EDITORIAL.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

    Continua.[1]

 LOS TOROS TIENEN EL MISMO SISTEMA NERVIOSO QUE NOSOTROS, DICE ELIDETH FERNÁNDEZ VILLEGAS. POR: ELENA PONIATOWSKA.

    Ahora el mundo tiene el gran ejemplo de Cataluña, que ha prohibido las corridas de toros, pero habría que preguntarse, qué les sucede a todos aquellos que vivían de las corridas, Elideth.

   En cuestiones de economía, la experiencia de Cataluña transformó la Plaza de las Arenas en un centro comercial que tiene una derrama económica mayor que cuando era plaza de toros. Evidentemente no es el caso de México, porque no se ha hecho un estudio económico profundo. Pero el de Cataluña es un ejemplo. Los mismos ganaderos mexicanos declaran que ya no es negocio criar toros de lidia, que sólo lo hacen por gusto y por amor a la tauromaquia.

   Con las últimas noticias sobre la dinámica laboral en nuestro país, los datos que incluyo a continuación son patéticos:

   En la economía informal, 55% de la población ocupada: UNAM. Estos datos equivalen a 26.4 millones de trabajadores al cierre del año pasado.[2] Por tanto, si el “presidente del empleo” y su principal maquinador (sólo que en sentido contrario) Javier Lozano Alarcón dispusieron este tipo de escenarios, no están garantizadas las condiciones que establece Elideth Fernández Villegas

   Ahora bien, en cuanto a que ya no es negocio criar toros de lidia, aquí un ejemplo de que no todos los ganaderos piensan así, a continuación incluyo las apreciaciones de uno de ellos.

   El toro de lidia vive además en total libertad por más de cuatro años con una gran calidad de vida; más del doble que los novillos de otras razas de carne dedicados a engorda que mueren a una edad temprana, los cuales son castrados y confinados a corrales, sin libertad de movimiento, por aproximadamente noventa días, tiempo en que son cebados y mandados al rastro para ser descabellados y desollados al instante; a esta misma edad un novillo bravo es llevado del campo a la plaza de tienta de la ganadería para su examen, en donde se prueba su bravura ante el caballo y su comportamiento en las “colleras”, que es la forma como entre dos personas a cuerpo limpio, con una rama en la mano, pueden proceder a retirarlo del caballo sin torearlo; acción que constituye, sin duda, una tarea difícil para un ganadero de bravo, para apreciar el grado de bravura y calidad en la embestida del novillo. Las vaquillas son tentadas toreándose, para percibir las condiciones especiales de su desempeño y de acuerdo a las características que se hayan detectado, poder decidir su destino final como madres, apareándose con un determinado semental.

   En esta selección previa de novillos y vaquillas de lidia se deben tener en cuenta: la conformación física, la línea genética (padres, abuelos, etc.) y ciertas condiciones de comportamiento y proceder que son muy importantes de percibir y registrar en una tienta: su temperamento, su bravura, su docilidad y su clase, la aptitud para humillar a la hora de tomar el engaño, que embista con son (o ritmo), que sea emotivo y “transmita”, que no salga suelto o con tendencia de irse a las tablas, que repita con largo recorrido, estando fijo en el engaño.

   Con base en esta selección previa es que el ganadero de lidia ha logrado a lo largo de los años una evolución en la embestida del toro: de áspero y brusco a un toro con las cualidades necesarias para la interpretación del toreo actual, sin perder su bravura y acometividad.

   La evolución de la cría del toro de lidia en México se debe a la selección que se ha logrado llevar a cabo por varias generaciones de ganaderos que importaron, durante el siglo pasado, vacas y sementales desde España, que lograron mejorar notablemente la ganadería brava.

   Destaca dentro de estos ganaderos Don Antonio Llaguno González, quien fundó en 1899 con su hermano Don Julián la ganadería de San Mateo, con vacas criollas.

   Después de varias corridas que resultaron un fracaso, en el año 1908, con el consejo e intermediación del matador español Ricardo Torres “Bombita”, adquiere de la ganadería del Marqués de Saltillo en España, las primeras cinco vacas y dos sementales de lidia, para posteriormente adquirir en el año de 1911 diez vacas más de la misma procedencia.

   Don Antonio ha sido de los primeros en México en sistematizar y practicar las técnicas genéticas y el registro en libros del ganado bravo a partir de las teorías de las leyes de la herencia del padre Gregor Mendel, publicadas en 1865, las cuales influyeron en el método empleado para que a partir de un puñado de dieciséis vacas y dos sementales importados desde España, se pudieran seleccionar básicamente tres ramas o razas con características definidas, que han servido para la conformación actual, en los últimos cincuenta años, de la mayoría de grandes encastes de ganado bravo mexicano. Don Antonio, en un momento dado, recurrió a la consanguinidad para poder fijar ciertos caracteres genéticos que le permitieron lograr inmortalizar grandes sementales: “Vidriero”, “Conejo” y el legendario “Guantero”, que han pasado a la posteridad como especímenes base de la ganadería mexicana para lograr una gran descendencia que ha permitido inmortalizar muchas de las grandes faenas de la fiesta en México.

   Con la materia prima de calidad del toro mexicano, hacia los años cuarenta del siglo pasado se inicia la época de oro del toreo en México, en la cual se consolida la fiesta taurina en nuestro país.

   La interpretación a la que se ha llegado en el toreo contemporáneo, no es sólo producto de la evolución del toro, sino también de la transformación de la práctica depurada de la lidia moderna, la cual produjo una auténtica revolución en la interpretación del toreo, inaugurada en España, a principios del siglo XX, por José Gómez Ortega “Joselito”, Juan Belmonte y Rodolfo Gaona, quienes sentaron las bases para lo que surgiría años después en nuestro país, cuando se inicia la época de oro del toreo mexicano, consolidando la forma personal de interpretar el toreo, con diestros que han formado dinastías: los Silveti, los Armilla, los Garza, los Pérez, los Solórzano, los Rivera, los Arruza y, por supuesto, el Ranchero Aguilar, Manolo Martínez entre muchos otros, quienes dieron la pelea al mismo nivel que los mejores diestros españoles del momento, y salvo la crisis de las últimas décadas por la falta de nuevos valores, se empieza a vislumbrar una nueva época de auge con la reciente aparición de jóvenes valores, en donde las escuelas taurinas han tenido un papel preponderante para el resurgimiento de la fiesta en México.

   La ganadería de toro de lidia representa una actividad muy importante en la preservación del medio ambiente de cada región donde está ubicada, conservando las condiciones naturales originales sin cambiar el uso de suelo, protegiendo la vegetación endémica y preservando la fauna silvestre existente, dándole sustentabilidad permanente a su vocación natural como agostadero, llevando a cabo prácticas de  conservación como el sistema de rotación de potreros, que hacen más eficientes la producción de pastos, invirtiendo en obras de infraestructura especiales y necesarias como cercas, abrevaderos y saladeros (con sal adicionada con minerales) localizados estratégicamente para conducir al ganado a sitios poco frecuentados.

   Para lograr el estricto control genético del hato se debe contar con potreros subdivididos donde se puedan mantener de 35 a 40 vacas, cuando menos durante la temporada cuando hay buenos pastos, que es de julio a diciembre, época en que se padrean los sementales, y así tener la certeza en el registro que se lleva para determinar qué cría es de determinado semental.

   El 85% de las ganaderías de bravo está en terrenos de agostadero ubicados en la zona semiárida del centro de México, donde una preocupación en el pasado año fue la escasísima precipitación pluvial que se presentó (de un 5 a un 10% del promedio anual), la cual nos tiene afrontando una situación de crisis sin precedente a todos los que vivimos del campo, por lo que se está teniendo que recurrir a la alimentación suplementaria del ganado, además de la transportación y reparto de agua en pipas a los abrevaderos.

   La explotación irracional de los recursos naturales ha llevado a culturas completas a su desaparición, lo cual nos demuestra que se requiere de una consciencia colectiva que propicie una explotación racional y equilibrada, implementando un manejo “holístico” de los agostaderos, en los cuales se establezcan alternativas integrales de explotación sustentable con un equilibrio entre la flora, la fauna y los recursos minerales, además del monitoreo constante de los agostaderos. Desgraciadamente, estas condiciones son difíciles de implementar en los predios de propiedad colectiva del área semidesértica del altiplano, donde se practica, por lo general, una ganadería extensiva, la cual resulta perjudicial a largo plazo. Es necesario incrementar las medidas efectivas por parte del gobierno para su regeneración y reforestación con programas de ajuste, limitando la carga animal de los potreros.

   En la actualidad es normal apreciar en esta zona grandes extensiones, carentes de cercos e infraestructura ganadera, muchísimas abiertas al cultivo, las cuales están expuestas a la erosión pluvial y eólica que está provocando que la frontera de la desertificación vaya ganando terreno, tardando decenas de años en volverse a repoblar de pastos cuando se regeneran. (Son palabras y experiencias de D. Marco Garfias).

   Sin corridas, ¿qué harían los aficionados los domingos?

   Una sicóloga asegura que después de una corrida de toros el domingo, sube el índice de criminalidad en la ciudad. Todos estos documentos ya se entregaron a la ALDF.

   El dicho de Fernández Villegas me parece en todo caso, hasta insultante. Es decir, que en cuanto termina un festejo en el Distrito Federal, por ejemplo, lo mejor o más conveniente es declarar toque de queda porque ¡ya vienen los taurinos! ¡Se va a desatar una masacre con ellos!

   ¿Los aficionados a los toros han podido dar su opinión?

   Sí, se han considerado las dos partes. Incluso dieron la oportunidad a los taurinos de presentar sus argumentos y uno es que muchas familias se van a quedar sin trabajo, pero ya se comprobó que la fiesta se puede reconvertir.

   Ojalá nos den la receta de esa reconversión porque los tiempos no pintan nada bien para nadie. Las fuentes de INEGI son de dudosa confiabilidad y la oferta de nuestros tiempos en cuanto a que trabajando algunas horas ya es considerado un ingreso sólo que sin contrato laboral ni protección jurídica, social y hasta de los más elementales servicios médicos, de los que el estado se sustrae.

   ¿Y el arte? ¿Picasso y Goya?

   ¡Cuántos artistas y escritores se han inspirado en la Crucifixión y no por eso piden una cada fin de semana! El arte es convertir una hoja en blanco en una página de escritura. O sacar de una piedra una escultura maravillosa. Un animal tan hermoso como el toro termina siendo una bola de sangre, una masacre es el supuesto arte de la tauromaquia.

   Muchos artistas se han nutrido de la belleza, de la luz y del fuego, del abstracto y hasta de la tragedia para convertir todas esas expresiones en arte. Todos esos elementos, afortunadamente los posee la tauromaquia y por ello, la producción en ese sentido ha sido muy abundante.

   ¿Ser torero es un oficio o una vocación?

   Bueno, evidentemente a los toreros les han hecho creer que su arte es maravilloso.

   ¡Y sí que es maravilloso, único, irrepetible!

   El toro de lidia es una raza, no una especie, la van criando justamente para su conveniencia. De todos los toros de lidia que se crían, sólo de 5 a 7 por ciento van al ruedo, los demás van al matadero.

   Es una práctica, la de las tientas y selección las que determinan, en buena medida esas decisiones, no las casualidades. Los ganaderos buscan afirmar el encaste y por tanto, tienen la condición de tomar este tipo de decisiones para lograr el mejor punto de equilibrio en sus haciendas.

   ¿No reúnen las características para la corrida?

   Va al rastro 95 por ciento. Ahora, ¿qué es una de las cosas que se proponen? Evidentemente, por la historia de la tauromaquia, se pueden hacer santuarios de toros que resulten en una derrama de turismo importante. Todos los que trabajan en las corridas podrían verse beneficiados. Otra cosa importante es el medio ambiente.

   La ganadería, en sí misma, ya es un santuario, creo que no necesita ese tipo de implementos. Además, con respecto al medio ambiente, este junto con el cambio climático ha provocado cambios no previstos y por tanto, ellos, los ganaderos, están buscando nuevas formas de aplicación derivadas de los estudios más recientes en ingeniería forestal, agronomía y la veterinaria misma para no afectar el desarrollo de la crianza.

   Los ganaderos de toros de lidia dicen que cuidan el medio ambiente con las hectáreas enormes que dedican a la crianza de toros. Hay estudios que demuestran lo contrario. Una ganadería contamina más que la industria automotriz; todos esos terrenos enormes dedicados a los toros de lidia rompen con el ecosistema. Los ganaderos abren campos y devastan bosques para criarlos y el toro vive maravillosamente bien durante cuatro años, pero yo digo que lo masacran en 20 minutos.

   En respuesta a su afirmación, traigo aquí la voz autorizada de un MVZ.

En México existen 284 explotaciones ganaderas que crían (Bos taurus); Raza de  Lidia, muchas establecidas en el centro y altiplano mexicanos, caracterizadas por su aridez, escasa precipitación y producción de biomasa. La FAO afirma: “Un 60% de las tierras del mundo están sometidas al pastoreo directo extensivo, sosteniendo 360 millones de bovinos y 600 millones de ovejas y cabras”. Eso ha propiciado que nuestros ganaderos de bravo mexicanos hayan implementaron un manejo holístico de su rancho, consistente en la toma de decisiones que establecen metas concretas, incluye calidad de vida, favorecen la rotación de potreros y establecen una visión futura de conservación de la biodiversidad. Mediante investigaciones realizadas sobre biodiversidad, encontramos una distribución distinta en porcentajes, tanto vegetales como animales silvestres, al hacer una comparación de ranchos dedicados a cría de toros bravos vs. ranchos ganaderos dedicados al ganado domestico. La vegetación mixta (matorral) fue mayor en ranchos de bravo, cuantificamos una cobertura aérea de (14.2%) contra (6.7%) de ranchos de ganado para carne. La cobertura basal del pastizal fue mayor para ranchos de bravo (12.9%) contra (7.7%) de ranchos distintos. Respecto a la fauna silvestre encontrada en ranchos bravos fue de 42 especies, mientras que para ranchos productores de ganado distinto se encontraron sólo 29 especies silvestres. Las condiciones de los ranchos bravos han contribuido a mantener la biodiversidad en equilibrio (homeostasis) del ecosistema, por la mayor cantidad de biodiversidad encontrada, contra aquellos ranchos distintos. Los ranchos de bravo garantizan la interacción entre flora y fauna, proporcionando estabilidad del hábitat de sus especies. Sumémosle que nunca se sobrepasa la carga animal sobre el terreno; solo se crían los toros que son demandados, lo que a su vez nos garantiza una conservación del ecosistema, mientras que otros ranchos sufren sobrepastoreo y pérdida de biodiversidad. (MVZ Pedro Martínez Arteaga).

 19 de abril de 2012.

 CONTINUARÁ.


[1] Solo recuerdo a mis lectores que los comentarios emitidos por este servidor, los haré haciendo uso de cursivas.

[2] La Jornada, D.F., del 19 de abril de 2012, p. 1 y 43.

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