RECOMENDACIONES y LITERATURA.
JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
Allá por 1815 y 1816, José Joaquín Fernández de Lizardi publicó varios periódicos cuyo título era Alacena de Frioleras, diálogos formados por diversos personajes –como La paya y la mexicana-, y que en opinión de Mariana Ozuna Castañeda las califica como “periódico de ficción”. Una de ellas, publicada el 4 de mayo de 1815 la dedica el célebre autor del Periquillo Sarniento al diálogo Sobre la diversión de los toros. Mariquita y Serafina.
Pues bien, podríamos imaginar que aquellos textos causaron furor por la forma en que estaban elaborados, a partir de diálogos sostenidos entre los interlocutores, mismos que hoy me permite retomar el asunto para ponerlo al día con esta pequeña serie de nuevas “alacenas de frioleras” que espero la disfruten.
Diálogo entre un gallo y un toro.
Son verdes… y los hay morenos.
El Gallo: Son peor que cualquier animal dañero.
El Toro: ¿los has visto?
Son ridículos.
El Gallo: y como langostas, los antis, aunque no faltan petistas y perredistas despistados. Incluso más de uno que cree que al humanizar a las mascotas considera estar haciendo algo en pro de esos hermanos nuestros, domesticados en el hogar. Los llegan a vestir, a calzar lindos zapatitos…, e incluso a tener que ser paseados en carreolas, como para que no les ocurra ningún contagio o cosa por el estilo.
¡Qué mal informados andan!
Oye tu: ¿no crees que se nos pasa chismear así?
El Toro: No. Para nada, y apenas tenemos con qué hablar de ellos así, que el coraje todavía no se me pasa.
El Gallo: ¿Pues cuál coraje?
El Toro: No crees que estos que andan otra vez levantando polvareda contra ti y contra mi, primero nos expliquen qué pasó con el 93% de los compas que murieron luego de que prohibieron los animales en los circos?
Y no te lo cuento. Te lo comparto en esta nota que encontré el otro día en Milenio del 27 de julio de 2016.
El Gallo: y ahora quieren ir contra nosotros. Si somos parte de una tradición –como el circo-, que tanta diversión dimos, y espero seguir dando a generaciones y generaciones, pero que no se lo creen ni los millenials…
Mira tú, que ya ni el dedo se chupan.
¡Chúpate esta!
Y no es albur. Así lo escribían en la prensa de hace más de un siglo, cuando intentaban engañar a alguien… ¡Chúpate esta!
El Toro: ¿Y cómo es posible que la política se entrometa en esto?
¿No crees que las costumbres deben formar parte de la cultura, ese que llaman… haber… mmm… inmaterial?
¿O es que debemos llegar al método que, desde el Fobaproa allá en los finales del siglo pasado puso en práctica, a modo de consulta, el ya casi presidente de México Andrés Manuel López Obrador, a quien las malas lenguas lo llaman el peje?
Disponible en internet noviembre 23, 2018 en:
http://www.milenio.com/estados/murio-80-de-los-animales-de-circo
El Gallo: yo creo que sí, aunque esas encuestas tendenciosas y mal manejadas son una monserga. No dejan ver nada claro el panorama, y luego se las creen… Se olvidan sobre la existencia de toda una industria a nuestro alrededor, como fuente de ingresos digna entre quienes laboran para su desarrollo.
Además: quienes ahora atentan contra nosotros, piensan que nuestro asunto no solo tiene que ver con los negocios, o el dinero que corre va y viene, en los palenques. No. También argumentan que hay maltrato animal y tortura y que como tradición no vale.
¿Acaso no estuvo una diputada (se llama Leticia Varela Martínez) de “los morenos” en el mismísimo Congreso diciendo que son costumbres o espectáculos tóxicos?
¡Mira nada más, qué ocurrencia!
No me crees, vélo en esta “liga”: http://altoromexico.com/index.php?acc=noticiad&id=32941 para que además te enteres de la sarta de cosas que se dijeron en nuestra contra…
El Toro: Uuuy, qué “motherno…”
¿Y desde cuándo formas parte de esa larga expresión cultural, en apego a las diversiones públicas?
El Gallo: el primer dato del que se tiene registro es del 11 de febrero de 1713, en las fiestas que se celebraron en Nueva España, con motivo del nacimiento de su serenísimo príncipe don Felipe Pedro Gabriel, y que cuenta con detalle Fray José Gil Ramírez en una conocida “relación de sucesos”.
Luego, vinieron los tiempos en que los estimuló S.A.S. Antonio López de Santa Anna, en sus escapadas a San Miguel de las Cuevas, donde era un incansable apostador. Recuerdo también a Juan Silveti jugando a los gallos, incluso a Vicente “Chente” Fernández, que también tuvo lo suyo en estos menesteres.
De la colección del autor.
Oye y tú, ¿desde cuándo también?
El Toro: lo mío es de varios siglos atrás. No es de ayer a hoy. Y eso es lo que deben entender quienes se oponen a nuestro espectáculo. Hay toros, como ya lo saben muchos, desde el 24 de junio de 1526. Desde entonces, la fiesta encontró forma de adaptarse entre los novohispanos primero; en los mexicanos después.
Ellos, se han encargado de organizarla, regularla, profesionalizarla y demás, a sabiendas de que todavía hace falta mucho si con ello pretenden, como ya pasó con la charrería, el reconocimiento de la UNESCO, que la consideró como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, desde diciembre de 2006.
El Gallo: Oye, me llegó el run-run de que el martes 27 de noviembre va a haber una marcha a favor nuestro.
El Toro: sí mira –y voltea el cartel que trae colgado-, aquí está el anuncio. Velo, por si te interesa.
El Gallo: ¡Cómo no me va a interesar!
El Toro: ¿Vamos?
El Toro y El Gallo: ¡Pues vamos!
Un kiki-rikí estruendoso y un potente mugido sellan por hoy esta alacena…