NATIVIDAD CONTRERAS: “EL CHARRITO DEL SIGLO”.

MINIATURAS TAURINAS.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE

    Figura connotada entre los de a caballo, Natividad Contreras, vino desde el norte de la república a demostrar sus enormes capacidades. Émulo de Ignacio Gadea, Pedro Nolasco Acosta y, desde luego de Ponciano Díaz, era hábil poniendo banderillas desde el caballo y sabía matar los toros con bastante lucimiento.

   Poco es lo que se conoce de este personaje, a no ser por lo publicado en El Monosabio, Nº 10, del 28 de enero de 1888:

 “El Charrito del siglo”

Mañana el público que acude a la plaza de Bucareli, va a tener ocasión de aplaudir al joven Natividad Contreras, que es notable para poner banderillas a caballo.

            El joven mencionado es fronterizo y desde hace algún tiempo se dedicó al toreo; en Chihuahua ha matado toros, con bastante lucimiento.

            Según sabemos, ha sido adoptado por Ponciano, y dadas las facultades tanto de este diestro como del repetido joven, no dudamos que sea más tarde un gran torero.

VICENTE OROPEZA

No se trata, precisamente de Natividad Contreras. Sin embargo es un personaje contemporáneo, mismo que también adquirió gran fama. Es Vicente Oropeza. Col. Ignacio Rodríguez Cervantes.

   Tuvo la ocurrencia, como ya se vio, de llevar un remoquete bastante original: “El Charrito del siglo”, como si en ese alias se concentrara el quehacer campirano de todos aquellos personajes sobresalientes, en la persona de un solo individuo: Natividad Contreras, nombre que bien podría aparecer ilustrando las novelas o relatos de costumbres escritos por la pluma pródiga de Luis G. Inclán, autor de “Astucia” y “El capadero en la hacienda de Ayala”, entre otras obras de ese corte.

   Su rastro se pierde, por desgracia y ya no sabemos gran cosa de Natividad, que, por lo visto, ya no dejó más rastro en su siglo, ese siglo que recreó para darle al “charrito”, al “charro” una connotación especial, a la que agregó curiosa etiqueta temporal.

   Si Ponciano lo adoptó, incluyéndolo en la “troupe” que le acompañaba, probablemente haya decidido establecerse en algún punto de las muchas poblaciones que visitó el atenqueño; pero el hecho es que ya no hay otra noticia más de tan peculiar personaje, salvo algún cartel, ya en 1906, donde se anunciaba como «Aldameño», en calidad de matador de toros.

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