CRÓNICA.
POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE
Se tiene perfectamente claro que las ferias taurinas celebradas en Bilbao, tienen la particularidad de presentar encierros que han alcanzado la máxima aspiración que tendría cualquier ganadero que se precie, por lo que es común que salgan por “Toriles” ejemplares como “Hechicero” de Garcigrande, cuya presencia se desbordó con el siguiente trapío:
Disponible en internet, agosto 25, 2014 en: https://es-la.facebook.com/pages/El-Toreo-y-su-sombra/373932325815
Del mismo modo, “Joselito” Adame tuvo a bien enfrentar ejemplares provenientes de la casa detentada por la familia Lozano, y nuestro paisano terminó cortando una oreja en dicha jornada.
Disponible en internet, agosto 18, 2014 en: http://altoromexico.com/2010/index.php?acc=noticiad&id=20076
El compromiso de la empresa, ganaderos, toreros, autoridades, medios de comunicación se unen en un denominador común que es ofrecer un espectáculo digno, de seriedad. Desde luego, no se trataría de “elefantes” o toros desproporcionados o “bastotes”, sino más bien ejemplares muy bien equilibrados en edad, trapío, cornamenta y otras características que honren una vez más ese principio del que finalmente los beneficiados son, por un lado la fiesta misma; por el otro los aficionados que son quienes pagan su boleto en espera de un buen resultado.
Ese buen ejemplo sigue esperando que en casos como los de nuestro país, sigan sus pasos. Como podrá verse o comprobarse, en la medida en que se cumplan a cabalidad los requisitos que han venido estableciendo los usos y costumbres, así como la normatividad establecida, se tendría la certeza de esperar algo como lo que Bilbao está presumiendo al mundo. Tampoco se trata de que se presenten toros exactamente igual a los españoles, pues el que se cría en México posee otras particularidades (en la caja, y otros aspectos morfológicos, así como en el desarrollo de la cornamenta, por ejemplo). Sin embargo hay algo tan evidente que es el hecho de que cuando un toro alcanza la edad para su lidia en la plaza, esa presencia impone aquí o en China. Ese fenómeno ocurre de vez en vez, aisladamente, lo que impide existan condiciones de certidumbre o credibilidad, por lo que este es otro factor que influye en la tendencia a la baja que sigue mostrando el espectáculo. Por tal motivo, dicho factor es otro más de los elementos que se convierten en un auténtico desencanto de aficionados o potenciales aficionados que merecerían ser correspondidos con un ofrecimiento totalmente distinto, tan parecido como el que aquí se viene destacando.
Aún así, existe una grave preocupación presente en Bilbao, pues teniendo el espectáculo que se ha venido proponiendo todos los componentes para garantizar excelentes condiciones (salvo el último factor que recae en el juego de los toros, el mismo que pende del azar), los aficionados no acuden en forma masiva. En ese sentido, quien ha emitido una opinión centrada, ecuánime y prudente es la que se encuentra en el portal de internet “Taurología.com” (http://www.taurologia.com/alarma-bilbao-desconcierto-descenso-espectadores-exige-3211.htm), cuyo responsable es el escritor y periodista Antonio Petit Caro. La recomiendo ampliamente por su imparcialidad ampliamente reconocida, desde la cual se pueden percibir diversas causas de este grave problema.
Insisto, para terminar, que ese modelo bien puede ser aplicado en México, país que padece, por otro lado otro conjunto de crisis que afectan severamente la economía de sus ciudadanos, pero también la falta de credibilidad entre muchos que prometen el “oro y el moro” y al final sólo se tiene desencanto tras la “tomada de pelo” que se comete en algo que es peor: el fraude. La madurez de quienes habitamos este país toma ya un curso totalmente distinto, renovado, que no admite por consecuencia “fuegos de artificio”, sino realidades concretas. Anhelamos que alguien dé el paso adelante esperado, y si lo da apostando por estas garantías, merecerá nuestro respeto y admiración.
25 de agosto de 2014.