MINIATURAS TAURINAS
POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
Cuando circulaba “La Muleta” –a partir del otoño de 1887-, ya estaba madurando uno de los capítulos fundamentales en la evolución del espectáculo taurino en México. Desde el 20 de febrero anterior, al darse la primera corrida de reanudación y hasta esos momentos que referimos, ocurrieron sinfín de circunstancias. Entre otras: la presencia de toreros hispanos y un fuerte despliegue informativo a través de lecturas no solo elementales sino trascendentales como la de Fernández de Heredia o Leopoldo Vázquez. Todo ello, en conjunto, permitió la asunción del toreo a pie, a la usanza española en versión moderna. Fue por eso que Eduardo Noriega, director y responsable de esta peculiar publicación se puso al servicio de la nueva época y difundió su sentir, convencido absolutamente del significado de ese reciente amanecer. “Trespicos”, alias de Noriega mostró todo su empeño y lo capitalizó realizando una campaña en donde su prohispanismo comenzó a influir y a convencer. Influir a través de ese método persuasivo, a la vez que disuasivo, consistente, que da la razón y a convencer diciendo que las prácticas bastante desgastadas del toreo a la mexicana, detentado por Ponciano Díaz ya no era posible seguirlas defendiendo, a pesar de que otras publicaciones como “El Monosabio” dirigido por Alberto del Frago y quienes, para manifestar superioridad sobre Noriega acabó apodándose “Cuatro-picos”, defendieron aquel reducto nacional que fue… Todavía alcanzó notoriedad tres o cuatro años más, para luego ser arrastrado por la decadencia, el olvido, y una apabullante reacción ya no solo de “La Muleta”, publicación efímera. También de “El Noticioso” y “El Toreo Ilustrado” donde Noriega siguió haciendo labor. Esa tarea alcanzó a formar auténticos conocedores del fundamento taurino que ya solo creyeron en ese espíritu. Aún no nacía David Alfaro Siqueiros quien precisamente de ese modo tituló uno de sus libros: No hay más ruta que la nuestra. Esta consigna y bandera fue la que hicieron suya los aficionados de aquel entonces, leyendo, entre otros “La Muleta”.
Cabecera de la revista LA MULETA, Año I, Nº 13 del 27 de noviembre de 1887. Colección del autor.