Archivo mensual: enero 2024

CARTA ABIERTA AL LIC. JORGE GAVIÑO AMBRIZ…

         Detrás de la gran piedra y del patio, está el mundo en que habito. Siempre vengo a esta parte del jardín por algo que no puedo explicar claramente, aunque lo comprendo.

            Palabras de un joven que lo estaba aprendiendo todo. José Agustín, De Perfil, In memorian.

Me dirijo a usted para expresarle mi más profunda decepción, ya que en estos días, y aprovechando el oportunismo de que hacen gracia muchos políticos, llegado el momento de aprovechar posicionamientos, ha puesto en marcha “un amparo contra el regreso de las corridas de toros en Ciudad de México, donde a partir del domingo 28 de enero de 2024 se reactivará las actividades en la Plaza México tras una suspensión judicial.

   “Estamos pidiendo medidas cautelares de suspensión provisional y también de suspensión definitiva (…) tenemos mucha confianza en los tribunales de amparo y vamos a esperar que el derecho de los animales sea respetado”, señaló el diputado Jorge Gaviño Ambriz, coordinador de la Asociación Parlamentaria Izquierda Liberal en el Congreso de la Ciudad de México y encargado de tramitar el amparo” (de acuerdo a la nota que proviene del portal ARISTEGUI NOTICIAS. DESDE CUALQUIER MEDIO, PERIODISMO EN LIBERTAD.

   Aquí tal cual el testimonio periodístico:

   La Asociación Parlamentaria Izquierda Liberal y la agrupación ‘Todas y Todos por Amor a los Toros’ presentaron este viernes un amparo contra el regreso de las corridas de toros en Ciudad de México, donde el domingo se reactivará la Plaza México tras una suspensión judicial.

   “Estamos pidiendo medidas cautelares de suspensión provisional y también de suspensión definitiva (…) tenemos mucha confianza en los tribunales de amparo y vamos a esperar que el derecho de los animales sea respetado”, señaló el diputado Jorge Gaviño Ambriz, coordinador de la Asociación Parlamentaria Izquierda Liberal en el Congreso de la Ciudad de México y encargado de tramitar el amparo.

   El legislador presentó el amparo ante el Poder Judicial de la Federación, previo a la primera corrida de toros que realizará en la Plaza México de la capital, donde estaban suspendidas desde mayo de 2022 por una orden judicial.

   El 6 de diciembre una resolución de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) desechó el amparo que impedía las corridas de toros en la plaza, considerada la más grande del mundo.

Durante el tiempo en que no hubo corridas de toros en la Plaza México el recinto se utilizó para otros eventos artísticos, como conciertos.

Ahora, tras la resolución de SCJN, activistas se han manifestado en contra de que se reactive la llamada ‘fiesta brava’ en la capital del país, done el domingo habrá una protesta.

   Al respecto, Gaviño Ambriz dijo que pedirá a la Corte que se pronuncie “de fondo, es decir, ¿es legal o no sacrificar un animal en un espectáculo público? Porque la Constitución dice que no”, argumentó.

Recordó que en México en varios estados las corridas de toros están prohibidas tras reformas legales.

“Nosotros logramos suspenderlo con una asociación civil defensora de los animales también. Yo espero que ahora logremos también lo propio y en definitiva lo vamos a lograr, tarde que temprano”, señaló.

Finalmente, dijo que los toros tienen los mismos derechos que otros animales.

Son seres sintientes, tienen derecho” y afirmó que la Constitución mexicana “no dice en ninguna parte que deba haber excepciones de los animales, entonces, hacia eso vamos”, enfatizó.

El próximo domingo se correrá la primera de nueve corridas que están programadas en el serial de la Plaza México. (EFE)

Disponible en internet enero 27, 2024 en:

https://aristeguinoticias.com/2601/mexico/diputados-y-asociaciones-civiles-presentan-amparo-contra-el-regreso-de-corridas-de-toros-en-cdmx/)

   Y siguió usted diciendo: “…que pedirá a la Corte que se pronuncie “de fondo, es decir, ¿es legal o no sacrificar un animal en un espectáculo público? Porque la Constitución dice que no”, argumentó.

   Recordó que en México en varios estados las corridas de toros están prohibidas tras reformas legales.

   “Nosotros logramos suspenderlo con una asociación civil defensora de los animales también. Yo espero que ahora logremos también lo propio y en definitiva lo vamos a lograr, tarde que temprano”, señaló.

   Finalmente, dijo que los toros tienen los mismos derechos que otros animales. “Son seres sintientes, tienen derecho” y afirmó que la Constitución mexicana “no dice en ninguna parte que deba haber excepciones de los animales, entonces, hacia eso vamos”, enfatizó.

   Hace poco más de 15 años, terminaba una seria investigación sobre su antepasado, el torero gaditano Bernardo Gaviño y Rueda (1812-1886). Sabiendo que había ingresado y es miembro actual de la Sociedad Mexicana de Geografía e Historia (SMGE, por sus siglas) (sección Historia), con el discurso “Semblanza de un torero en el siglo XIX” (Trabajo Académico Recepcional en la Academia Mexicana de Geografía y Estadística (Sección Historia), México, 1996), me acerqué a usted, con objeto de solicitarle un texto para el libro que refiero, el cual se encaminaba para ser publicado. Y estas son las palabras, sin una coma ni un punto de más ni de menos que usted escribió:

PRÓLOGO

   Escribir un libro de historia de México no es tarea fácil de realizar, pero redactar un libro de historia taurina, es una labor más complicada de llevar a cabo, porque se requiere de un alto grado de concreción para poder analizar con objetividad lo que ha sido el toreo. Éste se encuentra íntimamente relacionado a las raíces más profundas de la cultura nacional, ya que está en el arte, la moral, las tradiciones… que son parte de nosotros mismos, se encuentra inmerso en nuestro ser colectivo, es fundamento de nuestras bases. El toreo ahí está: como arte o como barbarie; como valor o cobardía; como conquista simbólica o salvajismo; como color, luz, temple o como muerte, desilusión, tragedia.

   Darse a la tarea de replantear a un personaje histórico del mundo taurino como Bernardo Gaviño y Rueda, es un reto de enormes dimensiones, ese es el objetivo primordial que persigue José Francisco Coello Ugalde, maestro en Historia de México, quien nos entrega un libro basto en reseñas, un gran contenido de datos así como anécdotas acerca del torero y su circunstancia, pero más aún, asume la tarea titánica de revalorar la figura del matador ante la historia, lo que hace a este libro ser único en su género.

   Resulta muy acertada la afirmación de que: “los toreros responden a su época”, Bernardo Gaviño y Rueda, para nada es la excepción, nace en un lugar y en un momento significativo para la historia de España y sus colonias (20 de agosto de 1812 en Puerto Real, Cádiz, España), el mismo año en que se legislara la famosa Constitución de 1812.

   Una era la fiesta de los toros, antes de Bernardo Gaviño y muy otra después de sus legados, porque el toreo se había caracterizado por la actuación a caballo con la finalidad de acosar, derribar al toro y darle muerte con un puñal. También se le cazaba, “agitando en el aire las reatas corredizas que unos de sus perseguidores arrojaba sobre las astas y otro hacia las patas, de tal forma que amarrando los extremos de la cuerda a la silla, el burel podía ser conducido al sitio que se quisiera”.

   Un punto interesante del libro en cuestión es la referencia que hace el autor de esas prácticas taurinas que el paso del tiempo dejó en el olvido.

   Bernardo Gaviño y Rueda enfrenta su vocación taurina desde su infancia, se relacionó con los toros en un matadero y sus juegos siempre estaban referidos con el mundo taurino, a los 19 años ya era un diestro en el toreo y se embarca rumbo a América en busca de fortuna y fama. El autor menciona que en 1835 Gaviño arriba a México después de una estancia en Montevideo y La Habana en donde tuvo algunas tardes taurinas.

   En México el matador enfrenta una sociedad llena de problemas. Los centralistas y conservadores se consideraban triunfantes, estaban decididos a terminar con las Reformas de Gómez Farías. Este grupo se oponía abiertamente al federalismo, por ese motivo promovieron que se expidieran las bases Constitucionales estableciendo un Sistema Centralista. Al año de su arribo a México, le tocó a Gaviño ser testigo de la expedición de las Siete Leyes Constitucionales que reafirmaron el Sistema Centralista, dividiendo al poder en Ejecutivo, Legislativo, Judicial y un Supremo Poder Conservador.

   Hay un dato interesante en la vida taurina del matador: es quizá el torero que más corridas tuvo ante Presidentes de la República, sin embargo, el torero sólo hizo un compromiso: con el arte taurino

   Mientras Gaviño toreaba en diversos puntos de la geografía nacional, el problema con Texas se había agravado, las arcas del Gobierno se encontraban vacías, no se contaba ni con lo suficiente para pagar los sueldos de la burocracia, mucho menos para hacer los gastos de una guerra tan lejos del centro, propiciando una suspensión de pagos de la deuda internacional.

   En materia taurina el año de 1835, fue importante porque se sustituyó “La Plaza de los Boliches”, por la de “San Pablo” en el sureste de la ciudad, reconocida por propios y extraños por su belleza arquitectónica.

   Después de leer las puntuales y apasionadas crónicas que el Ing. Francisco Coello Ugalde nos relata de la época no es difícil de imaginar a Bernardo Gaviño en esa plaza ataviado con un terno azul y plata decorado con monedas de oro, a todo lujo (se calcula que esos trajes de luces llegaban a costar 500 duros) enfrentando a una bestia después de haber pasado por la suerte de varas y haber sido castigado con banderillas de todos los colores que se movían desordenadamente cada vez que el torero, inmóvil, con los pies juntos, como si estuviera hecho de una sola pieza, lo hacía pasar una y otra vez, en una lucha de igual a igual, en la que Bernardo vence al miedo para dominar al animal, pero no se trata de controlarlo por la fuerza, se requiere que ponga todos sus conocimientos acumulados desde su más tierna infancia en la madre patria, para entender la raza y el instinto de la bestia, para dominarlo de manera artística, para ir preparando con maestría su muerte. El público lo intuye, lo va sintiendo en lo más profundo, le hace dos o tres engaños, hasta que considera estar listo para el momento crucial… el público calla, espera, el toro se va con el engaño con toda la fuerza de su peso, mientras que el torero a su vez también se lanza con la espada por delante, con el tiempo justo, para salir de la suerte, logrando una estocada a la española, que fue lo que le dio fama en el México del siglo XIX.

   El toro no ajusta a dar algunos pasos firmes, trastabilla como un coloso herido de muerte, cae pesadamente con una hemorragia en el hocico, que mancha la fina arena, apareciéndole un rictus de muerte… un estruendoso alarido cimbra a la plaza. El torero camina hacia el centro del redondel con gallardía, hasta quedar parado muy firme en sus pies juntos, con el cuerpo arqueado y con la cabeza en alto, buscando en el público lo que ya sabe, la aprobación de su actuación… la ovación se repite, un grupo de aficionados se lanza al ruedo para tomar a Gaviño en hombros y sacarlo de esa manera por la puerta principal. La ovación… sigue… sigue.

   En resumen, en el libro de Francisco Coello se demuestra que Bernardo era un extraordinario torero que como nadie aprendió a conocer al toro nacional, logró comprender profundamente al público local, que quería ver a la nueva escuela del toreo mexicano. Para esto se requería una figura que pudiera hacer la síntesis de la escuela del toreo español con la escuela del toreo mexicano “Ese es el principal legado de Bernardo”.

   El autor aporta una serie de datos que permiten dimensionar el tamaño de la estatura taurina del matador, que resultan aleccionadores: durante su vida taurina mató 2,756 toros y se dice que nunca dio más de 3 estocadas. En sus mejores momentos llegó a cobrar hasta 100 pesos oro por corrida. Fue protector y maestro de Ponciano Díaz. Quizá es uno de los toreros con más larga vida taurina, pisó plazas en España, Uruguay, Cuba, en diversos puntos de la República Mexicana y en el Perú, alternó con los más importantes toreros de su época como fueron: los hermanos Ávila, Andrés Chávez, José María Vázquez, Toribio Peralta, Fernando Hernández, Ignacio Gadea, Mariano González, Lino Zamora, Jesús Villegas, Dionisio Vela, Juan Núñez, Refugio Sánchez, Rafael Corona y Abraham Parra.

   En la obra de José Francisco Coello Ugalde, se describe la recia personalidad del torero, integrada por varias facetas que le permitían moverse en la sociedad de la época; era capaz de relacionarse por igual con el encumbrado o con el más humilde, con una admirable capacidad para inspirar a otros, de ahí que se le pueda encontrar en novelas, poesía o epístolas de ese momento. También supo ser un maestro que no tuvo egoísmos para brindar sus enseñanzas, un hombre que podía vibrar con pasión ante un toro y a la vez tener la paciencia de un ganadero. El mundo femenino no le guardaba secretos, porque sabía de amores. Uno de los aspectos más admirables de su manera de ser fue su capacidad de adaptarse al México del siglo XIX, donde imperaba una fobia por lo español y una tendencia xenofóbica, situación en contra en la que el torero supo incorporarse perfectamente. También existen elementos que comprueban su actuación en representaciones teatrales. En resumen, los de su época dijeron que era: “dicharachero, fantasista y embromador”, que “ganaba y gastaba largo”… Parecería que su vida se realizó en el marco de una aventura o de un sueño; de un rebelde dispuesto a romper con las imposiciones de la Sociedad. Paradójicamente entendía plenamente el poder y el uso efectivo del mismo, además podía ser diplomático cuando la circunstancia se lo requería. Por otro lado, pudo tener el orden necesario para hacer empresa taurina, durante un buen tiempo, lo que le significó importantes ganancias, sumado a lo que llegó a obtener como uno de los toreros mejor pagados de la época. Sin embargo muere en la más lastimosa de las pobrezas, ¡por su última corrida cobró 30 pesos!  En su velorio se requirió la cooperación de sus vecinos para poder prenderle algunos cirios.

   Juan Belmonte decía: “que para ser torero se requiere tener pasión y amor de enamorado”, Bernardo Gaviño la tenía de sobra.

   Quizá el relato más conmovedor de esta obra es la narración de la última corrida de Bernardo Gaviño en donde sufre una cornada que días después ocasionaría su deceso. Mientras esto sucedía, en Palacio Nacional ya mandaba el General Porfirio Díaz y lo seguiría haciendo hasta el año de 1911. El México del Porfiriato despedía al matador, al que sin temor a equivocarme califico como el “Padre del Toreo en México”.

   No tengo ningún recato en recomendar la obra de José Francisco Coello Ugalde, por dos motivos: el autor de este libro es un enamorado del mundo taurino como lo fueron Bernardo Gaviño y Juan Belmonte en su momento. También son amplios sus conocimientos sobre música taurina, es un conocedor a detalle de todos los recovecos de la lidia, es magnífico difusor de la tauromaquia, tanto en la prensa escrita como en la radio y en la televisión. Por otro lado, logra revalorar con creces la figura del matador, sin dejar por esto de hacer una narración que permite una ágil lectura, con un relato salpicado de fino humor llevando hasta el detalle mismo de las cosas, enriquecido con una serie de anécdotas, sustentadas en una larga y seria investigación.

JORGE GAVIÑO AMBRÍZ.

Resultado del mismo, fue la edición que presentó en 2012 la Universidad Autónoma de Nuevo León, bajo el título:

Bernardo Gaviño y Rueda: Español que en México hizo del toreo una expresión mestiza durante el siglo XIX. Prólogo: Jorge Gaviño Ambríz. Nuevo León, Universidad Autónoma de Nuevo León, Peña Taurina “El Toreo” y el Centro de Estudios Taurinos de México, A.C. 2012. 453 p. Ils., fots., grabs., grafs., cuadros.

   Aquí la portada de la misma…

…mismos datos que usted puede corroborar en el blog de mi responsabilidad: APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS (https://ahtm.wordpress.com/) en la cejilla “Acerca del Autor. A propósito, al revisar su blog (https://xn--jorgegavio-19a.com/) , no aparece por ningún lado, la referencia curricular que cito sobre usted, aunque sí dos datos interesantes. La frase con que se despliega el blog: “Trabajo para el pueblo, no para el gobierno”. Y el segundo dato, que es integrante de la comunidad masónica. Por lo que escribiré a continuación, no sé en qué medida la traición, el cinismo o la mentira entre los masones deba ser severamente castigada, o habrá reprimendas al respecto, pues en el espejo de sus comportamientos en tanto político, están los que coloquial y popularmente llamamos como “chapulín” y “oportunista” que sabemos muy bien a qué se refieren esos grandes saltos que se dan de un partido a otro, de una corriente o tendencia política a otra y la actitud acomodaticia que debe asumirse para quedar bien y “salir en la foto”. Recuerde muy bien que los silencios y los olvidos, también cuentan en la historia.

   Aprovecho para comentarle que también pertenezco a la misma institución, la célebre SMGE, creada en 1833, en el gobierno del Dr. Valentín Gómez Farías, siendo su primer fundador y director, D. José Justo Gómez de la Cortina, informándole que el 13 de noviembre de 2000, ingresé a la misma presentando el “Discurso historicista y humano de la tauromaquia”. En dicha jornada, se me hizo entrega de un reconocimiento e insignias que hoy conservo como tesoros, a pesar del deterioro que la propia SMGE tuvo hace algunos años por su mal conducción.

   A continuación, doy fe testimonial de lo que he referido:

Discurso historicista y humano de la tauromaquia”. México, Bibliófilos Taurinos de México, A.C., 2001. 21 p. (Colección de Lecturas Taurinas, 54).

   Hoy, año 2024, cuando ya se ha puesto en marcha la gran maquinaria de los festejos de reanudación en la plaza de toros “México”, luego de la suspensión provisional de que fue motivo y causa (con lo que hoy se comprueba que hay “justicia justa” para los toros), lamento decirle que me avergüenza cargar con un “sanbenito” (prenda utilizada originalmente por los penitentes católicos para mostrar público arrepentimiento por sus pecados, y más adelante por la inquisición española para señalar a los condenados por el tribunal por lo que se convirtió en símbolo de la infamia (Wikipedia, dixit). Y digo “cargar” pues su texto, aunque concebido por un descendiente directo de aquel “patriarca del toreo decimonónico”, en este aquí y ahora usted lo desmiente con actos y declaraciones claramente señalados.

   D. Jesús Reyes Heroles decía: “En política, la forma es fondo”, consigna o sentencia que no todo político pone en la teoría. Mucho menos en la práctica.

   Vuelva usted a su despacho, ponga su atención en casos de mayor relevancia (donde “Trabajo para el pueblo, no para el gobierno”), ante los cuales su competencia profesional como egresado de la Facultad de Derecho de la UNAM, así se lo permita a usted… o a mí, que también lo soy, como Maestro en Historia y Doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información por la Facultad de Filosofía y Letras de la misma y prestigiada institución. Ello, le permitirá alcanzar el deber cumplido en el día a día, y no echar más leña al fuego en asuntos donde, como decía mi madre: “Y a ti quien te mete… Juan Copete”.

   O acaso son de los que se empeñan hasta la terquedad, tal cual lo dicen dos sentencias gitanas en decir: “Los besos que yo te di, esos no te los quita nadie…” “O soy agua del río que pa´tras no pueo volver…”

   A continuación, deseo agregar la visión general de uno más de los significados de la tauromaquia en este planeta, por si hay algo más que conocer o aprender.

   Desde el Paleolítico hasta el Antropoceno, el Cromañón, el Homo neanderthalensis y luego, el ya racional homo sapiens, han domesticado plantas y animales, habida cuenta de la presencia de tres revoluciones industriales (la tercera de las cuales viene a mitigar el calentamiento global o cambio climático que provoca, ante el “reloj del fin del mundo” situar a la humanidad a 90 segundos del apocalipsis, siendo esto el peor registro de su historia desde 1947). Después de razonar y entender el comportamiento de la naturaleza, el hombre puso en práctica comunitaria ciclos agrícolas de siembra y cosecha, de pesca o veda, de crianza y selección animal, sabedor de que, bajo ese principio, garantizaba su supervivencia y también de las demás especies.

   A esos ciclos, agregó -con el paso de los siglos- una enorme piedra de toque, el culto, el ritual. En consecuencia, creó las religiones. Para ensalzar a aquellos nuevos dioses, fue necesario el sacrificio animal o humano como ofrenda sagrada en fiesta profana. Si la tauromaquia posee estos dos componentes consubstanciales y vinculantes desde aquellos orígenes suyos, en tanto rito de iniciación palpable. Me refiero a la domesticación y a la materialización de un ritual de sacrificio y muerte que se da y se ve, se siente y se percibe con toda su realidad en esa puesta en escena que llamamos “corrida de toros”, no entenderemos los misterios que sigue ocultando la noche de los tiempos. Que los siglos, nuevas generaciones, mescolanzas, maridajes, sincretismos o mestizajes culturales le hayan dado esa textura que hoy conserva, no es sino el resultado y aporte a este espectáculo, tratando de no hacerlo cruento sino intenso, bello, efímero e imperecedero. He ahí un ritual intocado, que aún, el velo o la niebla de la “gran tumba de la noche”, impedirá a muchos comprender lo que ha sido, entre otras muchas cosas, la humanidad toda. Ya lo decía el reconocido historiador Edmundo O´Gorman: “El pasado nos constituye”. O más aún, lo que Gustav Malher, gran compositor austríaco afirmaba al decir: “La sinfonía es como el universo… Porque lo comprende todo”.

   Cabe recordar lo siguiente:

   Nosotros taurinos, fundados en el derecho de la libertad, manifestamos que el patrimonio cultural de la tauromaquia, es una expresión que se integró a la vida cotidiana de nuestro país, alcanzando cerca de 500 años de convivir entre nosotros.

   A lo largo de casi cinco siglos, es y ha sido parte de la cultura popular, y de que siendo resultado de un evidente mestizaje entre dos culturas –europea y precolombina-, ha conseguido integrarse en diversas poblaciones de nuestro territorio, maridaje que está vivo hasta nuestros días.

   Su presencia ha permitido crear entornos naturales, como la ganadería cuyo sustento hoy día es la ecología y la biodiversidad. Que solo en ese rubro, es fuente de trabajo para unas 60 mil personas, entre otros aspectos que redundan en una derrama económica favorable, sin dejar de mencionar otro sinnúmero de asuntos que favorecen la dinámica en este patrimonio.

   De someter al espectáculo taurino en todas sus representaciones a una consulta popular, ello vulnera en principio, lo establecido por la Convención para la salvaguarda del patrimonio cultural, documento que emitió la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas), el 17 de octubre de 2003, mismo que plantea lo siguiente:

a) la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial;

b) el respeto del patrimonio cultural inmaterial de las comunidades, grupos e individuos de que se trate;

c) la sensibilización en el plano local, nacional e internacional a la importancia del patrimonio cultural inmaterial y de su reconocimiento recíproco;

d) la cooperación y asistencia internacionales.

   Por otro lado, e igual de importante es:

-Que el alma de los pueblos que es su cultura, no se prohíbe, se defiende, se conserva y se protege.

-Que ninguna autoridad puede prohibirla válidamente, y mucho menos invocando una legitimidad basada en dudosas consultas.

   Y aún más. Un elemento cultural, incluso por ser minoritario, no puede ser descalificado como tal, ni sometido a voto alguno, pues en ese caso se utilizaría un supuesto proceso democrático como instrumento de censura cultural.

   Por lo tanto, invocando el sentido de madurez, conviene una reflexión donde se imponga un razonable sentido para proteger dicha manifestación cultural, en el entendido de que no es, ni por asomo, cuanto se argumenta en su contra, sino que se constituye y representa como un profundo proceso ritual, de honda tradición milenaria, suma de aportaciones legadas por diversas culturas, las de oriente y occidente. Y que luego, a partir de 1526 se materializan aquí, se integran y se enriquecen con valores y elementos que provienen de una compleja consecuencia, derivada del proceso de conquista, hace ya 500 años.

   Superado el trauma, pero sobre todo asimilada e integrada aquella experiencia, el mestizaje surtió efecto y el toreo, entre otros aspectos fue incorporado y hecho suyo por el espíritu de nuestros pueblos que hasta hoy lo conservan y mantienen como propio.

   Apelamos respetuosamente, con objeto de que, sin necesidad de esa alternativa en la que una simple votación elimine o pueda eliminar una tradición (o si lo dice o no la Constitución); por el simple hecho de respetar la opinión de las mayorías; esto podría sentar un claro precedente donde también otros aspectos de la vida cultural en este país, queden condenados al mismo racero.

   Creemos firmemente que el poder no existe. Se crea.

Ciudad de México, 27 de enero de 2024.

Atentamente

José Francisco Coello Ugalde

Dr. En Bibliotecología y Estudios de la Información

Facultad de Filosofía y Letras

Universidad Nacional Autónoma de México.

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