UNA CRISIS A VENCER: EL CORONAVIRUS FRENTE A LA TAUROMAQUIA.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

I

Es bueno pensar en estos momentos, sobre el que será el nuevo estado de cosas en cuanto la situación mundial primero. Nacional luego y taurina después se encuentren con realidades hasta ahora no previstas. Ya nada será igual, pues factores como el de la economía se van a ver absolutamente devastados y su recuperación, en medio de recesiones y limitaciones será muy lenta.

No se trata de un fenómeno más. Su dimensión global causará, como ya sucede, una afectación irreversible. Al calentamiento global o el inicio de una guerra por el agua y otros componentes, ahora se suma la pandemia del COVID-19. Así que, la humanidad toda tendrá que afrontar una cruda realidad si no pretende liberarse de todos estos efectos.

Una economía quebradiza será resultado de todo esto, por lo que tendrán que ponerse en marcha nuevos y más agresivos esquemas de recuperación. Así que, en lo taurino, ya nada de lo que hasta hace unos días era hacer uso de sus propias estructuras y formas de actuar, no podrán aplicarse, salvo si se pretende salvar una tradición o un patrimonio que con esto aún será más difícil.

Y si la tauromaquia ya mostraba síntomas muy claros de deterioro, la presente crisis mundial podría desaparecerla.

Créanme, no estoy pensando con el pesimismo como consejero, sino con la más cruda realidad por lo que viene.

Tres años bastaron para que la “gripe española” causara sus efectos letales, ocasionando una pérdida humana irreparable (50 millones de personas murieron a causa de aquel virus), como lo fueron también las dos guerras mundiales. Ahora, nos preparamos para tiempos difíciles y lo prioritario es que se adopten todas las medidas sanitarias, pero también las económicas, políticas y laborables que garanticen posibilidades de un mejor porvenir.

Todos prevemos una condición final al asunto con demasiada vulnerabilidad. Sin embargo, el sector taurino tendrá que replantear seriamente una digna recuperación basada en el estudio y aplicación de medidas que no van a ser inmediatas. Tomará tiempo, quién sabe cuánto, y cuyas respuestas serán a mediano y largo plazo.

El colapso mundial se ve venir, y no soy catastrofista, simplemente veo y percibo la realidad tal cual es, y de ello no podrá evadirse nadie. Todo será posible como lo advertía líneas atrás, si se aplican las medidas de restauración y estabilización más inmediatas. Incluso agresivas, si antes el efecto posterior a la pandemia no nos sorprende.

La humanidad, en su conjunto tiene ya una tarea responsable que poner en práctica. Y en cuanto a la que será o podría ser una nueva época en el toreo, de eso dependerá la actuación de todos y cada uno que pretendemos su pervivencia. Ahora mismo, y con esto termino, no hay nada claro. Su presencia en lo histórico es sólida y de ello, el trabajo para estudiarla en ese sentido es muy rico, por lo que no abandonaré el compromiso. De ahí que se garantice su investigación y difusión hasta donde las condiciones lo permitan.

II

El pasado 19 de marzo, la Asociación Internacional de Tauromaquia, encabezada por el ganadero Victorino Martín, y en este caso por la Junta Directiva y el Equipo Jurídico, emitieron un claro posicionamiento denominado “La fiesta de los toros y el coronavirus”.

La Fiesta de los toros y el coronavirus

   En dicho documento, están expuestas las condiciones actuales –que de ese día 19 a hoy, 24 de marzo se han complicado aún más-. Allí se plantean los escenarios provocados por la pandemia que ha puesto a la humanidad toda en un predicamento y una complicación sin precedentes.

Mencionan la suspensión de los ciclos feriales y lo que ese solo factor implica. Pero también establecen posturas elevadas por los actores del sector taurino: empresarios, ganaderos, toreros, cuadrillas de picadores y banderilleros; así como de las corporaciones (ayuntamientos, comisiones taurinas y estamentos oficiales) y aficionados. En esos términos, concluye el documento:

La Tauromaquia es el segundo espectáculo de masas de España. Su actividad genera abundantes recursos a las arcas del Estado, además de ser uno de los más genuinos elementos culturales de la identidad de este país, que motiva a millones de turistas a incluirla entre sus destinos predilectos.

   No nos queda duda que la Tauromaquia va a sobrevivir a la crisis del Coronavirus, pero esto solo se alcanzará, satisfactoriamente, con la cooperación de todos los sectores.

   Las partes implicadas deberán abordar la situación privilegiando la negociación, la mediación y la conciliación, con las ideas claras en cuanto a que se impone un nuevo y especial trato en las relaciones que rigen el sector, ante las actuales circunstancias.

   De lo anterior, esperaríamos una réplica de todos los “estamentos taurinos” mexicanos, con objeto de que allí se establezcan panoramas claros sobre su mirada, pero sobre todo saber qué medidas podrán ser las mejores en cuanto la pandemia deje de tener efecto y las actividades, a todos los niveles, comiencen a normalizarse.

Me queda claro, y lo apunto una vez más, que la economía, y las condiciones ofrecidas para entonces, será el único y gran inconveniente por resolver. Las medidas tomadas en las tres escalas en cada uno de los países afectados, llevan a su población a puntos de aislamiento y cuidado primero. Pero también en riesgo respecto a lo inseguro que es hoy recuperar fuentes de trabajo. En nuestros días, el 57 % de la población mexicana está basado en la economía informal. Si llegado el momento en que la vida recupere de nuevo su pulso, y ese porcentaje se incremente en forma notable, esto será un factor riesgoso que el estado tendrá que atender debida y contundentemente, antes de que pueda presentarse un escenario lleno de complicaciones.

La tauromaquia mexicana, de estabilizar su ritmo, tendrá que fijar métodos y medios contundentes, apropiados y puestos al día, procurando garantizar su reactivación. La fiesta conserva unos elementos tradicionales que hacen de ella una expresión muy particular. Por lo tanto conviene que los conservemos en su mayor pureza posible, pero usándolos debidamente en las nuevas, contundentes y eficaces medidas que deberán ponerse en marcha, tan luego quede superada la crisis de la pandemia provocada por el coronavirus. De no ser así, el toreo tendrá que entrar en una etapa depresiva total.

Ciudad de México, 24 de marzo de 2020.

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