Archivo mensual: febrero 2012

PONENCIAS, CONFERENCIAS y DISERTACIONES.

AMBIGÜEDADES Y DIFERENCIAS: CONFUSIONES INTERPRETATIVAS DE LA TAUROMAQUIA EN NUESTROS DÍAS. 6ª Y ÚLTIMA PARTE.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

 CONCLUSIONES.

    Cuando el imperativo en la justicia, la historia, la sociedad y en otros muchos aspectos de la vida es la verdad y esta, concebida como ideal del absoluto, aunque sólo sea posible alcanzar una dimensión relativa de la misma, se hace necesario por tanto un balance del conflicto no sólo de posturas. También de ideologías que vienen dándose con motivo de si son pertinentes o no las corridas de toros.

   Veamos.

   La animalidad y la humanidad tienen sus marcadas diferencias. Que tenemos deberes, derechos y obligaciones para con todas las especies animales, por supuesto que sí. Que debemos preservarlas evitando así su desaparición o extinción, también. En el caso concreto del toro de lidia, esta ha sido una especie cuya pervivencia ha sido posible para convertirla en elemento fundamental del espectáculo que hoy es motivo de polémica. El toro es un mamífero cuyo destino se centra en no otra cosa que para los propósitos mismos de la tauromaquia. Sin esta expresión milenaria y secular, ese hermoso animal sería uno más de los muchos condenados al matadero y su carne y derivados puestos al servicio de una sociedad de consumo, sin más.

   Pero sucede que tras un largo recorrido, el toro es y ha sido una de esos elementos de la naturaleza que han pasado a formar parte del proceso de domesticación. El hombre antiguo vio en él unas condiciones de morfología y anatomía proporcionadas, que se mezclaban con fortaleza, musculatura y belleza armónica que quizá no tenían otras especies del amplio espectro del ganado mayor. El hombre moderno, en particular los hacendados y luego los ganaderos, llevaron esa domesticación primitiva a terrenos de la crianza más sofisticada y precisa hasta lograr ejemplares modelo. Cumplido ese principio, mantienen vigentes tales propósitos, teniendo como resultado hoy día un toro apto para el tipo de ejercicio técnico o estético tal y como se practica en nuestros tiempos. Por tanto, no ha sido una tarea fácil, si para ello deben agregarse factores relacionados con el tipo de suelo, de pastos, la presencia de fuentes de agua, de alimentación y demás circunstancias que suponen un desarrollo correcto mientras permanecen en el campo, a la espera de ser enviados a la plaza.

   Ya en este espacio, su presencia cumple una serie de requisitos no sólo establecidos por ritual, usos y costumbres o el marcado por un reglamento o legislación hecha ex profeso para permitir que el desarrollo de la lidia en su conjunto, se realice dentro de los márgenes más correctos posibles, en apego a todos esos principios, mismos que una afición presente en la plaza desea verlos materializados.

   Ahora bien, ritual, usos y costumbres y el mismo principio legislativo que determinan el desarrollo del espectáculo, no solo consideran, sino que dan por hecho que uno de los componentes en el desarrollo de la lidia es el factor en que el toro es sometido violentamente hasta llevarlo a la “muerte previa” (la “muerte definitiva” ocurre en el matadero de la propia plaza). Esa “muerte previa” ocurre en presencia de los asistentes todos, como culminación de un ritual que complementa los propósitos de un espectáculo en el que todos los actores participan (lo que para los contrarios es la tortura misma) en aras de que se produzcan efectos de disfrute o goce, celebrados colectiva, multitudinariamente en la decantación a una sola voz del término o expresión que mejor lo explica. Me refiero a la voz expresiva o interjección “olé”, que viene de ualah”, y cuya connotación más precisa sería entendida bajo el peculiar significado de “por Dios”.

   En una invocación concatenada entre presente y pasado y estos eslabonados con un sinfín de elementos configurados a lo largo de siglos, explican que la tauromaquia es o se convierte en un legado, cuyo peso histórico acumula infinidad de circunstancias que han podido configurar su significado, ese que hoy rechazan ciertos sectores de la sociedad moderna, la cual parece negarse a escuchar las voces y experiencias del pasado, cuando solo tiene puesta la mirada en ese objetivo que para ellos es maltrato a los animales.

   La cultura que compartimos, que nos formó y moldeó tiene, entre sus complejos ingredientes, aquellos que nos permiten entender que efectivamente hay un maltrato, pero lo toleramos en virtud de que proviene de toda esa superestructura racional o irracional con la que, como sociedad estamos formados. En nuestro caso, asumimos la tolerancia y no sé si como redención para superar el sacrificio y muerte de varios toros durante un festejo. No por ello somos necesariamente crueles e insensibles. Sabemos y entendemos los taurinos que per se, esa parte culminante para la vida de un toro bravo se convierte en una muerte gloriosa (principio de una teoría compleja relacionada con los diversos significados que podría tener este término desde lo religioso o lo ideológico, dos factores que por sus composiciones son suficiente razón para detonar la polémica).

   Así pues: los grupos contrarios a la celebración de las corridas de toros tiene sus propios puntos de vista, discutibles o no. De ese mismo modo, nosotros los taurinos también estamos en derecho de defender, legitimar o justificar la presencia y permanencia del espectáculo taurino, asunto que no es casual. Que no es de ayer a hoy, que ha tenido que tomar muchos siglos de formación y consolidación para, en su condición primitiva, también evolucionar.

   Por ahora este es, uno entre muchos de los elementos de defensa que hemos de seguir mostrando para dejar en claro cuáles son las razones para garantizarle pervivencia segura a la tauromaquia. De ahí que continuemos con dicha labor, hasta tener los elementos puntuales y contundentes con que seguiremos dando nuestra propia batalla a su favor.

 Ciudad de Tlaxcala, enero de 2012.

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EFEMÉRIDES TAURINAS NOVOHISPANAS.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

    Don Antonio de Robles, en su Diario de Sucesos Notables me ayuda a revelar los acontecimientos con fuerte carga de presencia taurina ocurridos en 1686 y que son, como aparecen en sus registros, tres noticias importantes:

 -Fiesta en la real Universidad dela Limpia Concepciónde Nuestra Señora (3 de febrero).

-Toros en Chapultepec (11 de noviembre).

-Asiste el virrey a la fiesta de los Betlemitas (27 de diciembre).

    Sin embargo, en la edición de otro Diario de sucesos notables,[1] y en su página Nº 40 aparece la siguiente noticia:

 5 de octubre de 1686: El día 5 entró el nuevo virrey a Chapultepec, amaneció purgado (…). al día siguiente, hubo toros en Chapultepec y gran concurrencia.

Caballeros dispuestos a participar en un “juego de cañas”. Col. del autor.

    ¿Cómo podían escapar otros hechos de notoria presencia entre nuestros informantes?

   Desconozco las razones, y aunque pudieron no estar en el lugar de los hechos, también es importante afirmar que habría habido suficientes razones de otra índole como para no hacerlo. Estos supuestos o presupuestos tienen que darse en función de las condiciones ya no sólo sociales o políticas; religiosas o económicas. También climáticas o de aquello que produjese la razón de que, en algún momento, se hayan convertido en centro de sospecha. Estaba tan polarizada la sociedad debido a la presencia infalible de la Inquisición, que ello pudo haber producido este tipo de ausencias y registros en el que hasta entonces, venía convirtiéndose en el apunte cotidiano de las cosas que sucedían con una frecuencia y una vigorosa condición de pretextos que es algo que, en lo personal me asombra y me sorprende. El calendario religioso, el calendario civil estaba cargado de multitud de asuntos a los que no les faltaba su respectiva celebración, dentro de la cual, las fiestas taurinas tuvieron protagonismo de primer orden. En todo caso, no hay que reprochar lo escaso de la información. Más bien, debe uno entender que a veces “el horno, no estaba para bollos”.


[1] Diario de sucesos notables, escrito por C. (…) y comprende los años de 1675 a 1696). En: Documentos para la historia de México, T. VIII. México, Antigua librería de la voz dela Religión, de T.S.G. calle de San Juan de Letrán número 3, 1854. (96 p.).

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EFEMÉRIDES TAURINAS DECIMONÓNICAS.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

    Comparto con ustedes una serie de Avisos al público que fueron del conocimiento entre febrero y mayo de 1815. Este era el medio de difusión con el que la autoridad informaba sobre los acontecimientos que allí se publicaban. En este caso, se trata de papeles que daban razón al respecto de festejos taurinos

 AVISO AL PÚBLICO, fechado el 2 de febrero.

Aviso al Público del 2 de febrero, donde se cita: “…Los toros que se lidiarán son de Atengo (Atenco) y de Tlahuelilpa…”

    El documento menciona tanto “lunes y martes de Carnestolendas”,[1] días que deben haber estado incluidos en las fiestas de tabla,[2] por su vínculo con el carácter religioso, sustento que privó ya muy avanzado el siglo XIX.

AVISO AL PÚBLICO.

 No habiendo habido tiempo para forrar las Lumbreras y Tendidos a causa de los días de fiesta, se reservarán las primeras corridas de Toros para los días Jueves y Viernes de la presente Semana. En ellos y en todos los subsecuentes, se partirá la Plazapor la tropa con evoluciones diversas. Se correrán en cada día diez y seis Toros, los diez de Atengo (Atenco) escogidos y descansados, con la divisa de una roseta encarnada, y seis de Tenango que son de muy buena raza, también escogidos, y se señalarán con roseta blanca.

   Los Toreros se han elegido entre los que trabajaron en las corridas pasadas con aplauso, desechando los malos y reemplazándose con otros de habilidad.

   Todos los días por la mañana y tarde, será el último Toro embolado, por lo que agradan al Público los lances de los aficionados, procurándose en todo la diversión más completa sin perdonar gasto.

   El Jueves por la tarde al quinto Toro, figurarán los Toreros un convite ó merienda para plantar banderillas sentados, y concluida la corrida habrá fuegos artificiales de gusto e invención.

   El Viernes al quinto Toro, se echarán Cerdos para que los enlazen varios Ciegos, y á las seis se inflará un Globo para que todos lo vean elevar.

   La víspera de las demás corridas, se anunciará al Público la diversión extraordinaria que ha de haber en cada uno.

-Comenzarán los Toros por la mañana á las once, y por la tarde a las cuatro, advirtiéndose al Público, quela Superioridadha prohibido a los Toreros que echen saludos y pidan galas, para que no haya emulación ni gravamen en los concurrentes, a menos que alguno quiera voluntariamente darlas, con cuyo objeto se les han aumentado los salarios.

   México 4 de Abril de 1815.

   Ramón Gutiérrez del Mazo (Rúbrica).

Fuente: Colección Julio Téllez García.

 

Aviso al Público del 4 de abril de 1815 que señala: “…se correrán en cada día diez y seis Toros, los diez de Atengo escogidos y descansados, con la divisa de una roseta encarnada…”

    Semejante a este, hubo otro que expidió D. Ramón Gutiérrez del Mazo el 7 de abril siguiente.

    Y aquí, otro “Aviso al público” más, de los varios que se divulgaron aquel año, lo que deja ver el método que empleaba la autoridad de común acuerdo con los asentistas de aquella época que, por otro lado, también devela el fuerte nexo habido entre estos dos participantes respecto a los intereses que supone la frecuente organización de corridas de toros, que alcanzó en aquellas épocas en vías de emancipación otras dimensiones y también otros propósitos.

   En las tardes del Lunes, Martes, Miércoles y Jueves de la presente Semana, se han de continuar las corridas de Toros que el Exmo. Sr. Virey ha tenido a bien conceder a los Contratistas dela Plaza, para que resarzan las pérdidas que han sufrido, satisfaciendo al fondo de vestuario la contribución que se sirvió aceptar, como se anunció en aviso de 14 del corriente.

   Comenzarán los Toros a las cuatro y media de la tarde, y en cada una se lidiarán diez, cinco de Atengo (Atenco) con divisa encarnada, y cinco del Astillero y Golondrinas con la de color de Caña, repitiéndose al Públicola Superior Orden, relativa a que al primer toque del clarín, todas las personas sin distinción de clases, salgan dela Plaza y entre barreras, para cuya observancia está destinada la tropa que haga efectivo el cumplimiento de esta providencia, a fin de que la que maniobre pueda con libertad y lucimiento hacer sus evoluciones, sin objetos que embarazen la extensión de dicha Plaza, no verificándose esto hasta tanto no esté libre y cerradas sus cuatro puertas. Las diversiones que ofrecen los Contratistas son las siguientes:

LUNES: Al quinto Toro se pondrán dos mesas de merienda al medio dela Plaza, para que sentados á ellas los Toreros banderillen á un Toro embolado.

   Al mismo Toro embolado pondrá el loco Ríos una bandera parado sobre un barril y engrillado.

   Dominguejos de particular idea.

MARTES: Por ser día de nuestro Católico Monarca, se pondrá el mayor esmero en las diversiones y función que se ha de dar, que se anunciará por otros carteles el día anterior.

MIÉRCOLES: Liebres y Galgos.

   Se pondrán dos Monos al medio dela Plazapara diversión del Público.

JUEVES: Se echarán Venados para que los cojan Perros sagüezos, diversión muy retirada en esta Capital.

   Se lidiarán dos Toros á un mismo tiempo, dividendola Plazapor mitad con una baya portátil.

   México 28 de mayo de 1815.

   Ramón Gutiérrez del Mazo (Rúbrica)

Fuente: Colección Julio Téllez García.

Aviso al Público del 28 de mayo de 1815.

    Como las corridas que se celebraron en abril y luego estas de mayo presentaron un balance negativo, el virrey Calleja concedió licencia necesaria para una serie de otras cuatro corridas más, las cuales se verificaron en la primera semana de junio de 1815, aunque se desconoce la procedencia del ganado.

Los toros de Atenco en la actualidad.

Imagen cortesía de André Viard.


[1] Carnestolendas, del latín caro, «carne», y tollendus, «que se ha de quitar», «quitar» o «retirar» la carne.

[2] El sistema de las fiestas religiosas en la Nueva España debe haber sido de suyo complicado. Existían las fiestas fijas, en fechas determinadas, y las fiestas movibles, cuyas fechas variaban en el curso de los años; las fiestas religiosas de precepto, que eran todas aquellas en que era obligatorio oír misa y abstenerse de trabajar; las fiestas de tabla y las fiestas votivas, en algunas de las cuales la celebración era obligatoria; los días de vísperas de tablas y los días de punto o períodos entre fiestas; por otra parte, estaban todas las fiestas religiosas ocasionales, en las cuales se llamaba a la celebración por medio de bandos. En conclusión, el conjunto de fiestas religiosas, además presentes todo el año, deben haber ocasionado un caos que, para las autoridades políticas o para el tipo de vida convencional eran contraproducentes, de ahí que se regularan pocos años después a la fecha del presente documento (1815) y quedaran, para 1822, como sigue:

Decreto. Días feriados, fiestas de tabla y felicitación, y notas cronológicas en los calendarios.

Agosto 16 de 1822.

El soberano congreso constituyente mexicano, en vista de la consulta hecha por D. Mariano José Zúñiga y Ontiveros sobre días feriados, fiestas de tabla y de Corte, y notas cronológicas que deban fijarse en lo de adelante en los candelarios, ha tenido á bien decretar y decreta lo siguiente.

1º.-Continuará por ahora en México la festividad eclesiástica del santo mártir Hipólito, por ser su titular.

2º.-Continuarán también siendo días de tabla el de la Purificación de nuestra Señora, domingo de Ramos, jueves y viernes santo, el de S. Pedro y S. Pablo, la fiesta de Corpus Cristi y su octava, el de la Asunción de nuestra Señora, el de santa Rosa de Lima, y fiestas de la Virgen de los Remedios y de Guadalupe, agregándose á estos el 17 de Setiembre, en que habrá de celebrarse en las parroquias todas del imperio un aniversario por las víctimas de la patria.

3º.-Serán días de Corte todos los acordados por este soberano congreso en decreto de 1º de Marzo de este año, el 27 de Setiembre por la entrada triunfante del ejército de la capital, y el 12 de Diciembre, el más grande para esta América, por la maravillosa aparición de María Santísima de Guadalupe.

4º.-Proseguirán las notas cronológicas que se han hecho en los años anteriores; pero la época que antes se decía de conquista se designará en esta forma: de la dominación de los españoles en este imperio, y en el lugar correspondiente se pondrán estas otras: del glorioso grito de independencia en la América del Septentrión.

De su absoluta independencia.

De la instalación del soberano congreso constituyente.

5º.-Se arreglarán á los artículos anteriores todos los que quieran formar calendarios, como libremente pueden hacerlo.

Fuente: Legislación mexicana o colección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la independencia de la República. Ordenada por los licenciados Manuel Dublán y José María Lozano. 

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EDITORIAL.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

 I

    Antes de entrar en materia, la que hoy continuará abordando el tema de las juventudes taurinas en México, a propósito del surgimiento de “juventudEsTOROS”, quisiera compartir con ustedes algunas ideas que derivaron de una lectura hecha al trabajo de Edgar Tello Leal, y que presento a continuación, con objeto de encontrar las profundas relaciones que existen entre las virtudes y disponibilidades que puede explotar este marcado sector de la sociedad, estando al servicio de sus inquietudes y desarrollo todo el proceso materializado de la tecnología digital.

   De entrada, el autor[1] parece plantearnos un paradigma con fuerte carga visionaria: “Es deseable alcanzar una sociedad del conocimiento donde la inclusión de los individuos en la generación del conocimiento sea total…” Es decir, marca además de todo la condición de que, en la medida de tomar una ruta incorrecta en la brecha digital, en esa medida el potencial de esa misma brecha será desperdiciado, cuando el propósito es el de un “conocimiento total…”. Para ello sin embargo, está presente un desequilibrio social que va de la mano con el desequilibrio económico y otras inestabilidades de nuestro tiempo. A esto es preciso agregar la presencia contundente de la tercera revolución industrial, que trae consigo las nuevas tecnologías que son eminentemente intelectuales. Tal fenómeno viene dictando principios en los que se hace presente la economía del conocimiento inherente a la actividad humana, pero también al desarrollo y transformaciones sociales que se ven reflejadas en la afirmación de las TIC. Pero en tanto brecha es tanto más cuanto abismo digital que establece marcadas diferencias, ya sea a nivel sociedad o a escala de estado o nación.

   Edgar Tello Leal pone énfasis especial en la presencia de internet para cuya explicación acude a José Cabrera quien apunta: “(…) es una tecno-estructura cultural comunicativa, que permite la resignificación de las experiencias, del conocimiento y de las prácticas de interacción humana”. Si ello se mira en condiciones ideales, sus propósitos están más que cubiertos. Sin embargo, el uso que de ese instrumento viene haciéndose en términos de la cohesión social, ya no en tanto individuo, sino como colectividad, demuestra que han operado cambios inéditos cuyo tejido se debe, en buena medida a la simple y a la vez compleja articulación.

   No debe olvidarse, a partir del análisis que el razonamiento de los investigadores y la literatura destinados a estas explicaciones, detectan la presencia de elementos tales como la brecha cognitiva, suma de efectos de las otras brechas y que concentran “ámbitos constitutivos del conocimiento, acceso a la información, la educación, la investigación científica, la diversidad cultural y lingüística…” como “desafío a la edificación de las sociedades del conocimiento”. Este propósito sería ideal si permeara en todas las aristas de la sociedad, sin que nadie quedara marginado. Sin embargo, habrá y de hecho ya hay, un buen sector de sectores que están quedado peligrosamente rezagados del beneficio que las brechas ofrecen (lo que seguramente cabe en la definición de brecha digital internacional como abismo que separa a las regiones y a los países). Es decir, ya hay un sector de sociedades privilegiadas y otro que no lo es. Desde luego que todo propósito en los gobiernos sería el de una educación sin excepciones, equilibrada. En 2010 por ejemplo, el gobierno mexicano destinó un 5% del PIB, tres puntos por debajo de lo deseable, en donde el 1% se dirige a investigación científica y desarrollo tecnológico en las instituciones públicas de educación superior.[2]

   A nuevas definiciones como el de la “sociedad de la información” se aprecian escenarios que la convierten en “un sistema económico y social donde el conocimiento y la información constituyen fuentes fundamentales de bienestar y progreso…” siempre y cuando intervengan condiciones como el respeto a los derechos humanos, premisa que se ha incorporado al engranaje en muchas sociedades.

   Las prospectivas, más que perspectivas ofrecen un panorama non grato en el sentido de que la desigualdad seguirá marcando más abismos que brechas, brechas digitales que se armonizan conforme a los postulados que la globalización va delineando. Ello será notorio en estados de primer mundo. Los que se integran en la tercera escala serán víctimas marginales del pretendido avance. Cuando es deseable la apropiación tecnológica sine qua non dado que, para el caso mexicano concretamente, la infraestructura para su funcionamiento existe, aunque no para todos.

   Sucede que a la brecha digital, de conformidad con las TIC permite, entre otras cosas, el beneficio de la capacitación y la educación en armonía con los recursos integrados en la tecnología. Pero como ya se dijo, es imposible olvidar de que infraestructura se vale para ofrecer el servicio. Por eso, el autor identifica que las “inversiones y las políticas nacionales para la reducción de la brecha digital [ vs. mercado y nuevas tecnologías ] siguen orientadas principalmente hacia el desarrollo de la conectividad”.

   En el estudio de Tello Leal se propone el empleo de registros y mediciones a partir, por ejemplo del grado de masificación del uso de las TIC (nivel estado, región, grupos o personas); censos en otras palabras, que puedan identificar como llama a la “disponibilidad de computadoras, a la densidad telefónica y a la velocidad de acceso (a internet) por persona”.

   Otro factor que no puede quedar soslayado es el conflicto de la desproporción, es decir: volumen creciente de información vs. escasa disponibilidad de conocimiento lo que pondría en duda los beneficios previstos por la brecha cognitiva. La información debe transformarse en conocimiento, ese es el dilema. De nada vale contar con todo el recurso si no hay acceso real a la información y más aún. Si no hay suficiente capacidad para convertirla en conocimiento y el conocimiento en beneficios tangibles. Como se podrá ver, la ecuación es demasiado compleja.

   Por ahora la brecha digital avanza y avanzará en forma incontenible. Conviene por tanto no sólo aprovechar los nuevos fenómenos que la tecnología ofrece a través del mercado que, traducidos a infraestructura (doméstica, académica o a gran escala) considere también el fenómeno de la brecha digital y colaterales como la cognitiva. Esto desde luego no puede verse como un beneficio de gratuidad. No. Sucede todo lo contrario. Tiene un costo y los productores “no quieren perder los beneficios de sus descubrimientos”. Por ello se sugiere un derecho al conocimiento con la protección de la propiedad intelectual. De ahí que, por ejemplo, el usuario doméstico o el estudiante “se oriente de forma decisiva hacia el perfeccionamiento de habilidades de auto aprendizaje, de búsqueda eficiente de información con vistas a construir conocimientos relevantes”.

   México vive un rezago digital y marcadas desigualdades (diferencias culturales, edad o ingresos entre otras) que impiden el desarrollo concreto de las TIC en la sociedad. Desde luego no es lo mismo medir la cantidad de computadoras, que el tipo de usuarios y las edades en que oscila el empleo de las TIC. Mexicanos de 19 a 49 años (estudiantes, profesionistas y trabajadores) las utilizan en sus actividades. Los adultos de más de 50 años tienen, en este momento una presencia menor.

   Cuando la computadora personal se incorporó a los hábitos cotidianos (por lo menos desde 1990), esto ocurrió en medio de diversos comportamientos: ya fuese de rechazo o una novedad pasajera. Tomemos en cuenta que en aquellos momentos las capacidades de esa infraestructura no eran las mismas a las de hoy en día. Sin embargo, utilizábamos ese equipo conforme a las condiciones de avance que iban dando. Generacionalmente resultó más fácil para los niños y jóvenes ese acceso que a los adultos, acostumbrados todavía a elementos mecánicos (o para mejor entenderlos, analógicos). En 20 años esa infraestructura evolucionó considerablemente y en buena medida, ha obligado al usuario a actualizar los servicios complementarios o a actualizarlos, de ahí que las TIC han venido a integrarse de manera más lógica en nuestros quehaceres ordinarios, los de casa y todos aquellos que tienen que ver con la educación o la tramitología. Sin embargo, es notorio que no en todos los hogares, si ubicamos este fenómeno en un común denominador preciso, existe ya no digo la computadora, sino el conjunto de la infraestructura que haría posible la materialización de las bondades de las TIC, pero sobre todo aquel otro que, por añadidura se convierte en condición intelectual benéfica: la brecha cognitiva. Con ello, queda marcado también la fuerte dependencia que esos espacios y elementos que lo integran, tendrían en poseer si no esa infraestructura, al menos las otras (televisión, radio o teléfono con línea directa o celular) como TIC, aislados momentáneamente de la computadora y la conexión a internet, con lo que no tendrían, en consecuencia el acceso “completo” y deseable que, como fin último prevé la brecha digital y sus condiciones cognitivas aquí revisadas.

 II

   Ahora bien, la experiencia y el conocimiento, taurino, ¿con quién conviene compartirlos?

   Y es que hoy, cuando se extienden y se despliegan buena parte de los saberes, sobre todo en los medios masivos de comunicación e internet, cuyos múltiples instrumentos y derivados son las herramientas de que se valen aquellos que cuentan con ese acceso, es entonces cuando contemplamos un mundo posible para la materialización de las TIC. En su natural y vertiginoso crecimiento, destacan los empeños que la sociedad civil ha experimentado en su por ahora, infinito campo de acción. En esas circunstancias, conviene aprovechar los síntomas de la experiencia, con objeto de aplicarlos directamente como posible respuesta a la pregunta planteada líneas atrás.

   Es posible que el propósito didáctico potencia mejor en niños que en jóvenes pues ellos, los infantes se encuentran bajo la tutela de los padres, en tanto que los jóvenes manifiestan signos de rebeldía e independencia (desconozco el porcentaje de aquellos que, a los 18 años siguen integrados al núcleo familiar o se separaron de él). A esto hay que agregar diversas actitudes contestatarias que les son particulares. Y es en ese segmento duro donde el ejercicio didáctico y pro-taurino debe encontrar caminos y veredas que no resulten complicados.

   El primer gran elemento a tratar es la explicación de sus significados rituales, sobre los que actualmente no solo hay un gran desconocimiento, sino una enorme polarización, lo que ha creado dificultad para entender la razón de su presencia. Tal ejercicio, conlleva un rico argumentario cultural que no ideológico. Ancestral., que no inmediato.

   Las juventudes que por primera vez acuden a una plaza de toros lo hacen en función de varios comportamientos y razones. Una de ellas está fincada en el hecho de que habiendo acudido de la mano de sus padres, ahora jóvenes lo hacen convencidos de continuar las siguientes etapas de aprendizaje, para lo cual ya cuentan con elementos básicos de formación. Otro sector lo hace atraído por los otros, aunque esto no garantiza que se desarrolle en ellos su inclinación hacia los significados que despliega la tauromaquia. De primera impresión es tan deslumbrante y descarnado cuanto ven en esa sola tarde de toros, que lo único que puede producirles es más confusión, rechazo o repugnancia. Entender el toreo en todas sus aristas nos puede tomar toda la vida. Por eso, aquellos jóvenes que por primera vez presencian el espectáculo en toda su dimensión, no alcanzan a entender demasiado, lo que requiere un tiempo muy representativo para otras contemplaciones “in situ” incluyendo el diálogo con aficionados. Y aún más. El mayor contacto que sea posible en términos de lecturas complementarias, la mirada a todos los materiales visuales posibles de tal forma que, codificado ya en términos cognitivos lo que significa, en general la tauromaquia, es preciso decodificar todos sus significados en lo particular. También es probable que a su alrededor, el joven interesado sea influido por la idea de los otros, aquellos que no comulgan necesariamente con la representación de la tauromaquia y entonces su postura sea inestable. En esa actitud que muchos jóvenes manifiestan en nuestros días, apoyados en el uso de todos aquellos dispositivos tecnológicos, la información que podría fluir se convierte en elemento que circule de manera inmediata a través de las redes. Es deseable entonces que cuanto pueda circular entre ellos, y de conformidad a estos propósitos didácticos o de aprendizaje se convierta en la suma de datos pertinentes. El aprendizaje de muchos de nosotros vino ocurriendo desde que nuestros padres nos retroalimentaban con sus propias opiniones. Al cabo de los años, y ya integrados como jóvenes o adultos en el espectáculo como asistentes consuetudinarios, nos valemos de esa misma información ya “archivada” en nuestra memoria, la cual procesamos permanentemente con objeto de “guardar” los datos que constituyen y enriquecen nuestro propio bagaje cultural al respecto. Si este método fuese posible en todos los casos, sería el más deseable. Sin embargo, muchos de quienes se acercan a los toros por primera vez suele ocurrir en forma espontánea, por invitación. Incluso para sumarse al caos o al “desmadre” si el asunto no interesa en verdad… y entonces terminan por abandonar o alejarse de esto, convirtiéndolo en un episodio fugaz. Lo importante es saber en qué medida es posible contar con la certeza de los cautivos, de los aficionados en potencia que irán inoculándose de toda la información que se encuentre a su alcance.

 

 

   Concluyo que las TIC son, por ahora, condiciones favorables para encontrar una respuesta en cuanto a la otra respuesta, la que los jóvenes podrían dar cuando se encuentran por primera vez ante un espectáculo que ofrece infinidad de representaciones en una sola puesta en escena. El trabajo y las tareas por hacer son muchas. Si “juventuEsTOROS” se propone poner en marcha ese operativo de “evangelización”, va a necesitar de muchos “misioneros” capaces de convencer, y de poner en claro que la fiesta de los toros no tiene, hasta ahora, esa carga de significados negativos que le cuelgan como “sambenitos”, en tanto exista la libertad de expresión, libertad y expresión para decirles, con el conocimiento acumulado de siglos, lo que significa la tauromaquia, sin más.

   Sin embargo, para que todo esto pueda ser posible, falta un ingrediente importantísimo: la tolerancia.

 25 de febrero de 2012.


[1] Edgar Tello Leal: “Las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) y la brecha digital: su impacto en la sociedad de México”. Barcelona, Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento. Universitat Oberta de Catalunya, 2007. Vol. 4 Nº 2, 8 p.

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REVELANDO IMÁGENES TAURINAS MEXICANAS. Nº 31.

EL “GARLOPO”: UN TORO QUE TIENE 132 AÑOS.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

    Habiendo visto una interesante imagen la cual nos muestra que aún existen toros bravos en México, esto produce esperanzas y da aliento. El domingo 26 de febrero de 2012, será lidiado en el “Nuevo Progreso” de Guadalajara un encierro de Santa María de Xalpa por Alejandro Talavante, Arturo Saldívar y Diego Silveti. Entre los ejemplares del magnífico y bien presentado lote, destaca Compañero. Es un toro de pinta “melocotón”, vestimenta un tanto cuanto rara para el común denominador de los toros mexicanos. La comparto con ustedes:

Disponible febrero 24, 2012 en: http://www.altoromexico.com/2010/index.php?acc=noticiad&id=11260

    Al ver este hermoso ejemplar, con sus 515 kilogramos, de armónica cornamenta, despertó de inmediato mi interés por remitirlo al caso de un toro de semejantes características, bajo el peculiar detalle que este fue lidiado en 1880, en la plaza de San Francisco, en Puebla, un 28 de marzo. Por tal motivo, recogiendo un viejo texto que da “santo y seña” de ese curioso acontecimiento, lo pongo al día para que lo disfruten ustedes.

    Esta es una historia que pueden catalogar como alucinante. Yo he visto a EL GARLOPO con orgullosos 132 años a cuestas, de altiva presencia, pinta colorada, casi albahío, con una enorme influencia de lo navarro en lo referente a constitución anatómica y color de piel (aunque por su procedencia, pocas razones existen para sustentar el dicho). De enhiesta y ofensiva encornadura… un toro pues, de mucha romana. Probablemente por la edad con que fue enviado a la plaza, luego de servir como semental, haya adquirido una corpulencia distinta a la de cualquier otro toro destinado para la lidia. Este lo fue para padrear y luego para lidiarse. Su juego, por cierto, fue de bravo, recibiendo 9 puyazos por 7 jamelgos que envió a mejor vida. Fue además el toro que abrió plaza en la inaugural tarde del coso de san Francisco en Puebla.

-Oiga, pero ya es mucho misterio, me reclama alguien. Normalmente un toro de hoy en día muere en la plaza a los 4 o 5 años cuando mucho, pero no de 132, como usted dice.

-Bueno, es que si usted me deja terminar…

   EL GARLOPO fue un bravo toro salido de las dehesas de Santín, para ser lidiado en Puebla, el 28 de marzo de 1880, por el diestro español Bernardo Gaviño, avecindado en México. Por cierto, en los cuatro costados del pedestal aparece la siguiente y curiosa leyenda:

   Además, ese toro debe haber sido tan extraordinario, que el entonces dueño, don Jesús María Barbabosa lo mandó disecar de cuerpo entero, para colocarlo después, en un pedestal.

Col. del autor.

    Su historia incluye un capítulo que por poco termina en destrucción. En tiempos de la Revolución corrió el rumor de que era una especie de caja fuerte, por lo que los rebeldes fueron hasta donde estaba y sacando un puñal de mucho filo lo abrieron en canal. Al no encontrar absolutamente nada lo abandonaron, dejándole tamaño boquete. Restaurado pasó mejores épocas en un sitio de honor de la casa mejor conocida como “De los mártires”. El padre de don Jesús María, don José Julio Barbabosa, había construido hacia 1827 una casa en la calle de la Federación Nº 2, hoy Avenida Independencia casi en la esquina de lo que fue la antigua Plaza de Armas, llamada en Toluca Jardín de los Mártires. Y como apunta el Arq. Jorge Barbabosa Torres

 desgraciadamente en 1967, el gobierno del estado, decidió ampliar la Plaza de Armas, para ello se demolió esta magnífica y gallarda propiedad que ocupaba la manzana al frente del Palacio de Gobierno, al costado derecho de la Catedral.

   El vestíbulo de este salón que daba al patio y que medía cinco por tres metros se encontraba decorado como los otros cuatro vestíbulos de la planta alta de la casa con magníficas pinturas religiosas de gran tamaño, algunas de ellas heredadas por la familia desde el siglo XVII. El citado vestíbulo daba entrada a la capilla de la casa que tenía en el altar a la Virgen de los Dolores, un Cristo tallado de tamaño natural, seis reclinatorios con sus sillas todos de terciopelo carmesí y cuatro bancas más, a la izquierda del altar se encontraban los ventanales con vitrales de colores que daban al corredor del patio y de la casa. El comedor medía catorce metros de largo por siete de ancho y tenía integrado un salón de billar con dos mesas para ese juego, las paredes se encontraban decoradas con estuco y adornos dorados que marcaban algunas fechas importantes en la historia de esta familia comenzando con la de 1803, nacimiento de José Julio, padre de don Jesús y don Rafael, el plafón del comedor tenía cuatro escudos de la familia en láminas de bronce de metro y medio por un metro y este estaban artesonado y calado con tragaluces, como todos los de las demás habitaciones principales, el comedor chico tenía siete por siete metros y a través de un vestíbulo que daba al patio principal se comunicaba con el despacho que albergaba espaciosamente una amplia biblioteca, la caja fuerte y un pedestal con el toro GARLOPO, disecado de cuerpo entero. Junto de esta pieza se encontraba un invernadero. Las dos recámaras principales, medían siete por siete metros y se encontraban en las dos esquinas más importantes de la casa, la sur y la norte. A la calle de Independencia daban cinco recámaras más.

Col. del autor.

    Las muchas cosas -no todas- allí reunidas, tuvieron que ser salvadas en condiciones extremas. Otro tanto, se perdió. Sin embargo, este monumento se conserva y hoy permanece en algún lugar del estado de México, custodiado por alguien que considera la pieza como de un gran valor histórico, incalculable sí, pero estimativo al fin y al cabo.

   Poco a poco hemos ido viendo, conociendo y descubriendo testimonios del pasado tan valiosos como EL GARLOPO en virtud de la dispersión que tuvieron dichas evidencias, fruto de la decadencia de muchas familias sobre todo en tiempos de la Revolución, donde diferentes grupos de rebeldes o levantados se fueron hasta las haciendas a destruir, a robar cuanto tenían enfrente.

   Me parece que el valor de los documentos que existen eleva el rango de la importancia que tuvo y que tiene, para nosotros, el sentido evolutivo del espectáculo taurino a fines del siglo XIX en México.

   No puedo más que congratularme con un redescubrimiento del pasado que vuelve a revelar sus encantos y sus prodigios a la luz del presente.

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DE FIGURAS, FIGURITAS y FIGURONES. ENTREGA Nº 26. LAS SEÑORITAS TORERAS.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

    En mi libro (inédito): LAS NUESTRAS…,[1] incluyo los siguientes versos, publicados en 1898:

 Las señoritas toreras.

Sensacional hoy en México

de las muchachas toreras

que se burlan de las fieras

con un valor estratégico

y manejan el estoque

la capa y las banderillas

con saber. Esas chiquillas

van a causar el disloque

quizás harán furor

o han de hacerlo, sin quizás,

en México, nada más,

por su gracia y su valor.

 

Dolores Pretel, LOLITA

 

Diez y siete abriles. Es

ni muy bonita ni fea,

y guapa cuando torea

con valentía a la res.

De su carrera a través

justas palmas alcanzando

y entusiasmos mil causando,

deja siempre impresión grata

con los palos, cuando mata,

lo mismo que rejoneando.

 

Salerosa, bien apuesta,

de facultades y vista

palmas nutridas conquista

sin dejar de ser modesta.

hizo, en la taurina fiesta

revolución femenil

y ha probado, veces mil,

soberanas condiciones

para llevar pantalones

con entereza vil.

 

Sabe Lolita Pretel,

aunque parezca inconexo,

las labores de su sexo

practicar de un modo fiel.

y a pesar de su cartel,

como buena matadora,

es también cortés señora

al hablar; sabe solfeo

y ha de escribir, según creo,

de manera encantadora.

 

Ángela Pagés, ANGELITA.

 

Es hoy continuo reflejo

de habilidad consumada

en el difícil manejo

de la muleta y la espada.

 

Ha sufrido tres cogidas

de la lidia en el fragor,

y ¡oh rareza! esas heridas

aumentaron su valor.

 

Cuadra bien, con perfección

ante los toros, y aprieta

con la espá hasta el corazón

porque se encuna completa.

 

Ella y Lolita, primores

bordan con las banderillas

y ¡cómo gustan, señores,

en el cambio de rodillas!

 

No es cual Lolita elegante

mas sí como ella valiente

de los becerros delante…

o Sánchez de Neira miente.

 

Los cronistas de cartel

han comparado a Angelita

con Juan Molina, con él;

y a la Lolita Pretel,

casi nada, con Guerrita.

 

Esta nueva novedad

que en México se presenta

y con partidarios cuenta

ya por toda la ciudad,

me dará oportunidad

para apreciar tal valer

y mis revistas hacer

-que son todo mi recreo-

hablando de su toreo

como Dios me de a entender.

 Alsásua.[2]

    Esa cuadrilla, hizo campaña en nuestro país entre 1897 y 1904, aproximadamente. Su primera presentación sucedió la tarde del 20 de febrero de 1898 en la plaza de toros de “Bucareli” en estos términos:

6 toros y toretes de muerte de Tepeyahualco. Estreno en México de la notable cuadrilla de Señoritas Toreras. 4 toretes de Tepeyahualco. Matadoras: Dolores Pretel “Lolita” y Angela Pagés “Angelita”. 2 toros de Tepeyahualco, lidiados por una cuadrilla que capitanean los dos auxiliares de las SEÑORITAS TORERAS, matando los dos toros el valiente diestro José Huguer MELLAITO.

   Luego, en 1902 y 1904, respectivamente surgieron otras dos cuadrillas, una que se presentó en la plaza de toros “Chapultepec” la tarde del 25 de diciembre de 1902, cuando se presenta la nueva

 “Cuadrilla de Señoritas Toreras”. Matadoras: Dolores Pretel “Lolita” y Emilio Herrero “Herrerita”. Cinco toretes de San Diego de los Padres.

   Banderilleras: Rosa Simó, Encarnación Simó y Dolores Prats.

   ¡Un lleno total! Mucho gustó toda la cuadrilla y todas ellas fueron aplaudidas de continuo por los entusiastas espectadores. “Lolita” mató de un estoconazo al tercero de la tarde y le dieron una oreja. Luego, en el siguiente novillo, salió montada en un garboso caballo, vestida ya no de luces sino con falda de terciopelo negro, chaqueta corta y un calañés en la cabeza, para clavar lucidamente algunos rejoncillos. (H. Lanfranchi).

 

   Y la que actuó en la plaza de toros “México” de la Piedad, en novillada extraordinaria para el viernes 1º de enero de 1904. Presentación de la cuadrilla de SEÑORITAS TORERAS. 5 toretes de San Diego de los Padres. Lidiadoras: Emilia Herrero “Herrerita”, Isabel Guerro “Joseita”. Sobresaliente, Josefa Molas “Pepita”. Gran novedad! Rejoneo en bicicleta por “Pepita”.

   Afortunadamente de esta última cuadrilla, existen algunas imágenes que permiten identificarlas con la plenitud de sus encantos.

   Por ejemplo Elvira Herrero y Luisa Comes, calificada como “dos excelente banderilleras”, empezaron a torear el año de 1895, a las órdenes de la tan conocida matadora Emilia Herrero “Herrerita”, conocida por toda la república. Dichas banderilleras dejaron evidencia –donde toreaban- de un marcado éxito por todas partes, siendo muy aplaudidas.

   Luisa, por ejemplo, se distinguía en la tan arriesgada como difícil suerte de Don Tacredo, ejecutándola con la mayor serenidad.

   Josefa Molas, banderillera también, empezó a formar parte en la cuadrilla de Lolita y Angelita en el año de 1894, y fue tanto el éxito alcanzado por ella, que al año siguiente formaba como sobresaliente de espada, siendo muy querida y ovacionada en cuantas plazas se presentara. Además, entre sus virtudes, contó con el hecho de que rejoneaba a caballo.

   Todas ellas se encontraban apoderadas por el señor José C. Beltrán.


[1] José Francisco Coello Ugalde: “Las Nuestras: Tauromaquia mexicana con toque femenino. Desde los siglos virreinales y hasta nuestros días”. México, 2011. 330 p. Ils., fots., facs. (Serie: Aportaciones Histórico Taurinas Mexicanas Nº 77. Subserie: Curiosidades Taurinas de antaño, exhumadas hogaño y otras notas de nuestros días, 27).

[2] El Popular, D.F., del 4 de febrero de 1898, p. 1.

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PONENCIAS, CONFERENCIAS y DISERTACIONES.

AMBIGÜEDADES Y DIFERENCIAS: CONFUSIONES INTERPRETATIVAS DE LA TAUROMAQUIA EN NUESTROS DÍAS. 5 DE 6.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

 V

 La tauromaquia como patrimonio. La naturaleza, el medio ambiente y diversos aspectos con los que convivimos permanentemente está sufriendo severas alteraciones. Se están vulnerando de manera descontrolada, sin que hasta el momento hayamos visto aplicar ninguna medida concreta por parte de gobiernos, el estado o todas aquellas instancias que forman el “concierto de las naciones”. Mucho de lo que significan esos entornos, tiene que ver con el hecho de que las afectaciones ya consumadas atentan el valor de muchos “patrimonios”: ya sea de orden mundial, cultural y natural o de orden inmaterial. Si no apuramos nuestros esfuerzos por implantar medidas precautorias en defensa de tales conceptos, nos estamos sumando o convirtiendo -por añadidura-en cómplices o agentes de destrucción.

   En el sentido estricto de definición que podemos encontrar para entender de qué se tratan estos patrimonios, existe una Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural aprobada por la Conferencia General de la UNESCO, el 16 de noviembre de 1972, circunstancia que se actualizó en la 32ª reunión, celebrada en París del 29 de septiembre al 17 de octubre de 2003.

   En esencia, sabemos que el término “patrimonio” se refiere al legado que recibimos del pasado, el cual debemos proteger, conservar y rehabilitar en el presente, con vistas a ser transmitido a las próximas generaciones.[1]

   Al referirme en particular a un “patrimonio”, a un “legado” como lo es la Tauromaquia, esta puede ser considerada como “Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad”. Para que ello sea posible es necesario reafirmarla bajo los siguientes criterios:

1.-Que el elemento es patrimonio cultural inmaterial, tal y como está definido en el artículo 2 de la Convención, a saber:

Artículo 2: Definiciones

A los efectos de la presente Convención,

1.-Se entiende por “patrimonio cultural inmaterial” los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas –junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana. A los efectos de la presente Convención, se tendrá en cuenta únicamente el patrimonio cultural inmaterial que sea compatible con los instrumentos internacionales de derechos humanos existentes y con los imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e individuos y de desarrollo sostenible.

2.-La inscripción del elemento contribuirá a dar a conocer el patrimonio cultural inmaterial, a lograr que se tome conciencia de su importancia y a propiciar el diálogo, poniendo así de manifiesto la diversidad cultural a escala mundial y dando testimonio de la creatividad humana.

3.-Se elaboran medidas de salvaguardia que podrían proteger y promover el elemento.

4.-La propuesta de inscripción del elemento se ha presentado con la participación más amplia posible de la comunidad, el grupo o, si procede, los individuos interesados, y con su consentimiento libre, previo e informado.

5.-El elemento figura en un inventario del patrimonio cultural inmaterial presente en el(los) territorio(s) del(los) estado(s) parte(s) solicitante(s).[2]

   Con unas condiciones tan claras como esas, se tiene la certeza de que primero que nada es preciso defender ese “patrimonio”, argumentarlo, revalorarlo pero también entenderlo con todo el conjunto de significados que posee desde el pasado y hasta nuestros días.

   Al mencionar los términos “Tauromaquia” o “corrida de toros” parece que su sola expresión ofende a un sector que se opone a su desarrollo. Pero es desde adentro donde deben evolucionar sus procesos. En todo caso es un espectáculo anacrónico mezclado con la modernidad que se pone al servicio de su funcionamiento en varias de sus expresiones: mercadotecnia, computación y todos sus variantes, servicios mediáticos y un largo etcétera.

   Ahora bien, apenas hace unos días ocurrió en España un hecho relevante, lo cual le da un respiro distinto a su funcionamiento. Resulta que los toros han pasado a depender del Ministerio de Cultura bajo el criterio de que “entendida la tauromaquia como una disciplina artística y un producto cultural, las competencias del Estado en orden a su fomento y protección tienen su correcta ubicación en el Ministerio de Cultura”. Y ello se expidió en un Real Decreto del 29 de julio pasado. Además, dicho decreto señala que de Cultura dependerá la promoción de esta disciplina artística, los estudios, estadísticas y análisis sobre la materia, el registro de profesionales del sector, y el secretariado de la Comisión Consultiva Nacional de Asuntos Taurinos.

   Sin embargo, y entre otras cosas, sus más notorias recomendaciones son las de que “los males de la fiesta de los toros no tienen su origen en ningún ministerio, sino en las entrañas mismas del sector. La degradación del toro, la permanente sospecha de fraude o la obsoleta conformación del negocio taurino, por citar solo tres ejemplos, no encontrarán solución en Cultura. Es responsabilidad de los taurinos que, una vez más, tienen la oportunidad de pasar de la estética a la ética”.[3]

   He ahí pues, el enclave más difícil a vencer. Si la problemática surge al interior de todos sus procesos, somos nosotros, los directamente involucrados en uno u otro sentido, a corregir esos problemas que le son inherentes desde hace mucho tiempo, mismos que generan un funcionamiento adverso, contrario, con el que no se tendría cara suficiente para reclamar los deseos que ahora mismo vienen gestionándose con vistas a lograr la anhelada declaratoria.

   Es deseable, por tanto, que las partes que participamos para el desarrollo del espectáculo taurino: empresarios, ganaderos, toreros, prensa, y aficionados realicemos un mayor esfuerzo, pretendiendo con ello una calidad, calidad que no ha tenido la fiesta de los toros en México desde hace mucho tiempo. Imperan intereses personales y de grupo que dañan severamente el curso que todos pretendemos por lo que el resultado que arrojan diversos festejos ha denigrado, denigra y seguirá denigrando la imagen del espectáculo mientras no suceda un cambio deseado como el que aquí se manifiesta, en aras de sumarnos al proceso de las demandas que buscan ya esa anhelada declaratoria. No olvidemos que manejamos un patrimonio y no cualquier cosa…

   En el lenguaje de los contrarios existe un conjunto de términos de que se valen, para argumentar y afirmar su posición en cuanto a lo que para ellos significa la tauromaquia. Si bien, entre ellos y nosotros nunca va a existir un acuerdo, lo primero que tengo que decir en nuestra defensa, es que respeto su posición, pero no la comparto. Para ello, somos los taurinos quienes debemos valernos también de un ideario o conjunto de teorías que expliquen y justifiquen la posición que tenemos a favor de este espectáculo. De otro modo nos veríamos en una posición bastante incómoda que en nada resuelve el intento por una defensa legítima.

   Ellos emplean palabras como “crueldad”, “tortura”, “sacrificio” desde unas connotaciones verdaderamente extremosas, por no decir que tendenciosas, contando para ello su credo, que a veces raya en lo intolerante.

   Ahora bien, me parece en todo esto que la razón básica de la diferencia ha creado, desde muchos siglos atrás, la más importante de las razones en la que se establecen posiciones, criterios, creencias, ideologías y demás aspectos que han permitido a las sociedades mantenerse en esa permanente situación de conflicto, más que de acuerdo. Cuando todos esos elementos se integran en la dinámica que establecen los tiempos que corren, sucede que sus individuos asumen diversas posiciones, hasta llegar a unas condiciones tan específicas como heterogéneas que acaban siendo muy particulares. Cuando se ha llegado a estos puntos, es porque ya no se tolera al otro y hay que atacarlo. Incluso destruirlo.

   En los toros sucede algo así.

   Más que decodificar, necesitamos entender en su verdadero contexto los términos, palabras y expresiones usadas para descalificar o devaluar el sentido de una corrida de toros. Veamos qué significan al menos dos de esas palabras: “tortura” y “sacrificio”.

   “Tortura” en la Enciclopedia Universal Ilustrada, T. 62. p. 1556 nos remite al sentido del: Dolor, angustia, pena o aflicción grandes.

TORTURA. Der. V. Tormento.

TORTURA. Hist. V. Tormento.

   Del lat. Tormentum. Acción y efecto de atormentar o atormentarse. Angustia o dolor físico. Dolor corporal que se causaba al reo contra el cual había prueba semiplena o indicios para obligarla a confesar o declarar.

   El tormento –en cualquiera de sus expresiones para conseguir su propósito-, era una prueba y medio para descubrir la verdad, decían los defensores de la tortura; pero, realmente era una prueba sumamente inútil y desigual, en la que siempre el inocente perdía y el delincuente podía ganar; porque, o confesaba el inocente, y era condenado, o negaba, y después de haber sufrido el tormento que no merecía, sufría una pena extraordinaria que tampoco merecía.

   Esto nos remite a la antigua práctica que el hombre ha sostenido con distintas especies animales ya sea para sobrevivir o para domesticar.

   “Sacrificio” (Enciclopedia Universal Ilustrada, T. 52, p. 1159): Ofrenda a una deidad en señal de homenaje o expiación. // Fig. Acto de abnegación inspirado por la vehemencia del cariño.

   Sacrificio cruento: Inmolación de una víctima ofrecida a la divinidad.

   Sacrificio cruento o con sangre, llámanse aquellos que se ofrecían con efusión de sangre de animales, ya que Dios, como él mismo dice, dio la sangre como medio de expiación. Las víctimas que podían sacrificarse eran solo los animales llamados puros o aptos para los sacrificios, que son los que se indican en el sacrificio de Noé (Gén., 8, 20) y se expresan en el de Abraham (Gén., 15, 9). Estos, a no ser que en casos especiales se determinase otra cosa, podían ser de cualquier sexo o edad, pero solamente de cinco clases o especies, entre otras el buey o vaca o becerro, carnero u oveja o cordero, macho cabrío, cabra o cabrito (…).

   En lo dicho hasta aquí cabe una representación diferente aunque con los mismos fines: el mito cosmogónico náhuatl. Este se refiere a tres creaciones: la del universo, que se realiza en un momento sin tiempo; la creación cíclica de los soles como movimiento alternado de creación y destrucción y, finalmente, la creación del Quinto Sol o Sol de movimiento que da origen al sacrificio humano para garantizar la permanencia del sol y de los dioses protectores de la humanidad. El mito fundador del Quinto Sol asegura un orden social: no se trata solamente de una interpretación del mundo imaginario, sino de “una intervención práctica en el mundo real que hasta cierto punto es controlable por el hombre”.

   También aquí cabe lo sucedido con Ometochtzin, cacique de Texcoco quien en 1539 fue juzgado por la Inquisición por atreverse a postular la posibilidad de que coexistieran varios mundos y que los hombres pudiesen vivir cómodamente entre ellos. Ometochtzin aseveró que:

 Dado que los diversos frailes llevaban vestimentas diferentes, sostenían doctrinas diferentes y realizaban prácticas evangélicas diferentes (cuando ya había iniciado el proceso ya fuese de sincretismo o de resistencia cultural que se afincan en épocas históricas posteriores a la conquista), tal como en el periodo precolombino los diversos pueblos de México tenían diferentes formas de rezar, de vestirse y de hacer sacrificios, no entendía por qué las antiguas prácticas no podían tener asignado un lugar propio, al lado de las múltiples variaciones cristianas.

    Con todo lo anterior, como primer ejemplo, es que estamos viendo una serie de influencias externas, de aculturación propia del hombre inmerso en una sociedad compleja, y la otra que se produce en el contexto de la conquista española. Como resultado de esos dos procesos entre muchos otros, se tiene el hecho de que surge otro estadio social el cual evoluciona, da un paso más allá respecto a la anterior. En este caso puede entenderse que con el padre español y la madre indígena ocurre un maridaje que desde luego no fue movido por otra causa que no fuera la dominación. En la conquista la cruz y la espada fueron los principales instrumentos que se pusieron en práctica para hacer válido ese estado de cosas. Sin embargo la asimilación o mestizaje fueron, entre otros efectos afortunados, parte de ese resultado.

   Me parece que nosotros, los taurinos debemos plantearnos el hecho de encontrar verdaderas razones de peso que justifiquen la presencia no sólo del espectáculo en cuanto tal, sino establecer los parámetros y las razones que permitan defender su pervivencia. Entiendo que “crueldad”, “tortura” o “sacrificio” son, entre otros, un conjunto de hechos consumados cuyo propósito es comprender el dolor que significa la práctica de cualquiera de estos términos y que a nadie parece justo, sobre todo cuando existe de por medio premeditación, alevosía y ventaja. Sin embargo, para explicar la presencia de la tauromaquia en el entorno de nuestro tiempo, debemos apelar a una serie de razones que parten del hecho de que a lo largo de varios siglos se han integrado suficientes condiciones que la validan. Por eso considero necesario hacer este ejercicio para integrarlo en su defensa.

CONTINUARÁ.


[1] Arqueología mexicana. “México en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO”. México, CONACULTA-INAH. Edición especial 39, 90 p. 2011, p. 11.

[2] Op. Cit., p. 15.

[3] El País. Edición mexicana, del 30 de julio de 2011, p. 44. “Los toros, asunto artístico”. Nota de Antonio Lorca.

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EDITORIAL.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

Julia R. Cela[1] plantea que el “siglo XXI será por excelencia el siglo de la sociedad de la información y del conocimiento”, lo que significa etiquetar de manera contundente el que, hasta ahora, es un síntoma preciso que opera tanto en el desarrollo económico de las naciones, como en la afirmación de la personalidad individual. La denominación en cuanto tal surgió hace pocos años y fue el resultado de un vigoroso mecanismo impuesto para bien o para mal, por el desarrollo de la tecnología informática que hoy alcanza dimensiones inimaginables. Todo ello pensado en función del crecimiento que cada estado podría tener, porque significa que en el concierto de las naciones, ninguna escapa a ese proceso; por más desarrollada o subdesarrollada que se encuentre. Desde luego, los modelos o referencias se imponen a partir de planes como el que, en 1993 propuso el vicepresidente de los Estados Unidos y que se conoce como Plan Gore. En su parte sustancial propone:

 La medida más importante de nuestro éxito será nuestra capacidad para marcar diferencias en la vida del pueblo americano, para aprovechar las tecnologías de modo que mejoren la calidad de sus vidas y la fuerza económica de nuestra nación (…) Estamos caminando en una nueva dirección que reconoce el papel trascendental que debe representar la tecnología en la estimulación y el sostenimiento económico de larga duración, que cree puestos de trabajo de elevada cualificación y proteja nuestro entorno.

    Ciencia y tecnología se convierten en paradigma de nuestro tiempo. A lo planteado por Al Gore siguió el Plan Delors con propósitos semejantes, con la diferencia que agregan a su esquema el teletrabajo o educación a distancia, lo que significa por otro lado materializar un escenario ya previsto: realizar actividades que se reducen al espacio doméstico, como complemento del espacio laboral. Ambos no tenían previsto el panorama actual que pesa fundamentalmente en la eurozona, lo que significa no perder la dirección, pero con desviaciones que sólo van a producir retrasos. Si planes como el Gore y Delors no son suficientes, se suma a este propósito el Informe Bangemann, el cual plantea al respecto de las TIC (tecnologías de información y comunicación):

 Es una revolución basada en la información, la cual es en sí misma expresión del conocimiento humano (…). Esta revolución dota a la inteligencia humana de nuevas e ingentes capacidades, y constituye un recurso que altera el modo en que trabajamos y convivimos (…). La educación, la información y la promoción desempeñarán necesariamente un papel fundamental.

    El reflejo de todo lo anterior queda marcado en que a la sociedad de la información ya se integró en un todo la del conocimiento. Pero ambas quedan sujetas a una economía fundada en el conocimiento, lo que significa en el escenario actual un comportamiento inestable, entre repuntes y caídas. Por eso, sorprende que dentro de los postulados, se pretenda pasar de la diseminación a sembrar el conocimiento, lo que representa una labor que debe consolidar o materializarse de manera profunda, debido a que grandes sectores sociales no están utilizando las herramientas con los fines o propósitos planteados entre los grandes planes. De la teoría a la práctica todavía hay un gran abismo. Y en todo caso, lo que pudo haber llegado a plantear Armand Mattelart se enfoca más en un proceso académico. Mattelart ve en la sociedad de la información una forma de liderazgo del desarrollo frente a modelos como los que siguen en países comunistas, de ahí que eso y una dosis de mercado le han permitido establecer tres niveles:

-Los saberes fundamentales;

-Los saberes de los expertos y contraexpertos, y

-Los saberes ordinarios surgidos de los aportes de las experiencias cotidianas vividas.

   Desde 1995 con la propuesta del G-7 acerca de la “sociedad global de la información” se preparó el terreno para un nuevo panorama de operaciones que, en principio se impondría como el mecanismo apropiado para este mundo globalizado. Surgió a la par una especie de adversario: la sociedad civil global. Por tanto, la internet se volvió una especie de panacea que si bien ha funcionado en forma desproporcionada, fuera de control, el hecho es que firmas como las de la “Carta sobre la sociedad global de la información” implican la defensa de la propiedad intelectual, la lucha contra la piratería y el terrorismo del ciberespacio como una manera de encontrar el equilibrio.

   Me parece que el fenómeno de los “indignados” es una muestra clara de articulaciones no previstas en el uso de estos servicios, siendo este uno de los grandes pasos que se perciben en la sociedad de la información en España, lo cual no fue incluido por la autora, al tratarse de un texto elaborado en 2005 y que siete años después manifiesta otras reacciones.

   Hasta antes de esta nueva condición, en España se entendía que para alcanzar el grado de eficiencia en las TIC aquí planteadas, era y es conveniente contar con usuarios efectivos y potenciales en estas tecnologías. Usuario es aquella persona o entidad que accede a los contenidos que les proporciona la sociedad de la información, a través de los medios técnicos que posibilitan su acceso. Y eso nos queda claro a todos. Que ese propósito haya sido rebasado es otra realidad. Es importante saber que entre los parámetros que analiza la autora se encuentran variables como la edad, sexo, clase social, nivel cultural, lugar de acceso y servicios utilizados de lo que resulta en un balance que el usuario medio español introducido en estas condiciones es: un varón que vive en una ciudad, de una edad comprendida entre los 25 y 34 años, con estudios superiores y de clase media. No olvidar que otros usuarios son las administraciones públicas que, en buena medida aquí y allá, han supeditado el proceso de buena parte de sus trámites vía Internet.

   Es cierto que información y conocimiento seguirán su curso. Lo que es impredecible, por ahora, es la manera en que se comportarán estas y otras sociedades en unos cuantos años más.

Disponible febrero 19, 2012 en:

http://www.altoromexico.com/2010/index.php?acc=noticiad&id=11198

   Todo lo anterior viene a colación luego de que el 5 de febrero pasado, la plaza de toros “México” fue el escenario para la presentación en sociedad del proyecto denominado “juventudEsTOROS”, del que es su responsable Adriana Sánchez Vargas, joven y entusiasta aficionada a los toros y a quien supongo totalmente enterada, entre otras cosas, de las bondades que hoy están ofreciendo las TIC, como el medio y el recurso para acceder a la tecnología digital y a través de esta, acumular conocimiento, comunicarse con el resto del mundo, ya no sólo a través del correo electrónico. También por facebook y twitter. Adriana ha puesto el empeño de que a través de “juventudEsTOROS” se reivindique entre las juventudes el aprecio hacia la tauromaquia, un aprecio que significa entenderla en todas sus dimensiones y sus misterios. En todo lo que tenga que ver con el conflicto de su denominación de origen, mismo que proviene varios milenios atrás. Por consiguiente, carga esta expresión con una serie de elementos que la convierten hoy día en blanco de duras críticas y cuestionamientos, sobre todo por dos fuertes razones:

-Una que tiene que ver con el hecho de un desprestigio ocasionado, en buena medida, por los responsables principales, llámese empresarios, ganaderos, toreros, prensa (donde por supuesto no todos son culpables), pero un buen sector de dichos estamentos, mismo que detenta el control del espectáculo no les queda claro –o no quieren ver esa claridad-, de que queriendo seguir haciendo las cosas a “su manera”, seguirá produciendo internamente un daño irreversible.

-La otra tiene que ver con la embestida de los contrarios. Cada vez se organizan y articulan mejor y van vertebrándose en auténticos muros que levantan alrededor del territorio taurino, al punto de que lo tienen perfectamente vigilado. De ahí que sigan logrando avances significativos en su propósito de oponerse a su permanencia, invocando para ello la tortura como la expresión desmesurada que se utiliza en la representación de la tauromaquia en su conjunto.

   Por estas y otras razones, son los jóvenes quienes deben enterarse o informarse a través de mecanismos o propuestas como “juventudEsTOROS”. ¿Qué apenas está naciendo? ¿Es ese acaso su mayor pecado? Yo no lo creo. En todo caso, es momento de apoyar iniciativas de esta magnitud, cuyo radio de influencia también comprende a los niños. Son ellos –niños y jóvenes- la única garantía de permanencia de un espectáculo cada vez más amenazado de desaparecer, cada vez más sometido a crisis que se producen por ignorar que hay un cliente que busca calidad y no la encuentra. Por eso, el “cliente” o, para decirlo mejor, el “aficionado” decide no pagar si no se le ofrece de antemano una calidad. Por eso hoy día, el común denominador es que las plazas de toros permanezcan semivacías, y esa es una muy mala señal, pues con ello hay una simple razón de fondo para explicar que no tiene sentido seguir apoyando o impulsando un espectáculo “decadente”.

   Por todo lo anterior, me parece oportuno el planteamiento de que desde la perspectiva de las juventudes, se entienda que existen

 -Los saberes fundamentales;

-Los saberes de los expertos y contraexpertos, y

-Los saberes ordinarios surgidos de los aportes de las experiencias cotidianas vividas.

 Así que, si la tarea ya ha sido dada a conocer en un proyecto de ambiciosas proporciones, es conveniente apoyar y orientar a los niños y a los jóvenes con una iniciativa que surge en un buen momento para fortalecer, entre quienes estén interesados no sólo en participar. También en aprender.

   ¡Paso a “juventudEsTOROS!” y suerte a “juventudEsTOROS”.

 20 de febrero de 2012.


[1] Julia R. Cela: “Sociedad del conocimiento y sociedad global de la información: Implantación y desarrollo en España”. En: Documentación de las Ciencias de la Información. Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2005. Vol. 28 (pp. 147-158).

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ILUSTRADOR TAURINO. PARTE XVI.

RIQUEZA EXCEPCIONAL QUE TUVO Y CONTUVO EL ESPECTÁCULO DURANTE TODO EL SIGLO XIX.

 POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

    He anotado en otras participaciones largas listas de lo que significaron jornadas llenas de intensa demostración, variadas unas de otras, lo cual se retrató fielmente en las costumbres, creadas como vivo reflejo del palpitar del ser mexicano, sin deslindarse de la base depositada por quienes ahora van a mostrarse favorables a la reacción castiza (la española), que aquí fue traducida en la reacción mestiza o criollista.

   El toreo hasta antes de «Pepe-Hillo», «Costillares» y Pedro Romero se sustentaba de nobles caballeros y burgueses gentil hombres. Fueron los tiempos del toreo a caballo, ejercicio legitimado durante varios siglos e incluso apoyado por casas reinantes. Hacia el 1700 los Borbones asumieron el poder; franceses de origen cuya idiosincrasia no casaba con la raigambre del pueblo español.

Zarzo de banderillas a la antigua.

    Ante la indiferencia del rey Felipe V y de todos los que se hicieron condescendientes a su espíritu, devino el toreo de a pie por lo que la base popular se apoderó del terreno e hizo suyo el espectáculo desarrollándose en sus primeros tiempos como algo primitivo y anárquico. De este comportamiento hizo eco la Nueva España, caldo de cultivo que ya había experimentado en acciones aisladas estos ejercicios, actuando muchos de a pie en el papel de pajes o capeadores, e inclusive participando solos al amparo de algún engaño o por la simple agilidad de sus piernas y brazos. Tal circunstancia fue común en el virreinato, aunque por la poca importancia concedida al toreo novohispano, se ha dicho apenas algo que autores como Nicolás Rangel, Heriberto Lanfranchi o Benjamín Flores Hernández se han ocupado en investigar. De ahí que reconozcamos sus trabajos.

   Sin embargo -llegamos al punto central de atención- poco se ha dicho del andar casi paralelo habido entre las Españas, puesto que en ambas partes ocurría con casi idéntico comportamiento aquel síntoma, con diferencias solo marcadas por la forma de representarse; sentimientos distintos que brotaban de una misma fuente. Dos lugares dominados por igual devenir, aunque en el particular caso americano creo que tuvo mucho que ver aquello tan sentenciado pero en forma inversa por ilustrados como Buffon, Raynal o de Pauw (quienes demeritaban totalmente las facultades de todo tipo -incluyendo las de carácter sexual- de los americanos). La navegación también influyó de modo definitivo, vaso comunicante que permitió en medio de intensa comunicación, el acceso de estilos cotidianos españoles que aquí se hicieron profundamente americanos. El perfil de aquel toreo dejó mostrar la identidad nacional de que fue permeándose todo el ambiente, puesto que buscaban una propia autenticidad sin desintegrar lo recibido, que en todo caso pasaba por procesos de modificación y adaptación hacia lo mexicano.

Representación de un rejoneador a principios del siglo XVIII en la Nueva España.

    Todo el conjunto de opiniones lo expreso así, luego de la lectura al libro DEL TOREO DE LAS LUCES AL TOREO DE LAS INDIAS de Carlos Villalba,[1] el cual da pie a una especie de reivindicación sobre el toreo de este lado del Atlántico, y no necesariamente por ser chauvinistas empedernidos o defensores a ultranza de lo que es la historia americana, como historia taurina en cuanto tal.

   Por otro lado caigo en terreno propicio de mayor análisis al refugiarme en la historia de las mentalidades, aquella que además de conocer los hechos, quiere conocer a sus actores, inquiriendo el cómo percibieron lo que hicieron; de que manera entendieron su mundo, y cómo esa preocupación influyó sobre sus comportamientos, ya estimulándolos, ya inhibiéndolos.

   Por lo tanto es la práctica de la historia de las mentalidades el medio de entender la representación mental ligada con el comportamiento práctico (teoría y praxis).

   Dos párrafos entresacados del libro de Villalba son la impronta a un análisis más detenido para nueva colaboración. Mientras tanto, aquí van esas opiniones.

 En España, desde que la Fiesta de Toros se convierte en Espectáculo Taurino; desde que se consuma la separación entre el público y los protagonistas; desde que la muchedumbre es reducida a su exilio de las andanadas, el toro está en el ruedo. Lo cual ha expresado José Ortega y Gasset de este modo: «…en la cuarta década del siglo XVIII aparecen las primeras ‘cuadrillas’ organizadas, que reciben el toro del toril y cumpliendo ritos ordenados y cada día más precisos, lo devuelven a los corrales muerto `en forma’.

 De este lado del Atlántico, en esta parte de América atada con guioncito como con cadena, el toro no está en el ruedo, el toro está en el tendido. Y en tanto que a ras del suelo, sobre la arena, los matadores lidian los ejemplares de su lote, el toro de la fiesta se mueve en lo alto de los andamios, quemándose desordenadamente, entre espectadores distraídos, que a ratos cantan y bailan y ríen a carcajadas; entre bebedores de cerveza y aguardiente y vendedores de maní, tostones, chocolates y pistachos. Mientras transcurre la corrida, un júbilo travieso y pertinaz compite con ella. Siempre hay una alternativa para conjurar la severidad.

    El toreo pues encuentra una codificación que son las Tauromaquias aunque esto proyectado a los tendidos, alcanza otras dimensiones.

SABIOS DEL TOREO_06.01.2012_PERROS DE PRESA

    Si bien, tres siglos de dependencia colonial definieron un esquema sobrepuesto en las culturas antiguas (lo que llamo «yuxtaposición»), y que luego maduró y asimiló expresiones bajo comportamientos eclécticos en un permanente corresponder, por otro lado fue una actitud la asumida por el ser mexicano, cuya raíz no negaba y asimismo exaltaba ya. Pero el término de lo español impuesto en gran medida por la vía de la conquista y su dominación en combinación con valores religiosos muy fuertes, influyó enormemente en ese mismo ser, cuyo «no ser» aún se debatía en la dura búsqueda y definición alcanzada con cierta madurez para cuando la independencia se arrojó recuperando valores perdidos.

 El hombre de la sometida región se pregunta sobre ésta su marginada identidad frente a la de su marginador para afirmar su humanidad. [Leopoldo Zea].

    Y si se piensa que «Europa ha abandonado el enfoque colonial, mediante el cual imponía su identidad a los otros, a los marginados, a los colonizados», esto ha ocurrido solo de manera relativa. En el toreo los comportamientos serán disínvolos puesto que corre por las venas una fuerte influencia hispana aquí alterada -que no modificada-

por los mexicanos, cuyo afán fue darle al espectáculo giros distintos, sentidos que no perdieron su fondo pero sí su forma.

   Tal nos lo muestra la fuente de Acámbaro, trabajo de pleno siglo XVII donde son notorios los intentos de la participación a que se obligó seguramente parte del pueblo que ya se sentía integrante de una diversión no solo privativa de los nobles y burgueses. Si ese conjunto de personas lo lograba, porqué otros no lo iban a hacer. Otros casos dispersos de personajes populares los registra la historia como justificante de aquellas jornadas que son aún más claras en el biombo (anónimo) que recoge la recepción hecha al virrey Duque de Alburquerque el año 1702. La escena principal es la taurina, caballeros con la cruz de Calatrava se recrean alanceando un toro en terrenos de un primitivo castillo en Chapultepec, sitio de descanso y entretenimiento destinado a los representantes del Rey. En torno a 4 caballeros se alistan 8 pajes o lanceadores haciendo las veces de apoyo a sus señores en el caso de un lance comprometido. Más allá, indios con plumaje característico de culturas colapsadas en pleno «Tocotín» y junto a ellos, 4 músicos, criollos seguramente, interpretando melodías acordes al momento. El biombo en cuestión contiene representación e identidad paralela. Por un lado, toda la imagen del poder e influencia por parte de esa cultura europea en Nueva España enfrentada con los mínimos exponentes de lo indígena. Más allá las muestras del intercambio de ambas concepciones cuyos derivados en permanente mezcla también de otras influencias, da como resultado la presencia de castas. Personajes casi réplica de un «Rey Sol», aparecen con otros tantos nobles y en otros sitios diversidad de gentes en búsqueda por dejarnos su decir cotidiano, comiendo y bebiendo, amén de divertirse en otros menesteres.

   Creo que el toreo se significó al paso de los tiempos en un cada vez más importante aspecto que era posible estimar no solo adueñado de un pequeño grupo o élite. Se permitía la fiesta torera la libertad de incorporar otros tantos actores, enriqueciendo su fuente con aspectos de suyo curiosos, los cuales, a la larga comenzarían a definir el palpitar de este espectáculo cada vez más sometido a expresiones ajenas al influjo español; dejándose crecer por las experiencias campiranas, y por el múltiple afán de invenciones. Estas, gozaban del privilegio de mostrarse continuamente modificadas y enriquecidas por distintos hombres en otras tantas épocas, las cuales dejan ver un toreo propiamente mexicano, adoptando como base de sus principios un esquema que veladamente es el español, y del cual, por separarse tanto de él en tiempos de liberación e independencia, se quedaron con lo que fue la última muestra hasta antes de 1821. Digo «veladamente español» por razones de que la expresión nuestra iba apoderándose del escenario pero sin ignorar lo que la española aportaba o apoyaba a lo realizado por figuras mexicanas. La llegada de Bernardo Gaviño en 1835 trajo una recuperación de aquello técnicamente débil, pero de nuevo con posibilidades de apoyo muy importantes, las cuales ya no desaparecerán. Con todo y que Gaviño impuso un papel jerárquico durante mucho tiempo, fue él quien dominó el panorama, aunque también ocurrió lo que siempre he manejado: terminó mestizándose, terminó siendo una pieza del ser mestizo, asimilando la concepción taurina mexicana, sin perder el sustento técnico de que venía formado su esquema como español.


[1] Carlos Villalba: Del toreo de las luces al toreo de las Indias. Caracas, Venezuela, Monte Ávila Editores, 1992.107 p.

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EFEMÉRIDES TAURINAS DEL SIGLO XX.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

    Por estos días realizo actividades donde el baúl de los recuerdos me ha permitido revisar y auto revisar materiales que escribí justo hace 32 años. Por tanto, me parece oportuno traer hasta aquí una crónica mecanuscrita que, en términos generales es muy mala (lo reconozco… Así escribía…). Y precisamente, con esa etiqueta de “Así escribía…” quisiera compartir con ustedes la manera en cómo pensaba y escribía este humilde servidor, ahora que se trata de evocar una efeméride, ocurrida precisamente la tarde del 10 de febrero de 1980, misma que sucedió en la plaza de toros “México”.

Entre mis anhelos, los de un joven entusiasta, sin mayor idea que su afición, alimentada esta por intensas lecturas de algunos escritores que marcaron ruta como: Gregorio Corrochano, Rafael Solana, Carlos Septién, José Alameda, Vicente Zabala o José Miñón Toriles… Entonces, mi mayor deseo era convertirme en heredero de alguno de esos estilos. El hecho es que influyeron, me permitieron seguirlos leyendo, e incluso cuestionando, y de todo eso ya han pasado más de 30 años…

Finalmente incluyo estas notas manuscritas que develan la arriesgada postura de firmar algunos escritos con el primer seudónimo que quise ostentar: Curro verdades.[1]

   Es cierto, me avergüenza un poco… o un mucho compartir estos apuntes de juventud, con toda la inexperiencia a flor de piel, mal escritos, con una sintaxis y una redacción que muestran el pésimo estilo, la indecorosa forma de plasmar ideas que con los años se han pulido. Así como “la juventud se quita con los años”, así también hace muy poco, leía la declaración de un joven escritor que decía: “La juventud no es algo crónico, se va pasando” (esto lo dijo Juan Soto Ivars).

   Y sólo, a fuerza de escribir diario, de leer las más lecturas que sean posibles, no sólo taurinas. Caben aquí las de otros asuntos y géneros, han permitido mejorar un poco más mi estilo y mi forma de pensar. Entre este 2012 y 1980 media un abismo importante que espero, amables lectores, sepan valorar en su justa dimensión.


[1] José Francisco Coello Ugalde: CRÓNICAS TAURINAS. Trabajo mecanuscrito elaborado entre 1979 y 1980. Encuadernado. 2 Vols., Vol. 2., p. 612-622.

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