EFEMÉRIDES TAURINAS NOVOHISPANAS. DE 1779 A 1786.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

1779: Nos dice Heriberto Lanfranchi, que en 1779, tras varios años de ayuno taurino, los aficionados de México lo mitigaron en parte gracias a la iniciativa que tuvo el empresario del teatro principal de la ciudad. En efecto, se le ocurrió a dicho señor que podría cubrir los intermedios de las representaciones con la lidia de toros en el patio del teatro; y así lo hizo, gustando tanto su innovación que tuvo que repetirla varias veces, cada vez con más éxito, hasta que el virrey Bucareli, considerando que se estaban burlando de él, ya que todos los habitantes de la ciudad sabían que no era afecto a la lid de toros, mandó que el teatro fuera clausurado y acabó así con la naciente costumbre.[1]

Los siguientes registros, proceden, como en otras ocasiones de mi trabajo: “Tratado de la poesía mexicana en los toros. Siglos XVI-XXI”, actualmente con un registro de 2000 poemas.

1783

 Descripción de las Fiestas que hicieron los diputados de la ciudad de Tehuacan, en celebridad de la dedicación del templo de Nuestra Señora del Carmen.

Rasgo Épico

Bella escuadra de Moros, y Cristianos

al general concurso iba rigiendo

con las lenguas, los ojos, y las manos,

y el desazón pasado previniendo

del desafío arrogante

ningún oyente se quedó ignorante.

 

Mas que mucho si entonces ya se veía

un pequeño vestigio, un leve rastro

de cómo aquella celestial Poesía,

producción era del insigne Castro,

que de Ángel, mas que de hombre

sobre mil vivas elevaba el nombre.

 

Entretanto el Señor don Joseph Prieto

para las Fiestas Reales, que procura,

examina sujeto por sujeto,

y el acierto entre todos asegura,

ya la noche fallece,

y el concurso con ella desaparece.

 

Pero qué importa si otro nuevo día

en los brazos nació del rubio Apolo,

a dar a Tehuacan más alegría,

que a infelices arenas dio el Pactólo

imágenes funestas,

si bien doradas; vamos a las Fiestas.

 

Se presentó la Plaza guarnecida,

y de nobles Tapices adornada,

sobre un cuadro perfecto constituida,

y a curioso nivel perfeccionada,

tan alegre, tan bella,

que apenas podrá hallarse otra como ella.

 

No por sus galas, no por su grandeza,

ni porque fuese en costos peregrina,

no por su adorno, no por su riqueza;

sino es porque le dio mano divina

por divisa española

gracia especial de ser como ella sola.

 

El Castillo en el medio se miraba

asunto digno de inmortal Poesía,

que en tres cuerpos formales descollaba

dispuestos en perfecta simetría,

de cuyo Arte, y Figura

se hicieron cargo la Poesía, y Pintura.

 

El primer día de Fiestas en media hora

se vió la Plaza tan de gente llena,

que aquel esmero mismo, que la explora

es inquietud, que mas la desordena,

cuyo remedio inicia

valida de las Armas la Justicia.

 

A este tiempo pobladas las Lumbreras

de varias gentes observó el cuidado:

De voces racionales, y parleras

un jardín era, sí, cada Tablado,

que al Cielo comparaba

si no lo que lucía, lo que brillaba.

 

La Nobleza primera no se excusa

de señalar aquel festivo anhelo

con varias galas; mas espera Musa,

que arrastrando tu acento por el suelo,

ya con sonora pompa

viene el Violín, el Pífano, y la Trompa.

 

Abriéronse las Puertas principales

de la Plaza, y a un tiempo entrar en ellas

se vieron en dos Niños especiales

sobre dos Brutos fijas dos Estrellas,

que en el punto que entraron

de Géminis el Signo figuraron.

 

Uno era Pliego Príncipe Cristiano,

adalid de la Noble comitiva,

que venía conduciendo a Don Mariano

de la Vega, en acción la más festiva,

de Músicos, y Criados

igualmente vestidos, y adornados.

 

El otro Prieto fue Príncipe Moro

de Don Joseph Mateos también seguido

para el efecto mismo, que un Tesoro

(sin ponderarlo) traía en el Vestido,

honrando a sus Blasones

criados cautivos, Músicos Ariones.[2]

 

Con un vestido verde se presenta

de Terciopelo guarnecido de Oro

el partidor Cristiano, a quien intenta

en Arte y Galas exceder el Moro;

pero no lo consigue,

que la conducta igual en los dos sigue.

 

En los cuatro Caballos mil primores

todos admiran de una y otra parte,

y a no diferenciarse en los colores,

decir pudieran que eran los de Marte:

Tal era su viveza,

su hermosura, su gala, su destreza.

 

Tomó cada uno el puesto señalado,

y en esta forma se ordenó el paseo,

pareciendo que hacía uno, y otro lado

iba marchando el Délfico Muséo,

el que siendo concluido

nuevos asuntos emprendió el sentido.

 

Con diestro impulso de sagrada Mano,

llevándose tras si los corazones,

parten la Plaza el Moro, y el Cristiano,

mejor dijera, dos exhalaciones,

que al uno, y otro Bando

no partiendo iban ya, sino volando.

 

Bellas tropas de Moros, y Cristianos

se presentaron en las cuatro esquinas,

que de manera mil corriendo ufanos

las ideas practicaron peregrinas,

que al estruendo de Marte

había curioso prevenido el Arte.

 

Distintas veces en la Plaza entraron

los Cristianos así como los Moros,

y sus festivos juegos alternaron

con varios lances a valientes Toros,

los que ofrecidos fueron

a los mismos que allí muerte les dieron.

 

Querer significar la diferencia

de figuras, de juegos, de labores,

que en los tres días formó la concurrencia

de sus festivos diestros Corredores,

fuera intentar cogellas,

o numeras del Cielo las Estrellas.

 

Baste decir, que fueron repetidas

la Marcha, la Partura, la Carrera,

por tres veces en Galas distinguidas,

la última, si, mejor que la primera,

y que el Día del Combate

el Cristiano valor al Moro abate.

 

Baste decir que ya vencido el Moro,

de ardides muchos se valió este Día:

Como andaban la Pólvora, y el Oro,

publicando las Glorias de MARÍA,

cuya Imagen amante

a la cristiana Fe voló triunfante.

 

Se acabaron las Fiestas, mas no acaba,

ni acabará el Amor de describirlas:

La misma Fama, que las decoraba,

con las cien Trompas no sabrá decirlas;

pero ninguna de estas

fue la mayor ventura de estas Fiestas.

 

Todo lo anduvo disponiendo el modo;

mas quien no admira ver en su progreso,

suceder tanto, y acabarse todo

sin que se hubiera visto un mal suceso,

ni en los torpes ensayos,

ni en la Plaza corriendo los Caballos.

 

Ni en las Torres los bronces agitando,

ni en el Coso a los Toros ofendiendo,

ni en las Risas la Plebe comerciando,

ni en las calles la Pólvora encendiendo;

todo lo gobernaba

mano Divina, que entre todo andaba.

 

Siendo la copia de la gente inmensa,

ninguna cosa se notó perdida,

ni se vio que de Dios alguna ofensa,

públicamente fuese cometida,

ni una voz alterada,

ni una gota de sangre derramada.

 

¡Este si que es favor imponderable

pocas veces del Mundo merecido!

Blazonar puedes Tehuacan amable,

de que tu gozo fue gozo cumplido,

pero no, no blazones,

que MARÍA gobernaba tus acciones.

 

¡O Soberana Reina, y quien lograra,

significar tu Gracia! ¡Quién pudiera,

decir lo que eres Tú! Yo lo intentara,

si como Dios lo sabe, lo supiera,

y entonces sí diría

con toda perfección lo que es MARÍA.

 

Bien veo, Ilustre Conde,

del Mexicano suelo clara Lumbre,

que tu gloria se esconde

a mi talento oscuro,

y que si de ella a la sublime cumbre

por el sereno y puro

líquido el vuelo alzara,

suerte igual a la de Ícaro probara.

 

Mas tanto gano en esto,

y tal virtud en tu Persona admiro,

que el despeno funesto

que a mi arrojo cupiera,

no me atierra: ya en uno y otro giro

por la celeste esfera

lúcida me remonto,

y se aleja de mi el undoso Ponto.

 

En vibrantes fulgores

de blanca luz observo revestidos

a tus claros Mayores,

que con muerte gloriosa

por el Orbe dejaron esparcidos

sus nombres, y la honrosa

fama que se adquirieron,

a su Posteridad la transmitieron.[3]

 1784

    Carlos Lorenzo Hinzpeter, aporta con los siguientes datos, una información importante alrededor del torero mulato, veracruzano de nacimiento y que llevó en vida el nombre de Ramón de Rozas Hernández, y que, por el hecho de haberse hecho a la mar, llegó a España, donde por lo tanto fue contemporáneo de Mariano Ceballos y José Delgado “Illo”.

   En el centro de su apunte, aparece una octava que retrata los quehaceres tauromáquicos de nuestro paisano que al parecer, tuvo mejor fortuna en la vieja que en la nueva España.

 RAMON DE ROZAS HERNÁNDEZ: UN REJONEADOR MEXICANO EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII.

    Leyendo el número 18 de la Revista de Estudios Taurinos, editada en Sevilla, encontré en su página 220, información sobre la existencia de un rejoneador mexicano del siglo XVIII, oriundo de Veracruz, llamado el negro Ramón de Rozas Hernández. Esta noticia  me llevó a investigar más sobre este personaje y en la página 838 del tercer tomo de Los toros de José María de Cossío, encontré los siguientes datos, que transcribo:

   Lidiador del último tercio del siglo XVIII. Era negro de raza y, a pesar de anunciarse en algún cartel como natural de Veracruz, debió nacer en Jerez de la Frontera el año 1762. Así lo afirma en instancia dirigida al Ayuntamiento de Pamplona el año 1791. Se le ha apellidado Rozas y la Rosa, pero su verdadero apellido era Rozas. Algún tratadista afirma que fue discípulo de Mariano Ceballos, y que, practicaba las suertes del toreo peruano. No he dado con la fuente de la primera especie. En cuanto a la segunda, como veremos, practicaba el toreo tan arbitrario y de fantasía que no puede adscribirse a escuela alguna definida. Aparece en Madrid, por primera vez a lo que ha alcanzado a aclarar mi diligencia, el 27 de septiembre de 1784. En ese día se le anuncia de la siguiente manera: “A fin de aumentar la diversión del público con alguna variedad digna de su obsequio, el noveno toro será amarrado a dos palos, que se fijarán en la plaza, para que lo ensille y monte un negro de veintidós años de edad, llamado Ramón de Rozas Hernández, natural de la ciudad de Veracruz, en el Reino de Nueva España, el que, a imitación del difunto Mariano Ceballos, quebrará rejones desde el mismo toro, al que soltará después, matando, por último, con un puñal, al que va montando. Debió cumplir con lo ofrecido lucidamente, pues para la corrida del 4 de octubre vuelve a anunciársele, y esta vez con su ditirambo en verso, que transcribo por su mucha curiosidad:

No esté el señor Belorofonte ufano…

No esté el señor Belorofonte ufano
de que un
monstruo rindió, que eso es quimera;
no se aplaudan hazañas del
Tebano,
que son
fábula, historia y friolera.
Vengan acá, si están por ahí a mano,
llevarán dos lecciones de manera
que admiren al negrillo en estas
lides
Belorofonte ser, y más que Alcides.

    En años siguientes continúa exhibiendo sus habilidades en la plaza de Madrid y en muchas otras donde es solicitado. Introduce variantes pintorescas en su trabajo. En una ocasión se anuncia para “mancornar al bicho y figurar con la mayor propiedad que esta dándole de merendar”; otra vez, para montar al novillo, templar la guitarra y cantar “con todo primor el sonsatillo” o bien para picar a su toro a pie. De sus habilidades como torero de a pie poseemos un testimonio inestimable. En febrero de 1789 se celebran en Santander grandes fiestas por la proclamación de Carlos IV. Entre ellas figuran unas novilladas, y de todas tenemos noticia puntual por una Relación que escribiera, y se conserva manuscrita, don Pedro García de Diego, vista de la Aduana de Santander. En ella se dice, ponderando la habilidad de los que ponían banderillas, estos elogios que no creo dudoso referirlos a Ramón de Rozas: “En este ejercicio lució, con extraña agilidad, un negro llamado Ramón, que jugaba con los novillos, haciendo delante de ellos diversas figuras con especial acierto; tan diestro de manos, como si el toro no las tuviese para acometerle, y tan suelto de pies, que libraba toda su seguridad en lo imposible de darle alcance. Clavó todas las banderillas que quiso, con tanta prontitud y limpieza, que se temió bien el que primero faltasen banderillas que brazos.” Por este tiempo  trata sin duda de practicar el toreo normal, pues le vemos agregado a la cuadrilla de Francisco Garcés. Con el que acude a Pamplona en 1791, y con el que torea. Actuó, como he indicado, de toreador, y el secretario, escribe en la nomina: “Al negro Ramón de Rozas por consideración se le dio una onza”. Al año siguiente repite su actuación. En el año 1798 se dirige nuevamente al Ayuntamiento de Pamplona, donde se ofrece a montar un toro en pelo sólo con una cincha maestra, sin más arreo, merendar encima del toro, y después cantará y tocará un pasito con cascabeles, y hará que baile un muñeco que trae, encima del toro, y después se le pondrán banderillas de fuego estando a caballo, y lo capeará la cuadrilla a pie hasta fin de matarlo.

Ramón de Rozas practicaba todas las variantes del toreo americano, como lo practicó sobre un mal caballo en Pamplona y montando toros dondequiera. Debió intentar ser torero de a pie, y en esta pretensión no le acompaño sin duda la fortuna.[4]

1785

 El Sol Triunfante…

 Octava

 

Luego que nace el Sol joven gallardo

Y al Orbe muestra su dorado bozo

En su esplendor que nunca tiene tardo

Por rédito de lugar cobra gozo

Nuevo Sol Joven ínclito BERNARDO[5]

Tanto al Reyno renuevas alborozo

Que excedida la pública alegría

Hoy tiene glorias que antes no tenía.

 

Bruno Francisco y José Raphael Larrañaga.[6]

   Por la llegada al gobierno virreinal de don Bernardo de Gálvez, conde de Gálvez, hijo de don Matías Gálvez quien murió víctima de la peste el 3 de noviembre de 1784, se hicieron las imprescindibles funciones taurinas para celebrar la entrada de este nuevo representante del rey, que, a la postre era Carlos III. De entre las notas del Diario de José Gómez o de la Gaceta de México, entresacamos los siguientes curiosos datos:

 El 15 de noviembre de 1785 fue la segunda corrida de toros. En esta tarde toreó una mujer ahijada del señor Virrey. El 16 no hubo toros porque llovió todo el día. El 21 fue la tercera corrida, y en este día bajó el Virrey y su esposa en el birlocho a pasear la plaza por mañana y tarde. Estuvieron los toros muy malos y esta tarde salieron dos hombres en unos zancos a torear, y fue lunes. (Gómez).[7]

Al respecto de la ahijada del señor virrey, don Carlos María de Bustamante apunta sobre

 Gálvez, [quien] hacía los mayores esfuerzos por ganarse una popularidad hasta entonces desconocida, y que mancillaba, por no decir, prostituía, la alta dignidad de virrey. ¿Qué es esto de dar gusto al populacho en barullo para girar en un quitrín en derredor de la plaza de toros como pudiera Nerón en la de Roma para ganar aplausos? ¿Qué sentarse al lado de una mujerzuela banderillera, con agravio de la decencia pública, y aun de su misma esposa que lo presenciaba?[8]

    De mujeres en los ruedos mexicanos contamos con antecedentes que se remontan a fines del siglo XVIII, precisamente en fiestas celebradas en la plaza de toros «El Volador» dedicadas en noviembre de 1785 al Exmo. Sor. Dn. Bernardo de Gálvez, virrey de toda la Nueva España y Capitán General. Y como don Bernardo se propuso condescender con el pueblo:

1785 

En este mismo dia en la Mañana…

 

En este mismo dia en la Mañana

en un Virloche[9] con presteza suma

se vido la Persona mui Galana

del Conde Galvez qe. como una pluma

volava de la Plaza el pavimento

como las Aves cruzan pr. el viento.

   Con Manuel Quiroz y Campo Sagrado autor de los Pasajes de la Diversión de la Corrida de toros por menor dedicada al Exmo. Sr. Dn. Bernardo de Gálvez… 1786, y gracias al trabajo de Salvador García Bolio[10] es posible conocer en detalle los hechos de noviembre y diciembre de 1785, donde actuaron en 22, 23 y 24 de noviembre dos, cuatro y seis mujeres toreras respectivamente.

 1786

 Pasajes de la Diversión de la Corrida de toros por menor dedicada al Exmo. Sr. Dn. Bernardo de Gálvez, Virrey de toda la Nueva España, Capitán General. 1786. Por: Manuel Quiros y Campo Sagrado.

 

El veinte y dos siguieron las corridas

de Toros dando al Publico contento

se vieron dos Mujeres aplaudidas

al mirarlas torear con tanto aliento

pues fuertes Amazonas[11]

les entregaban al toro sus Personas.

   De esta obra, se escogen ahora los versos relacionados con tema taurino.

13

 Mostrose Augusto rubio y amoroso

y de Virgo miraba el rostro ameno

gozando sus placeres deleitosa

entre las Glorias de su Indiano ceno

y entonces las Florestas

a su Vi-rey disponen unas fiestas.

 

14

 A Tauro por los suelos quieren veer

demellándole la hasta venenosa

haziendo de sus ruinas el placer

en la del Bolador Plazuela ermosa

y sin ser nada escasa

en ella miden y reparten Plaza.

 

15

 A fabricar comienzan su grandeza

los Artífices diestros con esmero

formándola en tal arte y gentileza

que excedieron al Arte y el Madero

pues como cantería

esta dórica Plaza persuadía.

 

16

 En el recinto ponen vellas gradas

guarnecidas de Bayas primorosas

las que estaban al ayre resguardadas

de todas intemperies rigurosas

pues ni tauro ni fevo

dañar pudieron a ningún Mancebo.

 

17

 Siguieron las Lumbreras guarnecidas

de preciosos matizes explayadas

donde muchas Personas distinguidas

procuraron tenerlas adornadas

dando envidia el primor de sus colores

al más vello Jardín de ermosas Flores.

 

18

 Elevaron alo alto sus tendidos

con grande simetría agigantados

de uniformes columnas sostenidos

y de rectas cornizas adornados

formando sus Balaustres sin dar quexas

de verdes esmeraldas muchas Rexas.

 

19

 Adornados de Alfombras y Tapizes

se vieron sus alturas mui cavales

siendo una Primavera sus Matizes

para ocupar los regios Tribunales

los que bien distribuidos

aqual mas se obstentan de lucidos.

 

20

 En las sombras el Arte con primor

puntualm.se te vido exejutado

que opacándole a Febo su rigor

dejaron el lugar acomodado

donde muy librem.te

sin incomodidad vido la jente.

 

21

 Quatro Puertas se vieron en la Plaza

formando los ochavos excelentes

estas con sus columnas y su vaza

con proporciones amplias y eminentes

quedando desahogadas

para entrar y salir por sus fachadas.

 

22

 Una columna con estraña idea[12]

pusieron de figuras adornada

la q.e de noche convertida en tea

dejó toda la Plaza iluminada

formando el artificio con esmeros

en su iluminación diestros coheteros.

 

23

 En esta se vio Flora de presente

sosteniendo los cables mui galante

a Vulcano[13] también que fuertem.te

sus Brazos declaraban lo pujante

carg.do el luminar

sin que nadie le viera descanzar.

 

24

 Apolo y Marte puestos en palestra

a Neptuno y a Júpiter miraron

que opuestos p.r querer todos la diestra

a competensia un sirculo formaron

asiendo en sus ibleos

al publico presentes sus trofeos.

 

25

 Unas tarjas de octavas Peregrinas

sirvieron a estos Dioses p.a Penas

cuyos metros en letras cristalinas

viva Gálvez dijeron mui ufanas

cubriendo sus lugares

de emblemas de las mas particulares.

 

26

 Desde el Palacio R.l hasta el tablado

se vido un pasadiso distinguido

por ambos lados de tablas aforrado

y de fuertes umbrales sostenido

para que su Exa.

a la Plaza pasase con su Audiencia.

 

27

 Comenzó el tribun.l del Virreynato

con Majestuosas sillas de Brocados

las que formaron rejio el aparato

dejando dos lugares separados

que a las Personas Reales

les formaron Fellizes y citiales.

 

28

 Siguió el de la ciudad al otro lado

de ricas colgaduras guarnecido

de bien bestidas Bancas adornado

que formaron un teatro mui lucido

con vista tan galana

que sus Armas mostró la Corte Indiana.

 

29

 La Minería con su fachada ermosa

formó su Tribunal q.e fue el tercero

haziendola ala vista deleitosa

la variedad de adornos de su esmero

que con ainco insaciable

un Alcázar formaba respetable.

 

30

 Siguió el del Consulado mui galante

en el quarto lugar tan reluciente

en Nacares tapizes rozagante

que imbidia dio a Letona lo decente

y el Dios Momo corrido

quedó sin duda al verlo tan lucido.

 

31

 El Cavildo Eclesiástico dio prueba

de su quinto lugar p.r su grandeza

esto con sus adornos lo subleva

para enseñar al público una pieza

tan regia y respectuosa

que se miró entre seria Sor ermosa.

 

32

 La Yttre.l Colegiata acompetensia

preparó su cavildo en sexto grado

francam.te explayando la decencia

para no ser en nada señalado

pues con roja prevista

al comun todo deleitó su vista.

 

33

 El Claustro Doctoral aq.n le toca

el séptimo lugar con gentileza

su estancia la compuso apide voca

tendiendo colgadura con franqueza

donde galan se vido

de Capelos y Borlas asistido.

 

34

 El Protom.to generoso

al Público mostró sus Maravillas

cuio octavo lugar se vio lustroso

guarnecido de sedas amarillas

que con lucido teatro

al Público le dieron anfiteatro.

 

35

 Dos lumbreras con Berdes Celosías

formaron Tribun.l al S.to Oficio

que destellando graves alegrías

de suma autoridad dieron indicio

que en el estar cerradas

dieron muestras de ser las señaladas.

 

36

 En este dieron fin los Tribun.s

que ilustraron la Plaza y sus recintos

declarando los gozos mui marciales

encadenando vellos laberintos

pues todas las Lumbreras

festivas alegraron las Esferas.

 

37

 Construida enteram.te en sus adornos

fue la Plaza modelo de alegrías

y entapizados todos sus contornos

dieron ala tristeza bateria

pues hizo p.r que save

hazer caver amas de lo q.e cave.

 

38

 En catorce los Toros comenzaron

de Nov.e del año ochenta y cinco

en este día los gozos se explayaron

y todos pretendieron con grande ainco

el dar aproporcion

con sus avilidades diversión.

 

39

 En este mismo día en la Mañana

en un Virloche con presteza suma

se vido la Persona mui Galana

del Conde Gálvez q.e como una pluma

volava de la Plaza el pavimento

como las Aves cruzan p.r el viento.

 

40

 Dos lijeros Bucéfalos tiraban

la Maquina eminente rodadora

en la que dos Personas se miraban

que formando venían nueva Aurora

porq.e sus exellensias

quisieron dilatar sus preeminencias.

 

41

 Qual Rayo desatado de la esfera

cruzó Nuestro Virrey gallardam.te

dando ala Pleve gozo su Carrera

como así mismo al pobre y al decente

que al veerlo tan humano

consuelo fue feliz del País Indiano.

 

42

 El Mormollon de gentes ocupaba

la estancia de la Plaza en espesura

ni un pequeño resquicio se encontraba

para poder salir de su apretura

y en tanto lavirinto

se extraviaba la mente y el distinto.

 

43

 Entró la Tropa con medidos pasos

dando a los parches vozes retumbantes

y al punto despojó los embarazos

por presentarse solo los Infantes

los que mui arreglados

en el partir mostraron ser Soldados.

 

44

 Quedó por fin la plaza despejada

o por otro bulgar quedó partida

y estado el bullicio sosegada

sus embarazos se miró expedida

y con pasos violentos

fueron tomando todos sus asientos.

 

45

 Entregada la llave y echa señal

salió una fiera con horrible saña

q.e siega por la ravia se despeña

y entre las corbas puntas se enmaraña

queriendo su desvelo

hazer profundos hoyos en el suelo.

 

46

 Era de faz sañuda y enojada

etiope por color ancho el pescuezo

en la frente la crin mui enroscada

fornida la anca en serviguillo grueso

con dos puntas triunfantes

que a su testa sirvieron por Turbantes.

 

47

 Salió del Cozo sentellando fuego

arrebatando del suelo las Arenas

no vio la gente p.r q.e salió ciego

y rompiendo de babas las cadenas

corrió con valor pleno

que pareció de Júpiter y el Trueno.

 

48

 Tocó al Arma este Bruto vengativo

en medio de la Plaza con fiereza

con ímpetu tan fuerte y tan altivo

q.e asombro dio de veer su fortaleza

dejando obscurecidos

los vientos al bapor de sus bufidos.

 

49

 Salieron al instante valerosos

unos Mancebos bien aderezados

pretendiendo el herirlo tan ansiosos

que de si mismos quedaron olvidados

pegando Banderillas

por entremedio de sus dos cuchillas.

 

50

 Reboleando las Capas lo torean

y con agudas Baras se defienden

con diligentes bueltas lo mofean

y con silvos y vozes mas lo encienden

el que qual Can rabioso

a todos les embiste muy furioso.

 

51

 En fin echa la seña lo mataron

pasándole el pescuezo con la espada

el Pecho y corazón le atravesaron

dejando su fiereza domellada

por que el echo Sangriento

a los demas sirviese de escarmiento.

 

52

 Cerrose la mañana con seis Toros

jugando p.r la tarde los restantes

y quando aucento Fevo los Tesoros

destelló Flora rayos tan flamantes

que con su Economía

se vio la Noche convertida en día.

 

53

 Refulgente la Fragua de Vulcano

yluminó la Plaza con presteza

formó de ermosas luzes un verano

p.r q.e México Viera la grandeza

que gozos obstentando

por la Plaza de Toros fue paseando.

 (. . . . . . . . . .)

 59

 El quinze se siguió la diversión

en los términos mismos de aquel día

hubo de fuegos la iluminación

y todo lo demas con vizarria

sin que nada faltase

que tal vez la bugata lo anotase.

 (. . . . . . . . . .)

 64

 Prepararon los Toros al contento

en el día con muchas diversiones

no faltó nada del divertim.to

festivas y amplias sus composiciones

y con nuevos trofeos

por la noche siguieron los paceos.

 

65

 El veinte y dos siguieron las corridas

de Toros dando al Publico contento

se vieron dos Mujeres aplaudidas

al mirarlas torear con tanto aliento

pues fuertes Amazonas

le entregaban al toro Sus Personas.

 (. . . . . . . . . .)

 67

 En el siguiente dia veinte y tres

las fiestas y los toros prosiguieron

el Loco pegó parches al travez

p.r lo que muchas galas le valieron

q.e con chiste bailando

a todos los Sres. fue alegrando.

 (. . . . . . . . . .)

 95

 Siguiéronse los toros este dia

que cerró la semana placentera

con tanto aplauso gusto y alegría

que de nuevo formó otra Primavera

pues rompiendo Capuces

viva Gálvez dijeron vellas luzes.

 

96

 Suspendiose tres dias esta corrida

por ser costumbre yá determinada

ley q.e siempre se ha visto establecida

y rara vez o nunca derogada

y así por este medio

se vio la Plaza en confusión y tedio.

 

97

 Amaneció el Farol p.r el Oriente

de el luminoso Febo rutilante

en el día 28 del presente

repartiendo fulgores mui galante

pues con luz nada escaza

se vellos Rayos se vistió la Plaza.

 

98

 Enserraron los toros mui temprano

para dar diversión con entereza

toreo gallardam.te el Samorano

y D.n Tomas tambien con sutileza

pues se vieron hazer dos mil primores

a todos los que fueron toreadores.

 (. . . . . . . . . .)

 101

 Sesaron las corridas p.r entonces

hasta el Jueves primero de Diz.e

esculpirse se pudo en duros bronces

el Juvilo tan grande del nov.e

que todo festejoso

se vido de el Invierno Victorioso.

 

102

 Concluyó la Semana y las corrida

p.r acavarse el plazo señalado

y sin embargo de estar ya cumplidas

quedó todo el comun esperanzado

pidiendo a S. Exa.

dé p.a otra Semana Su licencia.

 

103

 Ambigua les quedó Su preten.on

hasta que en el acuerdo fuese visto

hizieron todos representa.on

con ancioso deceo siempre listo

declarando oprimidos

estar p.r el presente mui perdidos.

 

104

 Con corazon benigno y placentero

el Conde Galvez a piedad movido

(atributos q.e son de Caballero)

p.a amparo de el Pobre y desvalido

que como padre amante

ministra los consuelos al instante.

 

105

 Lograron a medida del deceo

la licencia impetrada francam.te

aconocer se dio p.r el Perceo

que reparte sus gracias igualm.te

con ard.te Tan ard.te Zelo

que socorrer sus ancias es suanelo.

 

106

 Otra Semana pidieron los perdidos

p.r veer si se miraban restaurados

sus Memoriales fueron admitidos

y a su contento todos despachados

alcanzando la gracia

que anciosos pretendian con eficacia.

 

107

 Adornaron la Plaza nuevam.te

aun q.e faltaron varios Tribun.es

no por eso dejó de estar decentte

ni quedaron los huecos desiguales

pues formando tendidos

gallardam.te quedaron mui lucidos.

 

108

 Conttó el Diz.e diez y nuevo dias

en los q.e las corridas comenzaron

volvieron a nacer las alegrías

que felism.te todos observaron

con gozo tan prolijo

que todo fue placer y regosijo.

 

109

 Torearon este dia quatro Señores

sin que de nadie fueran conocidos

los Muchachos torearon con primores

q.e en Granadas estaban escondidos

pues improvisamente

en la Plaza los vio toda la gente.

 

110

 Cerrose el dia con toda diversión

satisfaciendo al Publico puntual

huvo ala noche la iluminación

siguiéndose el paceo mui marcial

con eminente traza

que se vio echa Pénsil toda la Plaza.

 

111

 En el veinte lo mismo aconteció

toreando los Muchachos y Sres.

su Exa. las galas lestiró

en Bandas y Mascadas superiores

quedando victoriados

los que a torear salieron de tapados.

 (. . . . . . . . . .)

 113

 La tarde del veinti uno fue un regalo

al veer la diversión tambien trazada

pues pusieron en medio un alto palo

que se quedó la vista embelesada

y aunq.e se opuso Febo

no le pudo quitar nada del zevo.

 

114

 De monedas de Plata guarnecido

y de Sombrero y Capa fue adornado

liveral para todos y aplaudido

el capote que estava galoneado

pues pretendió el anelo

el Suvir asta lo alto con el buelo.

 

115

 Con presurosas ancias fugitivo

suvió con mil trabajos temeroso

un pobre con deceo tan activo

que a los pies les puso alas presuroso

y estando ya en su altura

mostró con el Sombrero su ventura.

 

116

 En fin con infinitas diversion.s

la tarde concluyó mui apacible

el luminar dio fuego a sus Achones

para quitar la obscuridad temible

aclarando el Trofeo

en el marcial concurso del paseo.

 

117

 En veinte y dos dio pasmo la grandeza

de un Monte carnaval que fue formado

de Alajas q.e encerraron la riqueza

y de Animales vivos adornados

que al veerlo nada escaso

el Bulgo le nombró Monte Parnaso.

 

118

 Se compuso de enaguas y Mascadas

capas de ricos Paños de colores

de Plata y Oro todas galoneadas

con Camisas y Fuentes superiores

terneras y Jamones

pabos Pollos Gallinas y Lechones.

 

119

 Un Almacen al Publico le dieron

amplio p.r las Alajas q.e colgaron

cabritos y Animales le pusieron

que alos Ojos de todos deleitaron

para q.e librem.te

lo pudiera Coger toda la gente.

 

120

 Entró nuestro virrey en su virloche

mas q.e Alexandro magno en lo triunfante

aventajando de Plutón el coche

al que asombró su curso rutilante

que en rapida Carrera

luminar Convirtió toda la esfera.

 

121

 Llegose al Monte con gallardo buelo

y con lucida intupida arrogancia

tomó de los que estaban un pañuelo

midiendo vellam.te la distancia

y con franquesa honrrosa

en las manos lo puso de su Esposa.

 

122

 Jugaronse tres toros y echa seña

con imbension de fuego en el mom.to

innumerable gente se despeña

apretando el Concurso el pavim.to

y muchos apresados

de los Toros salieron rebolcados.

 

123

 Velosm.te en el Monte se suvieron

haciendo de sus Bienes el saqueo

la Capa p.r en medio la partieron

y los mas se quedaron sin empleo

pues lo que uno tomaba

otro venía y se lo arrebataba.

 

124

 Finalizó el bullicio con mil penas

p.a algunos q.e inútiles se hallaron

dieron fin con el Monte a manos llenas

todos los que coxer algo lograron

por que hasta la madera

cargaron como cosa mui lijera.

 

125

 Los toros prosiguieron afugarse

con q.e la tarde dio al placer el lleno

regocijos y gustos fevo esparce

al retirarse para su ancho seno

y cerrando la noche

luzes desbrocha de Letona el Coche.

 

126

 Toda la Plaza se vido iluminada

de Damas y Galanes asistido

p.r todas partes mui engalanada

que no se vio otra noche mas lucida

por q.e quatro grandas con donaire

viva Galvez dixeron p.r el Aire.

 

127

 Aquí mi Musa se acaba

pues las fiestas fenecieron

siendo todo lo plausible

lo mas eroico del echo

los Ojos q.e dispertaron

de las Sombras de Leteo

forzosam.te el despojo

haze la noche a su imperio

estableciendo en la Plaza

el mas famoso festejo

dedicado a S. Exa.

con Glorias y pasatiempos

como a tan digno Señor

de este Mexicano Ceno

p.r lo q.e mi corto numen

y mi balbuciente ingenio

viéndose inepto interpreta

el perdon de tantos yerros.

Suplicando mui rendido

a todo el noble congreso

le concedan la dispensa

a tan rudos pensam.tos

adquiriendo solo un Victor

p.a el enunciado objetto

diciendo q.e el Conde viva

de Galvez S.r Supremo

p.a amparo de los pobres

del septentrional terreno

p.r lo que a las Musas pido

sigan canoras diciendo

Viva: Viva: Viva: Vivas.

en los más Altos empleos.[14]

   El esplendor de las fiestas, durante la última etapa del siglo XVIII, se transportaba a géneros no concebidos. Una de otra celebración, contaba con diferencias marcadas. Del intenso y grande aparato de la anterior se tornaba en el magnífico boato de la siguiente. Aquel espíritu cotidiano de celebrar los motivos de carácter monárquico, fiestas profanas y religiosas, tiene encendida la llama una vez más, en esta ocasión, por motivo de la llegada del virrey don Bernardo de Gálvez al cual, desde el 25 de septiembre de 1785 hasta el 22 de diciembre del mismo año, se efectuaron grandes ocasiones de celebración.

   Por una instrucción de su Majestad (Carlos III) se ordenaba a los Virreyes de Nueva España que anualmente se organizaran corridas de toros en la capital de la Nueva España, a fin de que la Real Hacienda se resarciera de los fondos que el Conde de Gálvez había tomado para la construcción del Castillo de Chapultepec.[15] El 21 de enero se iniciaron las corridas en el Volador. Como el ganado salió infumable, don Ignacio Castera, designado por el Virrey don Manuel Antonio Florez mandó previniendo mayores escándalos mezclar diversiones intermedias como el correr venados, liebres y perros, y además conejos chiquitos. Por tan general fraude, los aficionados bastante molestos, se dieron a lanzar denuestos a las autoridades, e incluso a inscribir más de algún pasquín anónimo, como el que circuló en famosa décima:

 1786

PASQUÍN ANÓNIMO.

 

El género de venados

que en la Plaza ha de correr,

sin duda que debe ser,

el de los hombres casados.

Y muchos enamorados

que a sus mujeres y damas

las llevan a ver las tramas

donde se enrreda el venado,

que quedará desollado

sin dinero y con escamas.[16]


[1] Heriberto Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España 1519-1969, 2 tomos, prólogo de Eleuterio Martínez. México, Editorial Siqueo, 1971-1978. Ils., fots., T. I., p. 101. Además: Juan Pedro Viqueira Albán. ¿Relajados o reprimidos? Diversiones públicas y vida social en la ciudad de México durante el siglo de las luces. México, Fondo de Cultura Económica, 1987. 302 p. ils., maps., p. 45.

[2] Ángel Ma. Garibay K.: Mitología griega. Dioses y héroes. México, 5ª edición, Editorial Porrúa, S.A., 1975. XV-260 p. (“Sepan cuantos…”, 31)., p. 52. Arión: hijo de Poseidón y la ninfa Onea. Fue maravilloso tocador de lira y él invento el ditirambo en honor de Dioniso.

[3] Descripción de las Fiestas que hicieron los diputados de la ciudad de Tehuacan…, Op. Cit.

[4] www.bibliofilostaurinos.com.mx En esta página de reciente creación, encuentro el dato ahora recogido.

[5] Los autores se refieren al virrey Bernardo de Gálvez.

[6] Bruno Francisco Larrañaga y José Rapahel Larrañaga: El Sol triunfante. Aclamación de las proezas y honores políticos y militares de el Excmo. Señor D. BernardoGálvez, Conde de Gálvez. (ca. 1785). México, Frente de Afirmación Hispanista, A.C., 1990. 147 p. Ils. (Edición facsimilar)., p. 66-67.

[7] Lanfranchi: La fiesta brava en México…, op. Cit., T. I., p. 104.

[8] Carlos María de Bustamante: Suplemento a la historia de los tres siglos de Méjico, p. 178. Apud. Los tres siglos de México durante el gobierno español: hasta la entrada del ejército trigarante. Obra escrita en Roma por el padre Andrés Cavo, de la Compañía de Jesús. Publicada con notas y suplementos por el licenciado (…). México, Imprenta de J. R. Navarro, Editor. Calle de Chiquis Nº 6, 1852.

[9] Virloche: carro.

[10] Salvador García Bolio y Julio Téllez García: Pasajes de la Diversión de la Corrida de toros por menor dedicada al Exmo. Sr. Dn. Bernardo de Gálvez, Virrey de toda la Nueva España, Capitán General. 1786. Por: Manuel Quiros y Campo Sagrado. México, s.p.i., 1988.  50 h. Edición facsimilar.

[11] Garibay K.: Mitología griega…, op. cit., p. 35.

Amazonas: el mito debe ser muy antiguo y por eso es confuso. Probablemente pertenece a una cultura prehelénica. En general es un pueblo de mujeres guerreras, que no tienen hombres consigo y que para tener descendencia hacen periódicamente venir varones. Lo cual tampoco es muy claro en su leyenda.

[12] Probablemente se trate del “monte parnaso” o asta que servía para realizar algunos otros divertimentos extrataurinos. (Véanse versos 117 a 124 de esta descripción).

[13] Vulcano: dios de la tierra.

[14] García Bolio, op. Cit., h. 7-42.

[15] Nicolás Rangel: Historia del toreo en México. Época colonial (1529-1821). México, Imp. Manuel León Sánchez, 1924. 374 p. Ils., facs., fots., p. 191.

[16] Op. Cit.

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