fueron totalmente derruidos. Las demás casas en Toluca o en México se vendieron y las que quedaron se repartieron entre algunos de los descendientes de don Rafael Barbabosa y Arzate.

Así se desmembró lo que quedó de la “Sociedad Rafael Barbabosa Sucesores” y con ello quedó señalado el fin de una época, terminando lo que en otros tiempos el sistema hereditario de mayorazgos y las condiciones sociales y políticas de la nación pudieron conservar, al menos en lo que toca a las Haciendas de Atenco y sus anexas, pero no obstante estos mil y un cambios, sobresaltos, reparticiones, ventas de grado y forzadas, pleitos, adjudicaciones y expropiaciones, nuevos propietarios y demás vicisitudes, aún hoy día al recorrer lo que queda de las señoriales habitaciones, patios y corredores de las que un día fueron las casas de los cascos de estas antiguas e históricas haciendas, que debían ser orgullo y patrimonio cultural de todos los mexicanos, vienen a nuestra memoria y evocan su presencia en nuestra imaginación las egregias e ilustres figuras de esos esforzados conquistadores, gobernantes y primeros pobladores que dieron forma y gloria a los inicios de nuestra patria y que de alguna manera aún viven a través de sus descendientes en estas tierras, pues la mayor parte de ellos, aquí formaron sus familias y nunca volvieron a España. Hernán Cortés, los Velasco, los Altamirano, y otros personajes más, parece que todavía en alguna forma deambulan por esos espacios, pero sobre todo y en tiempos más recientes su entorno nos hace recordar a los inmortales ases de la tauromaquia como lo fueron en su tiempo Ponciano Díaz, Rodolfo Gaona, Fermín Espinosa “Armillita”, Carlos Arruza y otros más.

Finalmente, y en virtud de la efeméride que también aquí se recuerda, no queda más que agregar la inserción que, en su forma de esquela, apareció publicada en El Arte de la Lidia, año III, tercera época, Nº 22, p. 3, del 27 de marzo de 1887. Así, sumamos nuestra evocación para rememorar al que un día, se convirtió en un gran personaje de la fiesta de los toros en México.


[1] José Francisco Coello Ugalde:Ponciano Díaz Salinas, torero del XIX, a la luz del XXI. Prólogo de D. Roque Armando Sosa Ferreyro. Con tres apéndices documentales. Aportaciones Histórico-Taurinas Mexicanas Nº 13. Serie: Biografías Taurinas, Nº 2. 403 páginas. Ils., fots., grabs., cuadros. (Inédito).

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HOY, 14 DE MARZO RECORDAMOS A D. MANUEL HORTA, A 35 AÑOS DE SU DESAPARICIÓN.

EFEMÉRIDES TAURINAS MEXICANAS DEL SIGLO XX.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE. 

Obra y autor.

   Manuel Horta (1897-1983) escritor de fina pluma, pronto siguió la ruta de algunos autores neocolonialistas como Artemio de Valle-Arizpe, Julio Jiménez Rueda o Manuel Romero de Terreros que, al amparo de maestros como Vicente Riva Palacio (Monja casada, virgen y mártir o Martín Garatuza), Luis González Obregón (Croniquillas de la Nueva España, Las Calles de México y otras), que en conjunto dejaron los últimos alientos literarios de una época aparentemente superada, pero que aún poseía valores tan abundantes, lo cual hacía imposible abandonar tan interesante como polémico periodo histórico.

Creador de obras como Vitrales de Capilla (1917), Estampas de antaño (1919), El tango de Gaby (1919), El caso vulgar de Pablo Duque (1923), Vida ejemplar de D. José de la Borda (1928), Estampas de antaño (1942), Ponciano Díaz. Silueta de un torero de ayer (1943), Siluetas en la neblina (1977) y Patio de cuadrillas. Antología de la prosa taurina de Manuel Horta (1988), el recordado autor urde en personajes que entre la leyenda o la anécdota construyeron diversos pasajes coloniales y que su prosa supo darles el giro literario apropiado, con lo que esas historias alcanzaron niveles de auténticas cancioncillas, como concebidas para un cancionero, a la manera de los villancicos de sor Juana Inés de la Cruz.

Y Horta no solo tuvo ese delicado empeño, sino que también fue un reconocido periodista. De nuestro personaje, de quien por cierto está pendiente una mejor biografía, así como recoger todas aquellas publicaciones donde colaboró no solo bajo la idea de concebir textos con el abanico abierto de los temas virreinales, hay mucho que escribir. También fue cronista en la cosa taurina, por lo que se conocen evidencias suyas publicadas en Revista de Revistas, de la que fue director en los años cuarenta del siglo pasado o La Lidia. A lo anterior, debe agregarse la conocida biografía que escribió en torno a Ponciano Díaz, a quien no alcanzó a ver, pues Ponciano muere en 1899. Sin embargo, fue tan notoria la estela de recuerdos que dejó el de Atenco en el imaginario colectivo, que aquello se convirtió en suficiente materia para realizar el libro mencionado.

En Ponciano Díaz. Silueta de un torero de ayer, al igual que lo hizo Armando de María y Campos en Ponciano, el torero con bigotes, la publicación de ambas, fruto de la casualidad, se dio en 1943. Los intentos de concebir el perfil del ídolo popular, llevaron a dichos autores, y a Horta en particular, a escribir una aproximación sobre Díaz Salinas, de quien destaca más lo anecdótico que lo concreto en sus acciones en las que como es circunstancial al hombre, asoman aciertos y errores. Pero lo más importante, es que gracias a los notables triunfos que cosechó el torero, ello sirvió en buena medida para que Horta recreara diversos pasajes, como es el caso de la célebre inauguración de la plaza “Bucareli”, hecho que ocurrió el 15 de enero de 1888.

El que fuera también cronista taurino en Excelsior, poco a poco fue dejando un legado que si lo apreciamos con intención de conocer su estilo tan cerca como sea posible, entenderemos que quien lo hizo fue un escritor de altos vuelos, quien se cultivó a la sombra de la “crema y nata” de grandes autores mexicanos y universales.

Ponciano Díaz (…), el libro del que vengo mencionando algunos de sus más notables detalles, mereció ser reeditado en 1980 por el gobierno del estado de México, bajo la égida de Mario Colín, entonces Director del Patrimonio Cultural y Artístico. Reconoce Colín las virtudes de Horta al punto de que se pueden encontrar algunos datos biográficos más de don Manuel, quien fue hijo de D. Aurelio Horta, quien también fue periodista, y de que antes de saltar a la fama como el gran autor que fue, tuvo oportunidad de colaborar en revistas como Arte y Letras, Ilustración Nacional, Tricolor, Album Salón, Roo y Gualda, así como de los periódicos El Heraldo de México y Excelsior. También lo hizo en Jueves de Excelsior, de la que todavía seguía siendo su director en 1980.

Hay otro libro que es una maravilla y que se recomienda ampliamente. Me refiero a Siluetas en la neblina, aparecido en 1977 y que, para los estudiantes en ciencias de la comunicación de cualquier escuela destinada a preparar a futuros periodistas, debe ser obra de consulta fundamental, pues uno a uno los textos que allí aparecen, se convierten en auténticas lecciones sobre el oficio que llevan a cabo estos profesionales. Ha sido un libro cuya lectura y relectura hago desde hace muchos años como si fuera la primera vez; y siempre me deslumbra. Las caricaturas y apuntes de Freyre son geniales.

Es una pena que personajes como el que hoy se recuerda, vayan siendo olvidados por las nuevas generaciones y es un buen momento para recuperarlos en justo homenaje de su paso por este mundo.

En torno a los toros, poco a poco esa labor con la que se salva del ostracismo a plumas reconocidísimas, permite compartirles el hecho de que ya se tienen datos muy importantes sobre Carlos Cuesta Baquero, Flavio Zavala Millet, Luis Spota, Renato Leduc, Josefina Vicens, Esperanza Arellano, Roque Armando Sosa Ferreyro, sin faltar dos, que siendo españoles, es posible redescubrir una luminosa trayectoria en dicho oficio. Me refiero a José Alameda y Manuel García Santos.

Y cierro esta ocasión, con las notas introductorias que Manuel Horta escribió en su ya célebre Ponciano Díaz. Silueta de un torero de ayer, evocando de alguna forma cómo se concibió dicho libro.

“… desde tempranísima edad, escuche ese nombre. ¡Ponciano Díaz!… ¡Ponciano Díaz!… Yo hubiera deseado entonces tocarlo como a un juguete, arrancarle un bordado de la chaquetilla o que me permitiera divertirme con su sombrero de charro en el que las mejores bordadoras del siglo diecinueve dejaban arabescos y flores de oro a costa de un heroico trabajo cerca de las velas parpadeantes”.

Y luego, al andar de esta descripción primera, Horta comparte con nosotros el siguiente detalle:

“…nada como aquel retrato de Ponciano litografiado, y en posición de entrar a matar. Yo lo soñaba con la montera historiada, la corbatilla flotante, los alamares de amarillo cegador, la faja de seda y las medias de saltimbanqui. No hubiera yo podido concebir más sugestivo y atrayente. Era una estatua, un compendio de majestad y valor, de señorío y de elegancia”.

Nunca mejor oportunidad para recordar a Manuel Horta.

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BASTA SÓLO LA POESÍA.

PÁGINAS PARA UN ÁLBUM TAURINO.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE

 

EL MILAGRO DE LA VERÓNICA

 A Ernesto García Cabral

 Los brazos pordioseros, como péndulo doble,

arrastran por la arena la comba del percal,

y se diría que avanza con su ropaje noble,

en procesión hierática, un rojo cardenal.

 

Cuentan que la verónica, en bíblico desdoble,

enjuga con el paño la sangre de coral

de una herida de adorno; mientras el pasodoble

se deshoja en el aire como flor de metal.

 

Las piernas, en estacas, para cargar la suerte,

dejan a la cintura la burla de la muerte;

y cuando pasa el bruto, hendiendo el carnicol,

 

Se lleva en los pitones que un leve esguince libra,

hilos de seda y oro, entre los cuales vibra,

pimienta de la fiesta, el reflejo del sol.[1]

 Xavier Sorondo.

Luis Castro El Soldado.

EL CAPOTE DE BELMONTE. 

 

Para Aurelio Pérez y Javier Creixell,

creyentes en Juan y en sus epígonos.

 

(“Y tan alta vida espero,

que muero porque no muero”, Teresa de Jesús).

 

Este capote que implora

la bendición de la muerte

y la convoca en la suerte

queriendo ensanchar su hora,

da una tentación agónica

con la mortal atadura

que mantiene la cintura

presa en su media verónica.

Y en la verónica entera,

determinada en su centro

hacia la muerte por dentro

y hacia la gloria por fuera.

Con su juicio sumario,

la leyenda así lo quiere

y lo convierte a diario

en capote literario

que muere porque no muere.[2]

Manolo González en su presentación.

El Ruedo de México. Año VIII, N° 56. México, 6 de diciembre de 1951.


[1] Xavier Sorondo: ESTAMPAS DE TORERÍA. Dibujos de Carlos Ruano Llópis. Apunte de Ernesto García Cabral. México, Editorial “Polis”, 1942. 47 p. Ils., retrs.

[2] Carlos Fernández Valdemoro (Seud. José Alameda): Seguro azar del toreo. México, Salamanca ediciones, 1983. 92 p. Ils., retrs., facs., p. 29.

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DEL PASE POR ALTO AL “FORZADO” DE PECHO EN FREG y “JERÓNIMO”.

PÁGINAS PARA UN ÁLBUM TAURINO.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE

 

Luis Freg, la tarde del 19 de febrero de 1922.

Jerónimo. 5 de febrero de 2018. Disponible en internet febrero 7, 2018 en:

http://altoromexico.com/index.php?acc=galprod&id=5291. Fotografía: Sergio Hidalgo.

   Para entender lo que ocurre en ese momento es que el torero, evitando tener un aprieto, y dada la forma en como viene el toro, comiéndose materialmente la muleta, es preciso que se coloque rápidamente, evitando un mal momento, pero también la pronta manera de lucirse, de hacer de ese pase –que podría ser de recurso-, pero también de enorme lucimiento, forma honesta de lucha. Búsqueda también para conseguir el triunfo dominando la encendida casta que se percibe en ambas imágenes.

   Con diferencia de casi un siglo, Freg tuvo que someter al toro de Salas que le tocó en suerte. No fue un buen ejemplar. Más bien “mansote” como lo describe Rafael Solana en su crónica, y que además tuvo poder y malas ideas. Siguiendo el hilo de la reseña, “Verduguillo” advierte que a Luis se le notaba incierto, por lo que buena parte de esa faena fue sobre piernas. Parte de ese pequeño detalle se puede apreciar en lo tenso de esos músculos inferiores que sostienen el resto del cuerpo de manera que, para resolver el conflicto, fueron necesarios ciertos recursos guerreros, de combate, a los que estaban acostumbrados muchos diestros de aquella época.

   Debo decir, en favor de Freg, que la “instantánea” le favorece, pues ese pase por alto posee elementos en los que, a pesar de las condiciones ya conocidas, permitió que saliera librado, logrando así, dignamente darle cara a un ejemplar con “algo de guasilla”. Luis Freg, a no dudar, tenía las condiciones de capacidad para esto y más.

   En cuanto a “Jerónimo”, que compareció recientemente en la plaza de toros “México”, ello se debe a mantener su hegemonía, pero también su eficacia como matador de toros que ha logrado acumular al paso ya de un buen número de años que lleva en esto, buscando aún consolidarse como figura del toreo. Camino a ese propósito, nos comparte momentos como el de imagen obtenida por Sergio Hidalgo, en la cual tuvo que rematar alguna de las series, dominando así al de Jaral de Peñas que no fue precisamente un ejemplar fácil, pero que “Jerónimo” entendió gracias a que puso en práctica lo mejor de su oficio.

   La pierna izquierda, la de salida que sirvió para rematar esa explosión del “forzado” de pecho, se reunió en apenas un espacio menor con la pata izquierda del toro en la que este no solo confió todo su peso, sino que además se puede notar el empuje, forzando así la embestida de la que sale con la jeta en alto. De ese momento, que sólo la fotografía nos permite apreciar, hubo un estallido en la arena, del que pudo quedar como resultado una horadación en la que se afirmaba, con toda su natural circunstancia, otro detalle más de la tauromaquia. Es decir, la lucha, la confrontación que no solo fue rematar airosamente la serie respectiva con ese “forzado” de pecho, sino lograr cada quien por su lado, ganar terreno, dominar al otro y así contar con posibilidades de dominio primero. De triunfo después.

   Por lo forzado del momento, es preciso anotar que a “Jerónimo” no le quedó otro recurso que arquear ligeramente el cuerpo, flexionar un poco las piernas, pero dando honesta salida en ese airoso pase “forzado” de pecho que, de tarde en tarde llegamos a ver en estos tiempos.

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OTRO PRODIGIO, AHORA EN MANOS DE “MANOLO” GONZÁLEZ.

PÁGINAS PARA UN ÁLBUM TAURINO.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE. 

El Ruedo de México. Año VIII, N° 56. México, 6 de diciembre de 1951.

   Apenas unos momentos, los suficientes valen para darse cuenta que el cine pudo rescatar la graciosa cadencia de unos lances que, como estos, interpretó “Manolo” González en alguna de sus actuaciones en la plaza de toros “México”, allá por los años 50 del siglo pasado. De esas evidencias cinematográficas, existen apenas algunos momentos, justo la tarde del 25 de noviembre de 1951, cuando tuvo en frente a “Duquesito” de San Mateo. Aquello, ¡fue un prodigio!

   Como antigua embarcación, las velas de esa nave, dejaron acariciarse en lo plácido de algún momento en que, desplazándose por ruta segura, pronto estaría acercándose al puerto de destino.

   El juego de sus manos hizo posible este milagro, el de una “chicuelina”, que no es otra “chicuelina” más, como las muchas que ayer y hoy se interpretaron o siguen interpretándose. La que apreciamos es una escala mayor del lance que aportó Manuel Jiménez, y que dicen algunos ya había sido realizado por “Llapicera”, aquel personaje que encabezó una célebre cuadrilla bufa, la cual actuaba pocos años antes de que el sevillano la tallara como pocos.

   Además, también se sabe que la primera vez que “Chicuelo” la interpretó en nuestros ruedos. Ello ocurrió la tarde del 14 de diciembre de 1924 al toro “Africano” de San Mateo. De entonces acá, es un lance recurrido, sobado, tanto que José Alameda llegó a decir que se le veía hasta en la sopa…

   Sin embargo, la “chicuelina” en su máxima expresión se ve pocas tardes, y «Manolo» González dejó evidencia clarísima gracias a su oficio artístico. El paso de este sevillano por nuestros ruedos no fue del todo afortunado. Aún así bastaron momentos, como este, apenas un suspiro, para quedarse en la memoria, y para siempre.

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CON MANUEL de QUIROS y CAMPO SAGRADO, AUTOR DE OBRA TAURINA EN EL VIRREINATO.

CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

  

   Al retomar el tema de la última conversación, lo hago ocupándome de Manuel Quiros y Campo Sagrado (1751-1821). Manuel era hispano, y se estableció en Nueva España hacia los últimos años del siglo XVIII, desempeñando cargos públicos como visitador de la Renta del Tabaco (esto en Oaxaca) pero fundamentalmente era escritor, y un buen poeta, de acuerdo a lo que veremos a continuación.

   Autor de unas cuarenta obras, varias de ellas fueron elaboradas con imágenes y se reconocen como poemarios así como poemas jeroglíficos, lo que ya significa una novedad, si nos atenemos al hecho de que poco más de siglo y medio adelante, Rafael Alberti haría algo muy parecido, ilustrando sus obras literarias.

   Entre lo más destacado de esa labor, se encuentran obras como:

-Comedia titulada “El mayor triunfo del hombre es vencerse a sí mismo”, 1787, censurada por la Inquisición.

-poema festivo para celebrar al ínclito taumaturgo mártir señor San Juan Nepomuceno.

-Colección de varias poesías del arte menor y mayor en obsequio de la Purísima Concepción de nuestra señora la Virgen María (1805)

-La inocencia acrisolada de los pacientes jesuanos. Colección de varias poesías alusivas a la restauración de la Sagrada Compañía de Jesús…

-Religión, rey y patria. La obra poética de Manuel Quiros y Campo Sagrado (en imprenta).

-Descripción del romance mudo que en elogio de nuestra Santísima Madre y Señora Virgen de Guadalupe, dispuso D. Manuel Quiros Campos Sagrado, año de 1784.

   De esta última, debo afirmar que se trata de una de las más curiosas, pues como se ha llegado a considerar, se trata de un auténtico ejemplo de “códice guadalupano del siglo XVIII”, en el que destacan los elementos pictóricos y transcripciones fonéticas que parecían estar en alianza con el tipo de lectura y comprensión que una buena parte de la población en aquel entonces, tendría sobre su entendimiento y relación directa con la religión católica, en particular con la devoción destinada a la virgen de Guadalupe. Tal impreso, uno de los pocos que se divulgaron en la época, estuvo a la venta por medio real.

   Sin embargo, la obra que nos convoca, tiene que ver con ese sentido festivo que caracterizó al autor, y que se refleja en la hasta hace poco desconocida obra titulada: “Pasajes de la Diversión de la Corrida de Toros por menor dedicada al Exmo. Sor. Dn. Bernardo de Gálvez, Virrey de toda la Nueva España y Capitán General. 1786”.

   Gracias a los buenos oficios, tanto de Julio Téllez como de Salvador García Bolio, bibliófilos taurinos muy reconocidos, se publicó en 1988 una edición facsimilar en la que estudian, analizan y se realiza el trabajo correspondiente de paleografía que se materializa en una edición donde podemos conocer a detalle, la forma en que Quiros y Campo Sagrado vio y entendió la celebración taurina donde, entre otros personajes se encontraba el que entonces fue cuadragésimo noveno virrey de la Nueva España.

   El esplendor de las fiestas, durante la última etapa del siglo XVIII, se transportaba a géneros no concebidos. Una y otra celebración, contaban con diferencias marcadas. Del intenso y grande aparato de la anterior se tornaba en el magnífico boato para la siguiente. Aquel espíritu cotidiano de celebrar los motivos de carácter monárquico, fiestas profanas y religiosas, tiene encendida la llama una vez más, en esta ocasión, por motivo de la llegada del virrey don Bernardo de Gálvez a quien, desde el 25 de septiembre de 1785 hasta el 22 de diciembre del mismo año, se dedicaron grandes ocasiones de celebración.

   Respecto a los toros, debe mencionarse que antes de llevar a cabo los que ocurrieron en la plaza del Volador, hubo, como era costumbre “ensayos”, y estos sucedieron en la plaza del Hornillo entre septiembre y octubre, a los que no dejaba de asistir el propio Bernardo de Gálvez. Tales festejos ocurrieron entre desde el 14 de noviembre y hasta el 22 de diciembre, siendo 12 los festejos en aquellas recordadas fechas, donde destaca la actuación de el “Zamorano”, Tomás Venegas “El Gachupín toreador”, y la muy peculiar presencia de “seis mujeres toreras”, con una de las cuales, el ya conocido virrey estuvo bastante “juguetón”.

   Se trata de 127 sextetas escritas en forma muy relajada, donde hasta en 73 de ellas Campo Sagrado se vuelca materialmente al dar “santo y seña” sobre lo ocurrido en aquella ocasión. Me toca la difícil tarea de elegir, y el resultado es como viene a continuación.

13

 

Mostrose Augusto rubio y amoroso

y de Virgo miraba el rostro ameno

gozando sus placeres deleitosa

entre las Glorias de su Indiano ceno

y entonces las Florestas

a su Vi-rey disponen unas fiestas.

 

14

 

A Tauro por los suelos quieren veer

demellándole la hasta venenosa

haziendo de sus ruinas el placer

en la del Bolador Plazuela ermosa

y sin ser nada escasa

en ella miden y reparten Plaza.

 

15

 

A fabricar comienzan su grandeza

los Artífices diestros con esmero

formándola en tal arte y gentileza

que excedieron al Arte y el Madero

pues como cantería

esta dórica Plaza persuadía.

 

16

 

En el recinto ponen vellas gradas

guarnecidas de Bayas primorosas

las que estaban al ayre resguardadas

de todas intemperies rigurosas

pues ni tauro ni fevo

dañar pudieron a ningún Mancebo.

 

17

 

Siguieron las Lumbreras guarnecidas

de preciosos matizes explayadas

donde muchas Personas distinguidas

procuraron tenerlas adornadas

dando envidia el primor de sus colores

al más vello Jardín de ermosas Flores.

 

18

 

Elevaron alo alto sus tendidos

con grande simetría agigantados

de uniformes columnas sostenidos

y de rectas cornizas adornados

formando sus Balaustres sin dar quexas

de verdes esmeraldas muchas Rexas.

 

19

 

Adornados de Alfombras y Tapizes

se vieron sus alturas mui cavales

siendo una Primavera sus Matizes

para ocupar los regios Tribunales

los que bien distribuidos

aqual mas se obstentan de lucidos.

 

20

 

En las sombras el Arte con primor

puntualm.se te vido exejutado

que opacándole a Febo su rigor

dejaron el lugar acomodado

donde muy librem.te

sin incomodidad vido la jente.

 

21

 

Quatro Puertas se vieron en la Plaza

formando los ochavos excelentes

estas con sus columnas y su vaza

con proporciones amplias y eminentes

quedando desahogadas

para entrar y salir por sus fachadas.

 

22

 

Una columna con estraña idea[1]

pusieron de figuras adornada

la q.e de noche convertida en tea

dejó toda la Plaza iluminada

formando el artificio con esmeros

en su iluminación diestros coheteros.

 

23

 

En esta se vio Flora de presente

sosteniendo los cables mui galante

a Vulcano[2] también que fuertem.te

sus Brazos declaraban lo pujante

carg.do el luminar

sin que nadie le viera descanzar.

 

24

 

Apolo y Marte puestos en palestra

a Neptuno y a Júpiter miraron

que opuestos p.r querer todos la diestra

a competensia un sirculo formaron

asiendo en sus ibleos

al publico presentes sus trofeos.

 

25

 

Unas tarjas de octavas Peregrinas

sirvieron a estos Dioses p.a Penas

cuyos metros en letras cristalinas

viva Gálvez dijeron mui ufanas

cubriendo sus lugares

de emblemas de las mas particulares.

 

26

 

Desde el Palacio R.l hasta el tablado

se vido un pasadiso distinguido

por ambos lados de tablas aforrado

y de fuertes umbrales sostenido

para que su Exa.

a la Plaza pasase con su Audiencia.

 

27

 

Comenzó el tribun.l del Virreynato

con Majestuosas sillas de Brocados

las que formaron rejio el aparato

dejando dos lugares separados

que a las Personas Reales

les formaron Fellizes y citiales.

 

28

 

Siguió el de la ciudad al otro lado

de ricas colgaduras guarnecido

de bien bestidas Bancas adornado

que formaron un teatro mui lucido

con vista tan galana

que sus Armas mostró la Corte Indiana.

 

29

 

La Minería con su fachada ermosa

formó su Tribunal q.e fue el tercero

haziendola ala vista deleitosa

la variedad de adornos de su esmero

que con ainco insaciable

un Alcázar formaba respetable.

 

30

 

Siguió el del Consulado mui galante

en el quarto lugar tan reluciente

en Nacares tapizes rozagante

que imbidia dio a Letona lo decente

y el Dios Momo corrido

quedó sin duda al verlo tan lucido.

 

31

 

El Cavildo Eclesiástico dio prueba

de su quinto lugar p.r su grandeza

esto con sus adornos lo subleva

para enseñar al público una pieza

tan regia y respectuosa

que se miró entre seria Sor ermosa.

 

32

 

La Yttre.l Colegiata acompetensia

preparó su cavildo en sexto grado

francam.te explayando la decencia

para no ser en nada señalado

pues con roja prevista

al comun todo deleitó su vista.

 

33

 

El Claustro Doctoral aq.n le toca

el séptimo lugar con gentileza

su estancia la compuso apide voca

tendiendo colgadura con franqueza

donde galan se vido

de Capelos y Borlas asistido.

 

34

 

El Protom.to generoso

al Público mostró sus Maravillas

cuio octavo lugar se vio lustroso

guarnecido de sedas amarillas

que con lucido teatro

al Público le dieron anfiteatro.

 

35

 

Dos lumbreras con Berdes Celosías

formaron Tribun.l al S.to Oficio

que destellando graves alegrías

de suma autoridad dieron indicio

que en el estar cerradas

dieron muestras de ser las señaladas.

 

36

 

En este dieron fin los Tribun.s

que ilustraron la Plaza y sus recintos

declarando los gozos mui marciales

encadenando vellos laberintos

pues todas las Lumbreras

festivas alegraron las Esferas.

 

37

 

Construida enteram.te en sus adornos

fue la Plaza modelo de alegrías

y entapizados todos sus contornos

dieron ala tristeza bateria

pues hizo p.r que save

hazer caver amas de lo q.e cave.

 

38

 

En catorce los Toros comenzaron

de Nov.e del año ochenta y cinco

en este día los gozos se explayaron

y todos pretendieron con grande ainco

el dar aproporcion

con sus avilidades diversión.

 

39

 

En este mismo día en la Mañana

en un Virloche con presteza suma

se vido la Persona mui Galana

del Conde Gálvez q.e como una pluma

volava de la Plaza el pavimento

como las Aves cruzan p.r el viento.

 

40

 

Dos lijeros Bucéfalos tiraban

la Maquina eminente rodadora

en la que dos Personas se miraban

que formando venían nueva Aurora

porq.e sus exellensias

quisieron dilatar sus preeminencias.

 

41

 

Qual Rayo desatado de la esfera

cruzó Nuestro Virrey gallardam.te

dando ala Pleve gozo su Carrera

como así mismo al pobre y al decente

que al veerlo tan humano

consuelo fue feliz del País Indiano.

 

42

 

El Mormollon de gentes ocupaba

la estancia de la Plaza en espesura

ni un pequeño resquicio se encontraba

para poder salir de su apretura

y en tanto lavirinto

se extraviaba la mente y el distinto.

 

43

 

Entró la Tropa con medidos pasos

dando a los parches vozes retumbantes

y al punto despojó los embarazos

por presentarse solo los Infantes

los que mui arreglados

en el partir mostraron ser Soldados.

 

44

 

Quedó por fin la plaza despejada

o por otro bulgar quedó partida

y estado el bullicio sosegada

sus embarazos se miró expedida

y con pasos violentos

fueron tomando todos sus asientos.

 

45

 

Entregada la llave y echa señal

salió una fiera con horrible saña

q.e siega por la ravia se despeña

y entre las corbas puntas se enmaraña

queriendo su desvelo

hazer profundos hoyos en el suelo.

 

46

 

Era de faz sañuda y enojada

etiope por color ancho el pescuezo

en la frente la crin mui enroscada

fornida la anca en serviguillo grueso

con dos puntas triunfantes

que a su testa sirvieron por Turbantes.

 

47

 

Salió del Cozo sentellando fuego

arrebatando del suelo las Arenas

no vio la gente p.r q.e salió ciego

y rompiendo de babas las cadenas

corrió con valor pleno

que pareció de Júpiter y el Trueno.

 

48

 

Tocó al Arma este Bruto vengativo

en medio de la Plaza con fiereza

con ímpetu tan fuerte y tan altivo

q.e asombro dio de veer su fortaleza

dejando obscurecidos

los vientos al bapor de sus bufidos.

 

49

 

Salieron al instante valerosos

unos Mancebos bien aderezados

pretendiendo el herirlo tan ansiosos

que de si mismos quedaron olvidados

pegando Banderillas

por entremedio de sus dos cuchillas.

 

50

 

Reboleando las Capas lo torean

y con agudas Baras se defienden

con diligentes bueltas lo mofean

y con silvos y vozes mas lo encienden

el que qual Can rabioso

a todos les embiste muy furioso.

 

51

 

En fin echa la seña lo mataron

pasándole el pescuezo con la espada

el Pecho y corazón le atravesaron

dejando su fiereza domellada

por que el echo Sangriento

a los demas sirviese de escarmiento.

 

52

 

Cerrose la mañana con seis Toros

jugando p.r la tarde los restantes

y quando aucento Fevo los Tesoros

destelló Flora rayos tan flamantes

que con su Economía

se vio la Noche convertida en día.

 

53

 

Refulgente la Fragua de Vulcano

yluminó la Plaza con presteza

formó de ermosas luzes un verano

p.r q.e México Viera la grandeza

que gozos obstentando

por la Plaza de Toros fue paseando.

 

(. . . . . . . . . .)

 

59

 

El quinze se siguió la diversión

en los términos mismos de aquel día

hubo de fuegos la iluminación

y todo lo demas con vizarria

sin que nada faltase

que tal vez la bugata lo anotase.

 

(. . . . . . . . . .)

 

64

 

Prepararon los Toros al contento

en el día con muchas diversiones

no faltó nada del divertim.to

festivas y amplias sus composiciones

y con nuevos trofeos

por la noche siguieron los paceos.

 

65

 

El veinte y dos siguieron las corridas

de Toros dando al Publico contento

se vieron dos Mujeres aplaudidas

al mirarlas torear con tanto aliento

pues fuertes Amazonas

le entregaban al toro Sus Personas.

 

(. . . . . . . . . .)

 

67

 

En el siguiente dia veinte y tres

las fiestas y los toros prosiguieron

el Loco pegó parches al travez

p.r lo que muchas galas le valieron

q.e con chiste bailando

a todos los Sres. fue alegrando.

 

(. . . . . . . . . .)

 

95

 

Siguiéronse los toros este dia

que cerró la semana placentera

con tanto aplauso gusto y alegría

que de nuevo formó otra Primavera

pues rompiendo Capuces

viva Gálvez dijeron vellas luzes.

 

96

 

Suspendiose tres dias esta corrida

por ser costumbre yá determinada

ley q.e siempre se ha visto establecida

y rara vez o nunca derogada

y así por este medio

se vio la Plaza en confusión y tedio.

 

97

 

Amaneció el Farol p.r el Oriente

de el luminoso Febo rutilante

en el día 28 del presente

repartiendo fulgores mui galante

pues con luz nada escaza

se vellos Rayos se vistió la Plaza.

 

98

 

Enserraron los toros mui temprano

para dar diversión con entereza

toreo gallardam.te el Samorano

y D.n Tomas tambien con sutileza

pues se vieron hazer dos mil primores

a todos los que fueron toreadores.

 

(. . . . . . . . . .)

 

101

 

Sesaron las corridas p.r entonces

hasta el Jueves primero de Diz.e

esculpirse se pudo en duros bronces

el Juvilo tan grande del nov.e

que todo festejoso

se vido de el Invierno Victorioso.

 

102

 

Concluyó la Semana y las corrida

p.r acavarse el plazo señalado

y sin embargo de estar ya cumplidas

quedó todo el comun esperanzado

pidiendo a S. Exa.

dé p.a otra Semana Su licencia.

 

103

 

Ambigua les quedó Su preten.on

hasta que en el acuerdo fuese visto

hizieron todos representa.on

con ancioso deceo siempre listo

declarando oprimidos

estar p.r el presente mui perdidos.

 

104

 

Con corazon benigno y placentero

el Conde Galvez a piedad movido

(atributos q.e son de Caballero)

p.a amparo de el Pobre y desvalido

que como padre amante

ministra los consuelos al instante.

 

105

 

Lograron a medida del deceo

la licencia impetrada francam.te

aconocer se dio p.r el Perceo

que reparte sus gracias igualm.te

con ard.te Tan ard.te Zelo

que socorrer sus ancias es suanelo.

 

106

 

Otra Semana pidieron los perdidos

p.r veer si se miraban restaurados

sus Memoriales fueron admitidos

y a su contento todos despachados

alcanzando la gracia

que anciosos pretendian con eficacia.

 

107

 

Adornaron la Plaza nuevam.te

aun q.e faltaron varios Tribun.es

no por eso dejó de estar decentte

ni quedaron los huecos desiguales

pues formando tendidos

gallardam.te quedaron mui lucidos.

 

108

 

Conttó el Diz.e diez y nuevo dias

en los q.e las corridas comenzaron

volvieron a nacer las alegrías

que felism.te todos observaron

con gozo tan prolijo

que todo fue placer y regosijo.

 

109

 

Torearon este dia quatro Señores

sin que de nadie fueran conocidos

los Muchachos torearon con primores

q.e en Granadas estaban escondidos

pues improvisamente

en la Plaza los vio toda la gente.

 

110

 

Cerrose el dia con toda diversión

satisfaciendo al Publico puntual

huvo ala noche la iluminación

siguiéndose el paceo mui marcial

con eminente traza

que se vio echa Pénsil toda la Plaza.

 

111

 

En el veinte lo mismo aconteció

toreando los Muchachos y Sres.

su Exa. las galas lestiró

en Bandas y Mascadas superiores

quedando victoriados

los que a torear salieron de tapados.

 

(. . . . . . . . . .)

 

113

 

La tarde del veinti uno fue un regalo

al veer la diversión tambien trazada

pues pusieron en medio un alto palo

que se quedó la vista embelesada

y aunq.e se opuso Febo

no le pudo quitar nada del zevo.

 

114

 

De monedas de Plata guarnecido

y de Sombrero y Capa fue adornado

liveral para todos y aplaudido

el capote que estava galoneado

pues pretendió el anelo

el Suvir asta lo alto con el buelo.

 

115

 

Con presurosas ancias fugitivo

suvió con mil trabajos temeroso

un pobre con deceo tan activo

que a los pies les puso alas presuroso

y estando ya en su altura

mostró con el Sombrero su ventura.

 

116

 

En fin con infinitas diversion.s

la tarde concluyó mui apacible

el luminar dio fuego a sus Achones

para quitar la obscuridad temible

aclarando el Trofeo

en el marcial concurso del paseo.

 

117

 

En veinte y dos dio pasmo la grandeza

de un Monte carnaval que fue formado

de Alajas q.e encerraron la riqueza

y de Animales vivos adornados

que al veerlo nada escaso

el Bulgo le nombró Monte Parnaso.

 

118

 

Se compuso de enaguas y Mascadas

capas de ricos Paños de colores

de Plata y Oro todas galoneadas

con Camisas y Fuentes superiores

terneras y Jamones

pabos Pollos Gallinas y Lechones.

 

119

 

Un Almacen al Publico le dieron

amplio p.r las Alajas q.e colgaron

cabritos y Animales le pusieron

que alos Ojos de todos deleitaron

para q.e librem.te

lo pudiera Coger toda la gente.

 

120

 

Entró nuestro virrey en su virloche

mas q.e Alexandro magno en lo triunfante

aventajando de Plutón el coche

al que asombró su curso rutilante

que en rapida Carrera

luminar Convirtió toda la esfera.

 

121

 

Llegose al Monte con gallardo buelo

y con lucida intupida arrogancia

tomó de los que estaban un pañuelo

midiendo vellam.te la distancia

y con franquesa honrrosa

en las manos lo puso de su Esposa.

 

122

 

Jugaronse tres toros y echa seña

con imbension de fuego en el mom.to

innumerable gente se despeña

apretando el Concurso el pavim.to

y muchos apresados

de los Toros salieron rebolcados.

 

123

 

Velosm.te en el Monte se suvieron

haciendo de sus Bienes el saqueo

la Capa p.r en medio la partieron

y los mas se quedaron sin empleo

pues lo que uno tomaba

otro venía y se lo arrebataba.

 

124

 

Finalizó el bullicio con mil penas

p.a algunos q.e inútiles se hallaron

dieron fin con el Monte a manos llenas

todos los que coxer algo lograron

por que hasta la madera

cargaron como cosa mui lijera.

 

125

 

Los toros prosiguieron afugarse

con q.e la tarde dio al placer el lleno

regocijos y gustos fevo esparce

al retirarse para su ancho seno

y cerrando la noche

luzes desbrocha de Letona el Coche.

 

126

 

Toda la Plaza se vido iluminada

de Damas y Galanes asistido

p.r todas partes mui engalanada

que no se vio otra noche mas lucida

por q.e quatro grandas con donaire

viva Galvez dixeron p.r el Aire.

 

127

 

Aquí mi Musa se acaba

pues las fiestas fenecieron

siendo todo lo plausible

lo mas eroico del echo

los Ojos q.e dispertaron

de las Sombras de Leteo

forzosam.te el despojo

haze la noche a su imperio

estableciendo en la Plaza

el mas famoso festejo

dedicado a S. Exa.

con Glorias y pasatiempos

como a tan digno Señor

de este Mexicano Ceno

p.r lo q.e mi corto numen

y mi balbuciente ingenio

viéndose inepto interpreta

el perdon de tantos yerros.

Suplicando mui rendido

a todo el noble congreso

le concedan la dispensa

a tan rudos pensam.tos

adquiriendo solo un Victor

p.a el enunciado objetto

diciendo q.e el Conde viva

de Galvez S.r Supremo

p.a amparo de los pobres

del septentrional terreno

p.r lo que a las Musas pido

sigan canoras diciendo

Viva: Viva: Viva: Vivas.

en los más Altos empleos.[3]

    Recomiendo ampliamente la lectura de este trabajo que, por otro lado se convierte en auténtica delicia literaria.

OBRAS DE CONSULTA

Salvador García Bolio y Julio Téllez García: Pasajes de la Diversión de la Corrida de toros por menor dedicada al Exmo. Sr. Dn. Bernardo de Gálvez, Virrey de toda la Nueva España, Capitán General. 1786. Por: Manuel Quiros y Campo Sagrado. México, s.p.i., 1988.  50 h. Edición facsimilar. (Cuadernos Taurinos, 4).

 

-Descripción del romance mudo que en elogio de nuestra Santísima Madre y Señora Virgen de Guadalupe, dispuso D. Manuel Quiros Campos Sagrado, año de 1784. Consulta en internet, marzo 6, 2018 en:

http://www.editorialgranenporrua.com.mx/catalogo/novedades.phpdescripcion-del-romance-mudo-que-en-elogio-de-nuestra__19.php

-La inocencia acrisolada de los pacientes jesuanos. Colección de varias poesías alusivas a la restauración de la Sagrada Compañía de Jesús por la piedad del católico y benigno rey de las Españas el señor don Fernando VII (que Dios nuestro señor guarde) compuesta por Don Manuel de Quiros y Campo Sagrado. Año de 1816.… Edición, prólogo e introducción: María Isabel Terán Elizondo. Reproducción fotográfica y diseño editorial, Julián Guajardo Esparza. Zacatecas, Universidad Autónoma de Zacatecas, 2016. 165 p. Ils., facs. Consulta en internet, marzo 6, 2018 en:

http://www.iifilologicas.unam.mx/pnovohispano/uploads/novatellus/Paciencia_jesuana_%20Quiroz.pdf


[1] Probablemente se trate del “monte parnaso” o asta que servía para realizar algunos otros divertimentos extrataurinos. (Véanse versos 117 a 124 de esta descripción).

[2] Vulcano: dios de la tierra.

[3] García Bolio, op. Cit., h. 7-42.

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¡TIENE QUE SALIR UN AUTÉNTICO “FIGURÓN” DEL TOREO!

EDITORIAL.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

  

Aunque con entradas como esta, no hay mucho que decir…

    La empresa que maneja los destinos de la plaza de toros “México”, ha hecho el anuncio para una nueva temporada de novilladas, misma que arranca el domingo 4 de marzo de 2018.

   Eso es bueno, evitando así el ayuno a que nos tienen acostumbrados entre el fin de la temporada grande y el arranque de la temporada chica, donde puede haber varios meses de por medio. Sin embargo, quienes solemos acudir a este espacio taurino, tenemos que confesar el hecho de que llevamos años de soportar desaciertos en la administración, sobre todo porque hay una razón de suyo preocupante. Llevamos varios años en los que no sale una auténtica “figura del toreo”, como resultado de que no se empeñan en conseguir no solo ese propósito, sino también atraer a importantes sectores de viejos y nuevos aficionados. La mejor manera de comprobarlo es esa constante donde no se registran buenas entradas; y no se diga sobre llenos capaces de generar expectación. A lo anterior, persisten en traer encierros justos en presentación, casi siempre pertenecientes a un bloque capaz de “garantizar el éxito”, dejando al margen a una buena cantidad de ganaderías que, o dejaron de venir por alguna razón expresa, o porque las han olvidado. Reactivar esa posibilidad, permite también reactivar una economía que afecta directamente al espectáculo, pero también a quienes no encuentran en oportunidades como estas, la garantía de continuar en el difícil camino de la crianza y una obligada condición de posicionamiento.

   En un reciente evento donde salieron a flote diversas noticias relacionadas con el nuevo serial, seguramente se habló mucho y bien sobre la nueva temporada. Pero “del dicho a trecho, hay mucho trecho”, por lo que con notorias dudas que nosotros, los aficionados tenemos al respecto de la actuación de la nueva administración, estaremos muy pendientes de que cumplan a cabalidad con su cometido, mismo que se ve emparejado con la digna pero ignorada función que tienen las autoridades.

   Dejando a un lado las luces de artificio, urgen resultados evidentes con balances que recompensen el estado de cosas en que se mantiene el espectáculo, sobre todo en unos momentos donde necesita estímulos para justificar su digna presencia. Así, habría suficientes razones para defenderla como se merece.

   ¿Qué somos críticos? En efecto. Y es que hoy, cuando dudamos hasta de nuestra sombra, vendría muy bien no solo una vuelta de tuerca, sino un auténtico quiebre que sorprenda. Y si ese comportamiento se mantiene, e incluso va a más, estoy seguro que la empresa sería la primera en ser reconocida, pues demostraría estar cumpliendo con el compromiso, pero sobre todo con su palabra.

   La empresa, hemos de decirlo claro, en términos financieros debe tener pérdidas muy serias, pues de un tiempo para acá, todas las entradas en temporada chica han sido lamentables. Vimos también cómo, en la recién concluida temporada grande 2016-2017, los tendidos del coso capitalino mostraron notoria ausencia de asistentes, a pesar de que algunos de los carteles eran suficiente motivo para el “lleno”. Sin embargo, ahí se deja notar, y en buena medida, a dos posibles causas: que no hay bolsillo capaz para pagar cada ocho días una entrada, o que los aficionados, con buena dosis de decepción, prefieren irse.

   Son tiempos de aplicación de estrategias mercadotécnicas más apropiadas (no se conformen con dar los doce festejos de cajón, pues si comienza a tomar interés la temporada, lo mejor será continuarla), de métodos capaces de producir atracción, mismos que se encuentran en el mismo ambiente, y que proceden, buena parte de ellos de un pasado al que se niegan mirar.

   Y de lo anterior, nada más como recordatorio, debe mencionarse el segmento cultural. Lamentablemente, y como sucede a nivel país, la cultura es prioridad “Z”. En tal sentido, está visto que dicho asunto no le interesa a los sectores más duros y posicionados de la tauromaquia. También ese pendiente tiene soluciones prácticas y resolverlas significa saber en qué medida los estamentos taurinos tienen o no claro el compromiso que significa impulsar la cultura en todas sus expresiones. En tema tan sensible, la actual empresa ha desairado el caso. Y, de esto deben enterarse, para decirlo de una vez: se trata de una de las columnas vertebrales más importantes en el espectáculo. Lo lamentable es que no tienen ojos ni interés sobre la misma.

   Por eso, no bastan eventos donde lo espectacular del solo anuncio represente una nota más para la prensa. Estamos esperando resultados concretos. Lo vulnerable del espectáculo en estos tiempos refleja el hecho de que diversos sectores allí concentrados, no están trabajando debidamente. Además, ratificar a quien da la cara por parte de la empresa y, ante los errores que se han cometido, no es algo favorable pues significaría tener que hacer los cambios pertinentes, con vistas a mejorar la imagen de la tauromaquia, sobre todo la que se desarrolla en la ciudad de México, corazón, fuelle y reflejo de cuanto debería estar ocurriendo en el resto del país.

   Ya no estamos para conceder beneficio de la duda alguna. Esperamos buenos resultados. Y como apuntaba al principio, si nos sorprenden con el arribo de un auténtico “figurón” del toreo, con ganado propicio y una puesta en escena apropiada, seremos los primeros en reconocer ese esfuerzo, digna muestra en la mejora de sus capacidades, lo que traería por consecuencia el fortalecimiento que urge para resignificar el toreo en México.

   Estaremos pendientes de cuanto se ponga en práctica, sobre todo si es pensando en este gran beneficio, y no en el perjuicio que siguen teniendo hacia la tauromaquia. Parece que ese “mano a mano” entre “El Juli” y Sergio Flores el 4 de febrero pasado fue el botón de muestra de lo malo que pueden ser ciertas consecuencias. Espero, como esperamos muchos aficionados que se levanten dignamente y continúen su marcha, convencidos de que es buen momento para rectificar.

2 de marzo de 2018.

 

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