CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO.
POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
Las obras de María de Estrada Medinilla, a partir también de las ediciones conocidas. Col. del autor.
Para esta nueva entrega de las “Curiosidades taurinas de antaño exhumadas hogaño”, que ya alcanzan 40 años de circulación, cuando las primeras se dieron a conocer en la emblemática publicación “Multitudes”, de su entonces editor, el Sr. Rafael Fernández Gallegos, misma generosidad que los actuales responsables de “AlToroMéxico.com” me han ofrecido, traigo un tema relacionado con los primeros títulos taurinos que circularon tanto en la Nueva España y al mediar el siglo XIX, contando para ello con el peso publicitario.
Sabemos que la distribución literaria novohispana aunque importante, no alcanzó los niveles que hoy tiene la industria editorial. El papel era escaso, no había un número importante de imprentas (suficiente eso sí, para las necesidades de publicación requeridas) y la mayoría de las obras pasaban por el duro filtro de la censura, antes de su aprobación.
La llegada de libros por vía marítima, estaba sujeta a rígidos controles y una buena parte de los mismos también tenía que encontrar la debida aprobación, antes que poner en riesgo el pensamiento de muchos solicitantes. Lamentablemente muchos títulos se confiscaron y destruyeron por decisiones obtusas y retrógradas.
En 1640, y como resultado de las fiestas que se celebraron para recibir ostentosamente al décimoséptimo virrey, don Diego López Pacheco de Cabrera y Bobadilla, marqués de Villena, fiestas que considero como de las más ostentosas, agregando a ello el que fuesen también las que mayor número de obras se realizaron para inmortalizar aquel suceso, se dio a conocer entre el nutrido grupo de autores la presencia de una mujer. Me refiero a María de Estrada Medinilla, quien no solo escribió una, sino dos “Relaciones de fiestas”. Me refiero a:
–: Relación escrita por DOÑA MARÍA DE ESTRADA MEDINILLA, A una Religiosa monja prima suya. De la feliz entrada en México día de San Agustín, a 28 de Agosto De mil y seiscientos y cuarenta años. Del Excelentísimo Señor Don Diego López Pacheco, Cabrera, y Bobadilla, Marqués de Villena, Virrey Gobernador y Capitán General Desta Nueva España. Sin pie de imprenta, sin colofón, contiene seis folios. El poema consta de 400 versos escritos en silvas de consonantes u ovillejos. Existen dos ediciones, una de ellas, salida de la imprenta de Francisco Robledo.
–: Fiestas de toros, juego de cañas y alcancías que celebró la nobilísima Ciudad de México a veinte y siete de noviembre deste año de 1640. Por Doña María de Estrada Medinilla, sin pie de imprenta ni colofón. 17 folios. Texto de rareza extrema que durante siglos se dio por perdido. Miguel Zugasti, de la Universidad de Navarra, apunta: “Lo rescaté del olvido y edité en un trabajo titulado «Para el corpus de la lírica colonial: las Fiestas de toros, juego de cañas y alcancías de María de Estrada Medinilla», 2013. En otros registros, aparece el dato de que dicha obra, fue editada por la Viuda de Bernardo Calderón en 1641.
Respecto a tales curiosidades, sobre todo la segunda, Heriberto Lanfranchi en La fiesta brava en México y en España. 1519-1969. (1971, T. I., 74) nos dice:
“En el cabildo que el Ayuntamiento de la ciudad de México celebró el 15 de enero de 1641, los concejales discutieron si sería conveniente editar una relación de las fiestas que en 1640 se habían dispuesto en honor del nuevo virrey, y que días antes les había sido presentada. Votaron que sí debía ser editada y que el costo de la edición sería de cincuenta pesos. Además, acordaron darle 150 pesos a su autora, la cual, con toda seguridad, es la primera que escribió una relación de este género que se haya publicado en México. Desgraciadamente, ni un solo ejemplar se ha conservado hasta nuestros días”.
Y sigue Lanfranchi:
Acta del 15 de enero de 1641: “…Viose una relación, en verso que doña María de Estrada Medinilla hizo de las fiestas de toros y juego de cañas que celebró esta Ciudad a la venida del Excelentísimo señor marqués de Villena, virrey de esta Nueva España, dedicada a la Ciudad, que se admitió y agradeció, y trataron del premio que se le ha de dar, conferido sobre la materia se votó…”
Hasta aquí con el asunto. Sólo concluiré sobre el mismo, apuntando que, por décadas, dicha obra pasaba por “perdida”. Afortunadamente, los buenos oficios, no solo de Miguel Zugasti, sino también los de Dalmacio Rodríguez Hernández y Dalia Hernández Reyes, investigadores del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la U.N.A.M., dieron con el impreso y del que solo esperamos aparezca la obra que al mismo han dedicado desde hace ya buen número de años.
Mientras eso ocurría, es bueno saber que la literatura dedicada al tema taurino toros se ha escrito en México, desde los siglos virreinales, y hasta nuestros días, alcanzando ya los 2,200 títulos, de acuerdo a reciente consulta hecha al portal http://www.bibliotoro.com/, los cuales, al pasar a formar parte del catálogo general suman poco más de 14,300 registros, que son el resultado de publicaciones surgidas –en lo general-, de diez países que han aportado en su gran mayoría, dicha producción, incluyendo la de aquellos otros que han legado diversas obras, como es el caso de China o Japón. Estos datos, provienen de la admirable administración que tiene para ello la biblioteca “Salvador García Bolio” o “GARBOSA”, acrónimo de las iniciales invertidas de su actual administrador: García Bolio, Salvador, en su catálogo. Ese espacio cultural, como sabemos, se encuentra ubicado físicamente en el “Centro Cultural y de Convenciones Tres Marías”, en Morelia, Michoacán, y cuenta con lo más actualizado publicaciones taurinas que van desde el siglo XV y hasta nuestros días.
Entre otros aspectos, llama la atención la forma en que se publicitaba este tipo de literatura, por lo menos durante los siglos XVIII y XIX, para lo cual se dispone de tres interesantes informes, mismos que provienen de los años 1732, 1794 y 1852 respectivamente.
En la Gazeta de México núm. 61, que corresponde al mes de diciembre de 1732, en su página ocho, se indica el siguiente anuncio:
Oficio nuevo
Sin embargo, a pesar de tratarse de una curiosa “Relación de sucesos”, documento que sería de notable interés, fue con apoyo a la lectura de José de Jesús Núñez y Domínguez, Un virrey limeño… donde se confirma su no localización, en estos términos:
De estas célebres fiestas hizo una relación en quintillas, el Bachiller Don Bernardino de Salvatierra y Garnica, intitulada: Descripción segunda de las fiestas que celebró esta Nobilisima Ciudad de México, a la feliz Restauración de la Plaza de Orán, en Africa. Por más diligencias que se han hecho no ha sido posible encontrar un ejemplar de esta Descripción, que indudablemente contendrá noticias curiosas y detalles preciosos de la Corrida de Toros. (NyD, 1927, 157).
Y más aún. Se sabe que dicha “Descripción” se publicó en “cuarto”, saliendo el impreso de la de los Herederos de Miguel de Ribera en ese mismo año, según se indica en la Biblioteca Mexicana, obra que en 1986, preparó y publicó Ernesto de la Torre Villar, en Biblioteca Mexicana, 1985.
De este “impreso”, pronto me ocuparé, pues no es que haya dado con la edición, sin con el manuscrito, lo que es aún más revelador y curioso.
Otra publicación que gozó de la publicidad para su venta fue la Carta apologética de las funciones de toros con una canción al fin, en obsequio de Pedro Romero, impresa en Madrid, en la “Oficina de D. Antonio Ulloa”, 1793. El anuncio se dio a conocer en la Gazeta de México, del miércoles 19 de noviembre de 1794, justo en la pág. 652 como sigue:
Encargos.
Así que en estos dos títulos, los cuales provienen del siglo XVIII, encontramos antecedentes sobre la forma en que fueron motivo de difusión y venta, tal cual sucedió, en el siglo XIX con otra obra que circuló a partir del año 1852. A continuación, el análisis correspondiente.
Se tendría la creencia de que, al posicionarse Bernardo Gaviño en estos pagos, su influencia incluiría la muy necesaria participación de la literatura taurina, de la que España tenía por entonces, el control absoluto. De ahí que también José Justo Gómez, el Conde la Cortina, un reconocido personaje e intelectual de la burguesía mexicana de mediados del XIX mexicano contase en su biblioteca, con un ejemplar de la Tauromaquia de Pepe Hillo, y ese asunto quedara asentado en uno de sus escritos, reunidos en Poliantea. (Edición 1944).
Sin embargo, sorprende el anuncio publicitario que apareció en El Universal, D.F., del 11 de agosto de 1852, p. 4, donde se invita a los interesados a adquirir una de las más recientes obras llegada a la otrora reconocida librería Museo Bibliográfico, ubicada en la 3ª calle de San Francisco núm. 2, como sigue:
Para tener una posible idea sobre la edición que refiere la inserción acudí a la página de internet GARBOSA (http://www.bibliotoro.com/), la cual nos permite tener una mirada a la colección del Dr. Marco Antonio Ramírez, bajo la administración de Salvador García Bolio. Así, al ir proporcionando datos en el cuadro de “Búsqueda” en uno u otro sentido, la coincidencia permitió llegar a la siguiente conclusión:
Claro, la que vemos es una edición facsimilar de aquella publicada por Lake Price y Richard Ford en 1852, única obra que coincide con las referencias que leíamos en El Universal. Del mismo modo, y gracias a la herramienta que GARBOSA nos pone a disposición, fue localizado el original bajo la siguiente referencia:
Por lo tanto, la cita bibliográfica pasa a ser la tercera que se publicita y se pone a la venta en la ciudad de México (como se sabe: en el curso del siglo XIX); adelantándose con mucho, a las que ya, en los comienzos de la octava década llegaron a enriquecer el abanico de posibilidades, permitiendo con ello una mayor amplitud entre aficionados a los toros en potencia que se estaban formando en diversas partes del país; sobre todo en San Luis Potosí, Orizaba, Puebla y la ciudad de México. Así que el libro con tema taurino, fue entrando en el mercado primero, y en el gusto de lectores y aficionados después.
Hubo lectores curiosos de esas novedades y autores que ya documentados, también participaron, publicando sus reflexiones en nuevas obras o en la prensa, vertiente de amplia difusión que alcanzó importante cobertura desde 1884.
Obras de consulta:
-Ernesto de la Torre Villar: Biblioteca mexicana. Juan José de Eguiara y Eguren; prólogo y versión española de Benjamín Fernández Valenzuela; estudio preliminar, notas, apéndices, índices y coordinación general de Ernesto de la Torre Villar, con la colaboración de Ramiro Navarro de Anda. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades, 1986. 5 v.
-José de Jesús Núñez y Domínguez: Un virrey limeño en México: Don Juan de Acuña, marqués de Casa-Fuerte. México, Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, 1927. XXVIII-416 p. Ils., facs.
-José Justo Gómez de la Cortina y Gómez de la Cortina, Conde de la Cortina: Poliantea. Prólogo y selección de Manuel Romero de Terreros. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1944. XXV-182 p. (Biblioteca del estudiante universitario, 46).