UNA COLECCIÓN DE CINE TAURINO MUY ESPECIAL.

Por: José Francisco Coello Ugalde

Julio Téllez García en 1968.

   Muy pronto nuestra Universidad Nacional tendrá bajo su custodia, la colección cinematográfica que reunió el Lic. Julio Téllez a lo largo de más de 60 años. Como aficionado taurino reconocido, materializó por cuarenta años esa «loca» inclinación en el célebre programa «Toros y Toreros» de canal 11 de T.V., entre algunas interrupciones. Desde aquí, celebro tal decisión, misma que nos permitirá la posibilidad de acercarnos a un conjunto de materiales exhibidos en su momento, y otro conjunto más que adquiere la condición de inédito. Entre otros, se podrá comprobar más adelante la evidencia de filmaciones hechas, entre otros, por Manuel Reynoso, Paco Hidalgo así como de camarógrafos cuyos nombres se han perdido.

Se trata de una colección definitivamente valiosa que contiene soportes en nitrato negativo original, acetato, negativo original, positivos, nitrato (material de sonido). En términos generales se encuentra en buen estado, salvo el hecho de que una mínima cantidad de rollos presentan sulfatación, en tanto que otros están encogidos, lo que sorprende, por el amplio margen de tiempo que permanecieron en un sótano, cuyas condiciones de clima permitieron una estabilidad natural que ahora posee en condiciones absolutamente garantizadas, al ubicarse, desde el mes de julio de 2010 en las bóvedas de la Filmoteca de la U.N.A.M. Evidentemente el conjunto general requiere, como todo material orgánico: estabilización, restauración y una pertinente copia bajo los actuales procedimientos digitales, lo que permitiría una manipulación más segura y directa, al alcance de posibles interesados e investigadores.

La elaboración de cada una de las fichas de trabajo, generó un proceso meticuloso en el que se revisaron de forma por demás detallada miles y miles de fotogramas, con objeto de ubicar condiciones cronológicas, de espacio físico, personajes, incidencias y demás aspectos que sirvieran para contextualizar su significado y este quedara plasmado en datos que fueron descargados de manera manuscrita en las “Fichas técnicas de imagen en movimiento”.

Las fechas extremas que abarca el fondo van de imágenes probablemente filmadas a finales del siglo XIX y hasta la séptima década del siglo XX.

Este fondo posee alto valor histórico en su contenido, sobre todo por el hecho de que se trata de la reunión de escenas y filmaciones, tanto directas como de ficción, que van de 1900 a 1970 aproximadamente. Muchos materiales corresponden a filmaciones hechas en los momentos en que se desarrollaba el movimiento revolucionario de 1910 a 1917, así como al hecho de estar incluidas otras tantas imágenes que cubrieron las campañas presidenciales y desarrollo de sus gestiones, tanto de Álvaro Obregón, como de Plutarco Elías Calles, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez, Lázaro Cárdenas, Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán y Adolfo López Mateos. En otros, se encuentran elementos que cubren diversas circunstancias de material didáctico, dirigido a niños y adultos, en el sentido de lo que significaba la educación vial. No puedo dejar de mencionar el hecho de que otra buena cantidad de “vistas”, corresponden a la mirada que diversos camarógrafos destinaron a conseguir imágenes con fuertes evidencias urbanas y rurales, lo que permite conocer el estado de cosas que habría habido en diferentes épocas aquí comprendidas. De igual forma, hay una buena cantidad de material que registra filmaciones con propósitos arqueológicos y antropológicos, levantada en diversos sitios del país.

No omito incluir aquí la serie de rollos que contienen material taurino, únicos en su género, debido a que no estaban registrados en las bases de datos en la propia “Filmoteca”, lo cual significa complementarlo en la catalogación respectiva, con imágenes  que no solo pertenecen a los hermanos Alva sino también a otros camarógrafos.

De igual forma, las filmaciones hechas por Vicente Cortés Sotelo son inapreciables, en la medida en que poseen imágenes que desvelan como ya quedó dicho, la mirada urbana, el sentido didáctico en ellas contenido así como un importante testimonio de campañas presidenciales. También están incluidos diversos materiales sonoros que, en algunos casos, son complemento de las imágenes mismas. Tal es el caso del cierre de campaña del Gral. Manuel Ávila Camacho en Jalapa, Veracruz, donde es posible apreciar las voces del propio Ávila Camacho, así como del Lic. Miguel Alemán. Existe otro soporte en el que se encuentra registrada la voz del tenor José Mojica, interpretando el Himno Nacional Mexicano, con el acompañamiento de una orquesta sinfónica, dirigida por el Maestro Luis Sandi.

Por lo tanto, puedo reafirmar que se trata de un fondo sumamente rico, al que se sumará otra buena cantidad, entre cuyas imágenes se encuentran registros realizados en la plaza de «Vista Alegre» (en Tlalpan), donde actuaba como novillero el futuro ídolo Silverio Pérez. También se encuentran algunos registros de Fernando de los Reyes «El Callao», así como carretes donde pueden apreciarse escenas concentradas específicamente en la «época de oro del toreo en México».

Con la presencia del video a partir de 1970, poco a poco el cine convencional en todas sus manifestaciones fue desplazándose. Sin embargo, en el ánimo de salvaguardar aquellos materiales de 16 y 35 mm, fue Julio Téllez quien puso un empeño muy especial, de ahí que se le agradezca su paciente labor de custodio.

Téllez puso en práctica desde 1960 los cineclubes en el Instituto Politécnico Nacional, mientras culminaba sus estudios en Economía. Fue al interior de la Asociación de Ateneos y Seminarios donde surgió la idea de crear el cine club, apoyada por Difusión Cultural, entonces a cargo de Carlos Borges Ceballos, y por el entonces director Eugenio Méndez Docurro. Un personaje importante en esa época y que apoyó mucho en la formación de los primeros programas fue Emilio Carballido siendo entre otros, Manuel Barbachano Ponce quien facilitaba los materiales, mismos que encontraron en el IFAL otra parte importante de aquella caja de resonancia.

El 8 de julio de 1960, también en otro frente, Manuel González Casanova ponía en funcionamiento la Filmoteca de la U.N.A.M. y entre ambos personajes hubo disputas por apoderarse de la «premiere» de películas entonces prohibidas, con obras de directores como Gance, Renoir, Traffaut, Varda y otros.

El propio Julio Téllez afirmaba a Juan Tovar, en entrevista que salió publicada el 4 de agosto de 1968 en «El Heraldo de México» afirmaba la valiosa labor de Galdino Gómez, quien trajo a Antropología e Historia un material increíble que «todos hemos utilizado. De pronto salió con cosas maravillosas, que creíamos ya inexistentes. En el Poli formamos un ciclo de expresionismo alemán y en general tenemos programación casi hasta fin de año con el material de Gómez, pero sigo buscando en las distribuidoras; acabo de reestrenar el Robinson Crusoe de Buñuel y el «Manuscrito encontrado en Zaragoza de Has, que yo entrené aquí y ha tenido gran demanda».

Líneas más adelante afirmaba: «No hay que enajenarse dentro de lo artístico: tan apasionante es un buen documental científico como una película de Visconti. Lo que pasa es que el cine es enorme, lo abarca todo; puede ser a la vez arte y medio didáctico, auxiliar de la ciencia», esto último como respuesta a la demanda que él mismo expresó de crear la carrera cinematográfica.

Como podrá comprenderse, estamos a un tiempo bastante corto en el que la propia Filmoteca universitaria nos comparta, en forma digitalizada un banquete especial de aquellos testimonios, con la posibilidad de que al visionarlos de nuevo, causen capacidad de asombro que tanto anhelamos en estos momentos, a sabiendas de que el cine fue, es y será uno de los medios de expresión que han provocado esa diversidad de sensaciones, donde lo taurino, no ha sido la excepción.

 

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